Thursday, June 6, 2013

AMORES COMO ESTE JAMAS SE OLVIDAN

AMORES COMO ESTE, JAMÁS SE OLVIDAN

Pastillitas para el Alma 05 - 06 – 13

Hace unos días, tuve la visita muy agradable de un personaje, que para hacerla un poco difícil, diré que radica, al otro extremo del mar, que habla un poco como catalán y es nacido en la fidelísima ciudad de Chachapoyas, donde por allá por la mitad del siglo pasado, estuvo muy enamorado de una linda colegiala, que lo marcó para siempre y que sigue ocupando un lugar muy especial en su viejo y maltrecho corazón.

En el ambiente apacible de mi hogar, el Trío Los Panchos, con sus boleros de ayer, hoy y siempre, que para la gente de mi generación, es un canto a la vida. Lánguidamente se escuchaba “Angustia”, “Perdón”, “Amorcito Corazón”, "Yo sé que los mil besos que te he dado en la boca”… y mi personaje, al sorbo de una copa de vino, volaba en alas de su imaginación al paraíso terrenal de sus años mozos. Sus ojos, con ese halo blanco, que es la marca del tiempo en sus córneas, se entrecierran y en la añoranza de un suspiro, lamenta su desolación, su falta de perseverancia y maldice el destino cruel, que lo hizo ausentarse, en busca de nuevos horizontes, que lo prodigasen una mejor situación económica.

Pobre señor aquel, que le encaraba su pobreza…, que creía que la riqueza, se cuenta por los reales en el bolsillo y no por la pureza de sentimientos.

Dice, entre sollozos y por efecto del fuego embriagador del vino que desaparece entre sus labios temblorosos “Ahora no me falta nada, vivo cómodo, como pocos y permanezco más pobre, que cuando no tenía nada”,..., recuerda con nostalgia, las veces que sus cartas de amor, escritas con el corazón, sólo dos veces tuvieron respuesta, las otras nunca supo, si llegaron a destino y lo que más recuerda, es una misiva, casi anónima, que le hacía saber que su prendita querida, iba contraer matrimonio y que ya no pensase en ella.

Sólo había transcurrido menos de siete meses. No podía creer qué pasó. ¿Fue un amor que lo encandiló? ¿Fue el cariño razonable de su familiar que había encontrado un buen partido para ella?, o quizás, nunca fue amor, lo que le juraba.... Susurra, como hablando con el mismo, y concluye, “así fuese lo que fuese, no me importa, ya que nada ni nadie, borrará, lo que viví en sus tiernos brazos, los besos inocentes y las caricias sin malicia”.

Jamás se perderá de su memoria, las noches de luna, tachonadas de estrellas, cuando cogidos de la mano, recorrían las callecitas empedradas en la plazoleta con sus banquitas solitarias, teniendo como fondo la vieja iglesia del pueblo, con sus paredes vetustas, pintadas con tierra blanca, mudos testigos de su felicidad y sus infortunios.

Con la mirada perdida, recuerda que no supo que hacer. Pensó, con el ánimo de consolarse, que tal vez era una broma de mal gusto, para demostrar su fidelidad. Loco de pena, escribió una carta, con mano temblorosa, manchada con sus lágrimas, que deposito en el buzón del correo, de la que nunca tuvo respuesta.

El tiempo pasó, lento, incierto, abriendo cada vez más la llaga de su desdicha.

Vinieron los años, todo paso. Nunca más sus pies quisieron volver a recorrer los mismos senderos que ayer compartían su felicidad sin límites.

Recorrieron dos caminos diferentes. Hicieron dos hogares que se llenaron de alegría, con la llegada de sus hijos. Nunca más se volvieron a ver, tal vez no desearon descubrir, en el lenguaje mudo de una mirada, la pena de no haber sido el uno para el otro. El sigue atesorando, en su mente perturbada, la imagen de la colegialita candorosa, de pelo rubio ondulado, mirada soñadora, con ojos azules y carita angelical…, está seguro que la sigue amando con todas las fuerzas de su corazón, que sigue viendo en ella, la mujercita que le robó el sueño, aquella que le alimentó con sus mil besos esta vida, que sin ser una tragedia, ahora, es un remanso muy triste, en sus múltiples noches de insomnio interminables.

La quietud volvió a ese ambiente, que pareció invadido con un velo de tristeza infinita. El sonido lastimero de la guitarra parecía comulgar con un sentimiento inexplicable, de emociones encontradas. Allí, estaba el hombre, desterrado por su voluntad, fuera del País, que supo disimular su profunda congoja y convivir con una mujer envidiable, que ahora es su esposa y no es capaz de comprender, la mirada perdida y taciturna, del ser que es el padre de sus hijos y que no permite ser amado, a plenitud, como es su deseo.

No conozco a la protagonista de esta historia y dejo testimonio que escribo esta Pastillita, admirando la pureza de un amor real, que verdaderamente nunca se olvida.

Vaya uno a saber qué cosas y que misterios esconde la vida.

Para muchos, solo existe un sol que prodiga luz, calor y alegría, para otros, los rayos del astro rey calcinan, agobian y hunden en el profundo abismo de muchas desventuras. Para otros el sonido del viento es anuncio de tempestades y aguaceros…, para algunos es la calma que sigue detrás de la tormenta y trae tranquilidad a diversas angustias y preocupaciones.

Lo cierto es, y por qué voy a negarlo, que no hay nada perfecto en nuestra existencia y cada hombre o mujer, tenemos sepultados en lo más íntimo de nuestro ser, bajo una cruz sombría, de un madero roto por el tiempo, esos secretos de ilusiones perdidas, esos amores misteriosos, que han dejado huellas imborrables que permanecerán sempiternos, en ese rinconcito del alma de donde jamás se apartarán y ante lo imposible, solo nos queda el consuelo, que a lo largo de ese camino verde o negro de nostalgias, esos amores puros e inolvidables, nunca fueron manchados, con nada que ahora, nos avergüencen.

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Jorge REINA Noriega *AYUDAME A AYUDAR

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