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.VOCAL DE LA CORTE DE TRUJILLO
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PROLOGO.
Con . el modesto título de anales, ha escrito nuestro
viejo amigo Dr. D. Nicolás Rebaza, una concienzuda histo-
ria del Departamento de la Libertad, exhibiendo con deta-
lles minuciosos é ignorados, los heroicos esfuerzos de los
hijos de ese territorio, en favor de la independencia na-
cional.
Si los hechos históricos de nacionalidades lejanas, nos
sirven de enseñanza y de estímulo; el conocimiento de los
que nos son propios, no puede dejar de interesarnos muy
deveras, puesto que en sus páginas palpita nuestra misma
vida.
Desde cualquier punto de vista que se considere el
libro del Dr. Rebaza, preciso es reconocerle, que encarna,
no sólo el mérito intrínseco de la narración correcta, sino
el de hablar al sentimiento patriótico.
Sólo utilizando las lecciones del pasado, puede llegar-
se en lo porvenir al mejoramiento de las sociedades huma-
nas; y la aspiración á la inmortalidad, que es uno de los
grandes ideales del espíritu, perdería su misteriosa y deci-
siva influencia, si la historia no viniese á estimularnos, con
el relato de los hechos gloriosos, y con el encomio de las
altas virtudes.
De sentir es, ciertamente, que la obra del Dr. Bebaza,
no esté siempre apoyada en los clásicos documentos que tu-
vo el patriótico mérito de coleccionar, desde los albores de
su juventud; y cuya desaparición nos explica, como resulta-
do de uno de los muchos desordenes populares, produci-
dos por las pasiones banderizas.
Preciosa fuente de investigación y de consulta para el
autor, ha sido, sin duda, la lectura y estudio de esos docu-
mentos, cuya pérdida es tanto más de lamentar, cuanto
que, el tenor literal de ellos, nos habría hecho pensar y sen-
tir, como pensaron y sintieron nuestros ilustres proge-
nitores.
Sin embargo, no todos se han extraviado; pues, entre
los que registran los A nales y se encuentra el oficio dirijido
-2-
por el General San Martín al Ayuntamiento de Trujillo,
documento de importancia, así por su índole política, como
por ser completamente desconocido en nuestra historia.
Pero la falta relativa de comprobación documentada,
no es tanta *5jue alcance á desnaturalizar la veracidad é im-
portancia del trabajo; siendo de admirar la privilegiada tne-
nioria del expositor, para quien, ni el cansancio de la edad
en la fatigosa jornada de la vida, ni el recargo de labor que
el ejercicio de la magistratura le impone, han podido gas-
tar en su bien retemplado espíritu, el vigor y actividad ce-
rebral, indispensables pa^ra escribir libro tan meritorio, co-
mo el que éstos renglones motiva.
El servicio que hoy presta á su país el Dr. Rebaza, y
que ojalá no sea el último, tiende, no sólo á perpetuar ex-
pléndidos episodios de la vida de un Departamento, queque-
de, con legítimo título, enorgullecerse de haber sido la cu-
na de la república democrática; sino que, juez al fin, con la
exquisita justificación á que está virtualmente familiariza-
do, reivindica la memoria de Torre- Tagle, uno de nuestros
hombres más prominentes, y á la vez más calumniado. No
se diría, sino que la ingratitud y el ultraje son, con frecuen-
cia, la ofrenda que ?e tributa á los patriotas, á los abnega-
dos, á los mejores. ¡Bien haya la pluma rehabilttadora d^l
Dr. Rebaza, que así sirve á la justicia histórica!
Lima, Octubre lo de 1894.
Ricardo Palma.
(De la Beal Academia de la Historia.)
Después de escrito el precedente prólogo se ha con-
seguido por el Autor de I08 "Anales" la elocuente procla-
ma del General San Martín al pueblo Trujillano datada en
Huaura á 12 de Febrero de 1821.
Se ha obtenido también, la expresiva carta oficial del
mismo general San Martín, de 23 de Enero de i82i,dirijida
á todos los hijos de Lambayeque que firmaron la acta de
independencia proclamada el 31 de Diciembre de 1820 y
que remitieron directamente al espresado general.
-3-
Sr. Alcalde del H. Concejo Provincial D. Enrique Cox.
Ciudad, Octubre 23 de 1S93.
Muy señor mío y de mi atención:
Habiéndome propuesto escribir los Anales del antiguo
departamento de la Libertad, en la guerra de la Indepen«
dencia, el primer documento debía ser el acta de 29 de Di-
ciembre de 1820, en la que constaba que el ilustre Ayunta-
miento de esa época, celebró el plebiscito en la casa consis*
torial, é hizo la proclamación, presidiendo la sesión el Sr.
Gobernador Intendente Marqués de Tcrre-Tagle.
No he ocurrido al Archivo Municipal antes, por que
en el afto de 1846 que fué Prefecto de este Departamento
el Sr. General Pedro Bermudez, obtuvo de la Municipali-
dad el libro de los años de 1820 y 21, con el deseo de cono-
cer tan importante como honroso documento. En ese tiem-
po desempeñaba yó el cargo de Fiscal del Superior Tri-
bunal de Justicia, y fui invitado por el señor Prefecto para
examinar la autenticidad del libro. Lo hallamos en efecto
auténtico; más no encontramos el acta, por que habían si-
do arrancadas las fojas que la contenían. Sobre esto, he
dicho lo conveniente, en el discurso preliminar ya publica-
do de los Anales.
Hallamos sólo una acta de fecha 2 ó 4 de Enero de
182 1, suscrita únicamente por los señores ediles, en que se
hacía referencia á la de 29 de Diciembre. Debí solicitar la
segunda acta de Enero; más lo he omitido, por que el Sr.
Dr. D. Carlos Washbrun, antiguo secretario de la munici-
palidad, antes de su ingreso á la judicatura de i.* instancia,
me ha explicado haber desaparecido dicho libro; así como
-4-
los demás importantes documentos del archivo municipal,
en la época desgraciada de la ocupación de Trujillo, por la
invasión extranjera. Consideré pues, inútil toda diligencia.
En el día, el Dr. D. Pedro M. Ureña, concejal, me ha
asegurado que existe el mencionado libro, que sejsalvó por
haber sido llevado á casa del Sr. Alcalde de entonces don
Norberto José Cisneros.
Tengo en mi poder copia de la carta oficial del Gene-
ral San Martín, datada en Huaura, con fecha 13 de Febre-
ro de 1821, acusando recibo al Ayuntamiento de Trujillo,
del acta de proclamación de la Independencia; documento
que en su forma y en su fondo, es un título de honra; no
sólo para los S3. ediles de esa fecha sino también para el
pueblo de Trujillo; cuyo patriotismo reconoce y recomien-
da de una manera tan especial, como elocuente. Tan nota-
ble documento lo publicaré en los Anales.
Desearía que fuera acompañado, al menos del acta de
Enero, y de los demás documentos que hagan'referencia á
la proclamación y jura de la Independencia, en el plebiscito
de 29 de Diciembre de 1820; y esta consideración me obli-
ga á suplicar al Sr. Alcalde, ordene lo conveniente, á fin de
que se me franquee lo que exista del archivo municipal, pa-
ra tomar de él á mi costa, las copias que convengan.
Quiera el Sr. Alcalde en obsequio ala verdad de^ la
' historia del Departamento en que nacimos, y que dio la li-
bertad del Perú, en expresión del inmortal General Bolí-
var, deferir á la súplica de su atento compatriota y servidor.
NicolAs Rebaza.
-5-
Un sello.
ALCALDÍA MUNICIPAL.
Trujillo, Octubre 24 de 1893*
Sr. Dr. D. Nicolás Rebaza.
Me ha sido muy satisfactorio recibir la atenta comu-
nicación de U. fecha de ayer, en que solicita de mi Despa-
cho, que le dé las facilidades necesarias, para sacar copias
de los documentos que se refieren á la proclamación y jura
de la Independencia, en el plebiscito que tuvo lugar el
2g de Diciembre de 1820; y los cuales documentos creé U.
que se encuentran en el archivo del H. Concejo Provincial.
La obra, señor Magistrado, que U. está redactando, tie-
ne una importancia tal, que no sólo llamará la atención de
la presente generación, sino que pasará á la posteridad con
todo el atractivo de los primeros y gloriosos hechos de
nuestra historia independiente.
f'uede U., por L) mismo, creer, que mi despacho le da-
ntas facilidades de él demande, para el logro de su
píitriótico objeto; y que una vez publicada su obra, se sus-
cribirá á cierto núm'^iro de ejemplares, á fin de hacer cono-
cer en las escuelas y pueblos de la provincia, los importan-
tes sucesos históricos que U. ha tenido el feliz pensamien-
to de ralatar á sus conciudadanos.
Para el efecto, he dispuesto que desde pasado mañana,
se ponga á disposición de U. el archivo municipal, y que se
practiquen las averiguaciones convenientes, en cuanto al li-
bro de que le ha dado informes el señor concejal Dr. D.
Pedro M. Ureña, según su comunicación citada.
Con sentimiento de consideración y respeto, soy de U.
Sr. Magistrado, muy atento y S. S.
Enrique Cox.
.-;-
DISCURSO PRELIMINAR.
Ansies del Departamento de la Libertad en la gaerra
de la Independencia.
¿Justitiae ne prUii mirer^ bM ne Idbúfumf
Not vero hac patriamt gratia referemus ad turbent
Virffilio
En Colombia, el Pera y Trujillo hicieron
Libres á pueblos que eautivos fueron. (*)
Desde años atrás me había propuesto escribir los ana-
les del antiguo Departamento de la Libertad en la guerra
de la Independencia, por que no debían quedar relegados
al olvido la abnegación y patriotismo de nuestros mayores*
Corriendo el tiempo, me he convencido más de la necesi*
dad de hacerlo, por que los que han escrito sobre los acon-
tecimientos en el Norte del Perú, en esa sagfada lucha, han
silenciado muchos hechos importantes, sin duda por no
conocerlos.
El general español Camba, no obstante ser taii minucio-
so en sus memorias para la historia de las armas españolas
en el Perú, nada dice de cuanto ocurrió en la antigua In-
tendencia de Trujillo: y sólo refiere que el Marqués de Torre
(♦) Oda del sabio proto-médico Dr. D. José Manuel Valdéa en 1822 á
Quito lábertadai
-8-
Tagle se pronunció por la Independencia, con lo que dio
vida al ejército de San Martín, situado en la provincia de
Chancay.
El general Miller en sus memorias, nada dice tampoco
de cuanto ocurrió en el Norte de la República, ó sea el de-
partamento de la Libertad.
El señor doctor don Mariano Felipe Paz-Soldan, tan
verídico como minucioso, en su "Historia del Perú Inde-
pendiente," habla sólo de un modo general de algunos he-
chos en el departamento.
Tuvieron lugar en el i®' semestre de 1821, aconteci-
mientos que no deben silenciarse.
El Marqués de Torre-Tagle, !•' gobernante del depar-
tamento por la Patria, organizó y despachó dos expedicio-
nes con fuerzas competentes, sobre Otuzco una, al mando
del teniente coronel, entonces, D. Andrés Santa Cruz; y
la otra á Chachapoyas y Mainas, á las del coronel Valdi-
vieso, según las anotaciones de Sr. Valdéz; más debió tener
estejefe algún inconveniente en el camino; pues el que lle-
vó á cabo la expedición, fué el teniente coronel argentino
Ariola, según los documentos que existían en la secretaría
de la prefectura.
La fuerza de Santa Cruz libró combates en Junio de
dicho año con los realistas de Ótuzco; y no obstante ser la
división de fuerza veterana, bien equipada y armada, inclu-
sive artillería; la resistencia fué muy tenaz. Según el Dr, Val-
déz, estuvieron siete horas batiéndose los otuzcanos, pri-
mero en las posiciones en el peñón Urmos, y después en
la población, donde se atrincheraron; y para tomar la plaza
fué necesario ir incendiando las manzanas.
El Sr. Valdéz para haber escrito el año 22 con tanta
minuciosidad, debe haber tomado los datos del expresado
Marqués; puesto que la "Oda á Quito libertada" es una
apología al patriotismo del Marqués de Torre-Tagle.
La división de Santa Cruz se componía de 600 hombres,
formando parte de ella dos compañías veteranas del bata-
llón del "Río de la Plata" que mandó el general San Mar-
tín, en apoyo del Gobernador Torre-Tagle. Las expresadas
compañías eran vencedoras en Chacabuco y Maypú, y
-9-
los soldados todos negros, á quienes el pueblo puso el
nombre de cócoros.
La división Aricfla ftié de 400 hombres de las fuerzas
arregladas que tenía el Marqués en el departamento, y la
mandaban oficiales competentes, habiendo sido uno de
ellos el teniente Salas, natural de Chile, que ascendido has-
ta teniente coronel, se estableció en esta ciudad (Trujillo)
formando una familia respetable cuyos vastagos aún exis-
ten. Murió desgraciadamente este veterano de la Indepen-
dencia, el año de 1838 ahogado en la caleta de Malabrigo,
al desembarcar con la fuerza que trajo el general La -Fuen-
te, para abrir la campaña contra la confederación.
En su respectivo lugar hablaremos de las acciones de
Otuzco, y de las libradas por Ariolaen Chachapoyas en Ju-
lio, en Higo Surco, lugar inmediato á la ciudad y las de-
más en ^'Ventanas," "Rioja'' **La Habana" y la última en
Moyabamba; pues la guarnición española que tenía el Vi-
rey en Moyobamba, aumentadla con hijos del lugar, empren-
dió sobre Chachapoyas en número de 600 hombres de in-
fantería y dos cañones de artillería de bronce, llamados cu-
lebrinas.
Batida en Higo Surco, se retiró en orden sobre Moyo-
bamba perdiendo las culebrinas; así que pudo librar los
combates contra Ariola que la perseguía.
Véase pues, cuan necesario ha sido, narrar lo» hechos
notables que tuvieron lugar el año 21 en la gobernación de
Trujillo, y que han silenciado los historiadores que antes
hemos anotado.
Habiendo sido secretario de la prefectura del antiguo
departamento, desde 1838 al 45, en que salí á la carre-
ra judicial, tenía tomados en copia del precioso arcliivo de
la intendencia y prefectura, documentos muy importan-
test En ellos estaba la correspondencia oficial con Torre-
Tagle del ya coronel Santa Cruz, que mandó la división
sobre Otuzco.
Los antiguos intendentes, jurada la Independencia, se
denominaron presidentes; hasta que la Constitución de
1823, los reconoció con el nombre de prefectos.
En dicha correspondencia hablaba el coronel Santa
Cruz con minuciosidad, del fanatismo de los hijos de Otuz-
-lo-
co por la causa del Rey; que tuvo que librar los combates
hasta tomar la población; y la necesidad en que se vio de
hacer pasar por las armas á Merino, notario del Sr. Obispo
Marfil; al Alcalde de españoles Pesantes, áotro vecino ape-
llidado Moreno (ya no recuerdo su nombre) y á otros más,
hasta el número de 5. Referíala reacción que hizo la pro-
vincia de Huamachuco, por la causa del Rey, excepto su
capital Huamachuco, cuyo buen juicio y patriotismo aplau-
día. Le daba el nombre de los caudillos, figurando en pri-
mera línea D. Miguel Escalante vecino deCajabamba.
Los servicios que prestó Huamachuco, le valieron que
el Protector, General San Martín, la elevara al rango de
ciudad, con el honroso calificativo de ^'Miiy Ilustre y Fiel,'
título honorífico que confirmó el Congreso Constituyente
de 1822, por resolución legislativa de 18 de Diciembre. Pe-
ro, no debo adelantar los sucesos; y de cuanto pasó en
Huamachuco y la provincia, hablaré en su oportunidad.
Teíiía también la correspondencia con el Gobierno, del
General D. Juan Antonio Alvarez de Arenales, que sucedió
en la Presidencia del departamento al Marqués de Torre-
Tagle. Daba aviso que los re-alistas de Quito después de su
triunfo en Yaguachi, se proponían invadir el Departamen-
to. Encarecía el patriotismo de estos pueblos; que para re-
chazar la invación tenía 3,000 hombres; y sólo cxiy^ía con
interés, armas y municiones.
Indicaba que el General Aimerich, Presidente de Qui-
to, habia sospechado, ó tenido casi evidencia^ de que el
Marqués de Torre-Tagle se iba á pronunciar por la Inde-
pendencia. Más de tocio esto, me encargaré cuando me
contraiga al pronunciamiento que hizo Trujillo en 29 de
Diciembre de 1820, siete meses antes que en Lima.
Tenía así mismp preciosos datos que me trasmitieron
lo» actores en la guerra de la Independencia, coronel D.
Domingo Casanova, coronel don José María Lizarzaburu,
coronel don Gaspar Calderón (hijo de Huamachuco,) ge-
neral Moran, comandante del batallón "Vargas'^ estaciona-
do en Huamachuco, coronel Alvarez edecán del Liberta-
dor, que estuvo con él en Huamachuco, general Raygada,
general Pezet, c^ue siendo oficiales subalternos estuvieron
en Huamachuco. Recojí también con interés los datos que
-li-
me dieron el Sr. Dr. D. Pedro José Soto y Velarde, vicarfb
déla provincia de Huamachuco, hasta el año 25; el Dr. D.
José Vicente Martinez de Otiniano, antiguo carolino, hija
de Otuzco y párroco en la provincia de Huamachuco en la
doctrina Sartimbamba. El Sr. D. Juan M. Iturregui; cuya
plena confianza merecí» me puso al corriente de cuanto tu-
vo lugar en la provincia de Lambayeque; en cuya capital
fué alcalde de españoles, cuando en 1820 encabezó la pro-
clamación por la independencia.
Todos estos documentos y datos que formaban un
grueso volumen, desaparecieron el año de 1884, cuando
Trujillo fué invadido por Romero y Flores, y mi casa sa-
queada, en castigo de haber sido uno de los sostenedores
de la política de "Montan;" ó sea de la Paz que urgente-
mente demandaba la República.
Me hallaba en esa época en Lima con mi familia, y na-
da se pudo salvar; sino uno que otro Hbro át los estantes
de mi estudio, merced á la diligencia de los honrados ciu-
dadanos, don Miguel Jafamillo c hijos, jefes de taller en
carpintería, que impidieron la destrucción de la casa. Lle-
ga la vez de que les tribute mi reconocimiento; así mismo
á otros artesanos que los acompañaron.
Los Anales debían ser comprobados, con los respecti-
vos documentos y datos recojídos; más habiendo desapare-
cido, en la narración que haga? de los heohos, por lo que he
podido conservar en la memoria, me referiré á los docu-
mentes del archivo, y á los demás datos, señalando las per-
sonas caracterizadas qne me los trasmitieron.
Desgraciadamente, no hay como reponerlos documen-
tos del archivo de la Prefectura, que se han perdido, por
que éste se destruyó por el ejército chileno que ocupó el
departamento.
Me he dirijido á varias personas de las antiguas provin-
cias que componían el departamento de la Libertad, y que
podían dar razón de los hechos; más no he tenido cotesta-
ciones satisfactorias; ya por ignorarlos, ó por que no han que-
rido molestarse en absolver las preguntas que les he hecho.
¥A tiempo corre: los actores en la guerra de la inde-
pendencia en el departamento todos han desaparecido; y
aún que yó no he sido uno de ellos, por que era entonces
- 12-
flWiy niño; conservando en la naemoria los hechos que esta-
ban consignados en los documentos y datos, me he resuelto
á escribir en las horas que me permitan mis labores judiciales.
Ya desciendo al ocaso, y mi siienrcio haría que se igno-
rasen hechos importantes que deben tener siempre presen-
tes, con noble orgullo, los hijos del antiguo departamento
de la Libertad; de esta tierra que según la expresión del
general Bolívar, dio libertad al Perú.
No desconozco el concejo de Tácito (aforismo 183 Li-
bro 4.®) de lo peligroso que es escribir la Historia del Siglo
que corre, porque están aún vivos los descendientes de las
personas dé quiénes se trata; más al escribir los Anales, no
me he propuesto deprimir á los pueblos, ni personas de
quiénes tenga que encargarme de un modo desfavorable,
sino que por respeto á la verdad de la Historia, referiré úni-
camente los hechos, dejando á cada uno la apreciación de
las consecuencias.
Sigo lo que dice Mr. Thiers (Historia de la Revolución
Francesa en su Litroducción) — "que el mejor momento para
escribir la Historia, es cuando van á desaparecer los actores
en ella, y los errores en que se incurra, pueden ser ratifica-
dos."— Pero, ya lo he dicho, los actores del departamento
de la Libertad, han desaparecido todos. No obstante si sus
descendientes tuviesen algo que reparar en lo que escriba,
pronto estoy, á satisfacerlos con la verdad de la Historia.
Conviene hacer una observación. ^
En la antigua Intendencia de Trujillo, que abrazaba to-
do el Norte, desde el Santa al Tumbes y hasta el Amazonas;
en la época del coloniaje, jamás se vio un levantamiento
general como los que frecuentemente se hicieron en el Sur
del Perú. El de Gabriel Tupac-Amaro en 1780, Felipe Ve-
lazco, Tupac-Inca 1783, José Gabriel Aguilar y el Dr.
Uvalde 1805, ehde Pumacahua, Ángulo y otros, que terminó
en 1814 con la batalla de Umachiri, y la decapitación del
tierno é ilustrado poeta Melgar, (i) Se podía suponer que
(i) — De este ilustre Arequipeño, que fué auditor de
guerra en el ejército de Pumacahua, se encargó el Sr. Dr.
-13-
los pueblos del Norte estaban conformes con el régimen co-
lonial, puesto que no habían hecho demostraciones para li-
brarse de él. Esto no es exacto. — En el Norte se han teni-
do ideas más correctas, sobre la necesidad de la Indepen-
dencia, para gobernarse por sus propios hombres y sus pro-
pias leyes, y n<5, buscar fa Independencia como medio para
reivindicar los derechos de la dinastía Incaica; pues las na-
ciones son como los hombres, cuando han llegado á cierto
estado de poder y desarrollo, tienen el derecho de gober-
narse por "si mismos, sin el tutelaje de que hubieron menes-
ter en un principio.
Así fué, que cuando el general San Martín, situado con
su ejército en la provincia de Chancay pudo prestar apoyo,
el levantamiento por la Independencia fué general; y el
pronunciamiento en Trujillo, y demás poblaciones impor-
tantes de la antigü«i Intendencia, no se hizo para reivindicar
los derechos de la dinastía Incaica.— En el Sur, principal-
mente en el Cuzco, en los grandes levantamientos, se bus-
caba á un casique ó descendiente de los Incas, para ungir-
los con la suprema autoridad. Error en que también incu-
rrieron los desgraciados Aguilar y Dr. Uvalde; pues en su
plan de conspiración por la Independencia, solicitaron á D.
Manuel Valverde, vecino del Cuzco que se decía, descen-
diente de los Emperadores Incas; proponiéndole que recu-
perase los dominios de sus antepasados.
Ya que he mencionado, la conspiración de Aguilar y U-
Corbacho, en su canción á la libertad del Perú, dedicándo-
le la estrofa siguiente:
Tú también, de mi suelo querido,
Hijo tierno Melgar desgraciado,
En virtud y talento extremado,
Y del déspota vil perseguido;
Tú también atrevido levanta,
Tu cabeza cegada en su flor;
Y gloriosa la Patria ya canta,
Como dulce cantaste el amor.
-14-
valde en 1805; por honrar su memoria haré una digresión,
manifestando quiénes fueron; cuales los trabajos: su des*
graciado fin; y la mención honrosa que hizo de ellos el
Congreso Constituyente del 23.
D. José Gabriel Aguilar, fué natural de Huánuco, per-
sona acomodada y pasó á Europa á educarse para ingenie-
ro de minas, cuya profesión obtuvo. Su residencia princi-
pal fué en España. Habiendo regresado al Perú en 1805,
se estableció en la ciudad del Cuzco; y como tenía el pro-
yecto de Independencia, se confió al Dr. D. Manuel Uval-
de, ascesor interino de la Intendencia. Puestos de acuerdo,
tocaron con un religioso Fray Diego Barranco de gran
prestigio en la población, quién aprobó el proyecto presen-
tándoles su cooperación. — Solicitaron, como ya lo he dicho,
á D. Manuel Valverde descendiente de los Incas, para que
reivindicara sus derechos. — Se entendieron con D. Agus-
tín Becerra escribano de Gobierno, y muy relacionado en
la ciudad, con el abogado protector de naturales D. Mar-
cos Dóngo, con D. Mariano Lechuga, D. Mariano Campe-
ro, D. Francisco Alvarez, D. Pablo Inca-Roca. Compro-
metieron á los electores de las 8 parroquias de la ciudad, y
á otros muchos. Lechuga debía mandar el ejército que sa-
liera sobre el Collado y Potosí. Todo estaba arreglado. — El
comandante del regimiento Paucartambo D. Pablo Astftte
les prestaba su cooperación— De sólo la parroquia de San
Gerónimo estaban listos 4,000 hombres; más todo fracasó
por la infame traición de Lechuga; pues el 25 de Junio, pa-
só á casa del oidor D. Manuel Plácido Berriozábal é hizo la
denuncia en forma. Y no bastando esta felonía, instó á A-
guilar y á Uvalde para que pasasen á su casa donde tenía
ocultos al oidor y su secretario, á fin de que oyesen de
boca de ellos el plan de conspiración; como así sucedió.
Consumada tan infame traición, Aguilar, Uvalde y demás
comprometidos fueran reducidos á estrecha prisión. Segui-
do el juicio, se les declaró traidores, y fueron ejecutados
en la plaza del Cuzco, el 5 de Diciembre. El religioso Ba-
rranco, un presbítero Gutiérrez y D. Manuel Valverde re-
mitidos á Espafia b?*jo partida de registro. El abogado
Dóngo á 10 años de presidio en África á disposición del
Rey. Y á los demás cc^nprometidos, se les impuso la con-
-15-
físcación de bienes, y otras penas correccionales. Así ter-
minó con actos de la mayor crueldad el proyecto de Aguí-
lar y Uvalde por la Independencia.
El Congreso Constituyente de 1823, por resolución de
6 de Junio, declaró á estos patriotas beneméritos, y qu«-
sus nombres fuesen borrados de cualquier padrón que in-
famase su memoria.
Cuanto refiero, puede verse más extensamente en la
publicación que se hizo en Lima en 23 de Setiembre de
1840, en la imprenta de don Félix Moreno, ea el periódico
"Torrente de la Revolución'' — Número i.
Concluiré.
Dedico este modesto libro al Jurisconsulto Sr. Dr. D.
Manuel P. Olaechea, mi antiguo amigo, contertulio diario
por algunos años en la respetable sociedad del Arístides
peruano Sr. Dr. D. Antonio Arenas, de tan grata memoria
para el País, y en especial para sus amigos.
En el día el Dr. Olaechea sirve á s\i Patria con prove-
cho público, en el altp puesto de Ministro de Estado en el
Despacho de Justicia Culto y Beneficencia, y Presidente
del Concejo de Ministros.
Quedan pues, los Anales, bajo los auspicios del anti-
guo amigo y del H. Ministro.
Trujillo, Mayo 20 de 1897.
NICOLÁS REBAZA.
Nota.*— Siendo esta obra de la propiedad del autor,
según ley fundamental del Estado, se prohibe la reimpre-
sión, sin su consentimiento.— Rebaza.
-i6-
* CAPÍTULO I,
SUMARIO. — Pronunciamünto de Trujillo por la Indepen-
dencia, — Vindicación del Intendente Marqués de Torre-
Tagíe.-^I otros hechos que deben tomarse en conside-
ración.
Conviene antes de entrar en la exposición de los he-
chos, que haga uña advertencia.
Lo que contengan los Anales, sólo debe estimarse co-
mo la crónica de los acontecimientos notables que tuvieron
lugar en la guerra de la Independencia, y de los qufe tengo
conocimiento, citando los documentos 6 personas que me
los trasmitieron; más no propiamente conio la historia, por
que ésta, según nos lo enseña la Ciencia, contiene dos par-
tes, Narrativa y Filosófica.
Lo que escriba será, pues, simple narración de los
hechos; y en muy pocos casos haré apreciaciones de
ellos. No se me tache de minucioso al referir pequene-
ces, por que hablando de nuestros mayores, siempre es
grato recordar lo que hicieron con relación á la cosa
pública.
Como lo he dicho antes, la Intendencia de Trujillo,
por la extensión de su territorio, y por los recursos que po-
día sacarse de ella, al pronunciarse por la Independencia, dio
vida, reanimó al ejército del general San Martín, que s0
hallaba en la provincia de Chancay, en condiciones tale%
por falta de recursos, y, los hospitales llenos de enfermos,
que se habrían visto obligados á reembarcarse para Chi-
le, sino hubiese sido la importante cooperación, que con el
pronunciamiento le prestaron los pueblos del Norte. Así
se lo dijo, en París en 1846 al Sr.. general D. Juan Manuel
Iturregui, que representaba al Perú en esa época ante la
Corte de San James.
Debe recordarse que el general San Martín, desembar-
có con el ejército libertador el 8 de Setiembre de iSsio en
Pisco, caleta de Paracas.
- 17-
Y como preliminar de los Anales, citaremos para que
se conozca la elevación y nobleza de sus sentimientos, la
proclama que dirijió al ejército, luego que saltó á tierra.
Dice así: "Los peruanos son nuestros hermanos y amigos:
abrazadlos como tales, y respetad sus derechos como respe-
tasteis los de los chilenos después de la batalla de Chaca-
buco* La ferocidad y la violencia son crímenes que no co-
nocen los soldados de la libertad; y si contra todas mis es-
peranzas, algunos de los nuestros, olvidasen sus deberes, de-
claro desde ahora que serán irremisiblemente castigados,
conforme á los artículos siguientes:*' (son cuatro) siendo
notable, que por el primero, debía ser pasado por las
armas, el que robase ó tomase por violencia de dos rea-
les para arriba. La proclama se hallaba en el archivo de
la Prefectura: la tomó de memoria, y la repite también
el Sn Dr. Paz-Soldan, en su Historia del "Perú Inde-
pendiente."
De Pisco se reembarcó con parte del ejército, para si-
tuarse en la provincia de Chancay, donde se estableció en
el mes de Octubre; después de haber mandado una expe-
dición al interior, al mando del general D. Antonio Aivarez
de Arenales; y de cuyos importantes trabajos, no nos en-
cargamos por que son extraftos á los Anales.
Situado el Protector de la libertad del Perú en Chan-
cay, 8c puso en comunicación por correspondencia privada,
con el Marqués de Torre-Tagle, Intendente de Trujillo, y
con otras personas notables é influyentes, haciéndoles com-
prender, la obligación en que estaban, de trabajar por la li-
bertad é independencia de su Patria.
El Marciués de Bella-Vista don Manuel Cavero y Mu-
flóz. Alcalde del Ayuntamiento de Trujillo, fué uno de
los que recibió repetidas cartas del Protector; lo mismo
que el señor don Juan Manuel Iturregui, hijo de Lamba-
ycque, y en esa época. Alcalde de españoles que encabezó
el pronunciamiento de esa importante población por la
Independencia.
Para persuadir al Sr. Iturregui, no fué necesario esfuer-
aos, por que era antiguo carolino, discípulo de ini pariente
y paisano Sr. Sánchez Carrión, que era en el colegio de San
C%losel ma^or insurgente, en goncepto del Vir^jy; porque
fué el primero, aunque á hurtadillas que enseñó los priftci-
pioa liberales, y la necesidad deque se hiciera la Indepen-
dencia. Ci-ntlucta que le valió, ser expulsado del colegio y
obli^^atlQ á salir de Lima, como lo hizo el año 1818, trasla-
díintlose á su país natal Huamachuco. — Pero, no éiebo ade-
lantar loH sucesos; y de Huamachuco y Lambayeque, ha-
blaré en su oportunidad.
Fueron tales los trabajos del general San Martín, y la
aefjuritlad que tenía en el pronunciamiento de la intenden-
cia de Trujülo, que en el oíício de 2 de Enero de 1821, de-
cía al Ministro de F-stado de Chile, que sólo esperaba esto,
foni einf^rt'iiiit r sobrf el enemigo y tener asegurada su reta-
gtJiinutf hiK^tii (imirtri/ni/. Escribía así, cuando cuatro días
autos, yn se había verificado el pronunciamiento.
So ciMrió el ]H*li«^ro de que todo fracasara, por que el
MuiqiuVs lie Torre- Tatole, pudo ser depuesto y acaso per-
\\c\ la vula,
l-o que ocurrió fuó lo sii^uicnte:
1. os realistas do ^>uito sospecharon, ó tuvieron casi
ceite,':a» \le que ol Maiquó» iba a pronunciarse por la Inde-
peuviouvia. y ron\iiiorou bajo ol protesto de pasar á Lima,
v\Mnu>a vou\ision in\portanto al Vi rey, al coronel español
\lo oatvllv na IX loso lo» la, nniv avis^ulo v con reoutación
n\^h!sU I Í0i}O a rriHÍ'!o en ei mes de Diciembre. — El In-
t\'íNlo:\to i\o so aiv(\ ibk'^ do su verdadera misión, que ha-
hiu vn:o o>i\v^,o-vO y puvlamarse Intonvionie, lo que debió
cíkVíUsU v^i^.A aí>vuviv^ oíí '.is luerras e?5i^af\v^Lis cue había en
Va Iuíoí>nViio\í. Hví rr,r ^.\ o.v\^ vva:txu^ias ¿e infantería y
*■ ._v^
» '
-X9-
grado de instrucción, que en un simulacro que se hizo,
presenciándolo el mismo Torlá, arrolló y envolvió á las
fuerzas españolas.
El capitán Lizarzaburu, obtuvp en ese día, el ascen-
so á mayor.
El expresado coronel tuvo la indiscreción de confiar el
verdadero objeto de su comisión, al español D. Blas Mejía,
comerciante que tenia su establecimiento en la calle de la
Merced. — Le dijo quede un día á otro, iba á deponer al
criollo, (al Marqués) que debía pronunciarse por los insur-
gentes, sobre lo cual tenían en Quito datos exactos.
Le indicó que todo estaba arreglado; y que el movi-
miento lo haría dentro de dos ó tres días. Allanadas cier
tas dificultades, Mejía no guardó la confianza de su paisa-
no, y en el acto dio aviso al Intendente Torrc-Tagle. — Es^
to sucedió el 24 ó 25 de Diciembre.
El Marqués, con tal denuncio, tomó las medidas que
la situación delicada exijía, con la mayor prudencia y
sagacidad; y el 26 en la noche, fueron sorprendidos y
presos, todos los jefes y oficiales de las fuerzas españo-
las, y puestos en seguridad en el cuartel más tuerte de
las milicias.
El Mayor de plaza, fué felizmente un americano, el
teniente coronel D. Pedro Antonio Borgoño, (chileno)
que había servido en su país, en el ejército real, y fué des-
tinado por el Virey á Trujillo. Fué el todo del movimien-
to, conducta que le valió el ascenso inmediato á coronel; y
iná» tarde, en 1823 á General de Brigada por el presidente
Riva-Agüero, en cuya clase fué reconocido por el Congre-
so Constituyente del 26.
Torlá, se hallaba en esa noche de visita en gasa de la
Marquesa de Herrera, Sra. María Cacho, á donde desde
que llegó, concurría por las noches.
Un criado de la casa de la Marquesa, muy inteligente
nombrado Eufracio, que se apercibió de lo que pasaba en
la ciudad, con la prisión de los jefes y oficiales españoles,
advirtió, que dos partidas de fuerza nacional, iban en pos
del coronel, por direcciones opuestas, á la casa, á fin de
que no pudiera escapar. Dio aviso al visitante el peligro
que corría, apenas pudo salvar, ocultándose bajo del puen-
-20-
te de la acequia que pasa del portal de Cabildo á la Iglesia
de Santo Domingo. Salvado así el jefe español, se diríjió
al Valle de Chicama, hacienda del Marqués de Herrera D.
Nicolás Bracamonte; iparchó al pueblo de Cajabanba, (pro*
vincia de Huamachuco) y se entendió con el realista D,
Miguel Escalante.
Lo que hicieron en Oajabamba, narraré cuando me
contraiga á la provincia de Huamachuco.
Conocidos los hechos reflexionemos:
Cual habría sido la situación del ejército del general
San Martín, sí Torlá logra deponer al Marqués de Torre-Ta-
gle. No habría tenido lugar el pronunciamiento por la Ih-
dependencia; y reunidas y organizadas las fuerzas del Rey,
debió pasar el Santa y colocarse á retaguardia del ejército
del general San Martín, cuando tenía por su frente en Li-
ma, más de 7,000 hombres.
Se salvó felizmente. Trujillo y todo el Norte procla-
mó la independencia, y el general San Martín, con los au-
xilios de hombres, dinero y cuanto necesitó, que le fué de
Trujillo, reorganizó su ejército, aumentó poniéndole en el
pié de sostener el sitio de Lima y obligar al Virey á eva-
cuar la Capital.
Con razón dijo pues el getieral Bolívar, en su mensaje
al Congreso del 25, "que el departamento de la libertad,
había dado la libertad al Perú;*' fra<;es que siempre he re-
petido, y deseo las tengan presentes la generación actual,
pare que aprecie los sacrificios de nuestros mayores.
£1 cuadro ó conjunto de ellos es lo que debe apre-
ciarse.
D. José Bernardo Tagle y Portocarrero, Marqués de
Torre-Tagle, perteneció á la más alta nobleza de Lima,
su casa que hasta hoy existe se respeta aún por su cons^
trucción y mérito artístico. — Tenía en su fachada princi-
pal, el siguiente mote, para acreditar la alta alcurnia de los
Marqueses. Decía así: **Tagle fué quién á la Serpiente hia-
to y con Princesa casó" — Me explicaron este mote el Iltmo.
8n Oru€ta, y mi compañero el Sr. Dr. D. Antonio Pache-
co y Zamudio.
Rtícibió en sus primeros años, la educación que enton-
ces se daba k^cs nobles, en Lima. Fué duefto de inmensas
-21^
propiedades, y por la influencia de su nacimiento, fué uno
de los Diputados, que mandó el Vireynato del Perú á las
Oortes españolas, que se reunieron en Cádiz el año de
1 815. Allí, sino por su instrucción, por su nacimiento y ri-
quezas, no hizo un pequefío papel.
Se puso en contacto con los americanos que estaban
imbuidos en las ideas de la Independencia, regresando al
Perú con ellas, y con cl nombramiento de Intendente de
la Paz que le dio el gobierno español; más por el estado
en que se hallaban las provincias del Alto Perú, el Vircy,
para quién trajo recomendaciones especiales de la Corte,
lo pasó á la Intendencia de Trujillo. Esto sucedía el año 19,
El Marqués subrogó á otro recomendable español
don Vicente Gil y Taboada, que fué en la Intendencia
su antecesor.
El Sr. Gil, era persona ilustrada, de buenos antece-
dentes y de importancia política. Fué sobrino del Yirey,
Gil y Lemus; y vaya una digresión.
Para venir á Trujillo, pidió al Virey auxilio de fuerza
armada, por que no conocía las circunstancias de esta loca-
lidad. — Y el Virey, le dió^un sargento del "Fijo*'* que fué
todo el auxilio que trajo; más á los tres meses, ofició al
Virey, que iba á devolver la fuerza armada, que ya no
la necesitaba; pero el sargento que era español no qui-
so ya seguir la carrera, se quedó en Trujillo, y formó
familia.
Perdóneseme la digresión, y vuelvo al Marqués de
Torrc-Tagle.
•Antes de encargarnos de lo» pormenores de la procla-
mación de la Independencia en Trujillo en 29 de Diciem-
bre de 1820, presidiendo el plebiscito en la Sala Consis-
torial el Marqués de Torre-Tagle y el Cabildo, siendo
cl Alcalde el Marqués de Vella-Vista D. Manuel Cave-
roy Muñoz, oportuno es que un hijo del departamento
como cl que escribe los Anales, procuré reivindicar la me-
moria del primer Gobernante por la Patria (Torre-Tagle;)
pues la vulgaridad, y aún la Historia lo han considerado
tmidor á su Patria.
-22-
El Sr. Dr. Paz-Soldán, no obstante su buen juicio, en
8U "Historia del Perú Independiente" tomo i.°, califica de-
sapiadadamente de traidor al expresado Marqués.
Examinemos los cargos que se hacen para darle tan
duro epíteto.
Estos son sustancialmente; que entró en negociacio-
nes secretas con los españoles; que se pasó á ellos; que pu-
blicó su proclama,(Marzo del 24) incitando á los habitan-
tes del Perú para que se uniesen á los españoles; y que en
su manifiesto á la Nación, habló desfavorablemente de la
Independencia.
Haremos lo posible para que se conozca, lo infundado
de tales cargos, y la equivocación, ó lijereza con que ha si-
do tratado, uno de los peruanos más beneméritos y que
prestó tan importantes servicios á su Patria.
En cuanto á las negociaciones secretas con los españo-
les, debe tenerse presente, que según la Historia, y como
nos lo relata minuciosamente el mismo Sr. Paz-Soldán, el
Presidente Torre-Tagle fué invitado, con exigencias, por
el general Bolívar, hallándose este en Pativilca (Enero de
1824) para que como la autoridad peruana, entrase en rela-
ciones con el Virey. La-Serna ^n el Cuzco, y pactase un
armisticio, lo menos por seis meses, tiempo que necesitaba
para recibir los últimos auxilios de Colombia, y dar arreglo
y disciplina al ejército del Perú.
La comunicación del Secretario del Libertador Dr. Es-
pinar (Enero 11) fué tan explicativa, que puede decirse
eran las instrucciones que debía llevar el comisionado del
Presidente para a justar el armisticio. Decía que si se obtu-
viese el de seis meses, respondía su S, E. de la libertad del
Perú.
Previno el mayor secreto y sagacidad, que se nombra-
se persona de competencia y de suma confianza. Encargó
sobre todo— que no apareciese para nada el nombre del
Libertador, ni que tenía noticia de la misión que se pro-
ponía, pues al traslucirse que este proyecto era suyo, re-
belaría debilidad, desprestijiando así su nombre y el brillo
del ejército americano.
El Presidente Tagle, nombró por comisionado á su
Ministro de la Guerra general D. Juan Berindoagt (Con-
-23-
de de Sandónas) que fué despachado con las instrucciones
convenientes (19 de Enero.)
Y la limpieza del Presidente del Perú, y el patriotismo
con que procedía, estaban explicados en uno de los artícu-
los de las instrucciones que decía. "Si tuviérainos la des-
gracia de que los españoles (como me lo temo de su obsti-
nación,) se nieguen á reconocer la Independencia, yó pido
á U. tni kijoy mi amigo del alma que al momento se regrese
sin tratar más con ellos." Y desde que esto consta de do-
cumentos oficiales — ¿qué crédito puede darse en razón y
justicia, á lo que se ha afirmado que entró en relaciones
secretas con Canterac ofensivas á la dignidad é Indepen-
dencia del Perú?
Se ha dicho, en daño del Presidente Torre-Tagle,
que por medio del anciano D. José Terón, en un viaje que
éste hizo á lea, entró en arreglos privados con el mismo
Canterac. •
Más no se ha dado la correspondiente prueba sobre
esto, ni se ha precisado qué arreglos fueron. Y como la au-
toridad peruana, pudo iniciar tratados con el Virey, por
medio de General Oanterac, fueron con la condición in-
dispensable de que se reconociese la Independencia. Así
lo dijo bajo su firma el Presidente Tagle, al general Mo-
net en la nota oficial que le pasó con fecha 4 de Marzo de
1824, cuando Monet ocupaba la Capital con una división
española.
Es de buena política, y conforme á los principios de
razón, q^e al hombre público se debe juzgar por sus actos
oficiales, públicos, y no por lo que se dice, que haya he-
cho en privado.
Es inexacto, por no decir falso, que el Presidente To-
rre-Tagle se hubiese pasado á 4os españoles.
Explicaremos los hechos.
La Capital debía ser ocupada muy pronto por fuerzas
españolas, como lo hizo el general Monet á los pocos días;
y al retirarse el general Bolívar á Chancay, ordenó que se
retirasen todas las autoridades y que se sacara de Lima,
cuanto fuere necesario para el ejército, sin consideración
ni respeto alguno; pues debía privar á los españoles, de
cuanto pudiesen obtener de la Capital.
X -24-
Las órdenes que expidió fueron tan severas, y que no
se respetase nada, que el mismo Congreso Constituyente,
que le invistió de la más amplia Dictadura, tuvo que man-
dar comisionados de su seno, para que suspendiese el cum-
plimiento de tales órdenes que conculcaban toda garantía.
El comisionado que debía cumplir — era el general ar-
gentino Martínez, muy mal visto en la ciudad. El Liber-
tador, retiró al comisionado Martinez, y nombró por Dele-
gado y Gobernador de la Capital, al general Necochea,
persona más circunspecta, y que haría el menos mal posi-
ble en la odiosa comisión.
Uno de los que debía retirarse era el Presidente Tagle,
con su Ministro General Berindoaga; más debe notarse que
no ejercía la Presidencia de la República: estaba en receso,
por que la ley de lo de Febrero de 1824, que creó la Dic-
tadura, en su artículo 3.° dispuso que quedaba en suspenso.,
«el ejercicio de la Presidencia de la República, hasta que ce-
sando los motivos que habían obligado á dar dipha ley, á
juicio del Libertador, reasumiese el Presidente sus funcio-
nes naturales.
No obstante que sólo era Presidente Titular, estaba
dispuesto á retirarse á Chancay con su Ministro Berin-
doaga; y hasta las acémilas que debían conducir su equi-
paje, se hallaban en casa del Presidente, y listas á
marchar.
En tales circustancias, el tan valiente, como caballero
general Necoche*, hizo advirtir (á Tagle,) por conducto
de D. Juan Sarratea amigo de ambos, que el propósito
del Libertador, era fusilarlos, á él y á su Ministro Berin-
doaga luego que llegasen á Pativilca; y que para recibir los
presos, había despachado á su Ayudante Teniente Coro-
nel Medina, con 25 Húzarez de Colombia; que suspende-
ría las órdenes de prisión por dos ó cuatro horas. Oon tan
grave é importante aviso, el Presidente Torre-Tagle y Mi-
nistro, suspendieron el viaje, y según lo ha explicado Birin-
doaga después, instó á Tagle para que se embarcasen por
Chorrillos en uno de los buques de la Escuadra, y salir des-
pués al extranjero. Tagle, no aceptó el proyecto, por que
el Almirante Gaes que bloqueaba el Callao, estaba alas in-
mediatas órdenes del general Bolívar, y receló con funda-
-25-
mento, que teniéndolo á bordo, daría parte al Libertado^
y le haría ejecutar las órdenes de que habló el general Ne-
cochea. Procedió pues, con prudencia; y más bien se ocul-
taron; así que, cuando el Gobernador Necochea dio las ór-
denes de prisión, ya estaban en salvo.
Las circunstancias en qlie se halló la Capital y el gene-
ral Bolívar para retirarse á Chancay, fueron las más a-
premiantes y difíciles; pues acababan de perderse las forta-
lezas del Callao con toda su guarnición ó inmenso ar-
mamento, por la traición del mayor Moyano; así que
era indefectible la ocupación de la Capital por fuerzas
españolas que estaban en Jauja. En efecto, bajó el ge-
neral- Monet con una fuerte división, ocupó la Capital;
y una de sus primeras disposiciones fué publicar un ban-
do, previniendo que todas las autoridades, jefes y oficia-
les que hubiesen servido al llamado Gobierno indepen-
diente, se presentasen en un corto término, bajo la con-
minación de ser considerados como espías, y juzgados co-
mo tales. El oculto Presidente Torre-Tagle, se vio pues,
en la necesidad de presentarse al general espafiol, con su
Ministro Berindoaga, y veamos como lo hizo, — con altivez,
con dignidad.
Con fecha 4 de Marzo, le pasó la carta oficial, dicién-
dole: "Que era el Presidente de la Repiíblica del Perú á
quién, circunstancias extraordinarias, habían hecho poner
bajo la protección de las fuerzas españolas y que debía
tomar una actitud conveniente á los intereses de su pais
y á su propio honor. Y agregaba, si las autoridades espa-
ñúla^j como lo espero, están dispuestas á reconocer la Iw
dependencia^ yo secundaré sus ideas bajo esta base de la
qvL^ Jamás me he apartado para negociación alguna," Y con-
cluía, que si su propuesta no fuese aceptable; es decir, tra-
tar con el Presidente de la República, bajo la base de reco-
nocimiento de la Independencia, se le tuviese como á pri-
sionero de guerra, lo mismo que al general Berindoaga y
al coronel don Juan Echeverría. Tengo el honor etc. — José
Bernardo Tagle.
Monet, no contestó oficialmente, y F^^ medio de su
Jefe de Estado Mayar García Camba, dijo que no podía
entrar en ivegociaciones con un Gobierno que se llamaba
-26-
índependiente; y que, no obstante los antecedentes polí-
ticos del Masques de Torre -Tagle, lo recibía en su clase
de General de Brigadíí, que obtuvo en el ejército español;
para lo cual estaba facultado (Mouv^t,) por un decreto de
amnistía, que se había dado por la autoridad Real. Mo-
net ofreció al Presidente Tagíc el Gobierno de Lima que
no aceptó.
Quedó, pues, el Brigadier Tagle, ó sea el Presidente
de la República, bajo la protección de las fuerzas espafio-
las, en su clase de Brigadier. Su procedimiento nada tiene
de indigno; y por el contrariólo hallamos alto y elevado,
puesto que, invocando sus títulos de Presidfente, se ofre-
cía á tratar bajo la base de que sea reconocida la Inde-
pendencia del Perú; y si esto no convenía á la autoridad
española, que lo aceptase como prisionero de guerra, dán-
dole asilo en sus fuerzas.
La Historia nos enseña que el más grande político y
guerrero del siglo, Napoleón, después de vencido pidió en
1814, á su ntds constante enemigo^ el Gobierno inglés, un
asilo para scíiíarse en el hogar del pueblo británico. Y nin-
guno ha estimado como indigno en Napoleón, ni que hu-
biese traicionado á su Patria, por haber pedido asilo á su
enemigo. ¿Y por qué ha podido estimarse de traición á la
Patria, que el Presidente Torre -Tagle, que no conservaba
sino el título de autoridad Suprema, se hubiese presentado
para salvar la vida, invocando a<ilo en el ejército español?
Y esto después de renovar su propósito de que se recono-
ciese la Independencia de su Patria.
El Sr. Dr. Paz-Soldán, en su Historia del **Perú Inde-
pendiente,'^ nos refiere las órdenes dadas por el Dictador
Bolívar para que sean aprehendidos Torre-Tagle y Berin-
doaga, y fusilados después. El Sr. D. José Antonio Lava-
lie, relata con más exactitud los hechos á este re^^pecto, en
el libro que publicó en 1892. titulado "Galería de retratos
de los Gobernantes del Perú Independiente.*'
El general Bolívar, se previno contra el Presidente
Torre-Tagle, por que se le atribuyó haber influido con
sus amigos para que no se le diese al Libertador de Co-
lombia, tan tremendas facultades, poniendo en receso to-
da garantía. Se elevaron al Congreso actas y representa-
-27-
Clanes de no pocos ciudadanos, pidiendo no quedara en
receso el Presidente Torre-Tagle, y haciendo observacio-
nes á la ley que establecía la Dictadura. El general Bolí-
var, recibió esto con sumo desagrado, atribuyéndolo á in-
trigas de Torre-Tagle.
Las circunstancias, en que se vieron los pueblos del
Norte, ó sea el Gobierno Independiente que eran los úni-
cos que lo reconocían, fueron las más apremiantes y difíci-
les, y sólo ellas pudieron autorizar tan tremenda Dictadura.
A la traición de Moyano, entregando las fortalezas del
Callao á los españoles, se agregaron las traiciones del coro-
nel Navajas y Ezeta, que con los Regimientos de caballe-
ría que mandaban, "Lanceros de la Guardia*' y "Lanceros
Peruanos," acantonados en Cañete, Huacho y Supe, se pa-
saron íntegros á los españoles.
La misma traición consumaron los famosos Escuadro-
nes "Granaderos de los Andes," vencedores en Chacabuco
y Muypú, que trajo el general San Martín. Se hallaban a-
cantonados en Cañete, y habiendo recibido órdenes de re-
plegarse sobre Lima, se levantaron contra sus jefes el 14 de
Febrero en la tablada de Lurín, y proclamando la causa
del Rey, se pasaron íntegros á los traidores del Callao.
En la traición de Navajas y Ezeta, hay circunstancias
agravantes que la hacen más infame.
Después de pasados, ocuparon Lima llevando todos
los soldados banderolas españolas en sus lanzas, lo que a-
creditaba, que la traición fué premeditada; pues con anti-
cipación habían mandado los jefes hacerlas.
Hicieron más: al dirijirse á Bella-Vista, donde estaban
los independientes sosteniendo el sitio del Callao, tuvieron
lá alevosía de lancearlos, para acreditar con tan atroz he-
cho, que eran pasados de buena f^. Entre otros veteranos
de la Independencia, me han referido esto en Lima, los ge-
nerales Vidal, Peset, Raigada, coronel Torrico y algunos
otros, habiendo puesto uno de ellos en mis manos en el
año 51, que estuve en el Congreso, una lista de los jefes y
oficiales que ejecutaron la traición, y copia de la orden ge-
neral que expidió el Libertador, designando por sus nom-
bres y clases á los traidores, y ordenando que fuesen ejecu-
tados en cualquier momento que se les aprehendiese.
-28-
El objeto con que me dieron tales documentos, para
que en mérito de ellos dijera, lo conveniente en la tribuna,
lo silencio, por que como he dicho en el discurso prelimi-
nar, mi propósito no es hacer agravio, á las personas, sino
referir los hechos históricos.
El general Bolívar al aceptar la Dictadura, hizo pre-
sente la situación aflictiva en que se hallaba la República,
dirigiendo la proclama de lo de Febrero del año 24, en
que decía; "Las circunstancias son horribles para la Patria:
vosotros lo sabéis; pero no desesperéis de la República.
Ella está espirando, pero no ha muerto/^ Hablaba que él
ejército de Colombia que era invencible, estaba intacto, y
que esperaba diez mil bravos que venían de la Patria de
los héroes de Colombia.
He expresado todas estas circunstancias para que se
considere la verdadera situación de la República, y justifi-
car la petición de asilo, que hizo el Presidente Torre-Tagle
y su Ministro en el ejército español, con el propósito de
salvar la vida.
Pasamos á ocuparnos de los cargos que se han he-
cho al Presidente Torre-Tagle, por sus proclamas y mani-
fiesto en 1824, invitando en la primera á todos los perua-
nos para unirse á los españoles; y en el segundo, encargán-
dose de un modo desfavorable de la Independencia del
ejército. La contestación será precisa, para manifestar que
ninguna responsabilidad podía recaer sobre Tagle, por las
publicaciones aludidas.
Como hemos expuesto, Tagle quedó asilado en Lima
en la división iMonet y trasladada esa á las fortalezas del
Callao, tuvo necesariamente que seguirla; pues al quedarse
en Lima con el Ministro Berindoaga corrían inminente pe-
ligro de ser aprehendidos por las fuerzas independientes
que aún habían, y cumplirse las órdenes de fusilamiento-
Después de rendidos los castillos por la capitulación
de Rodil, Berindoaga fué preso y sometido á juicio, por
orden del Dictador general Bolívar, siendo el Juez Fiscal de
la causa, el ür. D. Ignacio Ortiz de Zevallos; y en ella se
le hicieron los cargos, por las publicaciones hechas en los
castillos, por el Presidente Torre-Tagle (que ya habia
muerto) y redactadas por su Ministro Berindoaga; en las
ínstruGtívas que prestó en Diciembre de 1825, en Bella-Vís-
ta y 18 de Octubre del mismo año en Lima, expresó (óiga-
se bien) que los generales españoles le obligaron á escribir,
cuyos impresos debiendo salir á nombre del finado don Jo-
sé Bernardo Tagle, como constaba de documentos origina-
les, que el declarante conservaba en su poder. Que el ma-
nifiesto dado por el Marqués de Torre-Tagle, lo hizo el ex-
ponente (Berindoaga) /¿?r mandato expreso á^ Monet y Gar-
cía Camba; de manera que por estas declaraciones rendidas
en juicio, á Berindoaga se le coactó, para que escribiese por
la prensa, cuyos impresos debían salir á nombre del Presi-
dente Tagle. Los actos ejecutados por la coacción y la vio-
lencia irrisistibles, como eran las que sufrían Berindoaga y
Toire-Tagle, no imponen responsabilidad. Sostener \q con-
trario, es faltar á los axiomas fundamentales de justicia.
¿Q.ué queda pues en pió de los cargos imputados al
Presidente TCorre-Tagle, de haberse comunicado con los es-
pañoles, pasado á ellos, y publicando documentos oficiales,
contra la Independencia y el ejército Libertador? SI como
lo esperamos, se lee con detención lo que acabamos de es-
cribir, se verá que con injusticia, se le ha calificado traidor,
desconociendo los muy grandes é importantes servicios
que prestó á la Patria, por los que dijo de él el sabio Dr.
Valdéz lo siguiente: en su Oda de 1822, "Te honran más
tus grandes sacrificios por la Patria, que la nobleza y rique-
zas heredadas de sus ilustres progenitores.*' Y doloroso es
recordar, que sin embargo de tales riquezas, murió el año
25 en el castillo de la Independencia en tal desamparo y
escasez, que la última cuchara de oro que la quedó de su
preciosa bajilla, la dio por una gallina, para obtener algún
alimento en su enfermedad que lo llevó al sepulcro.
Me lo han dicho así, algunos antiguos en Lima.
Al poner término á la vindicación que hemos hecho de
la memoria del Presidente Torre-Tagle, tenemos que decir
con pena, que la conducta del Libertador con él, con Be-
rindoaga, y la ejecución de éste con Terón en 1825 en la
plaza de Lima, es la página negra de la historia del general
Bolívar en el Perú, que quisiéramos arrancar de nuestros
fastos. Pero, lo hemos dicho otras veces, los héroes, los
grandes hombres, tienen también grandes faltas.
-30-
CAPÍTULO II.
SUMARIO. — Pronunciamiento de Trujillo por la Indepen-
dencia, — Formalidades con que se hizo, — Primera ban-
dera del Perú Independiente, — Por que no se publica el
acta de la prüclamacién, — Contestación del General San
Martín al Ayuntamiento de Trujillo,^-Proclama del
fnism4) al pueblo trujillano.
Quedamos en el anterior capítulo que el Intendente
Marqués, salvó del peligro que pudo traerle el movimien-
to del coronel Torlá. Asegurada su posición y sin temor
alguno, se contrajo oyendo el voto de sus consejeros, á
arreglar el programa para proclamar y jurar la Inde-
pendencia, el 29 de Diciembre. Todo se hizo en los días
27 y 28.
Los consejeros del Marqués, eran el Sr. Dr. D. Juan
Antonio Andueza, natural de Chachapoyas, eclesiástico de
alta ilustración, y que había residido algún tiempo en Es-
paña. Fué uno de los Presidentes del Congreso Constitu-
yente del año 22, autorizando con su firma las bases de la
Constitución publicadas en Diciembre del mismo año.
Hacemos esta anotación, para que se vea la importan-
cia política del señor Andueza. En política participaba
de los mismos sentimientos que su compatriota el célebre
doctor don Toribio Rodríguez de Mendoza, antiguo Rec-
tor del Convictorio de San Carlos, y á quién debe mu-
cho el Perú por su ilustración. Ser carolrno, era un
timbre de honor.
Era también amigo y consejero del Marqués, un reli-
gioso mercedario Comendador de la Orden y que residía
temporalmente en Trujillo; no me acuerdo su nombre: más
sí que era muy patriota y muy ilustrado. Los señores Me-
rino que pertenecían al mayorazgo de "Facalá," eran muy
allegados al Marqués; más no gozaban de la influencia que
los señores Andueza y Comendador de la Merced.
-3í-
El sefior D. Luis José Orfcegoso, por sus ahteceáerii
tes de familia, y por su patriotismo, era muy estimado
del Intendente, más por sus pocos años, no gozaba de la
inñuencia de consejero.
Pero, sobre todos, á quién oía el Intendente con mái
decisión y fó política, era al señor don Domingo Villarino^
alto personaje porteño, amigo del general San Martín, y
que vino á Trujillo á ponerse al habla con el Marqués;
Largo sería enumerar los vecinos principales de Tru-
jillo adictos á la Independencia, y que ayudaban al señor
Torre-^Tagle. Todos eran patriotas, y no queremos señalar-
los, numerando sólo á unos. Los trabajos y la honra^ fué
general en todos los hijos de Trujillo.
Una de las primeras atenciones, fué que se hiciese lá
Batidera Nacional del Perú Independiente que debía flamear
^1 29, al arrearse la española.
El pabellón se arregló, tomando los colores blanco y
rojo de las banderas de las Repúblicas Argentina y Chile^
cuyos ejércitos venían en auxilio del Perú, para lo qué
así como para el escudo que debía llevar^ expidió un de-
creto el general San Martín en Pisco el 29 de Octubre de
1820; y entonces dijo:
**La Bandera es el símbolo de una Nación y el signo
de reunión en el campo de la gloria; El Perú no tiene nin-
guna, pues en todo el Vireynato se usa la española signd
de la esclavitud.*'
£u Trujillo se hizo la bandera por la señora Micaela
Cañete, esposa del Sr. José Clemente Merino, que no ha-
cía muchoj fué Sub-Delegado en el partido de Piura. Su
casa, era, la que hoy sirve de Prefectura.
En el día 28, estuvo puesta en exhibición eii ía sala de
ía señora Cañete: y de la juventud de Trujülo se escojió al-
gunos para que hiciesen la Guardia de Honor¿ Uno dé
ellos fué don José Ramón 8uarez, vencedor más tardé
en Pichincha, en la clase de Teniente en el batallori
"Trujillo.^*
Mí compañero el Sr. Vocal Dr. i). Apolinar Braca-
ttionte, me refirió, que habiendo sido joven grande, alumno
del Seniinarió, concurrió como uno de los curiosos á ver el
Pabdllón Nacional, y que habiéndolo contado en él Sentid
Vicc-Rcctor, ""V
nano, el Sr. Dr. D. Juan Pió Burga Vlce^^^ ^j,j,„do,
apegado álac«u<a<lel Rey, lo "í>"°''^° 'Jí, el St- A"'
por haber ido á ver cosas de insurgentes, ■ ^^, g,. Bur-
dueía, que era el Rector, sonriéndosc del X^i^i el «='"•
ga, alzó el arresto y quedó en completa " gj^^usiasmo en
diante, cuyas noticias despertaron el celo y
. .. ,^r orden
alante, cuyas noticias aespertaro" ^' ■"- •
los demás alumnos. -pron po' orden
No habla entonces Imprenta, se tf". esquinas, in-
del Marqués, carteles manuscritos en """ ' „,rieBe el 39 »
vitando a! pueblo á su irombrc para que c j ^berarse, si
las s p. m, i la Plana pública, por que IM => "
se proclamaría, ó no, la Independencia. . ^ les paso
A todas las personas notables J= í> ""S
á nombre del Marqués un billete de .'""'»„ „„e se P'?"
1 odo estaba arreglado y conven* P»» ^ i, farmall-
clamasela Independencia; más se qu""?,'^!^;. delibe'"'""
dad que el Cabildo, notable» y el pu*'»' 'S„„„ compe-
Las fuersas que habla en la olaia era e" ."?', „ oficiales
tente de las tres acmL^puíf presos 'f '' p legV al If"
que mandaban las fuerzas realís, los "Ss s« P « ,.„sa de
r"líd >■ j"™'.'Sfon después, con prove*»
la Independencia. '^ ' tallaban fot-
casa Consistorial víai i'^ ' ^r «ria de don Manu
rov Muño? ivi ^-^lo la presidencia o «eJiQores M
lo Componían í'/l^'*^ •!<= ««"«-Vist»' ¿°,' el antigS» "
uno desen,p'°n¿,?=nalando el destino, 6 í^^" Oibegos?, fué
el Sindico Proe^ ■- I?-* seflor don José LniJ „der re
petir el nom¿°5";=^<lor General S'íns.b = » ^._^,^„„ el
poder Mu„icipt,^'= 'odos los demás Ediles <1 ^^
-sa-
lo CRperaba el Cabildo. Se le recibió con toda la corte-
sía que demandaba su alto puesto. El Marqués de Bella-
Vista, le cedió la presidencia. Y abierta la sesión pronun-
ció el Intendenie un breve discurso, manifestando el obje-
to da la reunión; y que se deliberase, si debía, ó nó procla-
marse y jurarse la libertad ó independencia de la Patria.
Se leyó parte de la correspgndencia. del general San
Martín, en que ofrecía la protección de su ejército. Esto se
hizo para alejar temores.
No hubo oposición alguna, y por unanimidad, el Ca-
bildo y toda la numerosa concurrencia pidieron que se pro-
clamara y jurase la Independencia; de todo lo que se sen-
tó la respectiva acta, firmando primero el Marqués, des-
pués los miembros del Cabildo, y en seguida todos los que
pudieron estar en las salas de sesiones, y corredores.
Por prevenciones anticipadas del Marqués, no hubo
discursos, ni aluciones ofensivas al Gobiei'no español. Es
tradición que dijo á los agentes con quienes se entendía,
que siendo la autoridad Real, no consentiría nada impropio.
ProclamaSa la Independencia, el Marqués-Presidente,
expuso que hasta ese momento era la autoridad; más que
se desprendía de ella, poniéndola en manos del pueblo, pa-
ra que nombrase al que tuviese por conveniente. Pidió se
U diese pasaporte para poder pasar d las filas del Ejército y
derramar su sangre en defensa de su Patria.
Lo refiere así, circunstancialmente, el sabio protomé-
dico señor Valdéz, en la anotación á su oda, Quito liberta-
da^ de que antes me he ocupado.
El Cabildo y toda la concurrencia, que fué de cuanto
notable tenía Trujillo, no admitieron la renuncia; y por el
contrario invitaron y suplicaron al Marqués, que continuase
con el Gobierno á nombre de la Patria. El acta fué autori-
zada por el escribano público don Victoriano Ayllón.
Terminada la sesión en las salas de la Municipalidad,
salió el Marqués con el Cabildo á la Galería. Vestía gran
uniforme de Mariscal de Campo: en la mano llevaba un pe-
queño Estandarte; noel que estuvo en. exhibición en la ca-
sa de la sefk)ra Cañete, sino otro de menores dimensiones
y de los mismos colores y escudo, que el mayor. El Mar-
-34-
qués destacándose saludó al inmenso pueblo, atención que
fué contestada con estrepitosos vivas, y aplausos á la Pa-
tria y al Marqués d|e Torre-Tagle.
Hechas seftales para que se guardara silencio, dijo: gue
acababa de proclamarse y jurarse la Independencia', qtie hcL-
bia dejado el mando en manos del Cabildo y del pueblo; mds
que no lo habían aceptado, . obligdndole d continuar; que el
^ército del esclarecido general San Martín prestaba $u
(ipoyo,.
Puso cuanto se había hecho, bajo la protección del
cielo; y levantando la voz cuanto pudo, batiendo el Pa-
t>ellon Nacional, dijo: "Viva la Patria, Viya la Inder
pendencia,"
En el acto fué arreada la bandera española, que h^ta
ese momento flameaba en la casa consistorial. 8e elevó en
su lugar el pabellón Nacional hecho por la señora Cañete.
En segqida una salva real de artillería saludó á la Patria, y
^1 nuevo Pat^ellon del Perú Independiente.
Había entonces en Trujillo bastantes cañones, aún de
grueso calibre; más eran de fierro. Hasta hoy, se ven de
postes en algunas esquinas.
El pueblo saludó con el mayor entusiasmo, á la Patria
y al Marqués de Torre-Tagle. En todas las torres de las
13 Iglesias que tiene Trujillo, se dio un repique general.
El 4ía (ué de los más grandes y solemnes que podía espe-
rarse; pues la proclamación que acababa de hacerse, era el
^fto rnás ^lugusto de la soberanía del pueblo,
£1 nuevo Gobernante de la Patria, fué conducido por
rf inmenso pueblo y demás notable concurrencia ásu casa,
querrá la en que murió el señor Obispo Madalengoytia, y
después de don Eulogio Salas.
]^te olvidaba decir— que el Marqués Intendente poseído
0e un inmenso júbilo arrojó al pueblo de la galería de Ca-
j;)ildq mucha cantidad de dinero, al extremo de que el,ofi-.
^ial real (tesorero) don Pedro Calderón de la Barca, trató
¿le impedirlo., diciéndole: "basta señor Marqués.*'
Y no será fuera de propósito decir, que en ese día, el
'J'espro, Público, no tuyo sino real y medio; circunstancia
qi^e refiere el Sr. Yaldéz en su anotación ya citada. Pero
á M^VQ^é?», tenía rentas propias, y no necesitaba del Te-.
-35-
soro. Su cajero fué un honrado español, don José Ko
dríguez Delegado que trajo de España, cuando se retiró de
las Cortes,
La formalidad que el pabellón de Castilla, estuviese
flameando en la casa Municipal, hasta el momento que sq
proclamase la Independencia, fué dispuesta por el Mar^
qués en U sesión que tuvo á este respecto; por que siendo
la autoridad Real, quiso que todo se hiciese con la mayor
etiqueta y circunspección, no hubo un muera, ni la menor
cles^tención para ninguno.
Constituido el Marqués ¿on el inmenso acompaña--
tniento en la casa de Gobierno, mandó agazajar como fué
posible, á los concurrentes. No había llegado aún á Trq^
jillo, para que hiciese los honores de la casa, su esposa
la señora doña Mariana de Echeverría, que vino mucho
4espués.
Debía publicar corto comprobante, el acta de que he
hecho referencia; pues es un documento de la más alta hon-
ra para el pueblo de Trujillo; más desgraciadamente no
existe, por que las fojas que la contenían en el libro de Ca^
bildo, fueron arrancadas. Me impuse de esto el aflo 46
(luando el Prefecto Sr. general Bermudez, pidió el libro, pa-
ra tener ]a satisfacción de leerla, cuyo tenor era desconocido
en su redacción; aún que por todos los documentos oficia-,
les, es una verdad inconcusa, que en 29 de Diciembre de
1820, proclamó Trujillo la Independencia. Por eso, en uns^
de sus portadas principales, la antigua del puerto de Huan-
chaco se leía, el siguiente mote: ^'Trujillo fué la primera ca-.
pital (}ue en el Perú proclamó la emancipación política, 29
4e Diciembre de 1820.**
E.n el citado aflo del 46, era yó Fiscal del Superior
Tribunal de Justicia, y el Sr. Bermudez me encargó, que
examinase á todos los ancianos del lugar, ¿como desapare-
ció el acta? Desempeñé la comisión, y oí á algunos.
La opinión del Sr. Vega D. Modesto fué: que la seño-
ra Marquesa doña Bélica Cabero, hermana del Marqués, que
presidió el Cabildo, muy adicta á la causa del Rey; y á fii>
de evitar compromisos á su hermano, se valió de algunos^
para (^ue quitasen las fojas del libro.
-36-
La causa de la Patria se creyó para la generalidad per-
dida, por los reveses que sufrieron las armas del ejército
patriota en diferentes partes; y creció el temor, cuando el
ejército real ocupó Lima, á consecuencia de la traición de
Moyano, entregando las fortalezas del Callao. Y esta seño-
ra Marquesa, era tan realista, que desde que se juró en
Trujillo la Independencia, se vistió de luto hasta que. mu-
rió el año 37 ó 38 en Lima.
Otra versión (opinión del Sr. D. José María Lizarza-
buru) — que alguna de las personas que firmaron el acta,
considerando la causa de la Independencia perdida, hicie-
ron desaparecer el documento que habría sido para los fir-
mantes ki cabeza de proceso; pues entonces al delincuente
de lesa Majestad como se llamaba, al que se sublebaba
contra el Rey, se castigaba contra la decapitación, y la con-
fiscación de bienes.
Otra opinión; y fué la de un anciano muy formal, de
apellido Castillo, que era portero de la Municipalidad, des-
de la época de los antiguos Cabildos, me expuso, que se*
gún comprendía, el acta se arrancó del libro á fines de No-
viembre d%\ año 23, en cuya mañana, hubo en Trujillo, ün
terror pánico.
Lo que ocurrió fué lo siguiente;
El Coronel D. Antonio Gutiérrez de la Fuente, se ha-
llaba en Santa, con su Regimiento de Coraceros, de más
de 300 plazas. Descubrió allí por correspondencia inter-
ceptada, que el Presidente de Riva-Agüero que ocupaba
entonces Trujillo, se hallaba en arreglo con los españoles
para entregarles el Pafs. Desde ese momento, resolvió de-
ponerlo y aprehenderlo. El Sr. Dr. Paz-Soldán, refiere to-
dos los pormenores á este respecto, en su "Historia del
Perú Independiente." El mencionado coronel vino á T-ru-
jillo con un sólo Escuadrón, bajo el pretexto de servicio,
arreglando con D. Ramón Castilla (Gran Mariscal y Presi-
dente de la República después) que era el segundo Jefe,
que estuviere listo para que con su aviso marchase con el
resto del Regimiento en una noche rápidamente sobre Tru-
jillo; y lo tomase por la mañana.
Recibida la orden, se hizo así; y á las 9 a. m. fueron
t«;n;ada£ por sorpresa las cinco portadas que tenía Truji-
-37-
lio, quitando las llave» á los respectivos guardias, cerrán*
dolas y poniendo escolta por la parte de afuera en cada
una de ellas. A la vez partidas del mismo Regimiento cir*
culabart por las afueras de la muralla. Llevado^ algunos
por el alboroto ó el miedo, propagaron en la ciudad la creen-
cia de que las fuerzas del Rey la habían tomado, conflicto
que duró por más de dos horas, mientras se supo la .prisión
del Presidente Riva-Agüero.
Pero, no sólo el vulgo creyó tan terrible noticia; pues
participó de igual temor el Sn Administrador de la Adua-
na 1). Lorenzo Bazo, cuyo despacho estaba en la casa de la
calle del "Arco'* que fué del Sr. D Modesto Vega. EecL-
bió el Sr. Bazo, los partes sucesivos de los guardias de las
cinco portadas que uniformemente decían que uri oficial al
mando de una partida de caballería, les habían quitado las
llaves, cerrándolas y colocado una guardia por defuera; más
que no sabían quienes eran, ni de que orden. En la mayor
angustia se pasaron más de las dos horas, hasta que abier-
tas las portadas y recorriendo patrullas de caballería por
las call«s, fué general la noticia que había sido preso el
Presidente Riva-Agüero.
En tan apurada situación, era el parecer del portero
Castillo, que algunos sobrecojidos de temor rompieron el
acta del pronunciamiento.
Sea tual fuere la verdad de las tres tradiciones, lo sen-
sible es, que el acta, monurnento de imperecedera ^ honra
paLtÉ, Trujillo, hubiese desaparecido. En ella habríamos te-
nido la satisfacción de bendecir y recorrer los nombres de
los Ediles de Trujillo, y demás notables que autorizaron
eon sus firmas tan solemne documento.
Sólo encontramos con el Sr. Bermudez, una segunda
acta de fecha 2 de Enero de 1821, que se refería en todo á
la de tg de Diciembre; más únicamente estaba suscrita por
los 12 miembros del Cabildo, siendo uno de ellos el Síndico
Procurador general Sr. Orbegoso-.
La conservación de la segunda acta en el libro, mani-
fiesta, que ninguno de los Municipales, tuvo parte en la
sustración, por que si hubiese sido así, habrían arrancado
también la segunda acta. — Debió ser algún otro de los mu-
chos que suscribieron la de 29 de Diciembre, ó como opi-
haba el Sr Vivirá u
Marquesa de lipí , ?""""'" '"í trabajo de la señora
"a«. P cmnlZZ^ ,''■ "«üíndose de manos subalter-
Del ^^ ''"""°-
tenores- deW.'„í 'í' actas-me ocupara en artículos pos-
eí Pronu'nr¡.„- ."' constar, que cuanto refiero sobre
á los seBore. I Í°, '° °' "¡P'"'''as veces con atención,
cretario 00,™°'? ''" L'zarzaburu, i quien serví de Se-
al Sr. D Cl»m . .'' ^''"' '' S" ^- Somingo Casanova y
dc temporadrr fr """■ 1"= e" '' »"" 42, hallándome
Capitanía del Pi t"*"?^*'^^' ^'*^'^° Sr. desempeñaba la
8r, D. José M A n°' platicamos sobre esto varias vecis; el
trasmitió datos m'in •°' ^^^° '^'^ Piura, muchas veces me
fué empleado en . 'd5'osos sobre este particular; por que
Tagle. " decretarla del Sr. Marqués de Torre-
Mi tío D facint
do en dicha Secretarlo ™"''» Kebaza, fué asi mismo emplea-
rrespondencia privada J P^"" ^" expedición, llevaba la co-
sos é importantes mp\ Marqués, Datos muy minucio-
1"' se refiere á la en, ^^'''n'tiO; y solo hago mérito de lo
., El Presidente M P'^>'"«-
hecfí,"??'^?" Martl„"'''"í''' <1M parte circunstancialmente
cuantoT, j;"°' <"=! ení' ?«! pronunciamiento que habla
S?,Ódf°fi»e»Perarí'''l'='™o conque se verificó y de
■Ja que esc'll^"» «cur,'''' "^tos pueblos, olteciénflole man-
hablaba de "^'"^ mi ¿"'>°a- En su correspondencia pr.va.
"""^s^'Tj'otm^S""^'^'' tío, fué mis minncioso; le
de honríLi 5« las ;Í°«s, del Pabellón, hecho por las Jf-
'". elaeaor rt = j'5ve„"°>-aa de TrujiUo, y que la guardia
P-edo record °" •'0^"^ "^elas primera» familias. En elec
f Ms famlliaJ»''. PeríS^^^^amón Suirez, i quito únicamente
;°se/a Su4% de j^ ^^"«la í una de las mái altas y anti.
j No qui, ^'"dad; fué hermano de la sonora dofla
de Saree í ""a
vSa°y"l>e^S^or°;'^«q»e, habiendo subido á la cíase
géSeÍfeCha^<5 dej^encedor en Pichincha, Juoln y Aya-
i'"d¿'^'^¿nl^^^y. ^Pués partidas de guerrilleros, en la pro-
"*' Gobj^5^a. fulano 32, contra la administración del
"o, j,"« «Huerta en nn combate con las Iner-
^nducido á Lima, se expuso su cada-
-30-
ver en el atrio de la Catedral de donde ló recojió Su pa*
rienta la Sra. Natividad Pinillos y otros trujiiianos, para
hacerle el entierro que correspondía.
Perdóneseme, que entre en tantas minuciosidades; pues
como, lo he dicho en el prólogo, quiero que U generación
actual, no ignore nada de lo que ocurrió entonces. Los
hechos pasados, sirven de regla de conducta para apreciar
el porvenir y también de provechosa enseñanza.
Respuesta de San Martín al Ayuntamiento.
"Muy grato son para mi corazón los generosos senti-
mientos de ese virtuoso pueblo, explicados felizmente por
el órgano de V. S. en oficio de i6 de Enero y en el acta,
cuya copia me acompaña. Al jurar su independencia ese
pueblo heroico, que se ha manifestado tan digno de ser
libre, no ha hecho más que consagrar la inmortalidad de
sus virtudes en los fastos de la historia de nuestra santa
insurrección. En esta ocupará V. S. su lugar distinguido, á
la par de su benemérito Gobernador Intendente que con
tanto pultjo, como energía, ha sabido llenar sus deberes
para con la Patria/'
"Los homenajes que V. S. tiene la bondad de ofrecer-
me, son para mi otros tantos estímulos que me obliga*rán
para merecerlos, á consagrarme con cuantas facultades es-
tén á mi alcance, á la protección y defensa de ese Departa-
mento, por cuya prosperidad tomo el mayor interés. Yo
velaré cuidadosamente sobre ella hasta que libre todo el Pe-
rú, pueda asumir la suprema autoridad un Gobierno estable-
cido, por el voto general de sus habitantes."
"Entretanto, me lisonjeo de que esa ilustre Munici-
palidad cooperará eficazmente, á la consolidación del or-
den, sin el cual la libertad, no es, sino licencia, y la Patria
un teatro de horrores/"
"Dios guarde á V. S. muchos años, Cuartel General en
Huaura, y Febrero 13 de 182 1.**
José de San Martín,
Al muy Ilustre Ayuntamiento de la Ciudad de Trujillo.
-40-
Sala Capitular de Trujülo, Febrero 23 de 1821.
Por recibida.— -Cúmplase lo acordado en acta de esta
fecha.
Cuatro rúbricas. — NuÑEZ.
DON JOSÉ DE SAN MARTÍN,
Capitán General de Ejército y en Jefe del Ejército
Libertador del Perú, &.
Ilustres habitantes de Trujillo!
"Tres siglos de oprobio y de opresión gravitaban so-
bre vosotros, pero sin poder destruir vuestra energía: des-
fallecidos, y entre cadenas consumiéndoos, no perdisteis, sin
embargo, el sentimiento de vuestra dignidad. Un hombre
para dar el impulso, y una ocasión favor^ible, era todo lo
que necesitaba vuestro patriotismo para desplegarse; y a-
penas se presentaron aquel hombre y aquella ocasión,
cuando disteis á la América un día de placer, y un ejem-
plo de virtud al universo. "Somos libres'' dijo vuestro dig-
no Jefe; y en el instante enmudece; y huye la tiranía des-
pavorida. La voz de aquel hijo de la libertad resuena por
todo el ámbito del afortunado Trujillo, y de acuerdo con
sus sentimientos unidos á los de todos sus habitantes, raás
de cien pueblos proclaman su independencia, y se hace es-
ta gloriosa transformación, sin disensión alguna, sin licen-
cia, sin ninguno de aquellos excesos tan frecuentes en
la historia de la revolución. La posteridad hará justicia á
la prudencia y al denuedo del ilustre Torre-Tagle, no
menos que á vuestro patriotismo, y á vuestra moderación.
No os separéis, pues, de la senda de flores que os ofrecen
la unión, la libertad, el orden y la obediencia á las autori-
dades encargadas de vuestra prosperidad. Seguidla con
pasos firmes, que ella os conducirá al templo de la feli-
cidad, así como ya lo habéis ido al de la inmortalidad
por vuestras virtudes y civismo.''
-41-
'^Cuartel General de Huaura,— Febrero 12 de 1821 —
Segundo de la Libertad del Perú, aniversario de la batalla
de Chacabuco é independencia de Chile."
José DE San Martín.
CAPÍTULO III.
SUMARIO, — Contenido de acta del 29 de Diciembre de
1820, por la que se proclamóla Independencia,-^ Id, de
la de 2 de Enero de 182 1. — Sentimientos religiosos^ que
se mezclaban con razones de política, — El Iltmo Sr, Obis-
po Marfil^ es remitido á Chancay^ por el Marqués de
Torre- Tagle.
Como lo hemos dicho en el capítulo anterior, el acta
de la proclamación de la Independencia del 29 de Diciem-
bre de 1820, es desconocida en su redacción por que desa-
pareció del libro del Cabildo, por las razones que hemos
dado antes; más por los documentos oficiales, que existían
en el archivo de la antigua Intendencia, y después Prefec-
tura, en ella se proclamó de un modo solemne la Libertad
é Independencia del Perú, ofreciendo bajo su firma éi Mar-
qués Presidente, el Cabildo y todos los demás notables que
la sostendrían á costa de su vida y hacienda. Se consignó tam-
bién en el acta, que la Religión Católica, Apostólica Romana
sería la que se respetase, por ser la que se profesaba.
En acta de 2 de Enero que fué la que tuve la satisfac-
ción de leer con el señor Prefecto General Bermúdez, se ha-
cía referencia á la de 29 de Diciembre. Tenía una adverten-
cia: que todos los que la suscribieron, repetían no sólo sos-
tener la Independencia, sino también defender como cató-
licos la pura y limpia Concepción de la Virgen Santísima.
Ya expresaré la razón, para estos sentimientos católicos.
Se manifestó la escasez del Tesoro Público para hacer
-42-
los ingentes gastos que demandaba el nuevo orden de cosas.
Y el Sindico Procurador General D. Luis José Orbegoso,
conviniendo en la deficiencia de fondos, dijo: ''que desde lue-
go ponía todas sus fincas rústicas á disposición del Gobierno
Patrio para que se tomasen de ellas los productos que pu-
dieran rendir, con tal de que á la terminación de la guerra,
que esperaba fuese feliz, se le de volviesen, aunque sean los
cascos^ Nunca he olvidado el desprendimiento de mi compa-
triota el señor Orbegoso, hijo de la provincia de Huamachu-
co; y la he repetido cuantas veces me ha sido posible, en los
círculos políticos, por que actos de esta clase deben servir
de provechosa enseñanza. El ofrecimiento no se aceptó.
La de 2 Enero tampoco puede acompañarse por que
según me he informado de personas competentes; el anti-
guo libro de Cabildo, como casi todo el archivo Municipal
de Trujillo, desapareció cuando la invasión chilena.
No debe extrañarse, que nuestros antepasados mez-
clasen en la política, sus sentimientos religiosos. Y en los
documentos del principio de la Independencia, fué una ne-
cesidad política, por que las autoridades del régimen colo-
nial y los americanos, que no eran poco adictos á la cau*
sa de la metrópoli; para desacreditar a los que coadyuvaban
á hacer la Independencia; los presentaban como hombres
impíos, herejes y enemigos de la Religión y del Rey. — Va-
liéndose de estos medios, fanatisaron al pueblo de Otuzco,
que con tanta tenacidad libró varios combates, sosteniendo
la causa real, Pero, de todos estos pormenores, me en-
cargaré cuando me contraiga á hablar de la antigua pro-
vincia de Huamachuco.
No sólo era esta el arma vulgar que se empleaba con-
tra la Independencia, sino que aún los papeles oficiales del
Virreynato, incurrían en tales demasías.
Desembarcado el ejército libertador* en Pisco, como
antes lo hemos dicho, el Virrey, se propuso terminar la
contienda de un modo pacífico, y abrió negociaciones con el
Gerferal San Martín, nombrando una diputación, que se
entendiese con él; compuesta del Conde Villar de Fuente,
del Teniente de Navio D. Dionisio Campa español y del
Dr. D. Hipólito Unanue, alto personaje de merecida re»
putac^ón literaria.
-43-
E! protetor San Martín nombró por su parte al Co-
ronel D. Tomás Guido, y ásu Secretario D. Juan García
del Río. — Entabladas las negociaciones en Miraflores, no
se pudo llegar á un avenimiento, por que los españoles, to-
do lo que proponían, era que se reembarcase el ejército
para Chile, y ((ue se nombrasen diputados que representa-
sen en España ante el Rey, sus quejas y pretensiones. Al
darse cuenta en Lima del resultado de la negociación, se
publicó: en ''La Gaceta de Gobierno,*' un atroz y calum-
nioso manifiesto, en el cual se hacía conocer al pueblo, que
los templos, la fortuna privada, la vida, el honor de las
mujeres, la virginidad de sus hijas, serían presa de la ra-
pacidad y demás vicios de los insurgentes; y aunque tal
manifiesto fué protestado por el Dr. Unanue y el Marqués
Villar de Fuente, exponiendo que se habían tomado sus
nombres, nos basta para nuestro propósito acreditar, que
despertando en el pueblo los sentimientos religiosos, se
pretendía convertirlo contra los independientes.
En tal situación, no era pues impropio, sino muy o-
portuno, que los que proclamaban la Independencia, pidie-
sen al mismo tiempo que se respetase la Religión Católica,
que es el freno de todos los vicios.
Por esto vemos, en todos los documentos oficiales de
entonces que se invocaba la Religión y se hablaba de ella
con entusiasmo. Así en el clásico documento, tan elocuente
como profundo, con que presentó el Congreso Constituyen-
te del año 22, al pueblo, las bases de la Constitución para
que las jurase y aceptase, se decía ''El Todo Poderoso oyó
con agrado nuestro juramento, y sonrió á nuestros votos."
Y en otra parte. ''Gloria á Dios, y gracias inmortales á
Dios, que proteje á nuestra causa." Y honor eterno á nues-
tros hermanos que en medio de los peligros y grandes
privaciones, llevando fuerza en su brazo, valor en el alma,
y en el corazón amor de Patria y odio á los tiranos, llevan
gonsigo todos los elementos de la victoria.'* Y en otro lu-
gar— "La Religión Santa y pura como resplandor que cir-
cunda la divinidad, no será ya profanada con el infame
ministerio de la tiranía. La naturaleza y la filosofía unirán
sus voces para aplaudir á esta feliz transformación."
Y ya que he copiado las partes del manifiesto en que
-44-
se invoca á Dios y i la Religión, lo que para algunos hom-
bres sería impertinente, no quiero dejar de copiarla parte
final del manifiesto, por que mi anhelo es que se reconoz-
can bien los hechos de nuestros mayores. Decía así:" Ved
aquí ¡Oh pueblos del Perúl la Constitución que os prepara
el Congreso peruano. Ved aquí el lazo fraternal con que de-
sea unirnos estrechamente, y el pacto solemne con que os
convida para que formíris un estado próspero, incontrasta-
ble, y cuya duración estará vinculada en la gloria de nues-
tras armas, en el vuelo de las artes, en la bondad de las leyes,
en vuestros talentos y virtudes, y en la fuerza poderosa de
espíritu publico/' Sala del Congreso en Lima á 19 de Di-
ciembre de 1822, &. — José Antonio Auduesa, Presidente. —
Gregorio Luna, Diputado Secretario — José Sánchez Carrión,
Diputado Secretario. ¡Cuanta profundidad y elocuencia en
tal documento! Y á propósito, hemos copiado las firmas, pa-
ra que se conozca la ilustración é importancia política de la
representación nacional que mandó el Departamento de
Libertad.
El manifiesto no lo registran las colecciones de perió-
dicos oficiales de entonces: me lo dio el Sr. Dr. don Pedro
José Soto, mi Rector, que lo tenía como Diputado que fué
á ese Congreso Constituyente. Lo registra también el Sr.
Dr. Paz-Soldan en su "Historia del Perú Independiente."
Es tradicón que cuando se leyó en la sesión, el señor doc-
tor don Toribio Rodríguez de Mendoza que era Diputado,
se deshizo en llanto, por largo rato, al extremo de suspen-
derse la sesión para atender al aflijido eclesiástico. Se le pre-
guntó por que lloraba, y contestó que lo hacía de gozo y con
la mayor ternura, por que se hallaba rodeado de sus hijos,
dando instituciones liberales al país por las que venía traba-
jando desde aftos atrás, al travéz de grandes riesgos é incon-
venientes. De los 64 Diputados que componían el Congreso
eran 54 carolinos, discípulos del señor Rodríguez. Tenía
pues razón para llorar, por que el gozo, así como la pena son
fuertes emociones que conmueben el alma. Este episodio
me lo contaron el Sr. Dr. don Pedro José Soto y el Sr. Dr.
D. Mariano Quezada, Diputados al Congreso Constituyente.
Hablando de sentimientos religiosos, es tradición, que
el virtuoso General La-Mar atribuía la victoria de Ayacu-
-45-
cho á la protección y milagro de la Virgen Santísima, en sti
advocación de la pura y limpia Concepción, de la cual era
muy devoto. El 8 de Diciembre, su día, víspera de la batalla,
se recogió por la noche en su tienda de campaña y le rogó
con el mayor fervor que prestase al Ejército Independiente
toda su protección! como así lo hizo el memorable día 9.
Este hecho me lo trasmitió el Iltmo. señor Orueta, que lo
supo por el Iltmo: señor Luna Pizarro quién lo oyó así del
expresado General La-Mar.
Pero, me estaba desviando de mi propósito, por sólo
el deseo de hacer constar, que no ha sido, ni es impropio
mezclar en Política la Religión.
Decía en el sumario que el Iltmo. Sr. Obispo Marfil fué
remitido por el Presidente Marqués de Torre-Tagle al Ge-
neral San Martín á Chancay. El Marqués era de sentimientos
benévolos; más en política hay que tomar algunas medidas
enérgicas, por fuertes que ellas parezcan. El Sr. Marfil, era
español, adicto como era justo á la causa de la Metrópoli, y
con la influencia que le daba sü alto puesto, era un grave
inconveniente para la proclamación de la Independencia, y
sacrificios que debían hacerse. Su carácter era duro, domi-
nante; y si no se hacía amar, se hacía temer. Su residencia
en Trujillo fué por más de 25 años; pues que viiVD á ocupar
la mitra el año 1795 más ó menos; tenía una pingüe renta,
y por consiguiente medios para favorecer la causa reaL
Debió estar en comunicación con el Virrey, no obstan-
te hallarse interceptada la vía por el ejército del General
San Martín, situado en Chancay. El Virre}^ mandó á un
ako empleado de Hacienda, por la vía de Huaniachuco y
Cajamarca, para que se entendiese con el señor Obispo.
Debió traerle pliegos é instrucciones. El Comisionado fué el
señor Rosell, comandante del resguardo de Arequipa, pa-
dre de mi antiguo é inolvidable compañero el Sr. Vocal
Dr. Pío Vicente Rosell, queme refirió este hecho y otros
pormenores, indicándome, que en el pueblo de Jesús había
tenido la satisfacción de ver algunos apuntos de su señor
dadre, en el libro parroquial.
El Presidente del Departamento General Arenales se
admiraba de que los realistas de Quito, hubiesen tenido ca-
si evidencia de que el señor Marqués de Torre-Tagle, debía
-46-
pronunciarse por la Independencia. Más la oscura visión
que en ese tiempo se tenía de los acontecimientos, envol-
vían en el misterio la razón de las causas que los producía;
pero hoy apoyados en el análisis histórico la explicaremos
á continuación. En efecto: el seftor Marfil tenía por nota-
rio, que entonces era un puesto de importancia, al señor
Merino, natural de Cuenca: era muy de su confianza y no
sería errado decir que por medio del notario que tenía pa-
rientes y relaciones en Cuenca, hubiese hecho llegar datos
exactos al General Aimerich, Presidente de Quito, por lo
que mandó al Coronel Torlá, para que lo depusiera.
Días antes de proclamarse la Independencia, se retiró
el sefior Obispo de esta ciudad, con el propósito de inter-
narse en Cajamarca: hizo alto en el caserío de Troche distri-
to de Ascope, de donde lo hizo traer el Intendente Torre-
Tagle; y aún que guardándole las consideraciones que me-
recía su alta dignidad eclesiástica, lo obligó á embarcarse
por el puerto de Huanchaco.
Quiso, talvéz, por prudencia, retirarse para no expo-
nerse á las consecuencias que podía traer el movimiento
del Coronel Torlá, caso de que hubiese habido necesidad
de derramar sangre y que hubiese fracasado.
Si el Coronel español, se confió de su compatriota don
Blas Mejía que faltó al secreto y lo denunció al Marqués
Torre-Tagle; con mayor razón, debió instruir en lo que
pensaba hacer, al señor Obispo, en cuya dirección y pruden-
cia debía confiar.
Remitido el Iltmo. señor Obispo á Chancay, pasó á Li-
ma con permiso del General San Martín, aún cuando el Vi-
rey La-Serna, ocupaba todavía la Capital; pues un huésped
tal, habría causado gran embarazo en el cuartel general. Se
alojó en el conveto de San Francisco; y es tradición que al
día siguiente de haber ocupado el Protector la Capital (14
de Julio) pasó á hacer al señor Obispo una visita de etique-
ta al convento, y lo trató con la mayor atención. El señor
Marfil, quedó muy pagado de esto, consolándose de que se
le hubiese tratado como á un Príncipe de la Iglesia. Me
refirió la visita, y lo que dijo de ella el señor Obispo, el Dr.
don Juan Antonio Mejía muy amigo mío, que acompañó á
su Iltma. en laclase de familiar. Mejía era de Loja, vino
-47-
con el señor Marfil á Trujillr> de su familiar; recibió esme-
rada educación en el Seminario, y corriendo los años, fué u-
nodelos abogados mas notables en Trujiilo.
Hubo representaciones al General San Martín de una
parte del Clero, principalmente del Cabildo Eclesiástico;
para que se permitiera el regreso á su Diócesis del señor
Obispo; mas hubo también de muchos particulares, en sen-
tido contrario las que elevó protegiéndolas el "Marciués
Torre-Tagle al Protector; y como era natural, éstas fueron
atendidas. El Cabildo ó Ayuntamieiuo de Trujiilo, fué uno
de los que pidió el nó regreso.
Con fecha i8 de Agosto de TS21, contestó el Ministro
Monteagudo al Presidente del Dcr ¡rCamento, Torre-Ta-
gle, que no regresaría, cuya nota fué trascripta al Ayunta-
miento. El señor Marfil, después de proclamada la Inde-
pendencia en Lima, fué obligado á salir para España.
La nota del Ministro Monteagudo á que nos referimos,
fué la siguiente:
'' Trarícribo á US. lo que me dice S. E. el Protector del
Perú por el Ministerio de Guerra y Marina, para su inteli-
gencia y debida satisfacción. — Aprecia mucho S. E. el Pro-
tector del Perú los sacrificios generosos que han hecho los
habitantes de la Provincia de Trujiilo, y su decisión absolu-
ta por la Independencia, para no ver con interés unas re-
presentaciones dirijidas á conservar ese sistema glorioso, y
evitar males de la más funesta transcendencia. Quiere por
esto S E. que US. esté persuadido, y afirme á dichos ha-
bitantes, que el Iltmo. Sr. Dr. D. José Cardón no volverá á
su Diócesis, por que la quietud pública es el objeto que o-
cupa la atención de éste Gobierno. — Dios guarde á US. m. a.
— Lima, 18 de Agosto de 1821. — Bernardo Monteagudo, —
Señor Presidente del Departamento de la Libertad/'
Dios guarde á US. m. a.
Trujiilo, Agosto 29 de 1821.
El Marqués de Torre-Tagle.
SS. del Ayuntamiento de Trujiilo.
-48-
Hemos manifestado en el capítulo anterior, las razones
por qué nuestros mayores mezclaban en sus actos y docu-
mentos políticos las, ideas y sentimientos religiosos; y ahora
vamos á exhibir otros comprobantes.
Sancionada la Constitución del I2 de Noviembre de
1823, es notable el juramento, que según la ley de 11 del
mismo mes (^obía prestar el Presidente de la República,
como en efecto así lo prestó. La fórmula fué la siguiente:
¿Juráis dJDios defender la Religión Católica^ Apostólica Ro-
tnana sin admitir el ejercicio de otra alguna en la República?
Debía responder — Si Juro, — Veáse pues que los sabios Le-
aisladores del afto 23, antes que todo exijían el juramento
-de guardar la Religión Católica, fuente de toda luz, de pro-
greso y de cuanto bien puede esperar la sociedad.
Y no se crea que al Poder Ejecutivo se le investía de
una facultad discrecional; pues en la misma fórmula del
juramento, hallamos esta notable cláusula que condenaba
los abusos del poder. Decía así: ¿Juráis haberos bien y fiel--
mente en el cargo que la Nación os ha liecho, mirando en todo
por la procomunal de la misma Nación, respetando su liber-
tad política y los derechos individuales y sociales de todos los
peruanas: no debiendo ser obedecido en lo que contrario hicie-
rais^ afiles bien será nulo y de ningún valor aquello en que
contravinierais d lo que habéis Jurado? — Sí Juro. — Tómese
nota de la declaratoria y restricción que contenía esta cláu-
sula; por la cual si el Poder Ejecutivo quebrantaba las le-
yes, no tenia derecho de que se le obedezca. Quedó, pues,
condenada la obediencia ciega.
Pero no sólo en los documentos oficiales del Perú, te-
tiernos la satisfacción de ver, que las ideas dominantes, eran
-el respeto á la Religión Católica.
El Congreso de Venezuela, en el magnífico y extenso
manifiesto que dio en 5 de Julio de 181 1; expresando todas
las razones que tenia para proclamar la Independencia, ha-
llamos esta otra notable cláusula: Nosotros los Representantes
de las Provincias Unidas de Venezuela^ poniendo por testigo
al Ser Supremo de la justicia de nuestro proceder y de la
rectitud de nuestras ifitenciones, implorando sus divinos y
celestiales auxilios, y ratificándole en el momento en que na-
cemos d la dignidad, que su Providencia nos restituye el deseo
-49-
de vivir y ^norir libres: creyendo y defendiendo la Santa Ca-
tólica ^ Apostólica Religión de J. C. como el primero de nues-
tros deberes — sigue la declaración de ser pueblo libre inde-
pendiente.
Y en el pacto Federal de 17 de Diciembre de 18 19,
por el cual Venezuela, Colombia y el Ecuador formaban
una sola República, hallamos también que se invocaba en
su introducción al Ser Supremo, y se ponía bajo sus sobe-
ranos auspicios á la República naciente, y se invocaba la
Religión Católica Apostólica.
No conocemos el acta por la cual la Presidencia de
Quito, ó sea el Ecuador, proclamó su Independencia el 10
de Agosto de 1809. Y juzgando por los mismos documen-
tos del Ecuador, diremos que no se celebró acta ninguna.
La Suprema Junta de Gobierno que fué compuesta del
Marqués de la Selva Negra D. Juan Pío Montufar, de su
hermano D. Pedro, de D. Juan Rodríguez Morales, D. Juan
Salinas, el Dr. D. Manuel Rodríguez Quiroga, D. Juan
Larrea, D.Francisco Javier Ascazubí, D. Pablo Arenas,
D. Antonio Bustamantc y algunos otros, se limitó á sólo
proclamar la Independencia. De un modo tangible y con
caracteres materiales, dieron á conocer al pueblo la razón
de su pronunciamiento.
Según la tradición, el movimiento (popular se kizo del
modo siguiente:
El Marqués de la Selva Negra y demás ilustres patrió-
tas, reunidos á la cabeza de un inmenso pueblo en la plaaa
principal de Quito, hicieron poner en ella manteles y cu-
biertos, como para un gran banquete.. Sentados, el Marqués
que presidía, pidió á los que hacían de sirvientes, que eran
personas visibles, que trajesen la comida; contestaron los
supuestos sirvientes, que no había que comer; ¿y por qué?
interrogó el Marqués, la respuesta fué — por que la sal se
hallaba estancada; contestación, que manifestaba el mono-
polio que se hacía de un artículo de primera necesidad, y
de la opresión que se ejercía sobre el pueblo. Siguió el
Marqués: traigan pan; contestaron, tampoco hay— ¿por qué?
— por que la harina está estancada; (esto era exagerado é
inexacto, más así convenía para concitar el sentimiento
público.) Pues si no hay que comer, al menos fumaremos.
-so-
dijo el Marqués; vengan cigarros— respondieron, tampoco
hay — ¿y por qué? — por que el tabaco se halla estancado.
Entonces el Marqués y demás personas que ya hemos cita-
do, que se hallaban sentados como para comer, dijeron á
una voz: **pués si no hay que comer, ni aún podemos fumar,
levantémonos^' y arrojaron los manteles
Esta fué la demostración que se hizo para que el pue-
blo conociese la opresión que se ejercía sobre la América
en el sistema Colonial. Se efectuó pues, el levantamiento
de Quito, y la deposición de las autoridades españolas; más
todo esto, tuvo un trágico desenlace; y los patriotas quite-
ños fueron víctimas, como en otras partes, de su propósito
de Independencia. No entramos en más pormenores sobre
esto, por que es extraño á los "Anales."
Debemos hacer constar que lo que acaba de referirse,
Bobre el modo como se hizo el levantamiento de Quito,
me lo refirió el Sr. D. José Santos Figueroa, antiguo Admi-
nistrador de esta Tesorería, y uno deilos más famosos in-
surjente^: pues desde el año 9, era remitido continuamente
por los pa ti iotas de Lima para que se entendiese con los
de Quito. Al fin llegó el Virrey de Lima á apercibirse de
los continuos viajes de Figueroa y de su misión. Lo hizo
aprehender y juzgar, y estuvo en riesgo de perder la vida,
salvando del suplicio por falta de pruebas suficientes.
Esto ultimo lo vi comprobado, en el expediente de
méritos y servicios del Sr. Figueroa, en el cuál, había un
informe del Sr. Pérez Tudela, que manifestaba todos estos
pormenores; y que habiendo aconsejado á Figueroa, que
tomase precauciones porque su vida se hallaba en peligro,
contestó: — *'que aunque muriese, no podía dejar de preatar
algunos servicios á la Independencia de su Patria.*'
Con respeto leí pues, tal expediente, siendo Secre-
tario de la Prefectura el año 38, cuando el Sr. Figueroa lo
presentó para que se tomase razón del decreto Supremo
que le reconocía la clase de Teniente que había
tenido al principio de la Independencia en el Ejército de
San Martín.
Reciba pues, este patriota cajamarquino, la respetuosa
memoria que hago de él.
Pero, me iba desviando del objeto de los '^Anales/* y
-si-
en el capítulo siguiente, me concretaré á sólo los hechos del
Departamento.
El deseo de justificar por que se mezclaban los senti-
mientos religiosos con la política, me han hecho entrar en
digresiones, que si bien se apartan de la índole de los "Ana-
les," son datos minuciosos que influyen necesariamente en
€l conocimiento de la historia de América.
CAPÍTULO IV.
SUMARIO, —Expresos d las Provincias por comisionados
especiales, — Pliegos que llevdban y cómo debían abrirse,'-^
Recursos que se remitieron inmediatamente al Ejército
de San Martin,
Verificado el pronunciamiento en Trujillo por la Inde"
pendencia, con las formalidades que antes hemos descrito*
se remitieron comisionados especiales con pliegos á las Pro'
víncias por el nuevo gobernante de la Patria, Marqués de
Torre-Tagle, cuyo antiguo nombre de Intendente, fué sus-
tituido con el de Presidente. Los comisionados, no fueron
Bínaplps propios, sino personas de posición social, y capaces
de allanar las dificultades que pudieran presentarse. Los
designados para Huamachuco, fueron dos, el Sr. D. Do-
mingo Oasanova y el eclesiástico Sr. D. José María Mon-
zón. El Sr. Casanova era joven, pertenecía á una familia
respetable de Hualgayoc, y recibió educación con provecho
en el Seminario de Trujillo. El Sr. Monzón era también de
la misma provincia de Hualgayoc, y se hallaba en iguales
condiciones que el Sr. Casanova; educado en el Seminario,
recibió las sagradas órdenes del Iltmo. Sr. Marfil.
-C2-
Se tuvo Cüíd A
Huamachuco, po?r°im J* elección de comisionados para
cuya población eíadé^""^"!?'*""'^* ^^ ^^^ Provincia.
te lo demostraremos „^'°°° ^f'bitantes, como más adelán-
tente con la Provbc^ T^""^-}?^ ^^ *°"''*" inmediata-
No tenemos rl-^ Trujillo.
para las otras Drov?r<?*^""'r^"'° .^^ '**^ ^^""^ que salieron
Sirijidos al AlcalSe H^'^'- ^^,^"^^08 que llevaban fueroS
cada capital de níLíf «fP^Aoles de primera nominación, en
de que no se abril í^'^' ^ *^°'^ ^* prevención en el sobre
Ayuntamiento \.i i ^'"° "■«""'^a toda la Municipalidad, ó
notables del lúJar^5lT° ^ cuando menos doce personas
constancia. ^*'^' *^® '° q"« se debía poner la respectiva
ción «"So^/filTÍ''* cubierta, la segunda tenía la direc-
Viva ¿a /V/ria „ , ' "" * agregado en el mismo sobre,
dente Torrerfc^ '"Tu*" ^^"""^ oficial del Sr. Presí:
TrujiUo se habí! nr'^^ y^'''^? fe que en la capital de
yor solemnidad t^'°''^."'*^° ^^ Independencia, con la ma-
Ja de lo ocurrido^ «tusiasmo. Se hacía una relación suscin-
rnndáraní/t,^ esperaba que las respectivas provincias' se-
cundaran el mismo pronunciamiento; y á cuyo efecto los
Ayuntamientos de la capital debían' dirijirse á Tos disS
tos, por medio de comisionados, también especiales v con
la misma prevención, que no se abriese el pliego. 'siL en
presencia del párroco y demás notables del lugar.
iA t^I^^ ^^ dirijirse los pliegos á los respectivos Al-
caldes, tué, porque en las Provincias gobernaban los Sad-
Delegados; autoridades del régimen colonial.
No tenemos conocimiento , sino de los Sud-Delegados
de Huamachuco y Lambayeque; fueron én la primera un
español D., Fernando Manuel de Llaguno, y en la secunda
un Sr. Arellano. * ' ^
Los Alcaldes ó sea Ayuntamientos de las Capitales de
l'rovincia, llenaron puntualmente las prevenciones qué se
les hacía por el Presidente Marqués. Se ordenó en la carta
oficial que se fijase prudentemente el día en que debía pro-
clamarse la Independencia con la mayor solemnidad, por
no aer conveniepte, ni posible, que se hiciese en el mismo
día; más debía verificar¡se respectivamente en las lócalida-
-S3-'
des, antes de seis días; si és que- el entusiasmo popular, y
demás circunstancias, no exijían hacerlo antes.
El contenido de los pliegos, y demás formalidades con
que debía procederse, me lo repitieron muchas veces, el
comisionado para Huamachuco Sr. D. Domingo Casanova,
y mi tío D. Jacinto María Rebaza, que, como lo he dicho
antes, fué empleado en la Secretaría del Marqués de Torre-
Tagle, y el que llevaba su correspondencia privada.
El Marqués, á más de la carta oficial para los Alcaldes,
escribió otras particulares para las personas notables de las
Provincias, manifestándoles por su puesto, la necesidad y
conveniencia pública de repetir el procedimiento^ de Tru-
jillo. En Otuzco los seftores Casanova y Monzón en su
tránsito para Huamachuco, tuvieron que sufrir; más fue-
ron salvados por el Alcalde D. Juan Corcuera. Pero de to-
do ésto, haré relación cuando me ocupe de la Provincia de
Huamachuco.
Todas las Provincias de la antigua Intendencia, res-
pondieron con el mayor entusiasmo y prontitud á la invi-
tación que se les hizo por el Marqués. — Sólo en
Cajamarca se mostraron algo rehacios; y la razón era que
con motivo de la boya y riqueza de Hualgayoc, los espa-
ñoles Espinach, mui ricos é influyentes y otros más pre-
tendieron contener ó retardar la prodamación; más no lo
consiguieron, por que aunque pocos, hubo algunos entu-
siastas y decididos patriotas como D. José Gálvez Paz, D.
José Félix Alegría los Egusquiza y otros de que hablare-
mos en su oportunidad.
La masa del pueblo fué abierta y decididamente pa-
triota: de estos hechos nos ocuparemos al encargarnos de
Cajamarca.
Proclamada pues la Independencia en todo el Norte
de la República; es decir, en la antigua Intendencia de
Trujillo, uno de los preferentes cuidados del Presidente
Torre-Tagle, fué proveerse de dinero y demás recursos para
auxiliar con prontitud al Ejército del General San Martín,
qu« se hallaba en condiciones deplorables, como antes lo
hemos expuesto.
Me olvidaba referir una circunstancia esen<:ial: que las
respectivas provincias áegún las órdenes del Marqués, de-
-54-
bfan nombrar sus Gobernadores, que reemplasacen á los Sud-
Delegados. La elección, sería por los Ayuntamientos,
Párrocos y demás respetables padres de familia, sujeta á la
aprobación del Presidente. Así, en Huamachuco se nombró
al Sr. D. Pablo Dieguez y Florencia, vecino respetable,
entonces de Cajabamba. En Lambayeque al Sr. Alcalde de
españoles D. Juan Manuel Iturregui, que encabezó el pro-
nunciamiento por la Patria, más no aceptó el cargo, por
que prefirió ir al Ejército de San Martín con los recursos de
hombres y dinero, que proporcionó la rica y abundante pro-
vincia de Lambayeque. Pero, no debo adelantar los sucesos
y en su oportunidad hablaré de las respectivas provincias.
Como íbamos diciendo, el Marqués Presidente se em-
peñó en remitir toda clase de auxilios y recursos al Ejérci-
to del General San Martín. El Sr. Valdéz en su anotación,
de la oda á Quito Libertada, dice lo que sigue: "No ha-
biendo en el Tesoro Público, más que real y medio, pro-
porcionó al Ejército Libertador, muy deteriorado por las
enfermedades y miseria, inmensos socorros en reclutas, di-
nero, vestuario, tabacos, víveres, medicinas, vacas, caba-
llos y muías, sin gravar notablemente á los pueblos; y le-
vantó al mismo tiempo cuerpos de Infantería y Caballería
para conservar el orden, en su Provincia (hablaba del Mar-
qués Torre-Tagle;) y hacerse respetar de las limítrofes o-
ocupadas por armas españolas." Y repetimos que éstos da-
tos debió tomarlos el Sr. Valdéz, del mismo Marqués de
Torre-Tagle.
La I.* remesa que se hizo en dinero, según los libros
de las antiguas Cajas, fué de $ 8o,ooo, formando parte con-
siderable de esta suma, las erogaciones de Lambayeque;
por lo que el Gobierno Supremo, primero, y después el
Congreso Constituyente del año 22 la llamaron '*Beneméri-
ta y generosa ciudad de Lambayeque;" de lo que me ocu-
paré después.
Huamachuco fué la primera que auxilió con dinero al
Marqués, no del peculio de sus vecinos; pues no estaba en
el caso de la rica y feraz Provincia de Lambayeque; sino
que remitió al Presidente Torre-Tagle, ó sea á las Cajas
reales, todo el dinero que se hallaba reunido y enzurronado
perteneciente á los Reales Tributos.
-55-
Tan considerable cantidad, fué quitada al Sub-Dele-
gado, por el prestigioso caudillo popular, el joven entonces,
D. Gaspar Calderón que fué Jefe de acción por la Patria,
en Huamachuco. Ya podrá comprenderse, la importancia
de la prontitud de este auxilio, cuando como lo dice el se-
ftor Valdéz, sólo hubo en las cajas, real y medio, al hacerse
el pronunciamiento, el 29 de Diciembre.
CAPÍTULO V,
SÍ/MARIO, — De dónde salieron las cuantiosas remesas di
dinero que se hicieron al General San Martín —Anti-
güedad é importancia política de la ciudad de Trujillo. —
Por qué dio el Congreso al Departamento de Tríijillo el
honroso título de la Libertad, — Fué declarada capital de
la República y d ella se trasladó también el Congreso.
Hemos dicho en el capítulo anterior que la primera re*
mesa de dinero que le fué del Departamento al General San
Martín, ascendió á $ 80,000, según los libros de la antigua
Tesorería. El Sr. Valdéz en su anotación tantas veces cita-
da, refiere: que tales auxilios se hicieron sin gravar notable^
7nente d los pueblos^ como así sucedió.
El pronunciamiento de Trujillo, fué el 2g de Diciem*
bre de 1820; así que los reales tributos se hallaban en su
mayor parte colectados, en las ocho extensas provincias de
que se componía la Intendencia, de manera que, el Tesoro
público pudo recibir cantidades considerables; no sólo
para atender al servicio del mismo departamento^ sino tam-
bién para remesar al Ejército Libertador.
-S6-
Por las leyes fiscales que rejf an entonces, y que quedaron
subsistentes en la República, podía adelantarse el co-
bro del tributo, ó sea de la contribución personal dos me-
ses antes, en los semestres de 3an Juan y Navidad; así que
el de Diciembre de 1820, se hallaba en su mayor parte co-
lectado.
El Protector General San Martín, decretó quedar abo*
lido el impuesto denominado tributo, por su decreto de
27 de Agosto de 1821/ es decir, ocho meses después del
pronunciamiento de Trujillo; por lo que hubo facilidades y
tiempo para recaudar toda la contribución, ó sea el tributo-
No tenemos conocimiento exacto, de la suma á que
ascendía toda la contribución personal de los indígenas;
más debió ser considerable, por que según nos lo refiere
Feyjoó, correjidor que fué de Trujillo, los indígenas de lós
pueblos del Valle de Chicama pagaban 7 pesos al afto; y
otros, como el de Paiján, 8 pesos. La misma capitación de-
bió regir en todos los pueblos de la costa, principalmente
en las provincias de Lambayeque y Piura, que eran férti-
les y ricas.
El tributo se exijía, en consideración á la fertilidad de
los terrenos, y á las fanegadas que poseían las comunida-
des.
En la3 provincias del interior, era menos el tributo.
La capitación general de $ 2—2 reales al semestre; y sólo
en ciertas localidades se exijían 3 con dos.
A las cuantiosas sumas que rendía la contribución per-
sonal, debe agregarse lo que producían las Aduanas de
Huanchaco y Paita, por las que se hacía el comercio en to-
do el Norte de la República.
La Aduana de Trujillo en la época del Sr. D. Lorenzo
Bazo, mandaba con repetición á la Tesorería principal, par-
tidas de 50 y 80,000 $. Era natural, por que bloqueado el
Callao por la Escuadra independiente, los únicos puertos
expeditos eran Huanchaco y Paita, para todo el Norte; y
aún las provincias de Huaráz se proveían de mercaderías
de la Aduana de Trujillo. ¡Cuan importante fué entonces el
comercio en el Norte de la República!
No debo dejar de hacer aquí una observación — Según
el testimonio oficial del correjidor Feyjoó, la contribución
-57-
en la costa de cada indígena era de 7 y 8 pesos al aflo, y en
el interior de $ 4 y medio á 7; y en el día sólo debe co-
brarse en la costa S. 2 al semestre, y en la sierra S. i; más
hay grandes dificultades para la recaudación; bien que esto
sólo pasa en lo que es hoy Departamento de la Libertad.
La razón, no conviene darla en éstos "Anales;'* más, sí de-
bo referir la circunstancia muy notable, que en el Departa-
mento de Lambayeque, cuyas dos provincias, no hage poco
se han desmembrado al de la Libertad, la contribución
personal, se recauda con puntualidad; de modo que, el ser-
vicio público, está perfectamente atendido; mientras que
en Trujillo no supede así.
La ciudad de Trujillo, por su posición topográfica, sus
elementos de civilización, sus ferro-carriles, puertos, y demás
circunstancias, ha sido justamente y está llamada áser capi-
tal de todos los pueblos del Norte. Su importancia política,
viene desde la época de su fundación, en 1535*» — el mismo
afto que se hizo la de Lima, Feyjoó y otros que han escri-
to sobre antigüedades, se encargan de una circunstancia
especial,— que sólo Lima y Trujillo han sido ciudades á
quienes se les concedió por la autoridad Real Escudo de
Armas, con la particularidad que Trujillo, lo obtuvo pri-
mero que Lima; pues, el Emperador Carlos V. y la Reina
dofta Juana, expidieron la cédula en 7 de Octubre de 1837,
para que usase Trujillo el Escudo ó armas que hasta hoy
tiene. Y á Lima se le acordó, dos meses después, el 7 de"
Diciembre de 1837.
No son éstas inútiles referencias, por que cuando se
trata de los pueblos, como de los individuos, su antigüedad,
las condecoraciones que han recibido la gloriosa estirpe de
sus fundadores ó el ilustre abolengo de sus antepasados,
entran en mucho para poder apreciar su merecimiento del
presente y la importancia del pasado.
La población de Trujillo, capital del antiguo Departa-
mento, casi se ha conservado en el mismo pié que tuvo,
cuando la describió Feyjoó, en 1701. Entonces, tenía 9,286
habitantes; y por el censo que se hizo en 1876, asciende á
10,436,
El Marqués Presidente permaneció al mando del De-
partamento, hasta el mes de Agosto de 182 1; en cuya fecha
-58-
fué llamado á la Capital; y el Protector General San Mar-
tín, le delegó el mando Supremo.
Una de las primeras atenciones del Supremo Delega-
do, fué enaltecer como era justo, á la ciudad de Trujillo,
dándole el renombre de ^'Benemérita y Fidelísima á la Pa-
tria," título que debía usar en todos sus actos públicos. AI
cabildo de la ciudad, se le dio el tratamiento de "Honora-
ble." Así fué dispuesto por Supremo Decreto de 13 de K-
iiero de 1822, firmado por el Marques Torre-Tagle, y por
el Ministro D. Bernardo Monteagudo'.
Llega la oportunidad de decir, que Trujillo.no sólo
recibió este timbre de honor del Supremo Gobierno de esa
época, sino que también el Congreso Constituyente, al de-
signarla como capital del Departamento de la Libertad, re-
conoció la importancia de sus servicios á la Patria, y su
merecimiento.
Copiamos el texto de la ley. ^*A los servicios singulares
que ha prestado dicho Departamento [el de Trujillo] á la
causa pública, habiendo sido el primero donde se proclamó
la Independencia y el refugio de los patriotas en dos diversas
ocasiones. (Aprecíese la importancia de este considerando.)
Ha venido en decretar y decreta." **E1 Departamento antes
llamado Trujillo, se denominará en adelante de la Libertad*'
y su capital, "Ciudad de Bolívar.^' Ley de 9 de Mayo de
1825.
Vino la guerra imprudentemente que se declaró á Co-
lombia, vinieron las pasiones, políticas; y el Congreso del
27, al restituir á Trujillo su antiguo nombre, quitándole el
de Bolívar, dejó subsistente la denominación, del Departa-
mento, cual es el de la Libertad que hasta hoy conserva.
Fué también Trujillo en esa época de sacrificio y de
recuerdos gloriosos, declarada capital de la República,
mientras la de Lima fuese ocupada por los enemigos; y re-
sidencia, p r tanto del Supremo Gobierno y demás oficinas
generales, lo que se hizo por decreto de 31 de Marzo de
1824, expedido por el Libertador General Bolívar. .
• Se trasladó, también a Trujillo el Congreso Constitu-
yente. (Una parte de él) y funcionó en la casa que ha sido
de la señora doña Manuela Urquiaga.
El decreto de traslación que es poco conocido, por que
-59-
se dio en la fortaleza del Callao, donde se refugió la Re-
presentación Nacional, no lo registran las colecciones oficia-
les, y lo insertaremos literalmente en el capítulo siguiente,
expresando en él, todo lo relativo á la traslación y demás
incidentes.
Quedamos en que el Congreso Constituyente del año 23
tuvo que refujiarse en las fortalezas del Callao, para poder
funcionar, ordenó después su traslación á Trujillo, como en
efecto se verificó.
Debemos antes, manifestar,*cual el patriotismo y resig-
nación de los Representantes del pueblo en 1823.
Invadida la Capital por las fuerzas del General Cante-
rae que la ocuparon en el número de 7,000 hombres; es
tradición, y así me lo dijeron algunos Representantes, entre
ellos los SS. Dr. Pedro José Soto que era Diputado por Hua-
machuco, y el Dr. Mariano Quesada y Valiente que lo era
por Lambayeque, que las avanzadas de Canterac se esta-
ban batiendo en las afueras de Lima con las pocas fuerzas
de la Patria; más la Representación' Nacional reunida, fun-
cionaba en los salones de la Universidad. El peligro llegó á
tal extremo que los más Diputados tuvieron que trasladar-
se, á pié, de la Capital al Callao. El señor Soto no tuvo
más tiempo que ir á su casa, tomar su manteo y acomodán-
dolo en un pañuelo, se dirijió al Callao — Y el expresado
señor era de salud muy delicada. ¡Pero cuánto pudo el
patriotismo!
Recuerdo que sublevados los Países Bajos, Felipe II
mandó al Duque de Alba, para subyugarlos de cuyas cruel-
dades, se ha encargado extensamente la Historia.- — Más la
cita á nuestro propósito, es la siguiente: — Sorprendió en el
camino á unos Diputados que debían reunirse en la Capital
para proclamar la Independencia; y la sorpresa fué en cir-
cunstancias que habían hecho alto para almorzar. No se
les encontró ningún equipaje, y por toda provisión, no te-
nían más que quezo y un poco de mal pan. Informado del
hecho el caudillo español esclamó: son perdidos para la Es^
paña los Países Bajos: y decía bien, desde que los Represen-
tantes del pueblo tenían tal comportamiento y frugalidad.
Si el Virrey La-Serna, hubiera podido ver á un respetable
eclesiástico como el Sr. Dr. Soto, caminando á pié más
-6o-
de dos leguas y sin más equipaje que sa manteo bajo el
brazo, habría podido exclamar como el Duque de Alva. Sí
éstos son ¿os representantes del pueblo^ está perdido el Perú
para la España.
Perdónese esta digresión, por que mí propósito es que
se reconozca el patriotismo y abnegación de los que traba-
jaron por nuestra Independencia.
El i8 de Junio de 1823 ocupó el General Canterac
con 7,000 hombres Lima; y la Representación Nacional y
el Gobierno Pupremo; desempeñado por el Gran Mariscal
don José de la Riva Agüero, se asilaron en las fortalezas del
Callao, donde continuó la primera en el ejercicio augusto
de sus funciones.
No es de estos "Anales** referir cuanto ocurrió en la
ocupación de la Capital, y el sitio que se puso por el ejér-
cito español á las fortalezas; y sólo vamos á hacer mérito
del decreto de traslación á Trujillo de la Representación
Nacional en 19 de Junio de 1823, autorizados por el Vice-
presidente del Congreso, don Francisco Agustín Argote y
por los Secretarios don Francisco Herrera y don Gerónimo
Agüero. Decía así: Atendiendo d las criticas circunstancias
en que se halla la Repiíblica y deseando tomar todas las me-
didas necesarias para salvarla; ha venido en decretar y de^
creta — Que se trasladen el Congreso, y el Gobierno y todos
los Tribunales con la brevedad posible d Trujillo, — En los
artículos 2.*» y 3.° — se creó un poder Supremo militar, para
que atendiese en cuanto fuese posible á la defensa de la
Capital, y á la seguridad del Congreso que debía trasla-
darse.
Tal nombramiento recayó en el General D. Antonio
José de Sucre, que ocupaba las fortalezas, con el ejército
auxiliar de Colombia de 2.000 hombres. El General Sucre,
$icmpre juicioso y moderado, declinó la honra que se le
hacía, no obstante ofrecer sus servicios, en defensa de la
Representación Nacional y del País. No se admitió la es-
cusa, y se le obligó á comparecer al Salón del Congreso
conduciéndolo una Diputación para que prestase el jura-
mento, como lo verificó.
El mismo Congreso expidió con fecha 23 de Junio un
Decreto destituyendo ^Qx^n Mariscal D, José de la Riva-A-
-6i-
gtiero de la Presidencia de la República; decía: Art, i.^ Qué
el Gran Mariscal don José de la Riva-Agüero queda exhone*
rado del Gobierno. Y en el artículo 2.°, se le mandaba expe-
dir pasaporte para que pudiera retirarse del territorio de la
República al punto que acordarse el Supremo poder mili-
tar, que se había establecido. Y se encomendó la ejecución
de este Decreto al expresado General Sucre.
Como no tenía el cúmplase del Poder Ejecutivo, el
General Sucre, se negó á cumplirlo, diciendo, "que como
auxiliar, no debía intervenir en la competencia, ó desacuer-
dos, entre el Congreso y el Gobierno" é indicaba, que se
procediese con la debida prudencia. Insistió en que era o-
portuna la traslación del Congreso á Trujillo; pues funcio-
nando en las fortalezas, se podía traducir, que era coactado
por la fuerza de su mando; agregó esta notable frase —
que hay delicadezas que ningún poder humano tiene derecho d
traspasar.
En mérito de las observaciones del General Sucre,
el Congreso en sesión de 26 de Junio acordó que reservaba
para su oportunidad, el que se diese cumplimiento á la re-
solución expedida.
La destitución del Presidente de la Riva-Agüero, fué
autorizada, por el Presidente del Congreso Sr. D. Justo Fi-
guerola. Diputado por Lambayeque y por los Secretarios
D. Gerónimo Agüero y D. Martín Ostolaza, Diputado, este
último por Trujillo.
Véase la importancia política que han tenido en tiem-
pos atrás, los Representantes del Departamento de la Li-
bertad.
La traslación del Congreso se verificó en 26 del mismo
mes de Junio, avisándola al General Sucre, en los términos
siguientes: " El Soberano Congreso había dispuesto avisar
á VE. por medio de una Diputación su resolución última
de partir hoy para Trujillo; pero no habiendo permitido
las circunstancias del día realizar este paso, nos ha ordena-
do comuniquemos á VE. esta noticia para su inteligencia^
asegurándole de la confianza con que se dirije á su destino,
dejando en manos de VE. la suerte de la República Pe-
ruana. Dios guarde á VE. á bordo de la Fragata "Vigía,'*
en la bahía del Callao, Junio 26 de 1823.— ^Gerónimo A-
güero, Diputado Secretario — Manuel Ferreyros, Diputado
Secretario. —Excmo. Señor Jefe Supremo Militar, General
Antonio José de Sucre.
CAPÍTULO VI.
SUMAR/O: — £1 Congreso y el Gobierno se establecen en
Trujillo. — Se trata de renovar el decreto de destitución
del Presidente Riva-Agiiero y disuelve éste el Congreso^
haciendo allajiar con fuerza arenada la Sala de sus se-
siones. — Los Diputados salvan cónio pueden, Jiabiendo sido
siete presos y qiie fueron remitidos al Sur en U7ia pequeña
é incómoda goleta d disposición del General Santa
Cruz. — Padecimientos que sufrieron. — Cómo salvaron
felizmente. — Desocupada la Capital por Canter de y se su-
blevó el sentimiento piíblico^ pidiendo la reinstalación del
Congre so. ^^ Ratifica la destitución de Riva-AgüerOj de-
clarándolo fuera de la ley^ é i^nponiendo pena d sus cótn-
plices. — Nombra el Congreso Presidente al Marqués de
Torre- Tagle.
Cómo lo hemos expuesto antes, el Gobierno y el Con-
greso se trasladaron á Trujillo, de las fortalezas del Ca-
llao, y debieron llegar el 29 ó 30 de Junio (1823,3 puesto
que el aviso dado al Jefe Supremo Militar General Sucre,
por los Secretarios, á bordo de la fragata "Vigía,'' Jué el 26;
de modo que desde el i.° de Julio, más ó menos, abrió sus
sesiones.
Ya hemos dicho que el Palacio del Congreso, fué la
casa de D. Tiburcio Urquiaga, situada en la 'calle hoy del
*Trogreso," y conocida por la de laS.'^ Uquiaga.
-63-
Hemos visto también, que el mismo Congreso, por re-
solución de 23 de Junio, destituyó al Gran Mariscal Riva-
Agüero de la Presidencia de la Nación, mandando se le ex-
pidiese pasaporte para salir fuera del territorio de la Repúbli-
ca, al punto que acordase el Supremo Poder Militar; es decir
el General Sucre; resolución que no fué llevada á efecto
por las observaciones que hizo el expresado General en el
extenso oficio de 23 del mismo Junio, pasado á los Secre-
tarios del Congreso. — Decía en él: **que hallándose el de-
creto sin el pase del Ejecutivo, y careciendo de una fórmu-
la tan esencial; ignoraba si tenía fuerza de ley." Aftadía:
"que trasladándose el Congreso á Trujillo, sus deliberacio-
nes serían respetadas por el ejército como dictadas en el
seno de una franca y absoluta expontaneidad; por que, bajo
el influjo de las armas, puede notársele algunos vicios."
En el mismo oficio manifestaba los peligros de encender la
guerra civil en el país que dañarían á la causa pública; y
lo que es peor contagiaban al ejército y destruían su moraL
Decía también, "Abusaré de la indulgencia del Soberano
Congreso, para expresarle mis opiniones. Trasladados los
Tribunales á Trujillo, conforme al Supremo Decreto de 19
de Junio, podrá la Representación Nacional, juzgar si tie-
ne por que, al Ejecutivo; y destituirlo, si fuere necesario,
bajo los trámites legales, entendiendo que las tropas alia-
das, no se mezclarán en éstos negocios puramente perua-
nos.** Y concluía con estas palabras: "Y para decirlo de
una vez, si estas disenciones continúan con el aspecto que
las observo; mi único partido se/á restituir á su Patria los
soldados colombianos, para evitarles la deshonra de empe-
ñar sus armas en guerra civil. — Dios guarde á US. — Anto-
nio José de Sucre.
El Congreso, como lo hemos dicho, resolvió que que-
dase en suspenso el Decreto de destitución y que después
resolviera lo que fuese más conveniente al país.
*" Nos encargamos del oficio del Jefe Supremo Militar,
General Sucre, y de cuanto ocurrió acerca de la destitu-
ción del Presidente, por que nuestra historia contempo-
ránea, ni aún el prolijo Sr. Dr. Paz Soldán, hacen mérito
de él. Y para que se conozcan bien los antecedentes del
Congreso y el Gobierno en Trujillo, puesto que vino des-
-64-
pues la disolución del Congreso, por Riva-Agüero y la
guerra civil.
Los fundamentos, que tendría el Congreso para de-
cretar la destitución, debieron ser muy graves. El Sr. Dr.
D. Mariano Quezada, Diputado por Lambayeque, y que
fué uno de los presos, en su carta de 22 de Agosto de 1823
dirijida á una hija suya en Lambayeque le decía: "que los
buenos Diputados por cumplir su deber se habían opuesto
eiempre á la malversación que se había hecho por Riva-
Agüero, de los fondos públicos, y á la sangre inútilmente
derramada."
^ Funcionaba pues el Congreso en Trujillo, y en com-
pleta libertad, como lo quería el General Sucre; parece que
se propuso llevar adelante la destitución del Presidente
Riva-Agüero, que había declarado quedar en suspenso,
por resolución de 26 de Junio, expedida en las fortalezas.
El Presidente Riva-Agüero se apercibió de lo que se tra-
taba, no obstante que las sesiones eran en secreto, y el 19
de Julio, mandó allanar con fuerza armada la sala de se-
siones, disolver el Congreso, tomándose presos á 7 Diputa-
dos de los que eran más desafectos.
Allanada la casa, tradición es; y así me lo dijeron en
años atrás, algunos respetables señores de esta ciudad, en-
tre ellos él Sr. Canónigo Di: D. Pedro Madalengoytia, que
los que no fueron presos, salvaron por los techos y puer-
tas excusadas^ como pudieron, favoreciéndose algunos
en un palmero que hasta hoy se conserva. El Sr. Quezada,
Diputado por Lambayeque y siete más fueron de los redu-
cidos á prisión.
Al mismo tiempo que se allanaba tan torpemente el
Palacio Legislativo y se aprehendía á los Diputados, se pu-
blicó por el Presidente Riva-Agüero un bando, en la mis-
ma fecha 19 de Julio, declarando (art. i.^) "que quedaba
disuelto el Congreso, y sus Diputados, sin el uso de atri-
bución, ni privilegio alguno." En el artículo 2.° se estable-
cía un Senado compuesto de diez Vocales, elejidos de en-
tre los mismos Diputados. El Decreto de disolución tenía
muchos considerandos, entre ellos los muy invocados por
los déspotas, para cohonestar los atentados/ "el clamor po-
pular, la salvación del país," y demás suspicacias.
■■■
-65-
El Sr. Quezada y seis Representantes más fueron
puestos á bordo de una goleta llamada ''Veloz Trujillana,"
en Huanchaco, y remitidos al Sur á disposición del Gene-
ral Santa Cruz, con órdenes las más torpes al Jefe de la
guarnición que los conducía, de ser fusilados ó arrojados
al agua, si en la goleta ó en alguna población se hacía cual-
quier movimiento para libertarlos.
Sensible es no conocer el nombre de los otros seis- Di-
putados, para bendecir la memoria de estos patriotas már-
tires del deber.
Conviene advertir: que los dos Diputados por Hua-
machuco, Dr. Sánchez Cardón y Dr. Soto no se hallaron
en Trujillo cuando la disolución del Congreso; más esto
que pudiera interpretarse como una falta, tiene por el con-
trario una explicación patriótica.
El Dr. Sánchez Carrión, había sido mandado antes á
Guayaquil por el mismo Congreso, con el objeto de traer
al Libertador Bolívar, como efectivamente lo hizo; y el Dr.
Soto, enfermo, tuvo que retirarse á Huamachuco, por con-
secuencia del viaje que hizo á pié de Lima al Callao, cuan-
do la ocupación de Canterac.
La **Velóz Trujillana" era una goleta pequeña, sin co-
modidad alguna, sucia; pues su destino era el de conducir
leña y azúcares de Cañete á Lima. El nombre del Capitán
de dicha nave y del jefe de la guarnición que se puso para
custodiar y martirizar á los Representantes, debe pasar á
la Historia, para su execración. El Capitán fué D. Miguel
José Echarris; y el que mandaba la escolta el Sargento Ma-
yor D. Pedro Basaldera. Según los apellidos, parece que
no eran hijos del Perú.
El Sr, Dr. Paz-Soldán en su obra ''Historia del Perú
Independiente," Tomo i.° y 2.^ período á la página 147,
registra la extensa y sentida carta del Sr. Quezada á la se-
ñora su hija en Lambayeque, en que minuciosamente le
habla del maltrato y de las crueldades que sufrieron á bordo
los 7 Diputados. Pero nó habló en dicha carta, de la infa-
mia que el Jefe de la escolta, cometió con 7 de los
presos, según referencias que á mí me hizo en otra oca-
sión el expresado Sr. Quezada,
-66-
A los lo ó 12 días de navegación, se les presentó en
la bodega el expresado Jefe; pues que nó se les permití?, sa-
lir á cubierta; y les dijo que pasaba por el dolor de ins-
truirles que dentro de 2 ó 3 días, serían fusilados en alta
mar, según las órdenes terminantes que tenía: que el equi-
paje y demás cosas de valor que llevaban, serían apropia-
dos por el Capitán del buque y sus marineros; y que era
mejor que ellos voluntariamente cediesen; que al menos
contarían con su agradecimiento.
Ya puede comprenderse cual la sorpresa de los Repre-
sentantes, al oír semejante intimación. Reponiéndose de
su dolor y sorpresa, le contestaron, **que nó le daban cosa
alguna, que él podía tomar por la fuerza todo lo que lleva-
ban; pero que entendiese que el asesinato, que se iba á co-
meter con los Representantes del pueblo, sería alguna vez
ejemplarmente castigado.*' La entereza con que hablaron
al feroz Comandante, lo dejó cortado, y no consiguió en su
propósito de ser heredero de los Diputados.
No obstante, los años trascurridos, pues el Sr. Queza-
da, me refería esto en 1846, cuando yó era Fiscal de la
Corte, lo vi conmoverse al referir los hechos con la mayor
ternura.
Como tenía desde que fui Secretario de la Prefectura
del antiguo Departamento de la Libertad, (1838) el propó-
sito de escribir alguna vez los **Anales'* de este Departa-
mento, me agradaba platicar sobre los hechos ocurridos en
la guerra de la Independencia. Así, muchas veces oí á los
señores Quezada, doctor Soto y Velarde, Lizarzaburu,
José María, Casanova, i). Domingo, y otros que frecuente-
mente eran examinados por mí. Tomé también en copia
los documentos más importantes de la Secretaría de la
Prefectura. En Lima los Generales Moran, Raygada, Pe-
zet y demás personas que conocían los sucesos que tuvie-
ron lugar en el Departamento, me hicieron importantes
explicaciones. Todos los datos los tenia copiados cuidado-
samente; y desaparecieron el año 84 cuando mi casa fué
allanada por Romero y Flores, según lo he expuesto antes.
Más volviendo á la prisión de los 7 Representantes, que
debían ser conducidos al Sur á disposición del General San-
ta Cruz, veamos como se salvaron.
-67-
La "Veloz Trujillana" que salió el 20 de Julio de
Huanchaco, llevando los presos, tuvo que arribar á Chan-
cay el 11 de Agosto para proveerse de agua y de lastre que
faltaba á la .Goleta. El pueblo de Chancay con su Goberna-
dor á la cabeza, al saber que iban presos los Diputados, se
apoderó del Capitán y del infame Comandante de la
guarnición que había bajado á tierra, y los amenazaron de
muerte, si no ponían en libertad en el acto á los Diputados.
A tan seria intimación no pudieron resistir y fueron desem-
barcados y entregados al pueblo que los llevó en triunfo á
la población. Exijiéron también todo el pobre equipaje
que habían llevado, el cuál se reducía á prendas insignifi-
cantes, el que también fué entregado. Basta saber que en-
tre los 7 Diputados, sólo pudieron reunirse 20 pesos que
les quitó el Comandante de la escolta. De Chancay se avi-
só á Lima, haberse rescatado á los Diputados, y se les con-
dujo en triunfo á la Capital. Su entrada fué de noche (13
de Agosto) la ciudad estaba iluminada y empabezada, se
les condujo en los coches de Gobierno á la casa del Presi-
dente del Congreso Dr. Figuerola, y de allí el pueblo los
llevó en triunfo á la casa Consistorial. Ovación bien mere-
cida á los mártires de la "Veloz Trujillana."
El Marqués de Torre- Tagle que ya era Presidente déla
República, también los recibió y obsequió. El 14 fueron
presentados por una comisión del Congreso ante él, y les
obligó á que ellos mismos, refiriesen en pública sesión, que
fué sumamente concurrida, su prisión y cuántos vejámenes
se les había hecho sufrir. Y cumplieron exponiendo fiel-
mente todo lo que se había cometido con ellos.
El Sr. Dr. Toribio Rodríguez de Mendoza, después de la
patética relación de los Diputados, pronunció un elocuen-
tísimo discurso, sobre los abusos de la tiranía; lo que eran
los déspotas; y cómo debían los Representantes del pueblo
cumplir con su deber, aún sacrificando su vida en los alta-
.res de la Patria. Discurso que fué contestado en sentida y
elevada frase, por el Presidente del Congreso Dr. Figuero-
la, Diputado por este Departamento. Esos tiempos y ésos
hombres quizá no valverán, pues solo se presentan, cuando
las grandes conmociones políticas cambian la faz de las so-
ciedades.
-68-
Pero se dirá ¿cómo es que pudo hacerse todo esto en
Lima? cuando según lo hemos referido antes la dejamos o-
cupada por Canterác en 1 8 de Junio, con 9,000 hombres;
ocupación, que obligó al Congreso y al Gobierno á trasla-
darse á Trujillo. La razón fué la siguiente:
Con motivo de los progresos que había hecho al prin-
cipio la expedición de más de 5,000 hombres que llevaron
á intermedios los Generales Santa Cruz y Gamarra; y que
aún llegaron á internarse á Bolivia, después del pequeño
triunfo en Zepita, sobre las fuerzas españolas; Canterác en
obedecimiento de las apremiantes órdenes del Virrey La-
Serna, tuvo que desocupar Lima y marchar precipitada-
mente al Sur; libre ya la Capital de las fuerzas españolas,
al saberse el atentado de Riva-Agüero disolviendo al
Congreso en Trujillo, se sublevó el espíritu público y los
vecinos más respetables suscribieron representaciones al
Marqués de Torre-Tagle, para que inmediatamente se
convocase á la Representación Nacional. Esto sucedió el 4
de Agosto.
Como lo hemos dicho antes, el General Sucre, que
fué nombrado por el Congreso en las Fortalezas, Supremo
Jefe Militar, se entendió con el Marqués de Torre-Tagle,
para que como peruano y de alta significación, asumiese la
la autoridad política que no podía estar acéfala. Investido
el Marf^ués, con el asentimiento del vecindario, del poder
transitoriamente, convocó al Congreso; faltó número, se
llamaron á los suplentes; y completado el quorum como fué
posible, se instaló el 6 de Agosto. Sus primeras delibera-
ciones fueron (8 de Agosto) ratificar la destitución de Riva-
Agüero, decretada en las fortalezas; declararlo reo de alta
traición, poniéndolo fuera de la ley. Se fulminaron también
penas, contra todas las autoridades, ó funcionarios, que le
ayudasen prestándole cooperación.
Como era natural, el mismo Congreso eligió Presiden-
te Provisorio de la República, al Marqués de Torre-Tagle,
que fué con aplauso general reconocido en la Capital, y
por el General Sucre, que mandaba el cuerpo auxiliar de
3,000 veteranos de Colombia.
Mientras tanto Riva-Aguero, con un ejército peruano
de 3,000 hombres y ocupando todo el antiguo Departa-
-69-
mentó de la Libertad y las Provincias de Huáráz se con-
sideraba Presidente legal de la República, no obstante
haber disuelto el Congreso en Trujillo. Provino de aquí la
guerra civil de la que nos encargaremos en el capítulo si-
guiente.
Anteriormente hemos manifestado que habiendo di-
suelto el Presidente Riva-Agüero en Trujillo el Congreso
(19 de Julio de 1823) entró el país en guerra civil; pues en
el subsiguiente mes de Agosto [el 6] los Diputados que se
quedaron en Lima, reinstalaron en la Capital el Congreso,
el cuál nombró Presidente de la República al Marqués de
Torre- Tagle (8 de Agosto.)
Encendidas de este modo las pasiones banderizas, Ri-
va-Agüero, no obstante sus errores, fué sostenido por las
personas de más significación política en el Departamento.
Así el coronel D. Luís José Orbegoso, más tarde General,
él coronel La- Fuente que mandaba el Regimiento de Cora-
peros, el coronel D. Juan Manuel Iturregui de tanta signi-
ficación política en el Departamento y en Lambayeque, el
coronel D. Pedro Antonio Borgofto, Presidente del Depar-
tamento entonces^ después General por l^iva-Agüero, el
coronel Novoa, D. Ramón Herrera, coronel y más tarde
General, el coronel D. Remigio Silva, el coronel A naya; y
en suma todos los Jefes que mandaban el ejército recono-
cían y sostenían ^omo legal la Presidencia de Riva-Agüero,
mientras en la Capital de la República, el Marqués de To-
rre-Tagle, era estimado como la autoridad legítima. Los
pueblos del Norte y Huaráz siguieron obedeciendo la auto-
ridad de Rivá-A güero.
Pero en esta notable equivocación incurrieron tam-
bién personas que por sus conocimientos, debían estar en
el lado de la verdad. Así el Jurisconsulto Sr. Pérez Tudela,
uno de los consejeros principales de Riva- Agüero, no obs-
tante su buen juicio, sostenía con las citas de varios trata-
distas, entre ellos Benjamín Constant — que el Presidente
Riva-Agüero había obrado bien al disolver la Represen-
tación Nacional, y -tomaba por ejemplo lo que se hagía en
Inglaterra, donde el Rey podia disolver el Parlamento,
cuando lo consideraba conforme al interés público. Tales
eran sus argumentos, en la extensa carta que dirijió de
-70-
Santa el 4 de Agosto al Presidente de la Riva-Agüero, en-
cargándose de la disolución del Congreso y de otros actos
de isu administración. Más el Sr. Tudela debió distinguir
que en Inglaterra y demás pueblos regidos bajo el sistema
monárquico, tal facultad, está reconocida, á la corona
por leyes preexistentes, ó por el consentimiento general de
la Nación, desde siglos atrás. La autoridad Real, cuando
disuelve las Cámaras y manda hacer nuevas elecciones, e-
jercita un derecho; en el Perú, nacido al calor de las ideas
democráticas, que acababa proclamar su independencia,
declarando que la soberanía residía en la Nación, la cual
había nombrado sus delegados, para ejercerla, el haber a-
tentado contra la Representación Nacional, fué un crimen
de lesa soberanía, y el Congreso estuvo en su derecho para
reprimir el atentado como lo consideró más conveniente.
Extensos manifiestos, y notas oficiales, se publicaron
por el Presidente de la Riva-Agüero tratando de justificar
su conducta, siendo sus argumentos principales; que el
Congreso reunido en Lima, que lo acababa de destituir, no
había tenido el q'iorum legal; que en las fortalezas del Ca-
llao, al nombr-ar Jefe Supremo Militar al General Sucre,
se le había despojado de una de sis principales atribucio-
nes de mandar la fuerza pública; y que al destituirlo sin
causa, siendo el Presidente legal; se había cometido un a-
tentado, arrogándose los Diputados una atribución que
no tenían. — Más estos y los demás argumentos conque
pretendió justificarse, tenían la sencilla contestación, de
que siendo el Congreso el verdadero Soberano, nombrado
por los pueblos para constituir el país y hacer todo lo que
creyesen conveniente al bien común, no tenía limitación
alguna, y podía hacer cuanto estimase oportuno, sin más
restricción que las que imponían el derecho natural y la
moral.
Para la destitución sin causa, ó sea sin forma de juicio
debió tener presente el Mariscal de la Riva- Agüero, que el
Congreso que lo destituía, al dimitir ante él el general, San
Martín el mando Supremo, nombró una comisión de su
seno, compuesto de tres miembrc^^ para que ejerciese el
Poder Ejecutivo, comisión que la compusieron, el Conde
de Vista Florida, D. Manuel Salazar y Baquíjano, el gene-
-71-
ral La-Mar y D. Felipe Alvarado, (todos Diputados) co-
misión que la puso en receso, por que el ejército de Lima y
notables personas influenciadas por el mismo de la Riva-
Agüero, pidieron que para el mejor servicio público, con-
venía que el Poder Ejecutivo estuviera en una sola mano.
—El Congreso estuvo pues en su derecho al declarar, sin
necesidad de juicio, que el Presidente de la Ri va-Agüero
quedaba exonerado del mando Supremo.
El Señor Dr. Quezada y el Seftor Soto, me refirieron
las razones principales que tuvo el Congreso, funcionando
en las fortalezas del Callao, para destituir al Mariscal de la
Riva-Agüero.
Sostenía éste un antagonismo perjudicial con el Ge-
neral Sucre, que mandaba el ejército auxiliar de 3 á 4,000
hombres, que era la esperanza para la salvación del país.
Aparte de estas consideraciones, tuvo otras de orden inter-
no; y algunas quedan apuntadas en la extensa carta que
el Sr. Quezada dirijió á su hija en Lambayeque.
El nombramiento de Jefe Supremo Militar en el Ge-
neral Sucre, fué no sólo necesario, sino urgentísimo. El e-
jército de Canterác fuerte de 7,000 hombres ocupaba ya
Lima, y el Sr. de la Riva-Agüero no era de profesión mi-
litar; pues no tenía más que el nombre de Gran Mariscal,
que le dio el Congreso, elevándolo á tan alta clase, de sim-
ple coronel. Inatendibles eran pues los argumentos de Riva-
Agüero, para no darse por destituido, y llamar, como lo
hacía en sus documentos oficiales, al Congreso y al Presi-
dente Torre-Tagle "la facción de Lima.'*
. Pero repito, cuan fácil es equivocarse en la guerra ci-
vil, en la cual el éxito de una batalla decide la cuestión,
que es de derecho internacional. El Vice-Almirante Gui-
se con la Escuadra del Perú, en la cuál se embarcó la expe-
dición de los generales Santa Cruz y Gamarra á interme-
dios, sostenía así mismo la autoridad de la Riva-Agüero.
Más la guerra civil en que desgraciadamente fué envuelto
el país, quedó terminada con la venida del Libertador de
Colombia al Perú, que llegó á Lima el i.° de Setiembre de
1823.
La deposición del general de la Riva-Agüero, á fines
de Noviembre de 1823, ejecutada por el coronel La-Fuen
-72-
te, ya la hemos indicado en el discurso preliminar ^<. i
••Anales;" y en el capítulo siguiente hablarémo^ 3e éUa con
má,s extensión. "'^ *«"^ con
El Gobierno de Lima desempeñado ñor el Mo. x
de Torre-Tagle. y el de Trujillo por el Gr!S MaS3"í
la Riva-Agüero, procuraron que fuesen recoíoddos onr i
general Bolívar y que les prestase su poyo. Se ha1h.K ^
en Guayaquil, cuando supo que de la Riva-Aeüem L^uí^
disuelto el Congreso en Trujillo. Y según me rlfirirt .i ^'^
nelD. Miguel Letamendi, hijo de Carácas'amígo Ti í^h'^-
tador-fuéron éstas sus palabras: "Qué torpe, haber dísueí"
to el Congreso cuando ésta es la época de los ConeresÓl -i
El general Bolívar, no vmo pues á Trujillo sino n !i
Guayaquil embarcado en el "Chimborazo" se'diriüóá T^
y reconoció al Marqués de Torre-Tagle, y á la RepresST
tación Nacional que lo había nombrado. h'^^J^en-
ElSr.de la Riva-Agüero, no obstante las extensas
comunicaciones que dirijió al general Bolívar, desouéq rf^
la disolución del Congreso, dándole sus razones nomh ^
dos Ministros, para que pasen á Guayaquil á entenderla
con él; y lo fueron el Sr. Dr. Pérez Tudela, i el coronel D
Juan Manuel Iturregui, á quienes dio las respectivas ere'
denciales é instrucciones/ pero los comisionados tuvieron
que regresar del camino [San Pedro] por que en él suoié-
ron que yá el general Bolívar se había dirijido á Lima El
Sr. Iturregui me dio muchos pormenores sobre este partí
cular; así como cuanto ocurrió en Chile, cuya misión diplo'
mática desempeñó por nombramiento del mismo Presiden"
te Sr. de la Riva-Agüero. Pero en este país había otro Mi-
nistro, el Sr. Salazar, enviado por el Gobierno de Lima- á
la llegada del Sr. Iturregui, los dos Ministros peruanos
fueron reconocidos por el Gobierno de Chile, fundándose
éste al obrar de ese modo, en que por hallarse el Perü en
guerra civil con dos Gobiernos sostenidos cada uno por
un^ gran mayoría del País, no debía decidir cuál era el
Gobierno legal. •
Me refirió también el Sr. Iturregui, que uno de sus
principales trabajos fué, pasar á Buenos Aires y pedir al
general San Martín, que regresase al Perú á hacerse cargo
de la autorids^d Suprema, observándole, que debia comple-
-73-
tar su obra de la Independencia. El Sr. Iturregui para per-
suadir al general San Martín, llevó representaciones de
todos los Generales y Jefes que mandaban el ejército de
3,000 hombres que obedecían á de la Riva-Agüero; y
también el voto de muchos vecinos notables de Trujillo,
recordando que uno de ellos fué el Diputado D. Martín
Ostolaza. El Sr. Iturregui pasó á Mendoza, donde se ha-
llaba el general San Martín, se explicó con él; y por toda
contestación recibió el consejo de que se pusiera término á
la guerra civil, reconociendo la autoridad del Congreso por
malo y detestable que fuese. El general San Martín, era
verdaderamente hombre de estado y no podía apreciar las
cosas de otro modo.
Él Presidente de la Riva-Agüero, contaba también,
para el apoyo de su autoridad, con la expedición de 5,000
hombres que el general Santa Cruz llevó á intermedios; y
para que regresase inmediatamente, sean cuales fuesen las
circunstancias en que se hallasen, despachó órdenes y comi-
sionados, siendo el último el coronel D. Luis José Orbego-
so, que llegó á Arica y Tacna, cuando dicha expedición
acababa de ser batida y dispersada por las fuerzas reales..
Como terminó la guerra civil del afto 23 mediante la
protección del general Bolívar, y la cooperación del general
La-Fuente, nos encargaremos en el capítulo siguiente.
Hablaremos también del éxito desgraciado de la expe-
dición del general Santa Cruz; pues aunque su campafta no
pertenezca propiamente á éstos '^Anales,*' conviene recor-
dar, que la mayor parte de los 5,000 hombros de la lucida
expedición^ como lo reconoce el general español García
Camba, fué compuesta de hijos del Departamento de la
Libertad, y no está fuera de propósito en los "Anales" que
se reconozca los inmensos sacrificios que hicieron los pue-
blos del Norte por la Independencia del País.
-74-
CAPÍTULO VIL
SUMARIO,— Riva-Agüero, no obstante la disolución del
Congreso, co7itinuó siendo obedecido como Presidente en
el Norte de la República, — Llega el getieral Bolívar d
Lima, — Se le inviste de la autoridad siÁJiciente por el
Congreso, para debelar la facción de Riva-AgüerOy y
se le inpiste también de la Dictadura, — Ejercicio que
hizo de ella. — Amnistía que propuso d de la Riva-Agüe-
ro, — Proyectos y arreglos con él, y cóino terminaron.
Como hemos visto en el capítulo anterior, no obstante
haber disuelto el Presidente de la Riva-Agüero el Congre-
so en Trujillo, continuaba con la investidura de Presidente,
siendo obedecido en todo el Departamento de la Libertad
y en el de Huaylas, o<?upándolos con un ejército de 3,000
hombres.
Después de haber disuelto el Congreso, se éxijía á los
Jefes y oficiales del ejército, juramento de fidelidaad y o-
bediencia al preindicado Presidente de la Riva-Agüero.
Hemos indicado también antes, que el Congreso re-
mitió comisionados de su seno á Guayaquil para que com-
prometiesen al general Bolívar, á fin de que viniese al
Perú, para hacerse cargo de la dirección de la guerra con-
tra los españoles. Uno de los comisionados fué el Diputa-
do por Huamachuco Sr. Dr. Sánchez Carrión. Bolívar se
resolvió á venir, y llegó á la Capital el i.° de Setiembre de
1823.
El Dr. Sánchez Carrión dio cuenta del feliz resultado
de su comisión, habiéndose reunido la Representación Na*
cional el 2 para oírle. Expresó en un sencillo discurso, que
el Libertador de Colombia, al saber en Guayaquil la diso-
lución del Congrego en Trujillo, había reprobado tan es-
candaloso suceso; y que sü propósito al llegar á la Capital
era restablecer en el día el Congreso. Presentóse un pro-
yecto de ley, para que se confiriese al Libertador la auto-
-75-
ridad suficiente, á fin de restablecer el orden y debelar la
facción de Riva-Agüero, proyecto que admitido á discu-
sión queció sancionado el mismo 2 de Setiembre. Contenía
2 artículos. El i.° hacía mérito de la destitución de Riva-
Agüero, hecha por el Congreso en las fortalezas del Callao
el 23 de Junio; porque habia disuelto la Representa-
ción Nacional en Trujillo; y en el artículo 2.° se confi-
rió al general Bolívar, las facultades necesarias para restable-
cer el orden, poniendo término ala guerra civil. Podía tras-
mitir éstas facultades á personas de su confianza.
Hizo más el Congreso: con fecha 8 del mismo Setiem-
bre, confirió al Libertador de Colombia la suma del
Poder público en el Perú, ó sea la Dictadura, con el eleva-
do propósito de que alcanzase la libertad é independencia.
Santa Dictadura; pues que llenó cumplidamente el objeto
que se propuso la Representación Nacional.
El Libertador consideró oportuno ofrecer en persona
sus servicios al Congreso, y se presentó al efecto el 12 de
Setiembre en la Sala de sesiones. Pronunció un elocuente
discurso, agradeciendo los honores que se le habían dis-
pensado — dijo: que para alcanzar la libertad del Perú, no
omitiría esfuerzos de ninguna clase, y empleó estas subli-
mes frases — "Cuento también con los talentos y virtudes
de todos los peruanos, prontos á elevar el edificio de su
hermosa República: ellos han puesto en las aras de la Pa-
tria todas sus ofrendas; no les queda más que su corazón;
pero este corazón es para mí el paládium de su libertad."
Terminando así: "Los soldados de Colombia han venido á
combatir por la libertad del Perú: vencerán y dejarán libre
al Perú, ó todos morirán. Señor, yó lo prometo." Ofreci-
miento que fué religiosamente cumplido.
El Presidente del Congreso, Diputado por Lambaye-
que, Sr. Dr. Figuerola, contestó al general Bolívar con ele-
vación y dignidad. Fueron sus últimas palabras. "Dadnos
Patria y obrad según las emociones de vuestro corazón."
Bolívar replicó en el acto— "Yó ofrezco la victoria confiado
en el valor del ejército unido, y en la buena fé del Congre-
so, Poder Ejecutivo y Pueblo Peruano; así el Perú queda-
rá independiente y soberano, por todos los siglos de exis-
-76-
tencia que la Providencia Divina le seflale/* ¡Los genios
como Bolívar son también Profetas.
Con los antecedentes que quedan relacionados, ya
puede comprenderse, cuál seríala situación política en Tru-
jillo del titulado Presidente -de la Riva-Agüero. Se propu-
so atraer al general Bolívar, le escribió felicitándolo, é hizo-
mérito, que él había sido el más interesado, para que viniese
al Perú. Hizo que su Senado lo felicitase también; más Bo-
lívar era bastante experimentado, y no podía dejarse ofus-
car por de la Riva-Agüero, ni faltar á lo que solemnemente
había ofrecido de prestar su decidido apoyo al Congreso.
Debemos recordar que el Marqués de Torre-Tagle,
como lo hemos dicho antes, fué nombrado Presidente de
la República por el Congreso que se reunió en Lima, des-
pués que se supo la disolución, por de la Riva-Agüero en
Trujillo.
Oportuno es recordar que al disolverlo, nombró de la
Riva-Agüero un Senado, compuesto de lO Representantes
salidos del mismo Congreso. Recordamos, que lo fueron el
Sr. Dr. D. Tomás Diéguez, que fué ^después Obispo de
Trujillo, el Sr. Dr. Pérez Tudela, el Diputado por Trujillo
D. Martín Ostolaza y el Diputado por Piura Canónigo A-
rrunátegui; no recordando el nombre de los otros. — El Sr.
Dr. Figuerola que presidió el Congreso en Trujillo, fué
también nombrado Senador; más sin aceptar el cargo se
dirigió á Lima. El Sr. Pérez Tudela, que se hallaba en San-
ta, tuvo el encargo del Sr. Riva-Agüero, de atraer al seflor
Figuerola, y que aceptase ser uno de los Senadores, lo que
no consiguió, según carta á de la Riva-Agüero de 4 de A-
gosto datada en el mismo Santa,
Para demostrar de un modo tangible la poca simpatía
que inspiraba la conducta del Sr. de la Riva-Agüero, refe-
riremos un episodio realizado en Trujillo. El Sr. D. Joa-
quín Mosquera, Ministro de la República de Colombia, a-
creditado ante el Perú, se dirijía á Lima por tierra, y llega-
ba á ésta ciudad de tránsito á su destino, cuando ya de la
Riva-Agüero había disuelto por la fuerza la Representa-
ción Nacional. Con el objeto de propiciarse la influencia del
Ministro, le dio un banquete. Riva Agüero y todos los
suyos, á la hora de los brindis se extendieron en manifes-
«
tar la razón que había tenido para disolver el Congreso,
sus servicios al país, & &, y los abusos que habían come-
tido los Representantes. 'El Sr. Mosquera oyó con frialdad
los brindis, ó más bien, la apología que en favor del Go-
bierno de la Ri va-A güero hacía su círculo; todos estaban
pendientes por conocer la opinión del Ministro de Colom-
bia, más éste, por delicadeza ó gratitud, no quiso manifes-
tar en público las ideas, quizá contrarias, con respecto á la
política interna del Perú; y sólo al terminal' el banquete,
pronuncfó éstas sencillas palabras: Salud al pueblo peruano
* y libertad completa diodos sus habitantes. Riva- Agüero y
todos los de su séquito, no quedaron satisfechos con tan
lacónica, como expresiva contestación. El banquete, los
brindis y demás pormenores, me los refirió extensamente
el Sr. D. Andrés Archimbaud que fué uno de los invita-
dos.
No habiendo alcanzado de la Rivá- Agüero su propósito
de que el general Bolívar se decidiese por él, y considerán-
dose como el Presidente legal del Perú, entabló negociacio-
nes con el Virrey, nombrando un comisionado ó Ministro,
que lo fué el coronel D. Remigio Silva, que pasó á Pasco
y Huánuco, para ponerse al habla con el general Loriga,
que mandaba el ejército español en Junín, por ausencia del
general Canterác que marchó al Sur llamado por el Virrey,
para debelar la expedición del general Santa Cruz. El ob-
jeto de las negociaciones era — que en el Perú se hiciese lo
mismo que en Buenos Aires habían hecho los comisiona-
dos Reales; esto es, un armisticio por i8 meses; que se re-
conociese entre tanto como independientes á los beligeran-
tes; que se diese preferencia al Comercio español; y al ter-
minar el armisticio se resolvería definitivamente sobre la
Independencia. Tal fué el objeto aparente del comisionado
coronel Silva; más en realidad hubo una misión secreta,
que la refiere el historiador español García Camba del mo-
do siguiente: (T. II. — cap. 28 — pág. 85.) "El conductor de
los pliegos fué un oficial europeo llamado Héros, que ha-
bía pertenecido á la concordia de Lima. Este oficial escri-
bió al general Loriga desde Tarma, que juzgaba de suma
importancia, que le permitiese hablarle, y en esa virtud
fué inmediatamente conducfdo á Huancayo donde el ge-
-78-
D^ral residía." Aquí descubrió confidencialmente, que uno
de los pensamientos de Riva-Agüero, y de algunos de sus
principales partidarios, era celebrar con el Virrey una a-
lianza contra Bolívar, considerándolo como enemigo co-
mún."
Hé dicho en el discurso preliminar, que no entraré. en
apreciaciones, sobre la conducta de los hombres públicos
que figuraron en el Norte en la guerra de la Independencia,
que sólo referiré los hechos para que el lector juzgue según
su criterio y derive consecuencias. Por eso no me encargo
aquí de la conducta de Riva-Agüero.
Y para terminar éste punto, copiaré en comprobación
lo que dice el español García Camba, sobre la misión
secreta, é instrucciones que dio de la Riva-Agüero en Truji-
Uoel 3 de Noviembre de 1823, para negociar con el Virrey.
Dice así: — Art. i.*' Todas las Provincias del Perú, com-
prenderán un Reino. — Art. 2." Será Rey ó Emperador del
Perú un Príncipe esp?iñol que sefiale España. — 3.° Inme-
diatamente se formará una Regencia del Reino, que go-
bierne el Perú bajo la Constitución española, ó la que aco-
mode. — 4.° El general La-Serna será Presidente de ella.
Siguen otros artículos, cuyas instrucciones expedidas por
de la Riva-Agüero, las publica el Sr. Paz-Soldán en su
Historia del Pesú Independiente, 2.® período á la página
148.
Veamos ahora cuál fué el uso que hizo el Libertador
de la autorización que le confirió el Congreso Constitu-
yente, para restablecer el orden y poner término á la gue-
rra civil.
Escribió al Presidente de la Riva-Agüero, manifestán-
dole la autorización que había recibido del Congreso del
Perú para poner término á la guerra civil; que desistiese d^
su propósito de dividir el país, gastando estérilmente sus
recursos; que uniese las fuerzas que él tenía con las auxi-
liares para abrir la campaña contra los españoles; que ofre-
cía una amnistía de cuanto había ocurrido, que no
se molestaría á ningún jefe ú oficial por su* conducta ante-
rior; ofrecía un asilo en Colombia á de la Riva-Agüero, y
que pasadas las circunstancias interpondría sus influencias
ante el Congreso para que le "devolviese su clase miütan —
-79-
Comunicaciones y advertencias que no fueron atendidas;
por el contrarío, continuaban las negociaciones con las auto-
dades espafíolas, por medio del comisionado coronel Silva.
Hizo más fci Libertador, nombró, al Dr. Galdeano y al
coronel Uni^.neía, para que constituidos en iluaráz confe-
rencias.:n con ios C"misionados de Riva-Agüero, á fin de
poner término á la guerra civil. — Euaráz era el cuartel ge-
neral y allí estaba el general Herrera, Ministro de Guerra
de Riva-Agüero.
El coronel La-Fuente, que mandaba el Regimiento
de Coraceros, fué enviado á Lima en misión especial poc el
titulado Presidente de la Riva-Agüero, para poner término
á la guerra civil. Reconoció contra las instrucciones que
llevaba, la autoridad del Congreso y como Presidente al
Marqués de Torre- Tagle, obteniendo para el ejército del
Norte, un completo olvidó de todo lo pasado, y que se
diese á de la Hiva-Agüero una misión diplomática á Eu-
ropa. Más éste obstinado en sus propósitos, desaprobó todo
lo hecho por su enviado.
Remitió entonces una comisión, compuesta del gene-
ral Novoa y del Auditor de Guerra de las Provincias de
Huaylas, Dr. D. Manuel La-Fuente Chávez, los que re-
unidos en Pativilca, con los que nombró el general Bolívar,
D. Antonio Morales y D. Francisco Araos, celebraron va-
rias sesiones, presentando los enviados de Riva-Agüero,
las bases de un arreglo formulado en varios artículos. Lo
sustancial era: el desconocimiento del Congreso del Presi-
dente Torre-Tagle; que un Congreso general se reuniese á
los 6 meses, para dar la Constitución que fuese convenien-
te, según las bases de la que ya estaba jurada; que el ejér-
cito nombrase el Poder Ejecutivo, mientras la reunión del
Congreso, renunciando de la Riva-Agüero el derecho de
ser elejido.
Habiendo dado cuenta los comisionados Morales y
Araos del resultado de su misión, se jpuso término á los arre-
glos, trasmitiendo la resolución del Libertador, contenida
en las palabras siguientes: — La Representación Nacio7ial del
Perüy y su actual Gobierno^ están Sajo la protección de S, E,
el Libertador^ quién no permitirá jamás que un partido de
parricidas hollé la soberanía del pueblo y la organización so-
-So-
bria/. Decía más. El Perú llorará siempre la cruel per fidia de
los cómplices de Riva-Agüero, que han entrado en infames re-
Liciones con los tiranos españoles para perseguir d los Liber-
tadores y entregar su Patria d las cadenas,
£1 Secretario del Libertador D. Tomás de Héros en
oficio de 21 de Noviembre de 1823, hizo saber, que habien-
do el Libertador tomado bajo su protección la Represen-
tación Nacional, y habiendo terminado todo arreglo, mar-
chaba el ejército de Pativilca á Huaráz, con el objeto de
interponerse entre las fuerzas de los españoles, y obligar á
laíacción de Riva-Agüero, á reconocer la Soberanía Na-
cional. Avisó también, que había ordenado bloquear los
puertos del Norte.
En el artículo siguiente veremos como terminó la gue-
rra civil, con la prisión de Riva-Agüero en Trujillo por el
general La-Puente y demás pormenore?'.
Las negociaciones entabladas por el titulado Presiden-
te de la Riva-Agüero con el Virrey que se hallaba en el
Cuzco, no caminaban con la prontitud que deseaba el pri-
mero, por que la distancia á que estaba el Virrey, no le
permitía dar prontas contestaciones al coronel Silva, que
designó para su residencia, Pasco y HúdnucOy entendiéndo-
se con el Virrey, por medio del general Loriga que residía
en Huancayo.
Debemos decir en obsequio á la justicia que la misión
secreta de Riva-Agüero de alianza con el Virrey, contra el
general Bolívar, considerándolo como enemigo común,
sólo era conocida del negociador Silva, del Ministro de la
Guerra general Herrera, y de algún otro que redactaba
las instrucciones y oficios, de la íntima confianza de Riva-
Agüero.
El coronel La-Fuente y todos los demás Jefes que
mandaban las fuerzas de Riva-Agüero, sólo tenían conoci-
miento de que se habían abierto negociaciones, para obte-
ner el armisticio de 18 meses, y demás cónceciones alcan-
zadas por los patriotas de Buenos Aires. Y como era natu-
ral, no les parecían indignas tales negociaciones, por las que
sólo procuraba ganar tiempo.
Ya el general Bolívar, había advertido al coronel La-
-81-
Fuente, en Lima, á donde fué de Enviado por Rlva-
Agüero, que éste no procedía con limpieza y que se halla-
ba en tratos secretos con los Españoles; y aún le enséftó
una correspondencia para Riva-Agüero del General Loriga,
que había sido sorprendida por el oficial Villar, que dirijía
las guerrillas patriotas inmediatas á Pasco.
El convencimiento de que se procuraba una alianza
con el Virrey, contra las fuerzas auxiliares de Colombia, ó
sea contra el General Bolívar, lo adquirió éste después, por
lo que, al poner término á toda negociación con Riva-Agüe-
ro, dijo en Noviembre de 23, por medio de los comisiona-
dos Morales y Araos, en Pativilca — "que Riva-Agüero y
sus cómplices habían entrado en infames relaciones con los
tiranos Españoles, para perseguir á los libertadores y en-
tregar su patria á las cadenas/*
El General Español García Camba, de quien hemos
hablado antes, al explicar el proyecto de unirse Riva-Agüe»
ro con sus fuerzas al Gobierno Español, critica que hubie-
se estado tan inútilmente en Trujillo; porque debió haber
expedicionado por Huaráz^ para unirse con los Españoles;
pues aun que no se halTaba concluido el tratado de alianza,
(son sus palabras,) habría sido muy bien recibido y auxilia-
do. Y hablando de Bolívar, dice: que fué muy acertado el
movimiento que hizo sobre Huaráz, para interponerse en-
tre Riva-Agüero y las fuerzas del Re)'.
Hallábase el Coronel La Fuente en Santa, en Noviem-
bre de 1823, con su Regimiento de Coraceros, fuerte de 360
plazas, dividido en tres Escuadrones, de dos compañías ca-
da uno, comandados por el Teniente Coronel D. Sebastian
Fernandes, natural de Lambayeque, vencedor en Pichincha
y en Otuzco; D Ramón Castilla, Gran Mariscal y Presideff-
te de la República después, y D. Manuel Barriga Es{)añol,
excelente Instructor de Caballería. Coraceros era el mejor
cuerpo por su moral, disciplina y equipo, componiéndose
todo de gente de la costa.
El Coronel La Fuente que tenía quejas y resentimientos
con Riva-Agüero, por haber desaprobado el arreglo qué
hizo en Lima con el Libertador, para poner término á^ la
guerra civil, según lo hemos indicado en el artículo anterior,
-82-
Ic díríjió de Santa una nota desatenta, con motivo
de que á los Oficiales de su cuerpo no se les había aten-
dido por el Gobernador militar como correspondía,
dando preferencia á otros Oficiales, lo que había aproba-
do el Ministro Herrera. Decía: que pediria mejor su sepa-
ración del cuerpo.
En tal estado, el General Herrera, Ministro de Guer-
ra, que había bajado de Huaráz á Santa trayendo pliegos
importantes del General Loriga para Riva-Agüero, quizo
aprovechar de un oficial que remitía el Coronel La Fuente
al Presidente, con comunicaciones del servicio; y le pidió
que le remitiese un paquete, que le entregó perfectamente
cerrado y sellado, con encarecimiento especial de pronta y
segura entrega. El paquete era voluminoso. Las mismas
precauciones de seguridad que se encargaban, despertaron
curiosidad y sospechas en el Coronel La Puente; mas estu-
vo resuelto á cumplir con el encargo del Ministro Herrera.
Asi me lo refirió el Coronel La Fuente, en 1838, cuando es-
tuvo de Jefe Superior en el Norte, en la campaña de la
Restauración. Yó era Secretario de la Prefectura, algunos
días serví de Secretario al Jefe Superior, y con este motivo
refiriéndome cosas de Trujillo y de Riva-Agüero, me puso
al corriente de muchos pormenores.
Se hallaban en el alojamiento del Coronel La Fuente,
en Santa, el Dr. Reynoso, Cirujano del Ejército y un Ca-
pitán Cárdenas, natural de A yacucho, á quienes instruyó
del encargo que le había hecho el General Herrera, ense-
nándoles el paquete que iba á remitir. En tono jocoso, le
dijeron estos: ese faquetc es sin duda fura ¿7. la carta del
negrOy por que tendrá acusaciones sobre te do lo ocurrido aquí.
Cárdenas ofreció abrir el paquete con suma prolijidad de
modo-que no se notase; mas el Coronel La Fuente lo reusó;
pero insistiendo Cárdenas abrió dicho paquete entregándo-
selo al Coronel La Fuente. Como ya estaba picada su cu-
riosidad, encontró en los pliegos el sello de las armas del
Rey, lo que le hizo abrirlos: y halló con sorpresa, la cor-
respondencia oficial y privada de Loriga y del Virey, que
remitía el comisionado Coronel Silva. — Grande fué la sor-
presa del Coronel y de sus dos acompañantes; y midiendo
la gravedad de cuanto ocurría, les dijo: silencio señores//: el
I
-83-
que revele el secreto de lo que ha ocurrido pierde la vida. Yá
me encargaré de salvar nuestro pais y de poner remedio. Des-
pachó al Oficial, quedándose con la correspondencia in-
terceptada. Esto fué el 17 de Noviembre de 1823.
El 19 fué á ver al Ministro Herrera, y dándole segu-
ridades de haber remitido el paquete encargado, le indicó,
que había resuelto pasar en persona á Tf ujillo y allanar de
palabra cualquiera tropiezos con el Presidente, paralo cual
se pondría en marcha por la tarde; mas no lo hizo solo,
sino con el Escuadrón de ciento veinte plazas, que man-
daba el Teniente Coronel Don Sebastian Fernandes.
No pudo Herrera oponerse ni impedir la marcha del Coro-
ronel La Fuente; y habiendo llegado á Trujillo el 20, se
explicó y entendió con el Presidente Riva-Agüero, dándo-
le en general sus quejas, que procuró satisfacer. Observó el
Jefe de Coraceros, que las fuerzas de Riva-Agüero se dis-
ponían para marchar á Cajamarca, y aún un Batallón se
hallaba ya en Santiago de Cao, Valle de Chicama. — El Ge-
neral Pezet, en la clase de Teniente, pertenecía al cuerpo
que mandaba el Coronel Pardo de Zela, y me dio algu-
nos datos y pormenores sobre este particular — Regresó el
Batallón á Trujillo, después de la prisión de Riva-Agüero,
por orden del Coronel La Puente, que ofreció garantías é
instruyó al Jefe de lo que había proyectado Eiva-Agüero
contra la Patria.
El 19 y 20 el Jefe de Coraceros, tomó sus medidas
para ejecutar la prisión de Riva-Agüero. Es de advertir, que
antes de salir de Santa, instruyó bajo el menor secreto, á
los Comandantes Castilla y Barriga del tenor de los pliegos
sorprendidos; que para salvar al paí^, se proponía deponer
y reducir á prisión á Riva-Agüero. Les ordenó, que estu-
viesen listos, para marchar inmediatamente sobre Trujillo,
con todo el resto del Regimiento, debiendo hacerlo á mafr-
chas forzadas y por la tarde, á fin de estar sobre la ciudad
en las primeras horas de la mañana. Otra de las órdenes
que les comunicó fué que inmediatamente de recibir el
aviso de marcha debían reducir á prisión al Ministro de la
Guerra manteniéndolo con toda seguridad.
Recibido el aviso en Santa el 23, se pusieron en mar-
cha los Comandantes Castilla y Barriga con el Regimiento,
-84-
el 24 en la tarde para llegar á Trujillo en la mañana del 25,
tomando en el camino toda claKe de precauciones, para
que no fuese conocida la marcha.
El señor Paz-Soldan, en su "Historia del Perú Inde-
pendiento", hace la prisión de Riva-Agüero á la una de la
mañana del 25; mas según los datos, que tenía yo recojidos,
no fué sino de 7 á 8. El Comandante D. Sebastian Fernan-
des aue vino con su Escuadrón, con el Coronel La Fuente,
fué el que ejecutó la prisión á dicha hora. — Me lo refirió
así, con otros porryíenores, el año 41 en que siendo ya Co-
ronel, fué prefecto accidental de este Departamento, y yó
Secretario de la Prefectura. Redactaba entonces "El Libe-
ral de Trujillo'* y le agradaba instruirme de los hechos pa-
sados. — Así me trasmitía datos sobre la batalla de Pichin-
cha, en que fué vencedor, y sobre los combates en el pue-
blo de Otuzco, librados el año 1821, y en los que estuvo de
oficial de caballería.
Me dijo, pues, que al acercarse el Regimiento Corace-
ros á Trujillo, en las primeras horas de la mañana del 25, se
constituyó con la suficiente escolta en la casa del Presiden-
te Riva-Agüero, tomando antes las precauciones conve-
nientes, á fin de que no pudiera salvar. Se hallaba. á medio
vestir, y en bata cuando le intimó la orden siguiente: Queda
U, á nombre de la Patria depuesto de la Presidencia y preso.
Reponiéndose un tanto Riva-Agüero de la sorpresa que le
proidujo tal intimación, le contestó: De orden de quien? —
De la Patria a quien U. ha querido traicionar^ y la ejecuto
por mandato del Jefe del Regimiento de Coraceros, Quizo
Riva-Agüero entrar en explicaciones; mas el Comandante
se lo prohibió, y poniendo en seguridad su persona, se a-
poderó de todos los papeles. Nada de valor se le tomó.
♦ Cuando esto sucedía, partidas de Coraceros al mando
de los respectivos oficiales, tomaron las 5 portadas de la
ciudcL^, quitando las llaves á los guardas y cerrándolas sin
decir quienes eran, ni de qué orden. A la vez por las afue-
ras de la ciudad, recorrían patrullas al rededor de la mu-
ralla.
El Administrador de la Aduana, de quien dependían
todos los guardas, fué el señor D. Lorenzo Bazo, vecino
respetable de Lima, teniendo su despacho en la casa que
-85-
fué del señor D. Modesto Vega, situada en la calle del Ar-
co. Las oficinas entonces se abrían á las ocho de la mañana
y se cerraban á las 3 — El señor Bazo recibiendo como á
las 8 los partes sucesivos de los cinco guardas, no se espli-
caba lo que ocurría. Algunos pusilánimes é indiscretos, hi-
cieron porrer la voz en la ciudad, que las fuerzas del Rey,
la habían tomado; y ya puede comprenderse, el pánico del
vecindario. La noticia se generalizó tanto, que el Sr. Bazo
ordenó cerrar la oficina retirándose los empleados; mas co-
mo á las 9 abriéndose todas las portadas, recorrieron patru-
llas de Coraceros todas las calles y se hizo general la noti-
cia de la prisión de Riva-Agüero. Mi padre D. Manuel
Santiago Rebaza era entonces empleado en la Aduana, Je-
fe desesión, y él me explicó, asi cómo otro Sr. Méndez des-
pués, todo lo ocurrido en la Aduana con el ^administrador.
Horas después como á la i p. m. el Coronel La Fuente
dio parte á la Municipalidad de lo que había ocurrido y las
razones que le asistían para haber depuesto y preso al
Presidente Riva-Agüero. Se convocó por el Ayuntamiento,
al vecindario, á un cabildo abierto, y verificado este, se nom-
bró por el cabildo y concurrentes Prefecto y Comandante
General del Departamento al Coronel La Fuente, con re-
tení:ión del mando dé su cuerpo.
Todos los amigos y partidarios de Riva-Agüero se
plegaron al movimiento, y los Senadores que residían en
Trujillo, aclamaron al Coronel La Fuente como pasificador
del Norte, pidiendo se le levantara una estatua. Comunica-
da la noticia rápidamente á Lima, el Presidente Marqués
de Torre Tagle ordenó que Riva-Agüero y sus principales
cómplices fuesen ejecutados, puesto que estaban proscritos
por el Congreso; mas el Coronel La Fuente á quien se le
hizo General, se portó con dignidad, no cumplió tales órde-
nes y puso en salvo á Riva-Agüero y su Ministro Herrera,
mandándolos presos á Huanchaco, para que fuesen condu-
cidos en un buqnc Norte Americano, á San Blas de Cali-
fornia. Y en vez dp llevarlos á este puerto, cuando no lo es-
peraban, fueron conducidos á Guayaquil, en donde las auto-
ridades trataron al ex-Presidente como reo de alta trai-
ción, poniéndolo primero en un pontón, trasladándolo des-
pués á la Cárcel, de donde salió por la influencia y empeño
-86-
del Almirante Guise, que se entendió con el General Bo-
lívar, que ya estaba en el Departamento de la Libertad.
Riva-Agüero puesto en franquicia, se dirijió á Europa,
y volvió al pais años después.
No se han publicado ni son conocidos los documentos
sorprendidos por el Coronel La Puente en Santa. Los guar-
dó y solo hizo uso de algunas copias para justificar su pro-
cedimiento; asi lo refiere dicho General en una extensa car-
ta que dirijió al Coronel D. Ramos Novoa íntimo amigo de
Riva-Agüero y hermano del General Novoa. Le decía en
ella, que no había dejado de ser amigo de Riva-Agüero,
mas que la necesidad de salvar al país, lo había obligado á
proceder, como lo había hecho; pues que sabiendo el crimen
que iba á cometer Riva-Agüero, al no impedirlo, habría sido
ante la Patria, tan criminal como él. Le indicaba, que el
ex-Presidente había salido del país, llevando su equipaje y
cuanto le pertenecía.
El General español Camba hablando de los sucesos
ocurridos en Trujillo, y de Riva-Agüero, nos suministra al-
gún conocimiento de la contestación del Virey; pues en el
tomo 2.° á la página 87 de su obra dice: que el General Lo-
riga dio pronta dirección á la contestación del Virey, dí-
rijida á Riva-Agüero, en la que le ofrecía seguridad y pro-
tección, asi como á siis partidarios; que estaba dispuesto á
tratar con él, siempre que no sirviese de base el reconocimien-
to de la Independencia, ni interviniese ninguna nación ex-
tranjera, insistiendo el General Loriga, que trasmitía la res-
puesta del Virey, en la necesidad de la alianza contra el
General Bolívar.
Para terminar este capítulo, creemos oportuno decir,
que el Coronel La Fuente, meses antes, fué ascendido por
Riva-Agüero á General, mas que no admitió tal ascenso, y
solo lo aceptó del Presidente Marqués de Torre Tagie.
Se nos olvidaba decir que la casa, que ocupaba Riva-
Agüero en Trujillo y en la que fué preso, fué la de mi bisa-
buelo D. Martin de Aranda, situada en la plazoleta de este
nombre, y que hoy ocupa el Sr. D. Mariano Ferradas.
-87-
CAPÍTULO VIH.
SUMARIO. — Expedición d intermedios del Gtneral Santa
Cruz — Fuerza total y cuerpos de que constaba -^General
Sucre en Arequipa con 4,cxxd veteranos^ cuya cooperación
rehusó por celos el General Santa Cruz, — Pérdida de la
expedición^ cuyos restos llegaron d Moquegua, — Las fuer-
xas del Virey pudieron ser batidas en detall. — Un Jefe
irujillano, Coronel Castro no hizo la retirada^ sino que se
batió en Alzuri,
Suspendemos la relación de los hechos importantes en
el Departamento de la Libertad, en la guerra de la Inde-
pendencia, para dar algún conocimiento de la expedición
que llevaron á intermedios en Mayo de 1823, el General
Santa Cruz, General en Jefe, y el General Gamarra Jefe de
Estado Mayor.
Las razones que tenemos para comprenderlas en los
"Anales** son, que ella fué compuesta en su mayor parte de
hijos de este Departamento, haciendo los pueblos los ma-
yores sacrificios, cuya expedición tuvo un éxito desgracia-
do. Entonces perecieron, ó fueron prisioneros los cuerpos
vencedores en Pichincha, salidos de Trujillo y Piura. Todo
se perdió por la mala dirección.
El Presidente Riva-Agüero, en la penosa situación en
que se hallaba en Trujillo, con la venida del Libertador de
Colombia á Lima, con su protección al Congreso que le
había depuesto y con el nombramiento que hizo de Pre-
sidente de la República en el Marqué» de Torre Tagle, es-
peraba su salvación del regreso de Santa Cruz, para lo que
no solo expidió repetidas órdenes, sino que mandó comisio-
nados unos tras otros, para que regresase sin pretexto, ni
escusa alguna, sean cuales fueran las circunstancim\ y esto
sin embargo que Riva-Agüero tenia noticias exajeradas del
éxito de la expedición. Se le hacía después de triunfos po-
sesionada de la Paz y de Oruro, habiéndose elevado la
fuerza á 15,000 hombres. Lo refería asi el Sr. Pérez Tudela,
Ministro y principal consejero de Riva-Agüero, en la carta
que le dirijió de Santa, en Noviembre de 1823. El Presi-
dente de Trujillo, aun en el supuesto de que hubiesen sido
-88-
clertas las noticias quería que todo se abandonase, por ve-
nir en su defensa.
No. hubo, victorias sino solo la de Zepita, que no tuvo
resultados dec-isivos para la campaña; y en el parte que pa-
só Santa Cruz al Ministro del Presidente Riva-Agüero, del
Desaguadero con fecha 23 de Agosto de 1823; después de
referirle la batalla y el entusiasmo de los BsitsAloncs vencedo-
res en Pichincha y demás cuerpos; solo hablaba de 184 pri-
sioneros, 240 fusiles, 55 caballos ensillados, 30 carabinas,
240 lanzas, 24 sables, gorras de caballería, y 4 cajas de gue-
rra; mientras, que luego veremos, que las fuerzas Españolas
nos tomaron después, á millares^ prisioneros, fusiles, toda
la artillería &.
Hemos indicado antes, que uno de los comisionados
del Presidente Biva-Agüero, para el regreso de la expedi-
ción, fué el entonces Coronel, don Luis José Orbegozo;
mas llegó á Arica cuando ya el Ejército de Santa Cruz, ha-
bía sido completamente desecho y se encontraba solo á
inmediaciones de Moquegua, con miserables restos que no
pasaron de 800 hombres, como lo expuso el General SucrCj
en el oficio que dirijió de Quilca con fecha 11 de Octubre
de 23, al Secretario General del Libertador de Colombia,
que ya se hallaba en Lima.
El plan de campafia sobre intermedios, fué bien medi-
tado y habría dado inmensos resultados, si los Generales
Santa Cruz y Gamarra, se hubiesen portado como esperto?
militares.
El Historiador Español, General García Camba, qufi
estuvo con el Virey en la campaña, no puede menos que;
confesar, que fué lucida la expedición. (Son sus palabras),
Se componía de 5,095 hombres de todas armas, se debía
agregar á ella 4,000 del Ejército Auxiliar de Colombia al
mando del esclarecido General Sucre que aun llegó á inter-
narse á Arequipa.
El Gobierno de Chile debía concurrir con el auxilio
de 3,000 hombres, como en efecto vinieron: mas fué yá
tarde cuando la expedición había sido destruida. Él Gobier-
no de Buenos Ayres debió llamar la atención de las fuer-
zas del Virey internando á Bolivia otra expedición, que se
organizaba en Salta, Sin contar pues con el auxilio Argenti-
-89-
no, el ejército patriota del Perú podía haber reunido la res-
petable fuerza de 12,000 hombres, que mandados por el a-
fortunado y valiente General Sucre, habrían sellado en el al-
to Perú la libertad é independencia. Los 12,000 hombres sé
componían asi: 5,000 ejército de Santa Cruz, 4,000 de Co-
lombia y 3,000 de Chile; mas repito, todo fracasó por la ma-
la dirección.
El ejército de Santa Cruz, fuerte de mas de 5,000 horti-
bres se distribuía en 7 batallones, que lo eran, Cazadores —
el l.**de la Legión [este era uno de los vencedores en Pi-
chincha], y los números i 2 3 4 y 6: de caballería 2 Regi-
mientos, Húzares, y Lanzeros del Ejército, con un to-
tal de 672 hombres: la artillería y maestranza contaba 133.
Puede verse para mayor exactitud, el minucioso cuadra de
dichas fuerzas que publica el Sr. Dr. Paz Soldán en su "His-
toria del Perú Independiente'', 2.° periodo á la página 82.
El General Santa Cruz recogió laureles en Pichincha, al
mando de la división Peniana; mas fué á las órdenes del in-
mortal General Sucre. ^
Según los hombres de voto en el país, el General Santa
Cruz, si bien tuvo dotes como buen Administrador, le
faltaba juicio, y los talentos propios de un alto guerrero,
asi que incurrió en notables faltas. Dividió y subdividió sus
fuerzas; y habiendo logrado interponerse entre las del Virey
y las de los Generales Valdéz y Olafteta, no supo apro-
vechar de la división con movimientos rápidos para
batirlos en detall. Hubo indecisión, inercia, y el resul-
tado fué la pérdida de la expedición, y con ella los inmen-
sos sacrificios de los pueblos del antiguo departamento de
la Libertad; y lo mas sensiblev la pérdida dé las huestes
gloriosas de este Departamento, que recogieron merecidos
laureles en Pichincha.
El Sr. Paz Soldán en su Historia, al tratar de esta expe-
dición, repara que el General Bolívar, después de haber a-
probadoen^Guayaquil con entusiasmo el plan de campaña,
haya después presa jiado la derrota. La respuesta es, que de
nada sirven los mejores planes, cuando es pésima la ejecu-
ción. Recordamos lo que á este respecto nos enseña la His-
toria. El grande Ejército Austríaco, opuesto sobre el Rhin
al General francés Moreau, estaba mandado por el Archi-
duque Juan, joven Príncipe de i8 aflos, y que tenía por Di-
rector al General Lauer. Se le trazó en la corte de Viena por
todas las competencias militares el mejor plan de
campaña; mas hubo derrotas y mas derrotas por que faltó la
ejecución.
El Sr. D. Miguel Letamendi, Venezolano, acreditado
militar y amigo del Libertador, me refirió, que estando en
esa época en Guayaquil, habló con él, sobre la campaña
d€ Snnta Cruz, y le dio su opinión desfavorable, por que
conociendo el ejército español y la competencia de sus Ge-
nerales, consideraba segura la derrota de la expedición. En-
tonces alarmado el General Bolívar, escribió al General Su-
cre desde Guayaquil á fines de Mayo, diciéndole que la
pérdida del ejército de Santa Cruz sería el tercer acto de
la catástrofe de la trajédia del Perú. El primero la derrota
de Tristan en la Macacona, habiendo tenido por Jefe de
Estado Mayor, al mismo General Gamarra, que lo era de
Santa Cruz; el segundo, la pérdida en Torata y Moquegua
del General Alvarado, y el tercero la del ejército expedicio-
nario al Sur. Le indicaba, que dft nada servían las tnas sa-
bias instrucciones, cuando faltaba valor y competencia pa-
ra la ejecución.
Aparte de las faltas del General Santa Cruz, de haber
dividido sus fuerzas y no haber batido aisladamente á los
españoles; debemos decirlo, que entró en mucho el celo y la
emulación, pecados que nos han perdido siempre.
El General Sucre, había logrado ocupar Arequipa, con
4,000 veteranos de Colombia, é iba en auxilio de Santa
Cruz. Por su antigüedad y gloriosos antecedentes le corres-
pondía mandar todo el ejército; mas Santa Cruz, rehusó
por celo su cooperación, y prefirió obrar separadamente, in-
dicándole que pasase al Cuzco, á tan enorme distancia del
teatro de la guerra. Asi lo expuso, el predicho General Su-
cre, en la extensa y explicativa nota que pasó al Secretario
del Libertador, desde Quflca, con fecha 1 1 de Octubre del
año 23.
El Resultado de los celos, desafectos y faltas, tuvo que
refluir en daño de la Nación y especialmente de los pue-
blos del Departamento de la Libertad, que hicieron nuevos
y mayores sacrificios para poner en pié un nuevo ejército
-91-
p^ruanoy que fué el (}ue triunfó en Junin y Ayacucho, or-
ganizado y disciplinado en la Provincia de Huamachuco por
el General La-Man y los Coraceros, mas tarde, Húzares de
Junin, en las Provincias de la costa de este Departamento.
Para que se pueda apreciar el desgraciado nn de la ex-
pedición á Intermedios, «os remitiremos, á la orden gene-
ral del Virey, expedida en Pomata y Chucuito, con fecha 23
de Setiembre de 1823: decía así: "El ejército enemigo, que
á las órdenes de Santa Cruz y Gamarra, se había internado
en las Provincias de la Paz y Oruro, ha sido reducido á la
nada, sin que haya llegado á batirse mas que en algunos pe-
queños encuentros. Ha dejado 1,500 prisioneros, con otros
tantos fusiles, 73 oficiales, toda su artillería, 100,000 cartu-
chos de fusil, botiquines, equipaje de oficiales y una impren-
ta.*' Todo pues se perdió; y en la misma orden general se
hacia relación de la fatal retirada sin combatir, y que solo
pudieron llegar á Moquegua 800 hombres á lo mas.
Después de haber diríjido tan mal Santa Cruz la cani-
paña, dando campo para que el Virey hubiese podido reu-
nir á la^ fuerzas que mandaba, las de los Generales Valdéz
y Olafteta» y aun concurrir el General Canterác desde Huan-
cayo, á situarse en Santa Rosa, para oponerse al General
Sucre, se emprendió, repetímos, la mas desastrosa y fata? *
retirada. Y la opinión de algunos jefes principales del ejér-
cito de Santa Cruz fué» que se librase una batalla. Asi me
lo refirió el Sr. D. José Félix Castro, que estuvo en la cam-
paüa al mando de uno de los gloriosos cuerpos vencedores
en. Pichincha. Fué uno de los que venció también en Zepí-
ta.
El Sr. Castro no hizo la retirada desastrosa, sino que
con el cuerpo de su mando y unos 70 ú 80 jinetes, f ué pues-
tQ en los altos de la Paz, por el General Santa Cruz, á las
órdenes del insigne guerrillero de Bolivia, General Lanza,
que disponía como de 600 hombres. La misión de esta co-
lumna fué llamar la atención á las fuerzas del Virey, pa-
ra que no se pudiesen empeflar en perseguir la retirada.
El General Lanza^ con sus guerrilleros, condujo al Jefe Ca^
tro á Cochabamba.
S^ perdió también esta columna; mas fué combatien-
do' heroicamente en el llano de Alzuri, inmediato á Cocha-
-92-
bamba, cuyos pormenores recibí del expresado Sn Castro^
que siguiendo mas tarde la carrera del foro fué n^i estima^
ble compañero en la Corte de Trujillo, y su Presidente.
Haré después, un honroso recuerdo de él.
Cuando refiero el trájico fin de la brillante expedicióa
á intermedios, deploro que el General Santa Cruz, no ha-
ya estado por sus conocimientos militares á la altura que
debía; pues por su indecisión é inercia se hizo tan grave
mal á nuestra Patria.
Montesquieu dice: que hay muchos Principes, que saben
dar una batalla; pero que eran pocos, los que sabían hacer
una campaña, servirse de la fortuna y tener paciencia para
esperarla. Y vemos en la Historia qpe unas veces es necesa-
ria la prudencia y retardo de Fábio opuesto á Aníval en
Italia; otras la rapidez y prontitud en los movimientos, co-
mo los que ejecutó Napoleón en sus primeras campañas en
Italia que con poco mas de 20,000 hombres destruyó el e-
jército Austríaco de 60,000, mandado por un viejo Mariscal
del Imperio; supliendo Napoleón el número, con los rápi-
dos movimientos, para combatir al ejército Austríaco antes
de que pudiese concentrarse, Y el ejército de Santa Cruz,
fué superior á las fuerzas del Virey, de Valdéz y de Olafte-
ta antes de reunirse; asi que habría podido destruidos.
.^ Recordamos cuanto importa la prontitud. £1 General
Bolívar en su compaña sobre Nueva Granada en i8ig, obró
con tal celeridad, que desorientó á Murillo en Caracas, y
al Virey en Santa Fé; asi que cuando menos lo esperaban,
se presentó en la Provincia de Timja, y libró las batallas de
Gamesa y la terrible de Vargas el 25 de Julio; después de
la cual, el General Español Harriero, se propuso seguir la
conducta de Fábio, esperando los refuerzos que debían ve-
nirle de Venezuela; mas el General Bolívar, con la rapidez
de sus movimientos, lo obligó á aceptar la batalla, y lo de&.
truyó en Boyacá, de modo que cuando acudieron los auxi-
lios de Venezuela, ya estaba Barriero prisionero y su ejér-
cito destruido.
Sin embargo que mi carrera es la de aplicar las leyes,
en la administración de justicia, no me son tan extraftosí los
libros sobre la profesión de las armas. He estudiado en
alguna panera al Barón de Jomini edecán de campo
-93-
del Emperador de las Rusias y General en jefe de su
ejército, en su obra Resumen del Arte de la Guerra, ó nue-
vo cuadro analítico de las principales combinaciones déla
estrategia, de la grande táctica y de la política militar,
cií dos tomos, edición de París, 1838. He saludado tam-
bién á Montecúculi y al Archiduque Carlos; asi que
no'se me tendrá por necio, cuando emito un voto sobre la
impericia y desacierto del General Santa Cruz en su desas-
trosa campaña del 23.
Como lo hemos dicho ya, la retirada que emprendió
Santa Cruz, fué bajo todos aspectos desastrosa. Interpuesto
entre las fuerzas del Virey y las de los Generales Olafteta y
Valdéz, no se quiso aprovechar de esta circunstancia para
batirlos aisladamente. Bl General español Camba, hablando
de la concentración de las fuerzBs del Virey, dice lo que
sigue, tomo 2.° pág. 71: "La reunión de las tropas realistas,
no fué embarazada por los contrarios, con la preferente di-
ligencia que el caso merecía; y cuando lo intentó Santa
Cruz, corriéndose en la noche del 1 1 de Setiembre hacia
Sorasora, era demasiado tarde. En este punto se reunió al
Virey el General Olañeta con 2,500 hombres, y el 15 mar-
chó el Virey decididamente en busca del enemigo, que
descorazonado.había emprendido ya atropelladamente la
retirada en dirección de Puno." El mismo explica que los
españoles, con asombra general, hicieron una marcha de 20
leguas hasta Sicasica, donde la caballería del ejército perua-
no ee preparó á combatir á favor de la buena calidad del
terreno. Pero en verdad, su objeto fué procurar algún res-
piro á Ja infantería, para que continuase alejándose, lo que
verificaba con tal precipitación y desorden, que dejaba sem-
brado el camino de hombres enfermos, expeados, armas,
municiones, fornituras, caballos, muías de carga, equipa-
jes, &.
Yá hemos dicho en el artículo anterior, cual fué el nú-
mero de prisioneros, tomado todo el parqne, artillería &.
El Virey hizo perseguir la retirada, que se hacía con
tal desorden y precipitación, por el General Valdéz, que lo
verificó con parte de la caballería, y un batallón á la li-
jera.
Como ya nó tenia el ejército realista fuerzas que coni-
-94-
batir, todo reunido se dirigió sobre Arequipa, propoñiejodo-
se destruir al General Sucre, que la ocupaba con el ejército
auxiliar de Colombia. Ya estaba reunido al Vírey el Gen^
ral Canterac. Pero el General Sucre era muy entendido, y
burló al Virey, haciendo retirar con anticipación toda su
infantería, para que se embarcase por la Caleta de Quilca,
como lo verificó, quedándose en Arequipa con su caballería,
para protejer la retirada de la infantería.
En las calles y plazas de Arequipa se trabó el combate,
que sostuvo personalmente el General Sucre; y por respe-
to á la historia, sensible es decirlo, el pueblo de Arequi-
pa, hizo causa común, y ayudó á las fuerzas realistas^ El ci-
tado historiador Camba, dicelo siguiente, pág. i6 tomo 2.*»:
"Trabóse en consecuencia la lucha con empefto en las mis-
mas calles de la población, y el triunfo fué de los realistas
{auxiliados de la mayoría de los habitantes^ que se pronuncia-
ron abiertamente en favor del pabellón espaftol. Su entu-
siasmo llegó á punto de que batiéndose los contendientes
en la plaza mayor y en las calles, y antes de declararse por
ningún lado la victoria, apareció el retrato del Rey, expues-
to en el balcón de las casas capitulares, y se oyeron los mas
expresivos vivas á S. M., confundidos con un repique ge-
neral de campanas que acabó de desconcertar á los sol-
dados de Sucre." Pondera tanibien hasta el entusiasmo del
bello sexo. Y á este respecto, hai un episodio que no deja
de tener interés. Me lo refirió un arequipefto, mi respetable
compaftero el seftor Dr. D. Pió Vicente Kosell.
Pero antes de hacer mérito del episodio, se nos permi-
tirá un recuerdo:
Los pueblos del antiguo Departamento de la Libertad,
que con la sangre de sus hijos y sus caudales dieron los
triunfos de Pichincha, Junin y Ayacucho, para que hubiera
libertad é independencia; ¿han merecido en la época de la
República, las consideraciones y beneficios que el Departa-
mento de Arequipa, ni aun del Cuzco, que fué el arsenal
del Virey, y de donde sacó hombres y toda clase de recur-
sos para combatir y sostener la administración española? No
quisiéramos entrar en los pormenores de este ingrato re-
cuerdo. Básteme citar la sentencia de un noble pyblicista
peruano (seftor Vidaurre): "La historia de la República es
-95-
la historia de las ingratitudes**; sino, véase lo que se hizo «n
Atenas con Álcibiades, Sócrates, Solón, Simón, TennístocIe$
y Poción: en Roma con Camilo, Coroliano, Druso, Lucio,
Tarquino, &: en Oartago, con Annibal, Amilcar, Annón:
en Venecia, Genova Holanda son también abundantes los
ejemplos.
Y en América podríamos agregar, el triste fin del ge-
nio de la América del Sur, el esclarecido General Bolívar;
del muy ilustre General Sucre; de Córdova, héroe de la
gloriosa batalla de Ayacucho, que murió, víctima de la gue-
rra civil, en su patria, Qca^a^ y quien degpues de herido
en la refriega, fué ultimado por un oscuro oficial; de Porta-
les en Chile; de Rivadavia y de Lavalle en la Argentina, y
de muchos proceres de la Independencia.
Pero, ya que hemos deslizado nuestra pluma á estcfS
recuerdos; bueno es no olvidar que cuando para Arequipa
y Cuzco se dejaron vigentes sus Universidades, en el plan
ó arreglo general de estudios; se suprimió la de Trujillo que
fué concedida por el justiciero General Bolívar, á Ids pue-
blos del Departamento de la Libertad, /¿>r sti fidelidad d la
causa (la de la Independencia) j^/t7r stis multiplicados é im^
portantes servicios al ejército libertador en las circunstancias
mas apuradas de la República,
Y se ha pretendido también suprimir su Tribunal de.
Justicia, que el mismo General Bolívar, como una necesi-
dad social, y en recompensa en parte á estos pueblos, man-
dó establecerlo en Trujillo, con fecha 26 ^ ^e Ma rzo de 1 824:
y lo estableció en efecto un hijo ilustre de este Departa-
mento, el Dr. Sánchez Carrión.
Refiere el episodio:
Combatiendo el General Sucre á la cabeza de la caba-
llería, en las calles de Arequipa, con fuerzas muy inferiores
á las que lo atacaban, una señora de las familias principales,
(omito su nombre sin embargo que lo apunté al danrielo
el seftor Dr. Rosell), arrojó de su balcón una cuerda al Ge-
neral Sucre, diciéndole ^stas palabras: **2ambito, si te falta
una soga, allí la tienes para ahorcarte.'* El General Sucre,
tan competente como moderado, levantó la cabeza para ver
mejor á la señora que le hacía un regalo semejante, creyén-
dolo perdido, y le replicó. ** Agradezco, señora, su gentilessa;
' * j
--96-
pero debo decirle: que la cuerda estaría mejor emoleada ^n
ahorcar ájaspersonas que traicionan los derecho? v^tH-
tades de su patria; mas no para los aue ^^Z^;. '^--1^'
^JTéjosfr^drrnrrla.del yu|p que ll 0^^!^^- '^^^^^
Ocurrió con esta misma señora lo Fiíjurente-
Después de haber evacuado el General Sucr; Arequipa
cuyo pueblo ayudó con tanto entusiasmo al ejérdto 5eí
Rey, e General Valdéz con su división, hizo un ^Sandeíe
clutamiento de hombres. En él cayó un zambo libre de i^
misma casa de la seftoradcL cordel; fué á suplicar al Gene
ral Valdéz que se lo pusiera en libertad, manifestándola las
razones que tema para considerar su casa por su desición á
la causa del Rey, de la cual participaban también los de su
servidumbre; y como prueba le dijo: que el zambo recluta
cfo en cl.tumulto.pppylar cpntra.los. inT¿V&eiite£ leTSE^
da.do;tma pedrada en el pecho al. General sícrfdfe^
aun arrojó sangre, (palabras del respetable señoc R¿s^W
t.} General español oyó con mucha atención á la leñíía'
uiciéndole que, puesto que su criado cuya libertad reclama
ba, tenía ese merecimiento, al día siguiente se lo pondría"
«n libertad; pero que fuese por él en persona para recibir
'O á las ocho en punto, precisamente. La señora asistió con
l^-^actitud á la cita, y encontró que en el patio, acababa de
hiicer fusilar el General, al zambo reclamado. La señora
fi< arronzada, se deshizo en llanto y quejas, reconviniendo aí
^'cneral por que procedía así, y la respuesta fué la siguien-
^'"****S?flQra: ese .General..a.unq.ue insurgente, es General co-
. yó; y no ha debido un canalla como el zambo* atacarlo
^-^íH^.o lo hizpt.^LA xues.Uó ¡^ armas, esjjaLa resQlvef*ín-
tie caballeros, mas no para que tome parte en^lla^ l^'^-
Q^Ua. Cambiadas las cosas, el zambo de U. habría podido
nacer otro tanto conmigo." '
La señora se fué sin el criado, y el General Valdéz ma-
nifestó asi la hidalguía española. Citaré con este motivo un
acontecimiento, entre nosotros, y pelebrado por nuestros
mismos enemigos cuando tomaron las islas de Chincha el
año 6^.
Con gran aparato se pidió al Congreso una sesión se-
^n^ ^^ . ^"^^ ^^ ^^^^^ ^' P^*" ^^ destruir la escuadra es-
Penóla, satisfaciéndose por cada nave una fuerte cantidad
-97-
con las fjrecauciones del caso: se tomó én consideración el
pt-oyecto de unos Norte Americanos que pedían que el quí-
mico señor Cabello, que era también Diputado por Moque-
gua, prestase sus sefvícios para el conbustible que debía
éhiple'ársfe. &e oyó ál señor Cabello, manifestó entre otras
razones lo peligroso que era el combustible, que se le pedía,
por que muchas veces se inflamaba con solo la acción del
aire. Se discutió la propuesta, y el que escribe estos Anales,
qué representaba entonces á la Provincia de Huámachiicd,
levantó su voz para que se rechazase el proyecto como in-
ínoral é indigno de la Representación Nacional. Asi se hizo,
y cuando todos creían que lo ocurrido habría sido un pro-
fundo secreto; al ir el señor Alvares Calderón contratista
del huano, á los cuatro ó cinco días de la sesión, á las islas
de Chincha, le dijo Pinzón lo ocurrido en la sesión secreta:
siendo sus palabras: "Se han portado^ Uds., al .rechazar cí
infame proyectOj como verdaderos hijos de españoles."
Hago esta reminiscencia; pues aunque lo ocurrido íué
en sesión secreta, se hizo después del dominio público, á
media voz, al extremo de que los mismos españoles, hubie-
sen hecho justicia á la Representación Nacionial.
En honra suya hago este recuerdo.
Para cerrar lo que tiene relación con Arequipa, diré,
qué el General Bolívar cuando fué á ella eí año 25 (me lo
refirió el mismo Sr. Dr. Rosell), al salir á caballo, la Corte
Superior de Justicia, autoridades y demás vedndario prin-
cipal á recibirlo; el Sr. Dr. Cuadros que era Presidente,
le quiso dirijir la palabra; más el General Bolívar no oyó,
arrebató el caballo y al escape se fué al alojamiento que te
teftian preparado. Quejoso el Presidente de la Corte, dijo ál
Dr. Rosell, "creia ver un ángel; mas es un demonio." Suce-
de que el General Bolívar, con estos actos de desatención,
castigaba á los pueblos que llamaba godos.
Refiero este incidente por que del mismo modo entró á
Ca^abamba en la Provincia de Huámachuco el afío 24; de lo
que me encargaré oportunamente, mientras que á Huáma-
chuco, en premio á su patriotismo, hizo una entrada triiin-
"faij^recibiéndolo la población bajo arcos, toda adornada y
el ejé'ftrÍÉa acantonado én ella, con todos los honores de or-
denanza. Egíí^^é á tierra en las afueras dé la eiudad, to-
-98-
mó dos señoras de brazo, y en medio de las aclamacianes
del pueblo, se dirigió á la casa de mi pariente el Dr. Sán-
chez Carrión, que fué la que ocupó.
En su entrada y permanencia en Huamachuco, hai epi-
sodios interesantes, que á su vez los relataré. No debo in-
vertir el orden cronológico de los hechos.
El General Santa Cruz, que de los restos de su brillan-
te expedición, solo pudo llevar 800 hombres, mas ó menos,
con los que llegó á Moquegua, hizo reconocer por bando la
autoridad del Presidente de la República, Márquez de To-
rre-Tagle, y la del General Bolívar como Dictador, ambas
conferidas por el Congreso Constituyente.
Perdida toda esperanza por el Presidente Riva-Aguero,
se dispuso en Trujillo para fugar, haciendo aprestar buques
en Huanchaco, debiendo las fuerzas que tenía, alejarse de la
costa é internarse en la Provincia de Cajamarca; y ya hemos
dicho antes, que un Batallón en el cual era oficial subalter-
no el General Pezet, tuvo que regresar de Santiago de Cao,
después de la prisión de R i va- Agüero en Trujillo. Los por-
menores de esta ya los hemos esplicado detenidamente.
Como todo el Sur fué ocupado por las fuerzas españolas,
los restos de la de Santa Cruz vinieron en los buques del Al-
mirante Guise, á Santa, Huanchaco y aun á Lima. Saata
Cruz debió ser sometido á un consejo de guerra, como lo
pidió con instancia al Presidente Marqués de Torre -Tagle,
el General Sucre, para que en él quedase depurada la con-
ducta de ambos; pues Santa Cruz, en su parte oficial al Mi-
nisterio de la guerra, de Riva-Agüero, quería declinar la
responsabilidad en el General Sucre, dando por razón, que
no habiéndolo encontrado con sus fuerzas en Puno ó en el
Desaguadero, su ejército ?e había desmoralizado y desban-
dado. Mas olvidaba, que cuando le ofreció su cooperación,
la rehusó, indicándole que podía pasar al Cuzco. La razón
ya la hemos dado antes. — Fué celos y emulación, por que
el General Sucre, creado autoridad suprema militar pos el
Congreso en las Fortalezas del Callao, debía mandar en
Jefe el ejército, y los Generales Santa Cruz y Qamarra so-
metidos por consiguiente á sus órdenes. ^^
El Presidente Marqués de Torre Tagle, en el jnafíífies-
to que dló con fecha 6 de Marzo de 1824, tji^tando de sin-
-99-
cerar su conducta y declinando toda responsabilidad en el
General Bolívar, expuso: que no accedió á la petición que
Be le hizo, para que fueran juzgados en consejo de guerra
los Generales Sucre y Santa Cruz, por que el objeto solo
era perder al último. Asi habría sucedido indudablemente,
atendidos los hechos que hablaban con verdadera elocuen-
cia. El General Sucre combatiendo en persona tan bizarra-
mente en las calles y Plazas de Arequipa, salvó toda su in-
fantería, y los ginetes tampoco sé perdieron todos; pues un
número no pequeño llegó á Quilca.
La alta competencia del General Sucre que lo hace uno
de los primeros Capitanes de la América del Sur, es ejecu-
toriada; al extremo que, según el divino Olmedo, sin la
sombra de Bolívar, fuera astro de primera magnitud.
Recuérdese su retirada desde el Apurimac hasta Aya-
cucho (70 leguas) teniendo siempre ala vista á un enemigo
muy superior en fuerzas; cuya acción es, de las mas distin-
guidas, según ordenanza y estrate jia militar.
El Gieneral Valdéz, émulo del General Canterac, al ver
el orden con que se retiraba el General Sucre; es tVadición
que le dijo, á presencia del Virey: '^General aprenda U. co-
mo se hace una retir adcí\ aludiendo á la desastroza que hi-
zo Canterac después de la derrota de Junín.
Nos resta que digamos, el fin que tuvo la columna del
Coronel Castro puesta por el General Santa Cruz á las ór-
denes del General Lanza, en los altos de la Paz. — La con-
dujo á Cochabamba: se componía de un Batallón como de
50Ó plazas y de 70 ú 80 ginetes: todos desde el Jefe hasta
el último soldado hijos del Depertamento de la Libertad;
siendo la infantería el Batallón ''Legión" vencedor en Pi-
chincha.
El General Olafteta, después de la fatal retirada de
Santa Cruz, se quedó, por orden del Virey, en el "Alto Pe-
rú" (hoy Bolivia) para poner, como lo decían los documen-
tos oficiales del Virey, esas Provincias en orden por haber
sido eommovidas con el ejército de Santa Cruz.
Emprendió Glafteta con una fuerte división sobre Co-
'^^-abamba, y no obstante que se componía de 4 batallones
3 es??ead£ones de caballería y piezas de montaña, el Coro-
nel Castro, "^poe^ mandaba la Columna Patriota, no tuvo á
-loo-
bien rendir sus armas y salió á combatirlo en un llano inme^
diato llamado "Alzúri". El General Lanza con sus gueri^í-
lleros, lo acompañaba; mas empeñado el choque nada po-
día esperarse de -ellos. Me dijo el Sr. Castro, conmoviéndo-
se visiblemente, que no obstante tener por segura su derro-
ta, prefirió sacrificarse para salvar de ese modo el honor del
soldado.
Era de fácil palabra, como antiguo Carolino, y arengó
á su columna recordándole: que compuesta de hijos de los
pueblos que se habían sacrificado por ía Independencia, y
vencido en Pichincha, no era digno de los soldados de la Lir
iertad, rendir sus armas sin combatir. — Fueron sus últimas
palabras. ^^ Muchachos puntería baja para no perder tiro'* Em-
peñado el combate, el resultado ya podía esperarse; no obs- .
tante el esfuerzo que hizo "Legión", fué arrollado y dies-
mado salvándose por un esfuerzo el Sr. Castro, que lle-
gó á Arica sin mas compañía que su asistente. García Cam-
ba se hace cargo de esta batalla; mas dice, que fué contra
el guerrillero Lanza, cuando la única fuerza de linea fué la
del Coronel Castro.
En nuestras pláticas amistosas me ponderaba el entu-
siasmo y valor con que se combatió, afectándose vivamente
al recuerdo, no obstante los años trascurridos; pues en 1,850,
fué cuando tomó asiento esn el Tribunal como digno Vocal
de él y algunas veces su Presidente — me llevaba ün año ^e
antigüedad; pues yo ingresé en Junio de 185 1. Me decía,
que el valor que desplegó la Infantería y sus fuegos tan
nutridos,^por mucho tiempo, contuvieron el empuje de las
fuerzas realistas. '
Él General Echenique estuvo de oficial subalterno en
esa batalla, y me contó con entusiasta admiración el año 84,
que lo vi muy enferrno en Lima, que 70, ginetes del ejérci-
to patriota, hijos de este Departamento, tuvieron el arrqjo
suficiente para dar una brillante carga sobre la Infantería
Realista; carga en la que todos esos pocos ginetes fuerpn
quedando tendidos; mas el Jefe ú oficial que los mandaba,
tuvo la audacia de continuar la carga con 12 soldadps que
ífe quedaron, y con ellos arremetió hasta caer muerto al pié-
de las masas españolas. Este heoho lo tenía relatado^jgtf íos
apuntes qué escribía en uñ libro en folio, que^fí^^^Síjo eran
i
I
i
- lai -
sus me,mpria$ y que se publicarían por fu hi}p Sr. P, Ji;gn
Martin Echenique, después de su muerte. Le suplique qye
me permitiese s^c^r una copia de lo que á ftste respecto es-
cribía, y se negó, dándome por razón, que todo se publjf^-
ría por §u citado hijo. Siempre he estado en solicitud 4^
datos que tengan relación coíi nuestro Departamento.
Ofrecí antes, que haría una mensión honrosa del Sr.
Coronel D. José Félix Castro, después doctor en la Uni-
versidad de Trujillo, Abogado recibido en esta Corte, y
fP£i3 tarde Vocal y Presidente de ella.
El señor Castro pertenecía á una de las familias mas
notables de Trujillo, y recibió su educación literaria en el
Convictorio de San Carlos, en la época de su esplendor, estu-
diando derecho bajo la enseñanza de mi compatriota el Dr.
Sánchez Carrión. Con decir que era Carolinoy su discipuk»,
basta para conocer, que era uno de los jóvenes mas patrió-
tas, llamados entonces insurj entes.
Abrazó la carrera de las armas jurada la Independen-
cia, como lo hizo la mayoría de la juventud de esta ciudad.
Hizo su primera campaña sobre Chachapoyas, en la colum-
na que despachó el Marqués de Torre-Tagle, parz^ oponer-
se á la guarnición española que venía dCs Moyóbamba á o-
(jupar Chachapoyas y este Departamento; de ío cual me en-
cargaré en si^ oportunidad. Se portó muy bien en el copá-
bate de "Igosurco", y en los demás que se dieron para ocu-
par Moyóbamba.
Entiendo que principió de Subr-Tenientp; ma^ ^xs la
b^tall^ de Pichincha, ya estuvo de Capitán, mandando I21
Compañía de Granaderos del Batallón "Piura" que^ se ppr-
tó admirablemente. Tenia 120 plaz,as, y combati<J Qon bi-
zarpia control lo^ "Tiradores de Cádiz**, que casi á la yeZ; que
l^a fuerzas, patriotas ib^i á tomar l§i cima 4el Pichincha.
Me dijo el señor Castro, qi:|e el mismo General Sucre le^ (jió
en persona la orden d^ sostener cierta, posición á todo tRn-
ge y no dejar pasar las fuerzas realista?. Cumplió dicha or-
den con tal heroicidad, que de Ips 12.Q hombres de su copí-
' - ^añía, con. que se comprorr^etió eí combate^ aVterminar O^te
qlíé^aíoj reducidos á. lá^ n(iita^. Él jefe que majid^ba *'Ti-
ra^oreTHí-t^^z'', entregó su Q^p^da s|l C^dpit^n C^^trq. H-
- 102-
bertándolo este de la muerte, qué le iba á dar un Sargento
de la Compaflía, á quien reprendió.
Me hablaba largamente de la batalla de Pichincha, que
fué terrible, y que los cuerpos peruanos, á las 6 de la ma-
ñana, dando el Ave María en Quito, coronaban el Pichin-
cha, cuando por la parte opuesta hacían esfuerzos los Espa-
ñoles para ganar dicha cima, mandados por el Coronel Ló-
pez.
Me refería, que el General Ayraerich, anciano, Presi-
dente de la Audiencia de Quito, la víspera de la batalla, hi-
zo formar todo su ejército, y teniendo en la mano un cruci-
fijo de Burgos, le hizo batir los estandartes españoles con
esta deprecación. ¡Ah! "Santo Cristo de Burgos: tu me das
la victoria''; lo que repetía muchas veces: En seguida dio
orden al Coronel López, teniendo por seguro el triunfo,
que no matasen al muchachillo de Sucre, sino que se lo lle-
vasen vivo para hacerle dar en la Plaza de Quito á calzón
quitado — 50 azotes;" y repetía "no lo maten tráiganmelo
vivo'*; todo lo que supo el General Sucre; y cuando al día
siguiente se rindió Aymerich en Quito, en tono jocoso, le
dijo el vencedor. "General: aqui me tiene U., para recibir
los azotes á calzón quitado.*' Ya podrá comprenderse, como
se ruborísaria el General Español.
Hubo un incidente después de la derrota. Refugiadas
las fuerzas realistas en el Panecillo, que también fué toma-
do, mandó Aymerich al Coronel López para que ajustase la
rendición de la Plaza, mediante capitulación. El General
Sucre no quizo recibirlo, contestándole, que era indigno de
un americano, é hijo de Venezuela, después de haber com-
batido contra su Patria, ser enviado ó agente de los Espa-
ñoles, y lo despidió previniéndole: diga U. al General Ay-
merich, que es mas propio que mande á un Jefe Español,
por que al fin, estos combaten por los derechos que supo-
nen tiene su Patria sobre la América. El segundo enviado
fué Español y con él arregló la capitulación.
Los cuerpos Peruanos hijos del antiguo Departamento
de la Libertad, fueron: el Batallón **Trujillo", organizado y
disciplinado en esta plaza, en la época del PresidenteMar-
qués de Torre-Tagle; y el Batallón "Piura" fomiajéáen la
dudad de su nombre, y fué el mismo qu^->pcfteneciendo á
j
- I03-
lás fuerzas del- Rey se rindió en Piura cuando se juró en
ella la Independencia.
De esto hablaré en su oportunidad.
Cada Batallón era fuerte de 600 á 700 plazas. Un Es-
cuadrón de caballería de 120 plazas también salió de este
Departamento, cuyos ginetes con 70 ú 80 del ejército Ar-
gentino, combatieron heroicamente al mando del Coman-
dante Lavalle, arjentino, cuyos ascendientes fueron de Tru-
jillo. Después fué General en su patria y murió en la gue-
rra civil, perseguido en uno de los pueblos de Bolivia.
Me indicó el seftor Castro, que todo el premio pecunia-
rio que recibió la tropa después de la victoria, fué cuatro
reales por plaza; y hubo una circunstancia digna de referir-
se: que del Batallón Trujillo, de 700 plazas, no tuvo ningu-
na baja por deserción hasta llegar á Quito, sino por enfer-
mos en el camino, y los que perdió en la batalla, que fueron
«n número considerable.
Ya que me encargo de la batalla de Pichincha, referiré
un episodio, que me lo contó el aflo 41 el Coronel D. Se-
bastián Fernández, lambayecano, cuando fué Prefecto ac-
cidental de este Departamento.— Me decía con énfasis que
no obstante de ser oficial subalterno (Teniente), á él se le
debió el triunfo. Le pedí explicaciones y me dio la siguien-
te: El movimiento estratégico de gran importancia que te-
nia que hacer el General Sucre, era tomar el Pichincha,
antes que las fuerzas del General Aymerich, apercibidas, lo
coronasen, por la facilidad que tenían, según las distancias.
Se levantó el campo patriota por la noche para andar
en toda ella y llegar en la madrugada al Pichincha. El ca-
mino que llevaba el ejército era el corriente; mas advirtíén-
dolo yo (decía Fernández) expuse al capitán de la compa-
ñía: — **Por la ruta que llevamos no llega el ejército al Pi-
chincha en la madrugada, y lo haremos á lo mas á las 8 de
la mafiana. Yo conozco un camino excusado, por el que se
economisa algunas leguas; y si lo siguiésemos, llegaríamos al
amanecer.'* El Capitán trasmitió la noticia al Jefe del cuer-
po y este al General Sucre, que mandó hacer alto al ejérci-
br^^ordenó que compareciera ante él. Me preguntó, si era
exacto^S-^u^ ^^ acababan de decir; y contestándole afirma-
tivamente lelÜjwL^antes de sentar plaza, me ocupaba en
ú^tnp^ñia de dlfoá dé Láthbáyéqué. dé introducir i Qiritd,
tabaco por contrabando, para lo cual, muchas veces los in-
teresados de Quito en el negocio, ños encaminaban por una
senda éscusada, que conozco perfectamente; y por ella se
ahorraría en verdad rñucho camino/' El General Sucre coVi-
téétó: "señor oficial, bajo palabra de honor y sujeto á sü
responsabilidad en caáo contrario, ¿puede U. guiar al ejérci-
tb, para llegar á Pichincha á k hora que se desea? Contesté
"fecépto mi General lá responsabilidad y no haya cuidado.*'
Se me dio pues la conducción del Ejército, tomando no bbs^
tánte seguridades sobre mi, por que el General Sucre era
fnuy avisado**.— Guió Fernández bien; y como lo dice la
Historia, á las 6 dé la mañana coronaba el Pichincha el fe-
jército patriota. Y repetía; Vea U. si tengo razón para afii^
íñar que por mí Se ganó la batalla; si seguímos por el cami-
ho corriente, hubiéramos llegado á las 8 6 9.
Después he visto en la historia de Colombia, que éi
ífióvímiento estrátéjico, de tomar el Pichincha, fué también
^ara interponerse el General Sucre entre Quito y las fuef-
zas que venían de Pasco en auxilio del General Aymerich,
que llegaron tarde; siendo la principal el Batallón Navarra
de 700 plazas, toda gente Europea de los cuerpos que tra-
jo el General Morillo á Venezuela.
¡Que hábil y bien ejecutada maniobra del General Su-
cre! Selló la Independencia de Colombia, y abrió las puer-
tas para qué el ejército de Colombia hubiese venido á liber-
tar al Perú. Nos llena de respeto y entusiasmo, estudiar lei
historia de tales personajes.
Como nos hemos encargado de manifestar el Jüérttó
eoíitraído para con lá patria del oficial, en la guerra de la
Independencia, Coronel Castro, nuestro antiguo compañero
dfe Corte; haremos mención honrosa de él.
El señor Castro, como ya lo hemos indicado, fué anti-
guó Cárolino; ' de un talento claro, instrucción general y
muy variada; pues hasta conocía perfectamente los libros
dé medlgina.
Retirado del ejercicio de las armas en 1830, después
de haber sido vencedor en Pichincha, [Capitán de Gjatíade-
fos del Batallen Piura], en Zepita, batídose^^bif2:^famente
én ''AlíútV* (BoKvia) y vencedor en l^ig^^orfosas batdlas
- 105 -
de Juiíín y Ayacucho; se dedicó al estudio del Derecho, con
la mayor consagración, recibiendo en la Universidad ma-
yor de Lima, el grado de Bachiller en Jurisprudencia, re-
mitiéndolo la llustrísima Corte Superior de la Capital al
estudio de la práctica.
Para recibirse de Abogado en la llustrísima Corte Su-
perior de Trujillo, consideró propio á su estimación, presen-
tarse con el título de Doctor; y seguido el expediente respecti-
vo, se le confirió el grado eñ ambos derechos en la Uni-
versidad de Santo Tomás y Santa Rosa de esta ciudad,
función que presenciamos y que fué lucidísima.
En una brillante disertación que hizo en castellano^
antes de sustentar la proposición en latin, que según Re-
glamento debía durar una hora, rememoró sus servicios
prestados á la Nación desde su juventud, y conmovió al
claustro, expresando con viveza, que lo hacía lleno de rubor,
y si se quiere, con miedo, cuando no lo había tenido en los di-
versos campos de batalla, exponiendo su vida en las aras de
la Patria, para que pudiese ser libre é independiente. Salu-
dó efusivamente al cuerpo Universitario, creado en el lugar
donde vio la primera luz, por el esclarecido General Bolívar
cTí premio á los distinguidos y muy importantes servicios
que prestaron los pueblos del Departamento de la Libertad
á la causa de la Independencia; servicios en los que le había
tocado una pequeña participación.
Fué pues, muy lucida la disertación; y sostenida la te-
sis satisfactoriamente, mereció la aprobación por unanimi-
dad.
Recibido de Abogado, se contrajo después al ejercicio
del Foro; y pude medir su sólida y vasta instrucción, en un
famoso alegato que hizo en un juicio que por muchos años
seguía el señor don Santiago Pinillos con la señora doña
Josefa Suares, sobre mejor derecho á la Hacienda de '*Ba-
zan;" pleito que llevado hasta la Excma. Corte Suprema,
terminó satisfactoriamente, conforme á la defensa del señor
Dr. Castro.
El que escribe estas anotaciones pudo apreciar esos
trabajos, por que en 1846 ya ocupaba un asiento en esta
llustrísima Corte Superior, en la clase de Fiscal; habiendo
obtenido la plaza de Vocal en 1851, pudiendo decir de paso.
- To6-
que ha subido á la silla que obtiene grada á grada, y siii
padrinos.
Ejerciendo la profesión de Abogado, el antiguo y be-
nemérito oficial de la guerra de la Independencia Dr. Cas-
tro, fué propuesto por el Consejo de Estado en las ternas
respectivas para Vocal de esta Corte; nombramiento que le
confirió el Gran Mariscal Castilla.
En su clase de Vocal fué estudioso/contraido, verdade-
ro Juez, y nada dejó que desear, excepto para los litigantes,
que, cuando no obtienen resultado satisfactorio en sus
juicios, se encargan apasionadamente de los jueces. Fué Pre-
sidente en el mismo Tribunal.
Antes de ingresar á la Magistratura fué electo Diputa-
do por la Provincia de Maynas, donde tenía buenas rela-
ciones desde que, como oficial subalterno, hizo la campaña
á dicha Provincia en el afto de 1821, venciendo á la guarai-
ción Espaflola en "Igozurco", (inmediato á Chachapoyas) y
en la misma Provincia de Maynas; de lo que hablaremos
oportunamente.
Como Diputado fué sostenedor de la Administración
del General Echenique, por que, como hombre de luces, res-
petaba el' principio de autoridad y al Gobierno legalment^
establecido. Y esta conducta le trajo la animadversión po-
lítica de los que vencieron en la Palma; asi es que, cuando
se hizo la llamada reforma del Poder Judicial el afto 55, fué
declarado cesante, lo mismo que el que escribe es-
tas anotaciones. Las razones ya las daré. Y me encargo de
estos hechos por que la historia es la esperiencia de lo pa-
sado y la enseñanza para el porvenir.
Las reformas judiciales entre nosotros no han tenido
otro objeto, que dar los puestos á los amigos y colaborado-
res en premio á los servicios prestados. Se ha olvidado el
gran principio de que, Ja inamobilidad de los jueces es la
mas sólida garantía en la administración de Justicia. Esto
no quiere decir, que no deba separárseles del puesto; mas
debe ser, previo el juicio que corresponde. Pero entre noso-
tros, cada revolución triunfante ha traido su reforma judi-
cial.
Separado el Dr. Castro de la Magistratura, se contrajo
al ejercicio de la profesión, en la Capital de la República:
y muy luego tuvo no escasa clientela. Debió volver, median-
te la ley de Reparación, á la plaza de Vocal de la Corte de
Trujillo que obtuvo legalmente; mas falleció antes de que
se diese la ley, que fué tan objetada y contrariada por la
administración Castilla.
He hecho este relato respecto al Dr. Castro, pagando
yn tributo de respeto, no solo al antiguo compañero de Ma-
gistratura, sino también al ofícia! en la guerra de la Inde-
pendencia, hijo de este Departamento y vencedor en las
gloriosas batallas que antes he descrito; y he hecho mérito
de su separación, no obstante sus honrosos títulos y prece-
dentes, para que se vea las consecuencias de la guerra
civil.
He dicho que también fui separado de la plaza de Vo-
cal en la reforma de 1855, á la vez que el Dr. Castro; y aun
que mi persona y mis servicios no estén á la altura de los
suyos, explicaré lo que motivó mi separación.
En 1 85 1 al cesar el General Castilla en el cargo de
Presidente de la República,la Excelentísima Corte Suprema,
á. petición del seftor Fiscal Dr. Mareátegui, le abrió el jui-
cio de residencia, en cumplimiento de las disposiciones le-
gales que rejían entonces. Tembló el Gran Mariscal al
verse sometido á la acción de los. Tribunales de Justicia.
Sus amigos políticos en el Congreso presentaron una propo-
sición, acusando de abuso en el ejercicio de sus funciones á
la Corte Suprema, y que no debía abrirse tal juicio de resi-
dencia.
Yó era entonces Representante de la Nación, nombra-
do por la Provincia de mi nacimiento (Huamachuco), y per-
tenecía á la comisión de Justicia á la que pasó la proposi-
ción para informe.
Ya puede comprenderse, cuales serían las influencias
que se pusieron en juego, á fin de que la comisión expidie-
se un informe favorable. Me vieron, me instaron los mas al-
tos personajes, incluso el mismo Presidente de la Repúbli-
ca General Echenique, y el muy respetable seftor Pr. Herre-
ra, mi mas íntimo amigo. Me negué á todos, dando por ra-
zón, que si por las leyes vigentes se obligaba á las autorida-
des políticas inferiores á absolver el juicio de residencia, sin
el cual no estaban expeditas para desempeftar cualquier o-
-io8-
tro destino público; no era lógico ni legal eximir de la lesi-
dencia al Presidente de la República, que manejaba los cau-
dales de la Nación, la fuerza pública, y que tenia mas faci-
lidades para abusar, que los Prefectos y Subprefectos, á quie-
nes se compelía á absolver la residencia.
De los miembros de la comisión de Justicia fui el único
que discentí, siendo mi voto particular por la residencia,
voto que registraron los periódicos, haciendo justicia al vs^
desto Diputado por Huamachuco.
La discusión fué muy empeftosa, duró tres días, y co-
mo miembro de la comisión tuve que sostener mi dictamen
particular. Cerrada la discución, se procedió á votar, y no
obstante las altas influencias, por la no residencia, triunfó
lá irresponsabilidad, tan solo por uno ó dos votos. Véase el
'^Diario de los Debates'* de esa época.
El General Castilla, muy afectado, quedó sumamente
prevenido contra el Diputado por Huamachuco. Dio sus
quejas á algunos amigos mios, atribuyendo á que yo pro-
cedía por influencia de sus enemigos políticos. No tal: solo
tuve en cuenta el interés público. ¡Cual seria la suerte de
nuestra Patria, 3i hubiese quedado sancionada la residencia
del Presidente de la República, al cesar en el mando!
La prevención y desafecto del Gran Mariscal, para el
Diputado por Huamachuco, quedó compensada con lo qiae
escribieron en mi favor hasta con entusiasmo los periódicos
de la CapitaL Merecí más: la sociedad de '^Fundadores de
la Independencia*' me hizo, por medio de su Presidente, una
expresiva felicitación; me instó para que me incorporase á
ella, como lo hize, y me remitió un cajón de esquisito vino,
para que recuperase las fuerzas el H. Diputado por Hua-
machuco, que habían sido agotadas en los días de discución,
(Palabras testuales.)
Terminado el Congreso del 51, en mi calidad de Repre-
sentante, fui sostenedor, como el señor Castro, del Gobier-
no establecido; mas no de sus errores. En la Conversión ó
Consolidación, no tomé la menor parte, no obstante habér-
seme invitado, para arreglar un btun expediente. Lo rehusé;
por que el legal manejo de los fondos públicos, es lo que
mas he buscado y aplaudido en los que administran los di-
neros de la Nación.
-109-
Triunfó la revolución en la Palma y el General Casti*
Ua, tuvo muy presente sus quejas del 51, y me declaró
cesante.
El General Caravedo, que había sido Prefecto tle este
Departamento, teniendo noticia de la cesantía, fué á enten-
derse oficiosamente con el Ministro, explicándole que me
conocía.íntimamente, y emitiendo los mas favorables con-
ceptos. La respuesta del Ministro fué: nada me tiene U. que
¿lecir del Dr. Rebaza\ lo conoscú perfectamente] he estado con
él en los anteriores Congresos; mas el Presidente sin admitir
observaciones, dispone que sea uno de los cesantes^ como aisi
sucedió, expidiéndome la cédula de cesantía con el haber de
1,600 $ al año, por que el 55 ya tenía los servicios suficien-
tes para haber alcanzado esta cantidad.
La pasión política fué pues la que decretó mi cesantía,
y la del señor iJastro.
Para demostrar que no era yo indigno del puesto que
ocupaba, puedo citar contra el desafecto político, la ejecu-
toría que tiene la Corte de Trujillo de la Excma. Corte
Suprema; es la siguiente.
En 1847 se siguió un juicio criminal muy ruidoso por
el asesinato del Visconde D. Ozery, en la montaña de Jaén,
cuya Provincia pertenecía al Distrito judicial de esta Cor-
te, juicio que terminó con la sentencia de vista y revista
de esta Corte. Yo fui Fiscal en esa época; analizé detenida-
mente el proceso, emití un extenso dictamen, sosteniéndo-
lo, ademas, de palabra, á la vista de la causa.
, Como el asesinato había llamado la atención del Gobier-
no Francés, y mediaban reclamaciones de su Representante
en Lima; la Excma. Corte Suprema, al pasar al Ministro de
Justicia copia de todos los fallos, dijo, al final de su oficio
de 16 de Junio de 1847 (Peruano N.** 52, Tomo 17) lo que
sigue:
'*Corte Suprema de Justicia. — Lima, á 16 de Junio de 1847.
Al señor Ministro de Estado en el Despacho de Justicia.
Este Tribunal Supremo, que no disimula las faltas de los
Magistrados y jueces de su dependencia, cuando proceden
en los juicios con abandono ó ignorancia, cree también
que debe manifestarles su agrado, cuando por el contrario
-lio-
muestran ''celo, consagración y tino" en el desempeño de
''sus delicadas obligaciones/* Tal es el concepto que se ha
formado de la conducta de los Majistrados, Jueces y fun-
cionarios que han intervenido en esta causa criminal, en
que se hallaba "comprometido el honor Nacional'' y la jus-
ticia pública.
Lo digo á US. por acuerdo de este Supremo Tribunal.
Dios guarde á US. — Matías Leán^
A- mas de la cuestión residencia, tenía el General Cas*
tilla prevención contra mi, por haber sido uno de los
sostenedores de la Administración £chenique,yestosinque
me hubieran comprendido, de manera alguna, sus errores.
¡Cosas de la política!
Mas el aflo 58, cuando volví al Congreso como Diputa-
do, el mismo General Castilla, que tan hostil me había sido,
valiéndose de la mediación de mi sincero amigo el señor
General Pezet, se esplicó conmigo en los términos siguien-
tes:— "Sr. Rebaza: eso del 55 — olvídelo— ¡he! y sepa que y 6
no sé dar satisfacción á nadie. — La revolución es un rio que
sale dé madre y se lo lleva todo de encuentro; mas después
tranquilizadas las cosas, cada uno ocupa el puesto que >le
corresponde. — Conozco la vida pública de U. y no dude
que he de hacerle justicia.**
Me hizo varios ofrecimientos; y entre ellos, por conduc-
to del señor General Buendía, una Legación á Bélgica, que
no acepté, contentándome con volver é la Vocalía de la Cor-
te de Trujillo, cuyo puesto lo ejercía desde el año 1,851.
-III-
CAPÍTULO IX
SU MARIO. Situación política de la República después de
la traición de Dámaso Moyano en el Callao, y, de las de-
más que se siguieron, — El General Bolívar en la Provin-
cia de Chancayy se hallaba en una posición muy difícil y
comprometida.^ Resuelve trasladar se á Trujillo y la de-
clara Capital de la República, — Establece la Corte de
Trujillo y y después la Universidad. — Confianza del Li-
bertador en vencer d los Españoles.
Y las traiciones continuaron.
En Supe se hallaban acantonados dos Escuadrones;
"Lanceros Peruanos y Lanceros de la Guardia" á las órde-
nes de los Tenientes Coroneles Nabajas y D. Juan Ezeta,
Español el primero y Peruano el segundo. Proclamaron (i6
de Marzo) la causa del Rey, poniendo preso al Jeje de Es-
tado Mayor del General Bolívar, D. Carlos María Ortega, y
al Gobernador político, D. Felipe Silva; y llevándose cuan-
to ganado vacuno había acopiado para el ejército Indepen-
diente, compuesto de algunos centenares de cabezas, pasa-
ron á Lima, á ponerse á órdenes del General Rodil, que ya
estaba de Gobernador en los Castillos.
Sensible es recordar esta tercera traición; y que ella
fué muí premeditada, lo acreditaba el hecho, según me lo
expusieron en 1851 los contemporáneos: deque los dos Es-
cuadrones, al presentarse al General Rodil, lucieron sus ban-
derolas y Estandartes Reales hechos con anticipación.
García Camba, encargándose de que la opinión públi
ca favorecía tan abiertamente á la causa del Rey; al referir-
Ae al paso de Navajas y Ezeta dice: que el mismo General.
Bolívar corría peligro de ser aprehendido. Asi pudo ser, des-
de que á su Jefe de Estado Mayor, Ortega, se le condujo
preso á los Castillos. La historia no nos dice, que se hizo
de él, pues no lo vemos figurar en la campaña de Ayacu
pho, ^i en las demás.
Después de la entrega de los Castillos al Rey, por el
traidor Moyano y las traiciones de los cuerpos de caballe-
ría de que hemos hablado; el General Canterac despachó
de Jauja para tomar Lima una fuerte División de todas ar-
-112-
mas, al mando del General Monet; pues el General Bolívar
que permanecía en Pativilca, no tenía los medios suficien-
tes para oponerse á las fuerzas del General Español.
Tomó, pues, éste posesión de la Capital en Mayo de
1824. Se mandó cerrar el Ayuntamiento Republicano, rem-
plazándolo con otro: aún que de personas notables muy a-
dictas á la causa del Rey. La Aduaha, el Consulado y cuan-
ta Oficina pública funcionaba, fueron puestas en receso sus-
tituyéndolos con gente adicta á los Españoles.
No obstante nuestras investigaciones, sobre qué se hi-
zo el gran Estandarte Peruano, con que juró San Martin la
Independencia, pues que no se conserva en la casa Munici-
pal de Lima, encontramos en la Historia de García Camba,
que el General Monet lo sacó de Cabildo, y lo remitió co-
mo valioso presente al Virey Lacerna en el Cuzco. Habría
sido oportuno que después de la derrota de Ayacucho, se
hubiese hecho diligencia, para que conserve la Municipali-
dad de Lima este timbre de honor. Tal vez el^ Virey se lo
llevaría en su equipaje á la Península.
Con interés también hemos preguntado ¿qué se hizo el
Pabellón Peruano, con el que juró la Independencia en
Trujillo el Marqués de Torre-Tagle, el 29 de Diciembre de
1820? estandarte que, como antes lo hemos dicho, fué hecho
en Trujíilo, por las delicadas manos de la señora Cañete.
No lo conserva la Municipalidad, y puede ser que el Presi-
dente Marqués de Torre-Tagle, al retirarse del Departa-
mento, lo hubiese llevado. Cuan satisfactorio sería que los
ediles de Trujillo lo tuviesen.
La permanencia del General Bolívar en Pativilca, era
pues sumamente difícil y peligrosa. Todo se desplomaba;
ios mas adictos á la causa de la Independencia, la conside-
raban perdida. La Capital, centro de los recursos, en poder
de los Españoles pon una fuerte División. Las Fortalezas
del Callao con su inmenso parque y demás abundantes pro-
visiones y con 1,500 veteranos, asi mismo habían pasado á
los Españoles, y para completar el cuadro de calamidades,
los cuerpos Peruanos de caballería situados en Supe trai-
cionando á su Patria se pasaron á los Españoles, privando
al ejército Independiente del considerable número de gana-
do vacuno que había acopiado para su subsistencia.
-113-
No obstante todo este cúmulo d^ adversidades, soló
un hombre hubo, que con fé en el porvenir, esperaba triun*
far de los Españoles. Este fué el General Bolívar, de quien
es tradición, que para probar su temple de alma y activi-
dad, decía el General Espafüol Morillo: que era mas temi-
ble derrotado que triunfante, por que con su incansable ac-
tividad y genio, sacaba recursos de donde no los había y
volvía al combate.
Con esa fé que nunca lo desamparó, refiere el Ministro
de Colombia H. Joaquín Mosquera, que se hallaba en Lima»
que fué á hacerle una visita á Ohancay. Lo encontró débil»
convaleciente, pero lleng.de valor. Interrogado por el Minis-
tro ¿qué piensa U. hacer ahora? Como para decirle: la situa-
ción de Ü. es tan apurada y difícil, que tal vez sería conve-
niente que regresase con el escaso ejército auxiliar á Colom-
bia, para salvarse. Pero la contestación del General Bolívar
l\ié--pienso triunfar. Y le dio las razones: que había man-
dado levantar en el Departamento de Trujillo, un grueso
cuerpo de Caballería, y para montarlo, dispuesto requisar
los suficientes caballos: que si los españoles bajaban de la
cordillera á la costa, en su persecución, estaba cierto de ba-
tirlos con la caballería; mas que si le daban unos tres meses
lie espera, completaría la organización de su ejército é iría
á la sierra á batirlos. Asi sucedió puntualmente. Esta con-
(erencia fué en Marzo, y habiendo tomado la ofensiva, ven-
ció por primera vez á las fuerzas españolas en Junín.
En la residencia del General Bolívar, ^de Trujillo que
fué corta, S0I9 visitaba con frecuencia la casa del señor D.
Nicolás Bracamente, Marqués de Herrera; y platicando con
é\ sobre las ventajas que había obtenido el ejército español
dejándolo solo reducido al Departamento de Trujillo y Pro-
vincia de Huaráz, le decía: "no importa señor Marqués, a-
bierta la campaña, U. verá derrotar á los Españoles. Ellos
han tenido mil triunfos, mas no han sido suficientes para a-
íianzar su dominación. Una sola batalla que pierdan, es su
segura destrucción.** Estos datos me trasmitió el señor Dr.
ü* Apolinar Bracamente, mi compañero en la Corte, hijo
del Marqués de Herrera.
Hizo bien el General Bolívar, en esperar su triunfo de
los ginetes del. Departamento de Trujillo, que dieron la
-114-
ia escuela^EsnaíI^'i ^\^^*'^*^^* ^^ Fuente, que era militar de
^strano que nn e u /?^ ^^^^^ formado y disciplinado; y es
-Tunín. Las razon^ ^"t^iese hallado á la cabeza de ellos en
'•a gr^acia del Lib¿rt ^a ^^^ ^^^^ "^^^ adelante: pues qayó de
7Íos que prestd n , ^^» no obstante los importantes servi-
^^ráiá2i la r^'^í^iP^*^^^^ de Riva-Agüero.
el Sur de la RÍ^^^i.y ^^ Poder del Ejército del Rey to-
r (BoJivia)- ^, ^P^Wica y las Provincias del Alto Perú,
riaró Capital de iTtT^^ ^"""^^^^^^^^^^^^ ^ ^^
„^ r S24, para sacar ^ ^1^^*^^^^^' P^'^ decreto de 26 de Marzo
g-^r^ 10 cuantos recurs I ^apartamento con su actividad y
ei ^J^^cíto, abrir con^^i 1 ^^^^ necesarios, á fin de organizar
íí^^y^oucho. ^A la campaña y vencer en Junín y
El General Bolívar 11
^T^gTM.^^^^ en Diciembr \r? ^^^ por primera vez á este Depai^
r^^.a^T'-áz; de Huamachf X 82 3 pasando á Huamachuco de
c::c:>rt fecha lo de ¿Y ^-^ escribió al Presidente Torre-Ta-
^^xJ^ había concluid ^í^'^bre del mismo afto, instruyéndo-
' ^ f>ris\6x\ que ejeci.íi^ facción de Riva-Agüero, median-
JTi<:^^ cartas estos i; ^^ Coronel La .Fuente. Le decía
^fl^rrdolc de Huainací*^^'^^ ^^" "^"^ adictos al Gobierno,
t^^ ^0-^^ ^^^^^t>lecer ^\ ^^^o; y le expresaba las razones que
^ij^'IiCiiniatarlo; puesi:^-^"^'"^ito de Colombia en la aierra, á
^^ ^í^^**^ ^°"tra el \^^ que la campaña tenía que abrirse
tr 'Vi t^í^ ^"'^^^^4,ooo K**^>^- Le indicaba que el ejército de
>\^^\^ necesario q^^ ^1 ^^^res, y el del Perú á 2,500; mas
^ ^n.r^^^^^ ^J^*"Cito ^^^ral La Mar viniese á Trujillo
-.T^^Tkó- "Peruano, y arreglarlo, como asi
^^^i'^^n^tllí'^^^acK^^^^ precaria residencia del Ge-
ij, P jx, C<^v-.,„ " *íua^ «.rreglar y movilizar el ejército,
Si¿^.^ d^ ^ins se; "^^ ^o^^^l^uco U catnpafla, previo un
oti^^!^e íJ^ f ^^'^^>cío^ 5^al hablaré cuando llegue á en-
»^^I^í£^''^.cí<S^'*''^ solo e ^ ^«amachuco y la residencia
'®^ é:»i -?ií^*'^¿í°a'í?^ ^^'^¿it^'*^ por cortos días de tránsito
,ara .^^^¿ti^ ^'^^ell^í^Sor/S? e„ «„ citada carta. Conviene
j^ra *^ ^ tr^i ^^^^ ^ tV Qespues, decir, que en el ca-
tiin^ 4^ ^ ^amachuco fué recibido en
-lis-
ia antigua Provincia de Conchucos, felicitándolo un cura, yá
no recuerdo, si fué dé Pallasca, ó de Siguas, con una arenga
calcada sobre temas Mitológicas & &. Es tradición que el
Libertador recibió muy mal el discurso, y contestándolo
dijo: '*que el país no se salvaba con discursos de Mitología
y que el patriotismo indicaba no hacer disertaciones de es-
ta clase, sino prestar servicios reales y positivos á la Inde-
pendencia." Quedó pues el buen Cura cortado con la con-
testación.
El alojamiento del Libertador en esta vez en Huamachu-
co, fué en la casa del muy ilustrado Párroco Dr. D. Pedro
José Soto. Me refería dicho seflor, que siendo frío el tem-
peramento de Huamachuco, después de comer acompañaba
al Libertador á hacer ejercicio por las afueras de la ciudad,
entrando en discuciones filosóficas con él. Una de ellas—
§LlíJ&J?JÍímtÍXO§Jn4^ la innciorta.
lidad del alma, reflexiones aue se le ocurrieron al ver algu-
ñas ruinas Incaicas ^e^ que estaba rodea4o , Huamchuco.
'íuvo pues desde entonces el Libertador una particular es-
timación por el señor Dr. Soto, por que halló en éste una*
persona de alta ilustración.
Disputaba una vez sobre Geoginnfía con el Libertador,
y hablándole con tanta exactitud de España, Italia y de o-
tras partes de Europa, le preguntó — que si había recidido
en el viejo mundo por algún tiempo — su contestación fué
negativa, satisfaciéndolo, que había hecho un estudio muy
detenido de la Geografía. /
Después, cuando volvió á Huamachuco el Libertador,
á permanecer en ella algún tiempo; el señor Soto, como per-
sona tan estimada y competente, fué consultado por el Li-
bertador, sobre diversos asuntos. De este punto me encar-
garé en su oportunidad.
Él General Bolívar era muy alto, bajo todos respectos
no solo como guerrero sino como estadista.
Convencido de la necesidad de que los pueblos del
Norte tuviesen Administraciónde Justicia, sin ocurrir á Li-
ma, loque era dispendioso á mas del retardo, mandó esta-
blecer la Corte Superior de este Departamento con el De-
creto ya indicado expedido en Trujillo; y de Huamachuco
escribió en Abril á su Ministro Dr. Sánchez Carrion, que la
(.'!
-Ii6-
e^tabledese en efecto, y que sin demora pasase á Huama-
chuco donde necesitaba de sus consejos y servicios. E^o
referiré llegada la vez de hablar de Huamachuco.
CAPÍTULO X
SUMARIO. — Se proclamó la Independencia en las ocho pro-
vincias que componían la Intendencia de Trujillo^^-L^
de Jaén y Mainas se le agregaron después, — Se dan las
tazones por que deben pertenecer siempre al Perú.
Por seguir los acontecimientos que tuvieron lugar fue-
ra del Departamento, proclamada la Independencia, nos
hemos apartado de referir cuanto sucedió en él, después de
la proclamación en 29 de Diciembre de 1820.
Necesitamos pues retroceder al año 1821: — La Inde^
pendencia fué proclamada sin inconveniente alguno, en B-
ñero de 1821 en todas las ocho provincias que componían
entonces la Intendenta de Trujillo; á saber Trujillo, capi-
tal; Lambayeque, Piura, Huamachuco, Cajamarca, Chota,
Patáz y Chachapoyas. — Mainas y Jaén se agregaron des-
pués al Departamento de Trujillo. La primera era un Go-
bierno militar y político, separado de la Intendencia y
solo dependía del Virey del Perú. Como limítrofe con fcl
Brasil, el Rey de España mantenía una guarnición veterana,
mas ó menos de 200 hombres. Ademas estaba arreglada la
milicia de Moyobamba. El Gobernador de Mainas fué el
Coronel Noriega
La provincia de Jaén, perteneció á la Presidencia de
Quito; mas proclamada la Independencia en esta y en las
demás secciones de Colombia, es decir, rota la unidad na-
cional, tuvieron á bien los hijos de Jaén, agregarse expon-
taneamente al Departamento de Trujillo.
Mainas y Jaén mandaron sus Representantes al primer
Congreso Constituyente del Perú en 1822.— Concurrieron
pues á formar el paeto social del Perú.
Sino recordamos mal, el seftor D. Joaquín Mosquera,
-117-
ReprcsentáTite entonces en Lima de la República de Oolom*
bia, protestó de la elección que hizo Jaén; mas esto no ifft-
pidió que el Diputado por Jaén fuese admitido en el Congre-
so Peruano y que 'sancionara el pacto político de 1823; por
que tal protesta no podía coactar la libertad natural de los hi-
jos de Jaén para agregarse á la entidad política que mas les
conviniese; y pqr que las protestas por derecho internacional,
son para dejar á salvo los derechos que han sido lastimados
por la violencia ó la injusticia; que no las había por admitir
los votos expontáneos de los que querían formar una nacio-
nalidad con los demás habitantes del Perú.
La razón del uti posidetis de 18 10 que ha servido de
regla en general para la demarcación política de las diversas
secciones de América, no podía hacerse valer para matar la
libertad natural de los pueblos, de hacer lo que mas convi-
niese á sus intereses.
Recordamos que el principio de libertad, se ha sobre-
puesto en muchos casos al de posesión, ó sea al uti posidetis
dé 1 810. Quito mismo, era una entidad política separada del
Vireinato de la Nueva Granada; mas por convenir á sus in-
tereses, se unió mas tarde para formar con la Capitanía Gene-
ral de Venezuela, la República de Colombia. Y si después
se separó en 1830, para ser una nación independiente, como
es hasta hoy, fué consultando su bienestar, y su convenien-
cia política.
Tenemos otro ejemplo, de que el uti posidetis de 1810
no puede invocarse por los Gobiernos, contra la voluntad
libre de los pueblos.
Las provincias del Alto Perú, que hoy componen Boli-
via, se desmembraron del Perú en época no muy remota,
por el Rey de Espafta, para formar el Vireynato de Buenos
Ayres; mas después, la misma autoridad, volvió á hacer di-
chas provincias dependientes del Vireynato de Lima, que
fué el estado en que se hallaron después de la batalla de
Ayacucho.
En Bolivia bajo el influjo de las armas del General Su-
cre, se convocó en 1825 álos pueblos para que expresasen
libremente su voluntad; y consultado su bienestar é intere*
ses, proclamaron una nacionalidad independiente de todo
Gobierno extráfto.
- ii8-
El Perú y Buenos Aires respetando tal declaración, no
han alegado después derechos sobre los pueblos de Bolivia,
fundándose en la posesión que antes tuvieron. Se respetó
la voluntad nacional y quedó constituida la República Bo-
liviana p
Si tenemos pues estos ejemplos en el derecho público
americano, sería altamente injusto que la Provincia de Jaén,
se segregara del Perú por la fuerza, para que fuese incorpo-
rada á la República del Ecuador, solo por el fundamento de
que en 1810 pertenecía á la Presidencia de Quito.
Tenemos otra razón incontestable para que el Perú no
se desprenda de Jaén.
Aparte de que por su libre vqjuntad se unió al Perú;
sí fuese un argumento concluyente el de posesión, antes de
entregarla al Ecuador deberíamos reclamar, la provincia de
Guayaquil; por que esta pertenecía al Perú hasta el afto de
1820 y estaba bajo la obediencia del Virey de Lima. Tal
es que, cuando hizo la revolución, proclamada su indepen-
dencia contra el Gobierno Español en 1821, remitió á las
órdenes del General San Martín que se hallaba en Chancay,
al Gobernador que fué depuesto, General Vivero.
Histórica es la contestación que dio al Protector, el pri-
sionero español, cuando le preguntó qué destinos había de-
sempeñado. Le dijo: "he sido Gobernador de Guayaquil
interino, Presidente de la Audiencia de Quito, interino,** re-
latándole otros cargos que había desempeñado interinamen-
te; "y ahora soy Prisionero en propiedad de V. E.** — Con-
testación que agradó al General San Martín; se entendió
con el general español, y el resultado fué que pasase á to-
mar ^servicio en la Patria.
Si pues fuese justo que por solo la posesión antes del
año 10 que tuvo Quito de Jaén, se quisiese obligar al Perú
á devolverla, con el mismo argumento, debería entregárse-
nos la provincia de Guayaquil.
Y nótese, que en las agregaciones de Jaén y Guayaquil,
hay una enorme diferencia. — La primera se unió expon-
. taneamente al Perú, mientras que la segunda fué coactada,
V. empleándose la fuerza para unirla á Colombia.
El General Bolívar después de haber triunfado de las
armas españolas en Colombia, intimó con fecha 8 d« Enero
-119- .
de 1822 al Gobierno Provisorio que formó Guayaquil, di-
ciéndole "que en America no hay poder humano que pueda
hacer perder á Colombia un palmo de la integridad de su
territorio." Y el General Sucre contestando á las reclama-
ciones del Ministro del Perú sobre Guayaquil, le decía con
feqha 25 de Febrero de 1822, que siendo Guayaquil com-
puesto natural del territorio de Colombia, ponían al Go-
bierno en el caso dé no permitir jamás se cortase de su se-
no una parte por pretensiones infundadas.
Los documentos que citamos los registra el señor Dr.
Paz-Soldan, en su historia del Perú independiente.
El General Bolívar se fundaba en el supuesto falso, d«
que Guayaquil era parte integrante de Colombia, cuando
los documentos oficiales y la Historia, nos demuestra que
hasta 1820 lo fué del Perú; — Y el General Sucre, no alega-
ba por argumento la integridad, sino que era natural, que
Guayaquil perteneciese á Colombia.
Bn la entrevista del General San Martin en Guayaquil
con Bolívar nada se alcanzó, por queá Colombia le convenía
no desprenderse de tan importante provincia.
Se dijo mas en 1822 por personas autorizadas,— que
después de la batalla de Pichincha, alcanzada con el auxilio
de la División peruana, se tuvo cuidado de despacharla in-
mediatamente, por recelos de que pudiese sostener las prc-
tencionesde Guayaquil, para pertenecer al Perú.
Sobre la provincia de Mainas, son menos aten dibles las
reclamaciones del Ecuador, ó sea de la Nueva Granada.
En 180 1 por la cédula del caso, se separó dicha provin-
cia del nuevo Vireynato de Nueva Granada, y se agregó al
Perú, nombrándose como ya lo hemos dicho un Goberna-
dor político y militar con exclusiva dependencia del Vírey
de Lima.
Hay otras razones para que dicha provincia forme, có-
mo hasta hoy, parte integrante del Perú.
Se hallaba en 1821 bajo la presión del Gobierno espa-
ñol, que la sojuzgaba con la guarnición que invadiendo el
territorio de la antigua intendencia de Trujillo, pretendió
destruir la Independencia proclamada.— Expedicionó sobre
Cíiachapóyas, y mediante las armas de los hijos del Depar-
-122-
CAPITULO XI
SUMARIO.^Reaccién por la causa del Rey en los puebbs
di la provincia de Huamackuco, menos en la Capital^ que
permaneció fiel d la causa de la Patria, — El Sr, D^
Mariano Castro proyectó la reacción y medios qu* emr
pleó. — La guarnición española de Moyobamba, debia seMr
sobre Cajaniarca para apoyar la reacción.^ El Virey Li
Serna fué instruido de todo y debió auxiliar con un cuer*^
po de tropas, — O t uzeo se anticipó en proclofnar la reacción^
y quiénes fueron los caudillos, — D. Miguel Escalante
en Cajabamba, que fué el cuartel general de la reacciáfu,
se nofnbró Cofnandante General de la Provincia por lá
autoridad del Rey. -^ Conducta que observó el Gobernador
por la Patria ¿>. D, Pablo Dieguez, que se retiró d Hua-
machuco, emigrando della los otros patriotas ck Cajabam-
ba. — Episodios sobre interceptación de correspondencia de
los recdistas.
Hemos dicho en el capítulo anterior que la Tndepen»
dencia se proclamó sin inconveniente alguno en las ocho
f>rovincias que componían la antigua Intendencia de Truji-
lo. El Marqués de Torre-Tagle fué el intendente bajo el
régimen español, y prestó el muy importante servicio át
hacer proclamarla en todo el Norte, dando vida al ejército
libertador que se hallaba en Chancay en las más deplorables
condiciones, como lo hemos relatado en los capítulos ante-
riores.
Proclamada, pues, la Independencia en Enero de 1821
en las provincias de la costa y del interior sobrevinieron
graves inconvenientes en Abril del mismo año. Estos fue-
ron que la populosa provincia de Huamachuco menos su ca-
pital, se puso en armas é hizo una reacción en favor de la
causa real.— Los hechos pasaron de la manera siguiente.
El Sr. Mariano Castro Taboada, limeño, alto persona-
je, y aun pariente del Marqués de Torre-Tagle, fué Sub-De-
legado por el Rey, en la provincia de Chota. El Sr. Castro
había servido en España en el Ejército del Rey en el arma
de artillería, gozando de buena reputación. Se halló en el
-123-
oélebre sitio de^'Zaragoza. Fué compafiero del General La-
Mar en el ejército real que combatió en Espafta las huestes
de Napoleón. Por su importancia personal, antecedentes y
casado en Cajamarca con una seAora que pertenecía á las
primeras familias, gozaba de influencia en las provincias
trasandinas de la Intendencia de Trujíllo. — Adicto á la cst^w
-W i*eal, yá sea por su nacimiento, ó por haberla servido
en España, concibió el funesto proyecto de hacer que las
.provincias de Huamachuco, Cajamarca, Chota y Chachapo-
^s ^ reaccionasen en favor del Rey. Debían levantarse
en ellas fuerzas suficientes, de tal modo, que el Marqués de
Torre-Tagle que gobernaba en Trujillo, quedase reducido
jpor lo pronto á sólo las provincias de la costa. — Debia apo-
ylu* la reacción, la guarnición veterana quq tenía el Rey en
.Moyobamba, que fué aumentada hasta 600 hombres.
Según el plan debía ocupar Chachapoyas, pasar á Ca-
janiíarca y extenderse en las provincias trasandinas.— Se en-
tendió el Sr. Castro con el Gobernador español de Moyo-
bamba; para que expedtcionase sobre Cajamarca y demás
provincias, ofreciéndole que una vez efectuado con éxito el
movimiento, se abonaría á la guarnición todos los sueldos a-
trazados y se daría á cada soldado un vestido de Paño de
San Fernando, La señal convenida para la insurrección ge-
neral, era cuando el Sr. Castro aceptase un gobierno de la
Patria.
Sensible nos es entrar en estos pormenores que lasti-
man la memoria del Señor Castro; pues tenemos con el Sr.
Castro Zaldívar su hijo, y con toda su famila la mejor amis-
tad. Pero nos hemos propuesto escribir la Historia del De-
partamento, y ante la verdad, deben callar los sentimientos
personales. Cicerón enseñaba que la primera ley del que es-
cribe la historia, es no atreverse d decir mentira, tener valar
para decir la verdad y tnanifestarse libre de pasión y de odio.
Se sobrepone pues, á nuestros afectos y respetos persona-
les á la familia Castro, la verdad de la historia.
El Sr. Castro, no sólo se entendió con el Gobernador
español de Moyobamba, para que ejecutase el movimiento
trazado, sino que también se dirigió al Virey de Lima ins-
truyéndole de todo — Mandó de comisionado por la via de
Huaráz á D. Manuel Cardoso, sujeto respetable, acómpa-
- 124-
fiándole un hombre de Huamachuco muy inteligente.— Se
apellida T rauco y era de oñcio platero.
A la vez, el Seflor Castro se entendió con los vecinos
más respetables de los pueblos de la provincia de Huama-
chuco, que consideró afectos a la causa del Bey, y que po-
dían ayudarle. Asi en Otuzco comprometió alespafiol don
Ramón Noriega, vecino acaudalado y dueflo de las hacien-
das Chota y Mótil que son hoy de los seflores GonzaJez.
Noriega con sus relaciones é influencia personal, sedu-
jo al Alcalde de los españoles, Pesantes, (ya no recordamos
su nombre,) y puede decirse á todos los hombres que va-
llan algo en Otuzco. — Los señores Corcuera, don Juan y su
hermano don Venancio, aunque simpatizaban con la causa
de la Patria, no fueron hombres de acción. El único patrio-
ta decidido que hubo en Otuzco fué don Juan Nepomuceno
Carranza.
En Usquíl, en Santiago y en Cajabamba hubo así mis-
mo eficaces colaboradores. En Cajabamba fué el Jefe de
acción el vecino acaudalado D. Miguel Escalante, dueño de
las inmensas propiedades que hoy son de la familia Veles-
moro. Los españoles que habían en la provincia de Huama-
chuco debían ser actores en primera línea. Se hallaba en e-
sa época en la hacienda Chusgón administrándola, el reli-
gioso español Fr. Pedro Pazos, Prior del Convento de A-
gustinos de Lima, dueño de la expresada hacienda.
El movimiento general debía hacerse, luego que la
guarnición española de Moyobamba ocupase Chachapoyas
y se acercase á Cajamarca. El Presidente del Departamen-
to, Marqués de Torre-Tagle, tenía fuerzas arregladas en
Trujillo, podia disponer de ellas, y sofocar la insurrección
acordada, si se verificase sin el inmediato apoyo de dicha
guarnición. Pero sucede que el español Noriega, caudillo de
la de Otuzco, se anticipó; y en Abril de dicho año de 1821,
proclamó la reacción en favor del Rey, poniéndose en ar-
mas todo Otuzco. Tuvo la cooperación del pueblo de Us-
quil, las simpatías y algunos servicios de Santiago de Chu-
co.
Cajabamba fué el cuartel general de la reacción; y el
Jefe de ella D. Miguel Escalante que asumió el título de
^Comandante General de la Provincia, á nombre del Rey.
-125-
La comisión conferida por el Sr. Castro á Cardoso, fué
para que se entendiese con el Virey, le explicase todo el
plan, dándole una credencial en la cual le decía que presta-
se crédito á cuanto Cardoso le dijese.
El Virey Pezuela recibió con gran satisfacción á Car-
doso, y su contento fué tal que sin embargo de la reserva
que empleara, llamó la atención de un jóvon chileno D. Jo-
sé Serta, oficial de la Secretaría del Virey. — Era patriota,
y trasmitía' las noticias importantes á los patriotas de Lima,
que estaban en inteligencia con San Martín, situado en
Chaiicay.
El Virey despachó á Cardoso y Trauco; notando Ser-
ra, y avisándolo á los patriotas, que era tan importante la
correspondencia del Virey, que ningún oficial de la Secre-
taría la había escrito, si no él mismo, su secretario y un
comerciante español de tada su confianza.
Serra tuvo cuidado de hacer una filiación exacta de
Cardoso y su compañero Trauco; y aun se aseguró que los
patriotas de Lima, tomaron hasta la medida de los pies de-
ambos, por las huellas que dejaban en la arena. De todo a-
visaron los patriotas al General Sail Martín á Chancay, el que
hizo preseguir á los comisionados que yá habían avanzado
hasta Huaráz. Fueron presos; más Cardoso había destrui-
do, viendo la tenaz persecución que se les hacía, todo el pa-
quete abultado que contenía la correspondencia del Virey
al Sr. Castro.
El objeto de la misión al Virey, fué no sólo instruirle
del movimiento acordado, sino solicitar de él que lo prote-
giese desprendiendo alguna fuerza que debía venir por la
vía de Huaráz á ocupar Huamachuco. — Cardoso fué pre-
so, llevado á Chancay; y aun se aseguró, que ocupada la ca-
pital por San Martín, se le remitió á Casas Matas.
El Sr. Dr. D. José Manuel Valdéz, Froto Médico, de
quien antes nos hemos encargado, refiriéndolos servicios
del Marqués de Torre-Tagle á la Patria en Trujillo y los
cuerpos de caballería é infantería que levantó, dice: "El
éxito acreditó el acierto de estas medidas; puc8 habiéndose
levantado contra el Marqués los pueblos deOtuzco, Usquil,
Santiago de Chuco y Cajabamba, fué acometido á un mis-
mo tiempo por estos rebeldes y por la Guarnición real de
-126-
♦Só^ííí^i^^.^ ^ ^^^*^2^ * Chachapoyas. El marqués con-
no una división al Coronel Santa Cruz que acababa de Ite-
dor ^^? ^i ^ nombres de refuerzo, enviados por el Libeita-
Piones ^^f*"^'. y <>tra al Coronel Valdivieso. Las dos divi-
«t>letAnfi*^ aatieron con tanto valor que derrotaron com-
-Otuzrrf 'lí^ ^ ^^^ enemigos. La de flauta Ouz á Ips ée
tinado , P^^^ ^^ más de sute /t^as dte un combate obs-
WplicacT '^ ^^ Valdivieso á los de Moyobamba, que isran
hacer ^^1 °^^^'o á la verdad de la historia, tenemos ^ue
déz. ^*Sunas rectificaciones á la relación del seflor Val-
^•ue s^^K^i^^^^^^ a ntes referidos no atacaron al Marqués
despue ^ ^^^'* ^^^ fuerzas en Trujülo, sino que é«ke,
dios d ^ ^aber ar^'otado con los de Otuzco, todos los nae-
<loles !^¿^i^^!'^^^^^" i^*** ^"^ depusiesen las armas hacién-
char la** infructuoso del movimiento, tuvo que despa-
«ntonc ^ÍP®^*ci<^^^ á las ordenes de Santa Cruz, que era
do Por ^1 y^^^^"^^ Coronel, y se hallaba en Trujillo, r^niti-
cioner ^"^^^eral San Martín, después de haber caído pri-
llUrtiu^ ^ü ^^ batalla de Pasco.— El auxilio que recibió el
jgi lí . ® ^^ Torre-Taglc, fué de dos compañias veteranas
Se un í f '^ ^^^ ^^^ ^^ ^^ ^^^**' ^^^^^ negros alas ordenes
^anta p ^^® y^ "^ recordamos su nombre: y no á las de
emitid *^^^' ^^^ como se ha dicho, prisionero en Pasco, fué
T 1 ^ Trujillo para ser vigilado por el Marqués de To-
*-j^ línportancia del movimiento que debía de efectuar-
^e^ii^avor del Rey en las provincias del interior de este
pcpartam^nto, apoyado por la guarnición de Moyobamba,
^ra tal, que el General San Martín se vio obligado á despren-
derse de dos compafiias veteranas en auxilio del Marqués
ae Torre-Tagle.
Puesto en armas Otuzco, el ifarqués empicó todos los
Hiedios de conciliación sin resultado.
Mandó proclamas, cartas explicativas á los caudillos de
1^ rebelión, y comisionó á un ecleciástico respetable, hijo
¿e C9^ población, apellidado Ortecho, para que les llevase
las proclamas y les explicase lo desacertado de su procedi-
jnicnto. Ortecho fué recibido muy mal, rompieroh y que-
- 127-
mároñ las proclamas, obligándolo á salir precipitadami&nté.
— ^Én la secretaría de la antigua Prefectura leímos el partí?
qué paso Ortecho al Presidente Torre-Tagle, explicándola
que había podido salvar mediante á su calidad de sacer-
dote.
No fué esta' la ünica misión del Marqués. — El Dr. D.
José Vicente Otiniano, hijo d© Otuzoo, antiguo Carolino*.
gozaba de influenciasen la población, y lo hizo venir á ella
de su curato de Sartimbamba, para que se entendiese y es*
pilcase con los caudillos, indicándoles la necesidad de evi-
tar una efusión de sangre.— El Dr. Otiniano desempeñó en
efecto su comisión; más fué sin resultado. Intentó persua»
dtr á la masa del pueblo, ya que no podía alcanzar nada de
los caudillos y aprovechando en un día de fiesta de las in»
fluencias de su tio D. Juan Martínez de Otiniano, párroco
entonces de Otuzco, subió en el templo á la cátedra, explicó
lo que eran las formas de gobierno, y que el de la' Patria
en nada era opuesto á la Religión, porque los caudillos de
Otuzco inculpaban á' los patriotas de herejes, insurgentes y
enemigos de la íleligión y del Rey, Con estos temas los ha^
bian fanatizado.
El Comandante General Escalante, encabezaba sus do^
cumentos oficiales. — ^'División estirpadora de la vil é infa-
me Independencia." Dato que dio bajo su firma el respetk^
ble y veraz Sr. Coronel D. Domingo Casanova^ oficial de
mrliciaa entonces en Cajabamba, y que sentó plaza de Te^
nienteen el ejército de la Patria, "Batallón Legión Perua^
na." Bl Sr. Coronel don Gaspar Calderón, hijo de Huama»-
cfaUcoj que fué el principal actor por la patria en esapobl»
ción y otros me dieron el mismo informe.
Guando era tal la declaratoria en los documentos ofi-
ciales de Escalante; ya se comprende cuáles serían los tér*
minos depresivos del acta de Cabildo que presidió procla-
mando la reacción en favor del Rey. No recordamos yá,
síún que teníamos apuntado, según los datos del Sr. Casa^
nova, quiénes fueron los demás miembros del Cabildo; más
el Alcalde, rapetimos, fué el Sr. D. José Joaquín Ortecho,
qu^ fué perseguido con tenacidad por las autoridades de la
Patria, y sólo pudo gozar de tranquilidad después del a-
fío 26.
-128- •
Ortecho^^^'^^l^' J"^" Antonio Escusa, cufiado del Sr.
Ortecho' { ^^^^ con su hermana doña María Escolástica
^í5c An4-.\ '* como era natural, uno de los que sirvió con
Sn miS''"''' ^ ^^ c^^sa del Rey. Escusa era de instruc-
íVen P ^ u ^^ '^ Universidad de Alcalá en España. Te-
?1 VaHr.^! ^ '^^^ algunos fundos rústicos, y habiéndose de
^\7^ /\^2mercioenlaépoca de las boyas de Patáz, go-
^^ hV^ ^^^^'^ y su familia déla mayor comodidad,
^as adelante veremos cuánto tuvieron que sufrir
r' Í*^"gioso español, Prior de el Convento de Agusti-
^^^f ^ -^•'^^* Pedro Pazos, que se hallaba en Chusgón,
^e /"^ a Cajabamba á ayudar á Escalante, lo mismo que
jiícíeron otros españoles D. Lorenzo González de la Carre-
f0,f dueño de la Hacienda de Chorobamba y otras fincas, ca-
gado con doña Josefa Vera, tia abuela del que escribe estos
afi^^^^' y I^- Antonio María Cárdenas dueño de las hacien-
das de Otuto y Gualanga, en el distrito de Cajabamba.
El Párroco de Cajabamba fué el español D. José Pe-
rea; ^^^ ^^ obstante su nacionalidad, se condujo con tal cir-
cunspección que no fué perseguido por las autoridades, de
la Patria; se quedó siempre de Párroco, y el aHo 26 pasó
á ocupar una silla en el Coro de la Catedral de Trujillo.
El objeto de Escalante y de los demás españoles y re-
alistas que le ayudaban en Cajabamba, era disciplinar sufi-
cientemente la fuerza colecticia que tenían y venir con ella
en auxilio de los realistas de Otuzco, que temían ser pron-
to atacados por las fuerzas del Marqués de Torre-Tagle, co-
mo en efecto sucedió: más no tenian armas de fuego, sino u-
nas pocas escopetas y esmeriles que reunieron. Lo que te-
nían en número competente era lanzas; pues según la co-
rrespondencia de Santa Cruz al Marqués de Torre-Tagle,
después que tomó Otuzco, Escalante remitió al caudillo
Noricga, un fuerte número de lanzas, reses para el rancho
de las fuerzas de Otuzco y como auxilio pecuniario, una ó
dos arrobas de oro en pasta. — Teníamos en copia esta co-
rrespondencia y todo lo demás relativo á Otuzco; más de-
sapareció por las razones que hemos dado en el discurso
preliminar, cuando fué nuestra casa de Trujillo atacada por
Romero Plores.
Esperaban también los de Cajabamba el fuerte auxilio
-129-
de la guarnición sepaftola que venía de Moyobamba, con la
cual no sólo habrían ocupado todas las provincias trasandi-
nas de este Departamento, sino aun, descendiendo sobre la
costa, batido las fuerzas del Marqués de Torre-Tagle.
Tuvieron otro inconveniente los realistas; y fué que to-
do huamachuco puesto en armas, arregló 2,200 hombres,
como ya lo hemos dicho; y recelaba Escalante que al salir
de Cajábamba sobre Otuzco, pudieran ocuparla.
Corrían noticias más ó menos fundadas en Huamachu-
co que los realistas de Cajábamba debían de un día á otro
con su fuerza tomarla y entregarla á saco. En Cajábamba
se esparcían iguales rumores; de manera que siendo Hua-
machuco y Cajábamba poblacípnes vecinas, distantes solo
cinco leguas, y con cierta emulación desde atrás, la misma
que se ha notado entre Chiclayo y Lambayeque, se mante-
nían, puede decirse, con el arma al brazo.
Huamachuco mandó una respetable comisión á los rea-
listas de Cajábamba, que fué compuesta del Sr. Dr. Sán-
chez Cardón y del Sr. Vicario de la provincia Dr. D.* Pedro
José Soto»
Se entendieron con Escalante y demás de su séquito; y
jsolo alcanzaron que se ofreciese que no sería atacada Hua-
"machuco; más tenemos en nuestro poder un oficio de Esca-
lante á los 5S. del ilustre Cabildo de Huamachuco de fecha
21 de Mayo de 182 1,' en que después de exponerles qtie no
kabia podido resistir el torrente de la opinión general para pro^
clamar la causa del Rey^ les decía que eran por entonces sus
intenciones pacíficas; más que llegaría el caso de rectificarlas.
Comunicación que recibió el Cabildo de Huamachuco; y
con fecha 22 la mandó publicar, ordenando *'que todo el
vecindario permaneciese listo y en armas, para defender con-
tra los desnaturalizados el sistema de independencia que ha-
bían abrazado con tanto calor y entusiasmo, ^^ Decía más el
Cabildo: *^Tendremos el galardón y recibiremos merced por
nuestra fidelidad." El bando fué autorizado por el Alcalde
D. Manuel Miflon y Aranda, tío abuelo del que escribe es-
tos Anales.
Más adelante veremos cómo y por qué terminó la in-
surrección de Cajábamba, fugando la moyoría de los caudi-
llos y ocultándose otros.
Otra vez hemos hecho mención de que el Virey La-
Serna, por medio de su gacetero en el Cuzco, el español fei-
co, hizo mérito de la adhesión de Cajábamba á la causa del
Rey.
Es llegada la oportunidad de decir que la mayoría de la
f)oblación no fué realista; sino subyugada por la fuerza qiíe
levó de sus fincas el Sr. Escalante. Y los mismos del pue-
blo de Cajábamba, persiguieron después á los caudillos de
la reacción.— Tuvieron mucho que sufrir el Sr. Ortecho, su
cuñado Escusa y demás.
Referiremos un episodio por el cual los pocos patriotas
de Cajábamba llegaron á descubrir que los realistas obra-
ban de acuerdo, ó eran agentes del Sr. Castro. Lo ocurrido
fué lo siguiente:
El eclesiástico respetable Sr. D. Román }>iaz Calderón,
se hallaba en el rúes de Mayo en su finca de Iscocudío, "u-
bícada en el valle de Condebamba, y al sur del río de su
níiombre. — El señor D. José Torrel, uno de los más decidi-
dlos patriotas, quizo alejarse de Cajábamba, huyendo de la
persecución que le hacían los realistas. — Llegó á Iscocucho
Como á las 5 de la tarde, con ánimo de pasar á algún pun-
to seguro al otro lado del rio. El Sr. Román que era su mui
amigo, lo detuvo, proponiéndole que en la mañana siguien-
te podía seguir su camino; pues que teniendo ^1 río bastan-
te agua era imprudencia pasarlo. Costó mucho ^queTorrel
defiriese á su amigo que con la mayor singeridad lo detenía
para que tuviese esa noche un agradable hospedaje. Más
sucede, que al día siguiente á las 4 de la mañana se presen-
tó en la finca con gente armada para tomar preso á Torrel,
el español Escusa, primo político del Sr. Román. — Con la
confianza de tal, entró á esa hora al dormitorio de su parien-
te, donde estaba también Torrel; y al verlo lo saludó Escu-
sa con estas palabras: **Qué feliz es U. Sr. Torrel, durmien-
do tranquilo, y yó caminando toda la noche en solicitud de
U. Vengan los codos, por que la seguridad de U. nos im-
porta mucho." El señor Román interpuso su amistad y
relaciones de parentesco, para que dejase en libertad á To-
rrel; más el español desatendió á todo encarecimiento. Se
puso en pié Torrel; y con una serenidad admirable, según
me refirió el predicho señor Román, le dijo: *^U. están c-
-131-
quíyocados: yó soy con UU.: he recibido comunicaciones
dé\ Sr. Castro de Cajamarca, y el viaje que hago es llamado
por él, para darme sus últimas instrucciones; y en prueba
de lo que digo, les leeré la carta del Sr. Castro." — Sacó, en
efecto una carta supuesta que llevaba; sin duda para poner-
se á salvo en cualquier lance; y se la relató íntegramente á
Escusa. — Cayó este en el ardid, y como Torrel era de gran
valer por su instrucción, se explicó con él y le reveló cuan-
to ocurría, según órdenes é instrucciones del señor Castro.
L,a carta la había forjado Torrel, según los datos secretos
que tenía, de ser el Jefe de la conjuración el señor Castro;
y sus agentes, el señpr Escalante y demás realistas de Cá-
jabamba. Torrel fijó bien en su memoria todo cuanto le re-
firió Escusa, respecto á la reacción y, sus pormenores.
El eefíor Román, contándome esto, y celebrando la
habilidad de Torrel para engañar á su perseguidor, me de-
cía: **mi situación fué muy comprometida, pues habiendo
instado con el mayor encarecimiento á Torrel para que
se quedase, no obstante la sinceridad con que procedí, po-
día la maledicencia sostener que yó lo había detenido esa
noche, dando campo para que Escalante le diese alcance y
prendiese/'
A más de lo ocurrido con Escusa, por correspondencia
interceptada por algunos patriotas en varias ocaciones, se
vino á toniar conocimiento¡de lo arreglado por el Sr. Castro.
Entre lo interceptado hubo unos pliegos mui impor-
tantes, de Noriega y Urdapileta, dirijidos de Otuzco á don
iliguel Escalante.
Un respetable indígena de Huamachuco, de apellido
Vargas, tenía su estancia en el Vado, cuatro leguas al
Sur de Huamachuco. Llegó á ella de noche, tomando mu-
chas precauciones, un hombre que debia pasar á Cajabam-
ba. No era gente vulgar é iba perfectamente armado; no
dijo á Vargas el objeto de su viaje; mas le bastó al sagaz
indígena descubrir que su procedencia era de Otuzco,
población insurreccionada contra la Patria. Vargas dejó
acontarse á su huésped, vigilante siempre de sus armas; más
luego que le rindió el sueño, ayudado de dos hijos suyos,
lo amarró quitándole toda la correspondencia, la misma
iq.ue mandó al Marqués de Torre- Tagle, con uno de los hi-
-132-
«
jos, con precauciones de no tocar en Otuzco ni en sus in-
niadiaciones. Fué tan importante la correspondencia, que
en la Secretaría de la Prefectura estaba la contestación que
dio el Marqués á Vargas, agradeciéndole su fidelidad á la
Patria, y el importante servicio que le había prestado.
Referimos este episodio, para que se conozca que has-
ta en las clases más humildes de los vecinos de Huamachu-
co, se hallaba muy pronunciado el amor á la Independen-
cía, pues todos en su esfera de acción la servían con since^
ridad.
CAPÍTULO. XII.
SUMARIO. — Población é importancia política de la antigtia
provincia de fíuamackuco. — Expedición que mandó sobre
ella el Marqués de Torre- Ta^le pata debelar la insurrec-
ción de Otuzco. — El Teniente coronel D. Andrés Santa
Cruz la mandó. — Combate tenaz en Otuzco en 6 de Julio
de 1 82 1. — Fusilamiento del Alcalde de Españoles Pesartr
tes^ del Notario Merino y de otros. — Fuga del caudillo
español Noriega y del tribuno Urdapileta. — Varios epi-^
sodios sobre este particular .
Como la provincia de Huamachuco hizo un papel tan
importante en la guerra de la Independencia; yá por el pa-
triotismo de su capital, ya por ser la escogida del General
Bolívar para su asiento, y arreglado en ella el ejército liber-
tador con que abrió la campaña; manifestaremos cual su
extensión, el número de habitantes y los graves aconteci-
mientos que tuvieron lugar en ella, como el combate que se
libró en Otuzco, y del cual ningún historiador contemporá-
neo ha hecho mérito.
Las leguas cuadradas que tenía la antigua provincia,
dividida hoy en tres, es de 1,500; pues de Oriente á Occi-
dente se numeran 50 leguas y de Sur á Norte 30
Por el Oriente la divide el río Marafión de la provin-
cia de Patáz, Por el Occidente limitaba con Trujillo, des-
de la hacienda de Platanar, 6 leguas antes de Otuzco ;
Por el Sur el río de Tablachaca con la antigua provincia de
-133-
Conchucos; y por el Norte el río de Condebamba con la de
Cajamarca.
La población era de 90,000 habitantes, más 6 menos;
pues en el día no obstante las epidemias que han grasado
en años atrás, especialmente las fiebres tifoideas que se han
llevado millares al sepulcro, es de 88,329, según el censo ofi-
cial de 1876; en este orden: Huamachuco 41,529, Otuzco
27,764, y Cajabamba 18,936, debiéndose advertir que no son
siempre los censos la razón exacta del número de habitantes,
por que en los pueblos del interior, por lo común, hay in-
terés en disminuir ú ocultar.
Siendo tan extensa dicha provincia, tenía en sus varios
distritos, fábricas de elaborar telas del país, de las que ne-
cesitó el ejército de Colombia para vestirse, dándosele á ca-
da soldado un capote de abrigo.
Huamachuco se convirtió en inmensos talleres de sas-
tres, herreros y de talabarteros, trabajándose en ellos día y
noche. Sobre todos ejercía extremada vigilancia el General
D. Jacinto Lara, Comandante General de la provincia, y de
una de las divisiones del Ejército de Colombia. Todo se exi-
gió y obtuvo sin observación alguna, como lo exigía el im
perio de \ns circunstancias.
Al dejar el General Lara, en Mayo de 1824, la provin-
cia dé Huamachuco, cuando se abrió la campaña, pasó al
Prefecto del Departamento Coronel Peréz, un cuadro deta^
liado en que expresaba minuciosamente todo lo que había
proporcionado, pidiendo que se publicase, como se hizo en
la "Gaceta Oficial** de Trujillo, de esa época.
Recordamos que una de las partidas era de 400 muías
que se habían sacado para el servicio del parque. Para re-
montar los cuerpos de caballería se tomó Quanto caballo ú-
til se encontró.
Expresaba el General que con las telas que se habían
fabricado en la provincia se había vestido y dado abrigo á
todo el ejército; que la subsistencia de él, se había hepho
con los ganados y menestras que proporcionó; y cerraba el
cuadro las cantidades de dinero que se había exigido, figu-
rando en ellas con modestas sumas, hasta las mujeres que
tenían pulperías en Huamachuco.
El expresado General recomendaba en su nota que de-
bíí^n tenerse presente los servicios de taai benemérita pri?-
vincia; y encarecía la buena voluntad con que hablan servi-
do los hijos de la capital. Hasta las mujeres del puebío tu-
vieron ocupación, asistiendo á los inmensos hospitales. La
Guardia Nacional y sus oficiales se empleó activamente.
Pero de estos hechos nos encargaremos después, ^sí
qomo de la permanencia del General Bolívar en Huamacliu-
co, contrayéndonos al presente á seguir la narríición de
cuanto se hizo en la reacción en favor del ÍLey, que arregló
desde Cajamarca el Sr. Castro Taboada.
En ella fueron activos colaboradores en Otuzco los es-
pañoles D. Ramón Noriega, D. N. Gabirondo, D. N. Bello
y demás vecinos notables de dicha población. Eín Cajabam-
ba D. Miguel liscalante, los españoles Escusa, religioso Pr.
Pedro Pazos, González de la Carrera y demás notables ve-
cinos que en su oportunidad nombraremos.
Informado el Marqués del movimiento general que de-
bía hacerse en todas las provincias del interior de este De-
partamento; y de la protección que les prestaría la guarni-
ción veterana de Moyobamba, dividió las fuerzas de que
disponía en Trujillo en dos columnas, como lo refire el^r.
D. Valdez, poniendo una á las órdenes del Teniente Coro-
nel D. Andrés Santa Cruz, para que expedicionase sobre
Otuzco; y la otra sobre Chadiapoyas á las órdenes del Oo*
ronel Valdivieso.
La insurrección de Otuzco estaba á las puertas de Tru-
jillo, y convenía destruirla sin demora.
El Presidente Marqués tuvo el proyecto de que la ex-
pedición sobre Otuzco la mandase el coronel D. Pedro An-
tonio Borgofto, que le había prestado servicios importantes,
como Mayor de plaza, cuando proclamó la independencia
en Trujillo en 29 de Diciembre de 1820, teniendo por tanto
suma confianza en él. Había otra razón política. El coronel
Borgofto de Trujillo era hermano del otro Qoronel Borgofto,
Comandante General de Artillería que vino con San Martín
en la expedición; más el Teniente Coronel Santa Cruz que
se hallaba en Trujillo, remitido por el General San Martin»
hecho prisionero en la batalla de Pasco, se enipefló con to-
dos los que influían en el Marqués para que se le diese el
mando de la columna, explicando que quería prestar iservi-
J
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ffós positivos á la Patríá, para alejar los recelos que se tu-
viesen de él, en razón de haber sido prisionero. Estos datos
itie los tnaSmitió, entre otros contemporáneos, el coronel D.
José Mafia Lizarzaburu, que tenia la confianza del Marqtiés
de Tóif e-Tagk.
La columna de Santa Cruz sre compuso de 600 hoift-
bres, más que menos, 400 de infantería, formando en ^dia
hrs dos xrompaftias del Batallón del Río de la Plata, que re-
mitió de Chancay en auxilio del Marqués, el General Sa4i
Martín; de un escuadrón de caballerfa, y dos piezas de «lañ-
taña. En los infantes tuvieron colocación varios jóvenes ée
farriilias notables de Trujillo, recordando a los Señores
Castro, (yái hemos olvidado el nombre) hermano del Sr.
p. José Péli:x: Castró, mas tarde Coronel, y al Señor D. J<í)-
sé Miguel de Cárdenas, cuya respetable familia merecfe,
estimación particular del Marqués de Torre-Tagle. Las cla-
ses que tuvieron Castro y Cárdenas fueron de Tenientes,
muriendo él primero en él combate de Otuzco, como luego
lo relataremos.
En la caballería ocupaba también la clase de Tenien-
te D. Sebastián t*ernández, hijo de Lanibayeque, mas tarde
'poronel, y uno de los vencedores en Pichincha, Junin y
Ayacuqho, y que me dio muchos datos sobre el combate de
Otuzco.
Agotados por el Marqués de Torre-Tagle todos los
niedios de conciliación, como lo hemos explicado antes, pa-
ra que los de Otuzco depusiesen las armas, se vio al fin en
la necesidad de despachar la expedición á las órdenes del
Comandante D. Andrés Santa Cruz, que debió salir de Tru-
iillo, más ó menos, el i.** de Julio de 1821, porque los com-
bates y la'toma de Otuzco tuvieron lugar el 6 del mismo
mes.
La ruta que llevó fué Sinsicap, pueblo de indígenas al-
tamente patriota, y que prestó importantes servicios.
'Habría sido expuesto que tomase el camino de Plata-
llar, 'por lo quebrado, y cuyas avenidas en posiciones venta-
josas estaban tomadas por las fuerzas de Otuzco.
Santa Cruz 'hizo alto en Sinsicap, 6 leguas antes de
Otuzco, mandando sus exploradores para que le informasen
tíel-éstaílo de'defetisa de la plaza, número aproximado de
-136 —
combatientes &. Recibidos los datos que necesitaba, em-
prendió sobre Otuzco el 5, y el primer combate que tuvo
que librar fué en el peñón de Urmos, que habian ocupado
los de Otuzco fortificándose en él.
La fuerza que llevó Santa Cruz fué magnífica, especial-
mente las dos compañías veteranas del Río de la Plata que
habían vencido en Chacabuco y Maypú. Contra esta fuerza
y la demás que era también perfectamente arreglada, tu-
vieron arrojo los hijos de Otuzco de resistir con la mayor
serenidad, hasta que fueron desalojados del Peñón con in-
mensa pérdida. No se desalentaron por esto: pues replegán-
dose sobre el pueblo, donde tenían parapetos y trincheras,
hicieron el último esfuerzo, con tan notable arrojo, qué fué
nesesario ir quemando las manzanas de la población para
poder tomar la plaza. Por esto es que el Sr. Valdéz en su
. escrito de que antes hemos hablado, dice, que la resistencia
fué muy tendz y por 7 horas.
La gente de Otuzco no tenía mayor disciplina, era colec-
ticia; más le sobraba valor y entusiasmo para defender la
causa de la religión y del Rey con cuyo tema fueron fanati-
zados.
Habiéndose recogido á la población la mayor parte de
la gente de la campiña y venido también un auxilio de
Usqüil, tuyieron los Otuzcanos como 2,000 combatientes. Su
armamento fué escasas armas de fuego que pudieron conse-
guir en Otuzco y Usquil, y el que se dijo que le remitieron
los de Santiago. El Mayor número estaba armado de lan-
zas.
Según los partes oficiales y correspondencia particular
de Santa Cruz al Marqués de Torre-Ta^le, que existía en la
Secretaría de la prefectura, y que leí tomando copias, el a-
rrojo de los de Otuzco fué tal, que hacían fuego aún dentro
de las casas, cuyos techos estaban ardiendo.
El Teniente Castro llevado de un arrojo imprudente,
antes de decidirse el combate, penetró á la plaza al mando
de 12 soldados que era la descubierta. Llegó á ella trató de
arengar al pueblo, que había suspendido un tanto bu hosti-
lidad: más una muger, cuando se hallaba Castro en la
plática, le arrojó de un altillo un inmenso canto sobre la ca-
beza, golpe que le trajo al suelo, y allí fué victimado sin
piedad por todos los de la plaza. De los 12 soldados que
le acompañaban no pudo salvar ninguno. Este hecho lo
presentaba el Comandante Santa Cruz y la ostinada resis-
tencia, como justiñcativos para los fusilamientos que
hizo.
Decía que efa nesesario un ejemplar castigo para evi-
tar insurrecciones. Hablaba de lo peligroso que habría sido
qjtte todos los realistas de la provincia de Huamachuco se
hubiesen reunido en Otuzco, lo que se evitó por el patrotis*
mo de la Capital y por las fuerzas que puso en pié.
En la expedición del Comandante Santa Cruz, fué el
Capitán de Guardia Nacional de Trujillo, D. Silvestre Cua-
dra, que por sus actos de crueldad dejó tan funestos recuer-
dos en Otuzco, al extremo que por muchos años no se per-
mitió en la parroquia que ninguno fuese bautizado con el
nombre de Silvestre.
En mis continuos viajes á Huamachuco por Otuzco, me
refirieron muchos ancianos las crueldades del Capitán Cua-
dra, que se enzañó después del combate con la gente que se
habia refugiado en el templo.
Tomada la plaza por el Comandante Santa Cruz, que
por esta acción de armas fué elevado por el Marqués de
Torre- Tagle á Coronel, hizo prisioneros al Alcalde de íls-
pañoles Pesantes, al Notario Merino y á algunos más del
Í>ueblo que se habian distinguido como caudillos, fusi-
ando hasta el número de 5 después de tres días de ca-
pilla.
El principal caudillo español Noriega, su compatriota
Gabirondo, el tribuno Urdapileta, fugaron con felicidad por
que habrían tenido el mismo fin desgraciado que Pesantes
y Merino.
Fué opinión general que el Marqués no autorizó á San-
ta Cruz para los fusilamientos, y la correspondencia privada
de éste con el Presidente, esforzándose para justificarlos,
así lo demostraba. Se dijo más: que mandó orden para que
no fuese fusilado el Notario Merino; mas que llegó horas
después de la ejecución.
Llega la oportunidad de que un hijo de la antigua pro-
vincia de Huamachuco, ala que perteneció Otuzco, levante
su voz para reprobar estos actos innecesarios de crueldad*
-138-
Bastaba que se les hubiese vencido y desarmado; pues la
gente sencilla del pueblo, como fué la que combatió, estaba
en la convicción de que lo hacia en defensa de la religión.
Y tal g«nte no podia comprender que la Independencia no
atacaba en nada á la religión, como se les habia persuadido.
Para un pueblo fanatizado, el mejor medio era haberlo a-
traido por medio del perdón y del indulto. Y la sencilla gente
cuando se les hacía cargos que habian traicionado á la pa-
tria, contestaban que ellos no habian jurado nada.
Uno de los puestos en capilla, era un hombre del pue-
blo, de apellido Moreno, que mas se habia distinguido en
la resistencia. La víspera de ser fusilados, fué su muger lle-
vándole el almuerzo, que tomó con la mayor serenidad. La
esposa se deshizo en llanto; y él la reprendió. "No seas co-
barde! Con tus lágrimas me vienes á amilanar, cuando de-
bias tener á honra y orgullo que tu marido muera en de-
fensa de su religión, y del Rey." Esta escena me la refirió
el respetable eclesiástico hijo de Otuzco, Dr. D. Juan Anto-
nio Lujan.
El fanatismo otuzcano fué tal, según me lo dijeron los
contemporáneos, entre ellos el Coronel Fernández, que
cuando tomaban á los vencidos, imponiéndoles que dijesen
¡viva la Patria! contestaban: No! Quiero th'orir en mi diclto.
¡ Viva el Rey! La correspondencia de Santa Cruz al Presi-
dente Torre-Tagle expresaba con admiración tal ceguedad.
El entusiasmo popular de Otuzco tenía sus cantares, y
el estribillo de uno de ellos era:
"Viva el Rey y su corona.
Muera la Patria ladrona."
Para estas imprecaciones daban como razón, que se ha-
bia sacado del pueblo, como se hizo de todo el Departa-
mento, luego que se juró la independencia, hombres de re-
clutas, caballos, muías, ganado vacuno para auxiliar al ejér-
cito de San Martín que se hallaba en Chancay; pues los au-
xilios se remitieron de Enero á Abril:
Se explotó el sentimiento popular por los caudillos, y
por el tribuno Urdapileta, manifestándoles que el Rey na-
da les habia pedido ni exigido; pues solo los Indios pagaban
el tributo; mientras que para la Patria les tomaban sus hi-
jos y ganados.
-139-
•
No comprendían los sencillos labriegos, los beneficios
de la independencia, los sacrificios que era necesario hacer
para alcanzarla; y que si las autoridades españolas no ha -
bian hecho exacciones en este Departamento, era por que
la guerra la sostenían en el Sur y en el Alto Perú, cuyos
pueblos se arrazaban para que sus hijos fueran soldados, y
se exigia con la mayor violencia cuanto se necesitaba. Re-
cuérdese las exacciones de Goyoneche, del Virey Pezuela
y demás Generales españoles; las crueldades después del
combate de Umachini en 1814 en la Intendencia de Pu-
no; y el fusilamiento del ilustre poeta arequipefto Melgar y
de tantos otros patriotas.
En los pueblos de la antigua intendencia de Trujillo,
no se había sufrido nada, por que la guerra estaba lejos, é
interpuesto el General San Martín con su ejército en Chan-
cay, las autoridades españolas no pudieron sacar hombres
ni recursos de la vasta Intendencia de Trujillo.
Todas estas razones debieron explicarse á los hijos de
Otuzco, y no emplear los fusilamientos y demás actos de
crueldad.
Estos llegaron al e>^tremo de que tomada la plaza, se
colocó en una esquina, en dirección á la Iglesia, una de las
piezas de montaña, y se hicieron varios disparos para echar
abajo las puertas que estuvieran cerradas, por que la gente
había acudido al templo á favorecerse, particularmente las
mugeres y ancianos que no habían tomado armas; mas nin-
gún disparo fué con acierto, por que se quedaban los tiros
altos ó bajos (serian malos artilleros,) lo que atribuyeron
los hijos de Otuzco á milagro de Nuestra Señora de la
Puerta. Pero se hicieron descargas de fusilería sobre dichas
puertas que se quebrantaron, haciendo los proyectiles in-
menso daño á la gente refugiada en la Iglesia. Una de
las víctimas fué un Sacerdote de apellido Yupanqui, que se
hallaba en el altar haciendo oración para que cesase la efu-
sión de sangre.
La escena del templo me la refirió, entre otros hijos de
Otuzco, el respetable eclesiástico Dn D. José Vicente Mar-
tínez de Otiniano, que se halló en tan terribles momentos
en la sacristía de dicha Igles^ con su tío el Párroco D.
Matías de Otiniano.
Otro sacerdodc murió también; mas fué en su casa;
pues cuando las fuerzas pasaban por la calle, abrió una
ventana para verlas y recibió un balazo. Esto era disculpa*
ble, porque de todas las puertas y ventanas de la población
se hacia fuego, y no podía distinguirse si eran ó no agre-
sores.
La población fué tomada á saco por las fuerzas vence-
doras, y las muchas bajas que tuvo, fué en las casas del pue-
blo, cuando se desbandó al saqueo.
La casa parroquial fué librada mediante la interposi-
ción del Dr. Otiniano, decidido patriota, y que como lo he-
mos referido antes, vino de su curato Sartimbamba á per-
suadir á sus paisanos en favor de la Independencia.
Los hombres que fusiló Santa Cruz, fueron pues S; el
Notario Merino, el Alcalde de españoles Pesantes, hijo de
Otuzco, el valiente hombre del pueblo Moreno, y otros más,
cuyos nombres ignoramos.
El Sr. Coronel Fernández me dijo, que el único cargo
comprobado al Notario Merino, fué haber redactado, á peti-
ción del Ayuntamiento de Otuzco, la carta oficial que dirí-
jió al Virrey con expreso, por la vía de Huaráz, poniendo
en su conocimiento la fidelidad del pueblo y de su Ayunta-
miento al Rey; y que estaban dispuestos á defenderse de
las fuerzas, que, para subyugarlos, mandase contra ellos el
Presidente Marqués de Torre -Tagle.
Aprecíese tal cargo, y se verá cuan cruel é injusto fué
el fusilamiento.
Tan apurada fué la situación del Notario, según me re-
firieron algunos ancianos de Otuzco, que no tuvo ni con
qué comprar cigarros hallándose en capilla.
El Notario fué natural de la ciudad de Cuenca, y lo
trajo á Trujillo el Iltmo. Sr. Marfil. Gozaba con su familia
en esta ciudad de las mayores comodidades, porque la No-
taría en esa época era un puesto de importancia, por los
derechos de curia que se exigían; y porque gozaba de as-
cendiente en el señor Qbispo; pues muchas veces daba los
curatos de importancia por influjo del Notario.
Tan estimado fué del Sr. Marfil, que lo remitió á Lima-
para que se graduase de Doctor en leyes en la Universidad
ele San Marcos, llamando la atención por el dinero que gastó.
-T4T-
Y el Sr. Marfil, no se contentó con que su notario to-
mase el capelo de Doctor, sino que también influyó con el
Virey para que se le nombrase Coronel de Reales Milicias.
Y cuando se hallaba en el despacho de la curia, ¡ayl del
que le negase el tratamiento de Señoría.
Parece que el Sr. Marfil no ignoraba los aprovecha-
mientos que su Notario sacaba del oficio; pues es tradición
que una vez que el Sr. Marfil hizo viaje á Cajabamba con el
Notario, con el objeto de reducir á prisión, como lo hizo, al
cura Larrea, por algunos fondos de que dispuso pertene-
cientes á obras pías, al dar vista á Cajabamba de un punto
que lo domina, vino un alcón y se cirnió casi sobre el Sr.
Obispo y su comitiva. Y en tono jocoso, dijo: "Sr. Notario,
esa visita es á U. Parece que se conocen y entienden.** Es-
ta escena me la refirió el respetable eclesiástico Sr. D. Ro-
mán Diaz Calderón, hijo de Cajabamba; así como la prisión
del cura Larrea de la que fué librado por sus feligreses ha-
ciendo todos una bolsa, para reponer la cantidad que se le
demandaba.
Perdónese que hayamos hecho esta digresión, que si
no tiene nada de ameno, servirá al menos, para apartar al
lector de laá escenas de sangre de Otuzco.
Al caudillo Noriega se le confiscaron sus valiosas ha-
ciendas de Chota y Mótil, con todos sus cuantiosos capita-
les, las que- después en 1826, por el General Bolivar, ó
sea el Consejo de Gobierno, se adjudicaron al Sr. General
Orbegozo y hoy son de los señores González Orbegoso.
No se ha sabido con exactitud el fin que tuvo el expre-
sado caudillo Noriega; pues no logró fugar para España.
Unos han dicho que murió en Huamanzafla, terreno en
el valle de Virú, y que hoy es del Sr. D. Nicolás A. Larco.
Otros en Huamanzafla, anexo así llamado en la ha-
cienda Cerpaquino de la pertenencia del que escribe estos
Anales. Pudo ser muy bien; pues don José Antonio Mon-
toya hijo de Usquil, Administrador General de Noriega, y
que le sirvió tanto en la revolución de Otuzco, tenía un
hermano ó sobrino del mismo apellido Montoya, de Admi-
nistrador de Cerpaquino, según he visto en los libros. Podía
ser que como punto tan apartado y al otro lado de la cor-
-142-
dillera de los Andes, se hubiese estimado como seguro re-
fugio al desgraciado Noriega.
Una señora de Motupe, deudo de Noriega, según me
dijo, y que llevaba el mismo apellido, me aseguró, no hace
muchos años, que falleció en los bosques de dicho pueblo,
loco por haber perdido completamente el juicio. No sabe-
mos, pues, cual de las versiones sobre Noriega sea la ver-
dadera
El español Gabirondo, compañero de Noriega, había
logrado embarcarse para España: en 1856 regresó
á este Departamento, y puso pleito á un .vecino de
Otuzco, demandándolo por una fuerte cantidad plata jri-
fía, que le había dado á guardar para salvarla. El deposita-
rio se negó á la entrega, dando por razón que en el saqueo
general que hicieron las fuerzas de Santa Cruz, se habían
llevado la pina; más Gabirondo probó que esta fué oculta-
da en un estrado que tenía la casa, el que no había sido to-
cado. El Tribunal de Justicia de esta capital falló contra
el depositario, ordenando que pagase á Gabirondo el valor
de la pifta. Parece que no tuvo como hacerlo, y se conten-
tó el acreedor con el valor de una casa y otra finca que re-
mató al deudor. )
El Tribuno Urdapilefa salvó yéndose con nombre su-
puesto por las provincias de Huaráz, donde no era conoci-
do, y se dirijió al ejército del General Oanterac en Huanca-
yo, en cuya Secretaría prestó sus servicios.
Referiré un episodio que dará la idea de la ' fidelidad y
entusiasmo de Urdapileta por la causa del Rey.
Como el General Canterac, después de la derrota de
Junin se retiró precipitadamente al Cuzco, Urdapileta le
acompañó, quedándose en la capital incaica cuando el Vi-
rey abrió la campaña. Me decía Urdapileta que todas las
tardes salía del Cuzco á esperar, en el camino que vá de
Ayacucho, noticias del triunfo del Virey que se creía segu-
ro, porque al abrir la campaña se hizo una solemne » parada
con un ejército de 12,000 hombres, perfectamente armados
y equipados y con una respetable artillería.
Se recibieron en el Cuzco noticias del contraste que su-
frió el General Sucre en Matará, y las probabilidades del
triunfo del Virey las tenían como una certeza.
— 143 -
Es|>eraba, pues, Urdapileta con esta confíanza, siem-
pre en el camino, cuando el 14 ó 15 de Diciembre de 1824
vio al coronel español Pacheco que venía solo con su asis-
tente, trayendo una muía de tiro. Se acercó á pedirle con
las más vivas instancias que le diese noticias; y el coronel
sin contestarle le dijo que iba á la ciudad, y que allí las re-
cibiría. Tal reserva puso en la mayor anciedad al joven
realista.
Llegado en efecto Pacheco al Cuzco, se entendió con
el Mariscal Alvarez que gobernaba, se cerraron las puertas
de la Intendencia, y toda la gente que había concurrido á
la plaza á saber noticias, porque se trasmitió la llegada del
jefe español, fué sorprendida con el bando que hizo publi-
car el Mariscal Alvares para hacer saber el desastre de Aya-
cucho.
Hacemos justicia á la hidalgía española, que no ocurrió
á embustes ni faltó á la verdad. Urdapileta, como uno de
los más interesados, se acercó á oir la publicación cuyo en-
cabezado era el siguiente, según textualmente me lo refi-
rió: "Airada la Divina Porvidencia contra el ejército espa-
ñol en el campo de Ayacucho, ha sufrido un inmerecido
contraste, etc." Me dijo Urdapileta que no tuvo valor para
oir más, y retirándose á su alojamiento lloró toda la noche
por la pérdida del Rey. Pasado algún tiempo regresó á
Huancayo, donde era casado.
El General Santa Cruz, Presidente del Consejo de Go-
bierno en 1826, tuvo que salir á Huancayo, con motivo de
la sublevación que hicieron en ella los"Húzares de Junin,"
y de la que nos ha hablado la historia. Oyó á los que lo vi-
sitaban referirse á Urdapileta. Recordó el apellido y los
sucesos de Otuzco; y deseando saber ei era el mismo tribu-
no de Otuzco; dio orden que : se le presentara. Lo hi-
zo así, y preguntándole quién era, le contestó sin acobar-
darse: "Soy aquel cuyas desgraciasen Otuzco, prepararon
la gloria de V. E.*' Y refirió que era el mismo de Otuzco, y
las razones que había tenido para haber sido tan adicto á
la causa del Rey, siendo la principal, que como inmensa-
mente favorecido por el Iltmo. señor Marfil, como toda su
familia; de un corazón bien puesto era ser desgraciado. A-
gradó al Presidente la sinceridad, y se puso con él á plati-
-144-
•
car sobre todos los sucesos de Otuzco, preguntándole si to-
davía era realista, y le contestó que lo sería mientras vivie-
se, aun que nada importaba ya su opinión. Santa Cruz lo
despidió agradablemente, y aun lo recomendó á la autori-
dad política de Huancayo, para que pudiese aprovechar los
servicios del joven realista que era ilustrado y competente.
Todas estas escenas, los riesgos que corrió en Otuzco,
la inteligencia en que estaban con el señor Castro Taboada
y los realistas de Cajabamba, me las reñrió extensamente
Urdapileta el aflo 50 y tantos, cuando era yo miembro
de este Tribunal Superior de Justicia, y vino á litigar la ha-
cienda de Oaracmaca, inmediata á Huamachuco, y cuyo
triunfo obtuvo. Como vecino de Huamachuco me había
conocido desde nifto, así que con el mayor gusto me tras-
mitió datos muy minuciosos y por escrito, los que se per-
dieron, como todos los demás que tenía reunidos.
Para cerrar este capítulo, diremos que Santa Cruz to-
mó para el servicio de las armas á cuanto hombre ütil halló
en Otuzco, remitiéndolos al Marqués de Torre-Tagle. Y
esta gente tan apasionada á la causa real, sirvió con prove-
cho después en los ejércitos de la Patria. Este contraste
hará conocer cuan injusta fué la crueldad y fusilamiento, en
vez de la indulgencia y perdón que debían emplearse.
Recordamos la humana conducta del General Bolivar
con la indómita Pasto, que tomando las armas en favor de
la causa real, fué un grave inconveniente para la indepen-
dencia de Colombia.
Hemos concluido todo lo relativo á Otuzco, y en el
capítulo siguiente hablaremos de Cajabamba, del éxito de
la expedición del Coronel Valdivieso sebre Chachapoyas, &.
CAPÍTULO. XIIL
SUMARIO.-^Como se disülvió la facción realista de Caja'
bamba después de la pacificación de Oiuzco.^Fugá y
ocultación de los caudillos. — El Sr, Escalante y otras
principales fueron presos en la hacienda de Succha por et
patriota administrador de elia^ Quenada, — Fueron r-emu
tidos d Huamachuco cuya auioridcui política los mandó d
disposición del Presidente Marqués d£ Torre-Tiagle; este
los pasó d Lima d las órdenes del General San Martin,
quién hizo encerrar en casas matas d EsciUante que con-
trajo alli una grave enfermedad^ saliendo de ella d morir
en su hacienda Araqueda, — Persecución que sufrieron los
otros realistas de Cajabamba. — El Sr. Castro^ Taboada
no fué admitido por realista en el Cangreso Constituyen^
te del 22. •
En el capítulo anterior nos hemo$ encargado de la in-
surrección de Otuzco y como terminó; ahora nos contrae-
remos á los sucesos de Cajabamba, de los que ya hemos
dado suficiente noticia.
Como lo hemos expuesto antes, el Jefe de acción en
dicho pueblo fué Escalante con la investidura de Co-
mandante General de la provincia por la autoridad del
Rey: esperaba el desenlace de lá rebelión de Otuzco para
obrar con su fuerza, 600 hombres más ó menos, según le
conviniese.
Destruida la rebelión de Otuzco, y fusilados los princi-
pales caudillos, el 8 ó 10 de Julio de 1823, se llenó de terror
Escalante y todos los demás españoles y su séquito.
Deshizo la fuerza, que era colecticia y en su mayor parte
de áus fincas, y los caudillos fugaron unos y se ocultaron
otros
El Sr. Escalante, el religioso Prior Dr. Pedro Pazos,
D. Juan Manuel Arbaiza y unos Eguía, vecinos principa-
les de Cajabamba, fugaron de dicha población, y tomando
caminos extraviados se fueron á la hacienda de Chusgón, '5
leguas al Oriente de Huamachuco. Y no creyéndose segu-
ros, porque todo Huamachuco estaba en armas, y en abier-
ta hostilidad con los realistas de Cajabamba, no pararon en
- 146-
Chusgón, inmediato á Huamachuco: pasaron sin detenerse
á la hacienda de Succha, anejo de Chusgón, distarle de és-
ta 12 leguas al S. E. El objeto de Escalante y compañe-
ros fué internarse á la provincia de Patáz, y por ella salir á
Huamalíes y buscar auxilio en las fuerzas del Rey, que se
hallaban en Huancayo, Jauja y Pasco, bajo las órdenes del
General Canterac.
Llegaron pues Pazos, Escalante y comitiva, el 14 ó 15
de Julio, y con la confianza que iba á su casa como dueño
de la hacienda, ocuparon Succha sin recelo alguno. Esca-
lante y compañeros con algunos hombres armados que lle-
vó para su seguridad, componían una partida de 12 á 14
hombres.
El'administrador de Succha, dependiente del Prior Dr.
Pedro Pazos, era un honrado hombre hijo de Sarín, inme-
diato á Huamachuco, y se llamaba D. Caciano Quezada de
raza blanca— fué tio abuelo materno de mi compatriota D.
Manuel Abelardo Gamarra — como hermano de la Sra. D.*
Bartola Quezada— conocí á D. Caciano el año 32 en la ha-
cienda de Chusgón, que me lo presentó el Sn 'Coronel D.
Gaspar Calderón principal caudillo de la Patria en Huama-
chuco, quien me refirió con todos sus pormenores la escena
de la Succha, que confirmó el Sr. Quezada con interesantes
detalles.
Pidió el Prior al administrador que les proporcionase
de comer, pues su arribada á la hacienda fué á las 4 ó 5 de la
tarde. Como iba el religioso español á su casa, no tuvieron
recelo alguno, y dejaron las armas que llevaban en el corre-
dor, ingresando á la sala principal, donde estaba servida la
comida. Quezada, como hijo de Huamachuco, y por tanto
patriota, atendió más á la Patria que á su patrón. Había
hecho en secreto reunir á todos los arrendadores y colonos
de la finca, que era én número considerable, y al finalizar
la comida, se presentó con un golpe de gente, é intimó á
su patrón — *'que quedaba preso él y sus compañeros, á nom-
dre de la Patria," dando un viva estrepitoso. El Adminis-
trador Quezada se apoderó con anticipación de todas las
armas que se hablan dejado en el corredor, y Escalante y
demás compañeros no pudieron hacer resistencia alguna.
El Prior Pazos, sobremanera cxitado con la orden de
-147-
prisión recibida de su dependiente, ayudado de todos los
colonos de la finca, entró en pláticas con él. Lo reconvino
¿ que cómo podía proceder así con el dueño de la hacienda
y que era su patrón? — Quezada respondió; * 'conozco cuan-
to U. patrón me dice; más la Patria antes que todo, .y á
nombre de ella la prisipn es irrevocable." Pazos, Escalante
y demás se empeñaron en persuadir al patriota Adminis-
trador; más no pudieron hacer variar en nada su orden, y
por el contrario los hizo vigilar con la mayor severidad,
dando en el acto aviso al Gobernadpr de Huamachuco pa-
ra que ocurrise por Espalante, Pazos y demás realistas. Se
hizo así y salió una partida de Huamachuco, al mando de
personas de suma confianza, para que condujese con toda
seguridad á los presos, que fueron recibidos con atención,
poniéndolos en la Casa Consistorial de Huamachuco, Los
menos comprometidos fueron puestos en libertad; más Pa-
zos, Escalante y no fecuerdo bien si el Sr. Arbaiza, y uno
ó dos Eguía, fueron remitidos también por la Autoridad
de Huamachuco á disposición del Marqués de Torre-Tagle.
El Gobernador político (hoy 3ub-prefecto) lo era el Coro-
nel de Milicias D. Pablo Diéguez y Florencia, hombre de
buenos sentimientos que procuró atenuar los sufrimientos
de Pazos y Escalante en cuanto le fué posible.
El pueblo de Huamachuco, sobrexitado contra los
realistas, intentó hacerles algunos desaires; más el Sr. Díé-
guez y el Gobernador del distrito D. Manuel Iparraguirre
no permitieron la menor injuria. Solo algunos vecinos se
acercaron á las ventanas de la sala donde estaban los pre-
sos, y en tono de burla dijeron á Escalante: *'Sr. Coman-
dante General de la división estirpadora de la vil é infame
Independencia,** ¿dónde se halla U? y en quémanos? Agra-
dezca á los buenos hijos de Huamachuco que no hacen con
U. y compañeros lo que debieran, más sí estaremos vigilan-
tes hasta ponerlo en Trujillo bien custodiado á disposición
del Sr. Presidente Marqués de Torre-Tagle.*'
ASÍ se procedió; fueron remitidos con la mayor seguri-
dad y precauciones, y entregados al Presidente Marqués de
Torre-Tagle. Con la nota de remisión acompañaron algu-
nos oficios del Comandante General Escalante, en cuyo^en-
cabezamiento como hemos digho antes, llamaba á la fuerza
-148-
3UC reunió en Gajarbamba, ''estirpadora de la vif Indepen-
encia^
El Presidente Torre-Tagle mandó á disposición de
San Martin á Escalante, al religioso Pazos, y á dos más de
los principales comprometidos. San Martin ya estaba en
Lima, pues que ocupó la capital el 15 de Julio. Conservó á
Escalante preso, y después que el General La-Mar puso los
Castillos á disposición del Gobierno de la Patria, lo mandó
á Casas Matas donde estubo algún tiempo; y por la hume*
dad y molestias de la prisión contrajo una penosa enferme-
dad, hidropesía; y después de más de ur> afto de tal
condición, fué puesto en libertad, y regresó el afto 22 á su
hacienda de Araqueda, y allí murió.
El religioso Pazos, no fué remitido á Casas Matas> sino
expatriado con todos los demás españoles, como r^os lo re-
fiere la historia.
Las inmensas propiedades de Escalante, como eran
Araqueda, Alpumarca y demás valiosas haciencjas en el
distrito de Cajabamba, quedaron á cargo de la Sra. Do|ia
Margarita Velesmoro madre de Escalante. Una felicidad
fué que no hubiesen sido secuestradas, corno las haciendas
de Chota y Mótil del caudillo Noriega de la rebelión de C^
tuzco. Se dijo que el Gobernador Diéguez, favoreció en
cuanto le fué posible á la Sra.* Velesmoro lo mismo, que
los patriotas de Huamachuco. La señora Velesmoro hizo
traer en el acto á su hijo D. José Velesmoro que se hallaba
en Hualgayoc trabajando minas, y le entregó todos los
bienes, satisfaciendo Velesmoro D. José, inmensas deudas
con que se habían gravado. Este Sr. Velesmoro en contrapo,
sición á su hermano Escalante, fué muy patriota, y prestó
muy importantes servicios en el distrito de Cajabamba á U
causa de la Independencia. Gozó de la estimación de los se-
ñores Generales La-Mar y Gamarra, que estaban acantona»
dos con el ejército peruano en dicho distrito, y se tuvo co-
nocimiento entonces que dichos señores protegieron al se*
ñor Velesmoro para evitar el secuestro de las fincas.
Veamos lo que sufrieron los otros realistas de Cajar
bamba.
Antes de disolver sus fuerzas, tuvieron buen cuidado
de hacer desaparecer del libro de Cabildo el acta de reac-
— 149 —
CJUS»^ en favor del Rey que celebraron, bajo la presidencia
del Alcalde de españoles don José Joaqujn Ortecho. Mas si
l^ien tuvieron facilidad para destruir el acta, no pudo Esca-
lante recojer las cartas oficiales que habia pagado á Huamar
chwco, encargándose de la Patria del modo Hijas acre y de-
presivo; y parte de estos oficios comprobaron la nota de re-
rpisión que hizo el Gobernador de Huamachuco al Mar-'
qués de Torre-Tagle, cuando mandó preso á Escalante.
El Alcalde de españoles Ortecho tuvo que ocultarse y
fugar. Lo nr^ismo hicieron los españoles don Juan Antonio
Escusa, don Antonio María Cárdenas y don Lorenzo Gon-
zájez de la Carrera, los que permanecieron en la condición
4é prófugos h^sta después de 1825 en que cambiaron las
circunstancias contra los españolesy adictos á la causa real,
después del triunfo de Ayacucho. Tradición fué que hallánr
dpse el Libertador en Huamachuco no faltó quienes le di-
jesen el encono de Escalante contra la Patria, y que debia
procederse contra Araqueda y demás bienes; mas se dijút
también que el Dr. Sánchez Carrión hijo de Huamachuco*
y muy amigo del Sr. D. José Velesmoro, tomó interés en a-
partan al Libertador de toda medida hostil contra los bienes
de Escalante.
Luego que fué conocido en Cajabamba el triunfo de
Otuzco por Santa Cruz, y cfisueltala fuerza de Escalante, se
sublevó la población contra los realistas. Las casas del Al-
calde Ortecho y dp su cuñado Escusa fueron d^3tru¡das y
saqueadas. La señora Escusa de Fuentes doña Manuela, me
refirió muchas veces los pormenores, y cómo escapó mila-
grosamente su padre D. Juan Antonio Escusa en la noche
que fué atacado en su casa.
El ya coronel p. Andrés Santa Cruz, después de la pa-
cificación de Otuzco, se fué á Cajabamba por la via de Us-
quil, y de aljí pasó á Cajamarca. Se le recibid espléndida?-
nrjenteen Cajabamba por los patriotas ya dueños de la po-
bilación. Santa Cruz hizo un acto de desprendimiento. En el
saqueo de la casa de Escusa habían tomado una magnifica
espada, de u?o del español, con puño y cantoneras de oro
alhaja de mucho precio, la que presentaron á San-
t^ Crviz de obsequio. — La recibió, más sin decir quién
se la había obiseqiiiado, se Ift remitió áUs^ftpra Matía Keco-
lástica Ortecho esposa de Escusa, con un recado de aten-
ción, diciéndole: "que esa alhaja conocía que era de la pro-
piedad de su marido, y que se la devolvía como testimonio
del comportamiento que tenían los jefes de la Patria."
De Otuzco regresaron á Trujillo las fuerzas que fue-
ron con Santa Cruz, y solo pasó á Huamachuco y de allí á
Cajabamba y Cajamarga una de las compañías del batallón
del Río de la Plata, todo de negros, y fué la primera vez
que en Huamachuco se vio fuerza arreglada. De Cajabam-
ba, á donde pasó la fuerza por recelos de que hubiese po-
dido quedar algo de la reacción acordada por el señor Gas-
tro Taboada, regresó la compañía á Trujillo, y junto con la
otra y con considerable número de reclutas principalmente
de los tomados en Otuzco, fueron remitidos al General San
Martin yá en Lima.
La reacción proyectada por el señor Castro Taboada,
no solo me la refirieron los contemporáneos entonces, sien-
do el principal el señor coronel don Domingo Oasanova, si-
no que también constaba en un expediente que mandó se-
guir el Protector General San Martin sobre estos hechos,
en cuyo expediente quedaron plenamente comprobados
los esfuerzos del señor Castro y medios de que se valió. Pe-
ro tal expediente no se remitió zj General San Martin, co-
mo lo tenía dispuesto, y la razón que dio el Presidente Mar-
qués de Torre-Tagle, fué que casualmente se había incen-
diado por descuido del Oficial Archivero de la Prefectura,
que tuvo la indiscreción de dejar una noche vela encendi-
da. Efectivamente se quemó dicho expediente y otros pa-
peles más insignificante?, poniéndose una constancia en los
libros de la Secretaría de dicho incendio . Más luego que
el Marqués de Torre-Tagle dejó la Presidencia de este De-
partamento y pasó á Lima, los oficíales de la Secretaría, ha-
bían puesto una contranota, diciendo que . dicho expedien-
te no se quemó por casualidad, sino por orden del Señor
Presidente Marqués que había querido salvar á su deudo el
Sr. Castro Taboada.
Habían sacado un extracto muy lijéro de dicho expe-
diente y se remitían á él, designando el legajo en que se
hallaba. Como antiguo Secretario de la Prefectura, me in-
formé de dicha anotación y busqué el extracto en uno de
-151-
los antiguos legajos, que engontré efectivamente, tomando
copia de él. Esto fué en 1839, pues desde el 38 serví la Se-
cretaría. Se perdió dicho extracto por las razones que yá
antes he dado.
El Sr. Dr. D. Francisco Javier Mariátegui, en la ano-
tación 28 que hizo á la obra del Sr. Paz Soldán, Historia |
del Perú independiente, se encarga de los proyectos que
hubo en Cajamarca en favor del Rey, reacción arreglada por
el Sr. Castro Taboada, y refiere que habiendo sido el ex-
presado Sr. Castro Diputado al Congreso Constituyente
del 22, no fué admitido ni calificado por sus trabajos en pro
de la causa real. No conocemos por qué provincia de este
'Oepartamento hubiese sido electo dicho caballero; más es
natural que lo hubiese sido por Cajamarca, lugar de su ve-
cindad, ó por la de Chota en la que gozaba de influencias.
CAPÍTULO XIV.
SUMARIO. — Expedición sobre Moyobamha, — Combate con
la guarnición española de Moyobamba en Higosurco, in-
mediato d Chachapoyas, — Dicha guarnición es batida
por el patriotismo de tos hijos de Chachapoyas, auxilia-
dos de la columna del comandante Arrióla, — Se replega
dicha guarnición sobre Moyobamba y combates que se
libraron después, mandando el último en las fuerzas
del Rey, un sargentOy por haber fugado los jefes y oficia-
les españoles, — Pacificado el Departamento, se organiza
la divisi&n qtie abrió la campaña sobre Quito, — Fuerza
arreglada que tenia el Departamento de Trujillo.
Nos resta hablar de la guarnición española que salió
de Moyobamba á ocupar la Intendencia de Trujillo, y el
éxito que tuvo.
El Sr. Pn Valdez que escribió en 1822, en Lima, y ba-
jo la influencia y datos que le debió dar el Sr. Marqués de
Torre-Tagle, dice que dicho Marqués puso á las órdenes
del Coronel Valdivieso una columna para que marchase á
contener las fuerzas españolas que venían sobre el Departa-
mento. Refiere que sin embargo de ser dicha columna la
mitad de la guarnición española, la batió completamente;
más no dice en dónde ni cómo. Por los datos que teníamos
rccojidosyque existían en la Secretaría, resultábalo siguiente:
La provincia de Chachapoyas era una de las que com-
|yonía la antigua Intendencia de Trujillo, y el Marqués, por
la via de Cajamarca despachó sobre Chachapoyas la colum-
na patriota. Su número aproxiilnadamente fué de 300 hom-
bres de infantería. Llegó oportunamente á Chachapoyas, Jr
allí ayudada del entusiasmo extraordinario de esta ciudad,
y de toda la gente de los Distritos que se reunió en la ca-
pital, pudo batir con ventaja á lá columna espáftolá, qué se-
gún los datos de esa época se compuso de 6óO hombres,
más ó menos; pues en Moyóbamba, para expcdidonar, fué
aumentada considerablemente la fuerza veterana. El com-
bate tuvo lugar el 6 de Junio de 1821, á las inmediaciones
de Chachapoyas, en un lugar llamado Higosurco. Los es-
pañoles, siendo fuerza arreglada, desplegaron en guerrilla,
y tuvieron 2 piezas de montaña, de bronce, que llamaban
culebrinas.
No recordamos quien fué el jefe espiañol que mandaba
las fuerzas del Rey. Pudo ser el coronel Noriega, que fué
el último Gobernador español de Moyobomba.
Tampoco constaba que el corond Valdivieso, de c^uien
habla el Sr. Valdez, hubiese mandado las fuerzas de la Pa-
tria; pues los partes de la acción se hallaban suscritos por
el Teniente Coronel argentino de apellido Arrióla. El Coro-
nel Valdivieso pudo haber enfermado en el camino, ó teni-
do algún otro inconveniente para no mandar la columna de
la Patria.
Empeñado el combate en Higosurco, quedó el campo
por los patriotas; pues la tropa espaiñola tuvo que regresar
á Moyóbamba, perdiendo alguna fuerza. Oportuno es recor-
dar y aplaudir el entusiasmo y \^Ior dfe los patriotas hijoá
de Chachapoyas, figurando en primera línea los s»efíorfes D.
Evaristo Tafur de Córdova, Rodríguez, sobrinos ó deudos
del venerable patriota Dr. D. Toribio Rodríguez de íIÍqú-
doza, antiguo Rector de San Carlos, los Hurtado y los
Andueza, deudos del chachapoyano Sr. Dr Andueza, qucf
fué uno de los Presidentes del primer Congreso Constitu-
yente del 22.
Sensible nos es haber perdido los datos que teníamos re-
eojidos, pues ya no recordamos los nombres de los demás pa-
triotas de Chachapoyas, que tanto se distinguieron, más no
dejaremos de hacer mención honrosa de un hombre del
pueblo, natural de un distrito de Chachapoyas, que había
ocurrido á la capital con la gente que pudo allegar en su
parroquia. — Parece que era del pueblo llamado la Jalea; y
tenía 25 años, más ó menos; y con la fuerza de su pueblo,
atacó con tal empuje y bizarría sobre una de las culebrinas
españolas, que no obstante los hombres que perdió, pudo
apoderarse dé ella, desmontarla, y como era tan fuerte, la
puso sobre sus hombros y llevó en triunfo á Chachapoyas.
¡Qué hombres los de entonces! Su patriotismo estaba á la
medida de la sagrada causa que defendían.
Batida la guarnición española que perdió hombres y
armamento, se retiró, como ya lo hemos dicho, sobre Mo-
yobamba; más el Comandante Arrióla, con la fuerza regu-
larizada de que disponía, la persiguió y libró un segundo
combate en un lugar llamado Ventanas, que quedó tam-
bién por las fuerzas de la Patria.
Como los españoles no fueron completamente deshe-
chos, continuaron su repliegue sobre Moyobamba, eñ cu-
yas inmediaciones se libró con Arrióla el último y final
combate. Ya no recordamos el nombre; pero sí no hemos
olvidado una circunstancia que llamó la consideración de
todos los hombres de armas.
Los jefes y oficiales españoles abandonando su fuerza,
se fueron por el Amazonas al Brasil; y un sargento, hijo de
Chachapoyas que pertenecía á la columna del Rey, la sos-
tuvo y libró el combate. Su apellido era Rojas, y á quien
conocí de Teniente el año 28 en Huamachuco, disciplinan-
do las fuerzas que se organizaban para la campana bobre el
Ecuador. El coronel Casas, que era el Jefe del Detall, y
que conocía el heroísmo de Rojas, expuso los hechos ex-
tensamente. Después hablé el año 38 ea Trujillo con el
mismo Rojas ya de Capitán, y en mi presencia entraron en
una discusión con un Sargento Mayor de apellido Franco,
que fué Ayudante del Prefecto 3r. Lizarzaburu, habiendo
sido dicho Mayor Franco uno de los oficiales que comba-
tió á las ordenes de Arrióla. Fué tradición entonces que
viendo Arrióla el orden de batalla, dijo álos oficiales de su
fuerza, que las disposiciones eran tales, que algún General
español habría venido por el Amazonas á hacerse cargo de
la fuerza. ¡Qué tal Sargento Chachapoyano !
El Sr. D. José Félix Castro, hijo de Trujillo, en la
clase de Teniente, fué uno de los oficiales de la columna
de Arrióla. También lo fué en la misma clase D. Francisco
Salas, natural de Chile, y que casándose más tarde en Tru-
jillo, estableció en esta ciudad la respetable familia Salas.
El Sr. Castro por los triunfos en Higosurco y demás que
tuvieron lugar para ocupar Moyobamba, fué ascendido á
la clase de Capitán. Lo mismo que nos parece se hizo con
el Teniente Salas.
Por consecuencia del triunfo de Higosurco, Ventanas
y Moyobamba, quedó sometida la provincia de Mainas, y
agregada, como ya lo hemos dicho antes, á la Intendencia
de Trujillo,
Hemos reparado que ni el General Miller en sus Memo-
rias, ni el historiador español García Camba, ni nuestro com-
patriota el respetable Sr. Dr. Paz Soldán, se hubiesen encar-
gado de los combates de Otuzco é Higosurco, ni de cuan-
to sucedió para ocupar Moyobamba, La razón debe ser
que los sucesos del Norte han sido poco conocidos, y pa-
ra que no queden relegados al olvido, nos hemos propues-
to escribir estos Anales. Otuzco é Higosurco fueron de los
primeros combates librados en la guerra de la Independen-
cia, y sin embargo la Historia los ha callado.
Pacificada Moyobamba, y agregada la provincia á la
Intendencia de Trujillo, no hubo ya enemigos que comba-
tir, y se contrajo el Presidente Marqués de Torre-Tagle á
la organización del Departamento, y á disciplinar las fuer-
zas que debian servir más tarde contra el ejército español.
Las dos compañías del Río de la Plata le fueron de-
vueltas oportunamente al General San Martin; y de las
fuerzas creadas en el Departamento se arreglaron y disci-
plinaron perfectamente las que en 1822 abrieron la campa-
ña sobre Pichincha á las ordenes del coronel D- Andrés
Santa Cruz. Estos fueron los batallones *Tiura" y *Truji^
-155-
11o," de. 600 á 700 plazas cada uno, y un escuadrón de ca-
ballería, cuyo nombre ya no recordamos; división que á las
inmediatas ordenes de Santa Cruz y á las del inmortal Su-
cre, vencieron en Pichincha, sellando la Independencia . de
Colombia. Por eso es que el Sr. Valdéz en su Oda á Qui-
to libertada, que publicó en 1822, hablando de los servicios
de Trujillo, dice:
"En Colombia, el Perú y Trujillo hicieron
Libres á pueblos que cautivos fueron/*
El General español D. Juan Antonio Alvarez de Are
nales que sucedió en la presidencia del Departamento al
Marqués de Torre-Tagle, fué el que, como entendido mili-
tar, perfeccionó el arreglo y disciplina de la expedición..
Se consideró al principio que la mandaría el General
Arenales, y aún el General Sucre, cuando solicitó este au-
xilio, ofreció al General San Martin, que no tendría incon-
veniente para ponerse bajo las órdenes de tan benemérito
General. San Martin consultó á dicho General Arenales,
que rehusó la comisión; por lo que se le encargó al Coronel
Santa Cruz que se hallaba en Piura, haciendo el último
arreglo del "Batallón Piura."
Ocurrió que durante lá presidencia del General Arena-
les, se tuvieron datos de que los realistas de Quito proyec-
taban expedicionar sobre la Intendencia de Trujillo, para
distraer las fuerzas del General San Martin, causándole asi
una desersión que cedía en apoyo del ejército del Virey
La-Sema.
El Presidente Arenales instruyó de todo circunstancia-
damente al General San Martín, le avisaba el riesgo que se
corría; y encareciéndole el entusiasmo de este Departamen-
to, le decía, que tenía disponibles 13,000 hombres, y que so-
lo le faltaban armas y municiones. ¡ Qué tiempos esos en
que el amor á la Independencia hacia prodigios!
Consideramos oportuno, para que se conozca el pa-
triotismo del Departamento de Trujillo, presentar el cua-
dro de las fuerzas arregladas qué tenía, y son las siguientes:
-IS6-
Regimiento de infantería de Lambayeque, Co-
ronel D. Juan Manuel Iturregui g68
Id. de Cajamarca, coronel D. Pablo Espinar 854
Id. de San Antonio de id-, coronel D. Joa-
quin Pérez 944
Regimiento infantería de Huamachuco, coro-
nel D. Pablo Diéguez 2,260
Id. de Trujillo, comandante D. Juan A.
Ochaita 282
Id. de Piura, comandante D. C isimiro Silva 590
Id. de Moyobamba, comanda te X). Juan
J. Rengifo 722
Regimiento de caballería de Trujillo, coman-
dante D. Gerónimo de La Torre jgg
Id de Ferriñafe, coronel D. Bciifcazar Muro 491
Dragones de San Marcos, coronel D. María-
no Taboada 638
Id. id. Chota, coronel D. Gabriel Velarde. . . , 732
Regimiento de caballería de San Pablo, coro-
nel D. Manuel Castañeda y Mar 733
Regimiento Dragones de Huambos, coman-
dante D. Diego Manuel Orrego 1,058
Id. de Pacasmayo, comandante D. José M. Vertís 811
Id de Querocoto (en Piura,) comandante M.
V. Machuca 799
Id. Dragones de Amotape, comandante Mar-
qués de Salinas 390
Id, de Chalaco, comandante L. Faríán de
los Godos 491
Total , 13,162
El Departamento de Trujillo tenía, pues, sobre las ar-
mas, de milicias perfectamente arregladas tan considerable
número. Esto era aparte de la fuerza veterana que se arre-
glaba y disciplinaba.
El cuadro que publicamos es conforme al que registra
el Sr. Dr, Paz Soldán, en su Historia del "Perú independien-
te,** primer periodo á la pagina 327. Y no podemos dejar de
llamar la atención hacia la circunstancia muy notable de
-157-
que Huamachuco, capital de la antigua provincia, era la que
mas fuerza arreglada tenía ( 2,?6o hombres, ) cuya fuerza
sirvió para ayudar á la pasiñcación del Departamento. Y es-
to nablamuy alto respecto al patriotismo de Huamachuco.
No sin razón el General San Martin primero, y el Congreso
Constituyente del 22 después, la enaltecieron elevándola al
rango de ciudad, con el honroso calificativo de muy ilustn
y fiel d la Patria.
El Libertador de Colombia General Bolívar, tuvo por
ella una predilección especial, al extremo de llamarla en su
comunicación al General Santander, tierra clásica de patrio^
tas. Pero no anticipemos la cronología de los hechos; y de
cuanto se hizo en Huamachuco en favor de la causa de la
Independencia; y por que la escogió el General Bolívar pa-
ra hacer su asiento en ella, hablaremos después.
CAPÍTyLO. XV.
SUMARIO. — Pronunciamiento de la provincia de Huamc^
chuco por la independencia^ que st hizo con el mayor en-
tusiasmo. — Personan que trabajaron en tan laudable pr<h
pósito. — El Doctor Sánchez Carrión se halló en Huama^
chuco por haberse visto obligado d salir de Lima por or-
den del Virey. — Quién fué el Sub-Delegado español^ y
su fuga de Huamachucú.^-Donación de los indigen0itde
Huamachuco d la Patria.-^Suntuoso baile que se dio en
la casa de la Tesorería al General Bolívar^ explicdn-
dolé uno de los concurrentes el origen de la casa. — Donar
ción que asi mismo hicieron los indígenas de Huamachti'
co al Estado de las haciendas de Tuípo y Yamobamba^ y
por que las recuperaron después.
Por contraernos á los sucesos más notables que tuvie-
ron lugar en el Departamento, después de proclamada la
Independencia, como fueron los combates de Otuzco, Hi-
gosurco y otros hechos, nos hemos apartado en cierto modo
del orden cronológico, y vamos á tomar el hilo de la narra-
ción.
Proclamada la Independencia en Trujillo con todas las
-158-
solemnidades que hemos referido en los Capítulos I y II,
nos encargaremos de narrar lo que ocurrió en las provin-
cias.
. En todas las ocho provincias de que se componía la
antigua Intendencia de Trujillo, se proclamó y juró la Inde-
pendencia sin obstáculo alguno. En las de Lambayeque y
Piura hubo episodios importantes que mas adelante narra-
remos.
En el pueblo de Otuzco, que pertenecía á la provincia
de Huamachuco, también se juró; mas parece que fué no
de un modo general, ni solemne, si no por una parte del
Ayuntamiento y uno que otro del pueblo; pues la influen-
cia del español Don Ramón Noriega, duefto de las valiosas
haciendas de Chota y Mótil, ubicadas en el distrito de O-
tuzco, era notable y ponía obstáculos.
Los seftores D. Domingo Casanova y eclesiástico Don
José María Monzón, comisionados por el Marqués de To-^
rre-Tagle para procurar se jurase la Independencia en la
provincia de Huamachuco, corrieron peligros en Otuzco,
y pudieron salvar mediante la protección del Alcalde D.
Juan Corcuera que les instó pasasen á Huamachuco por su
propia seguridad. El otro Alcalde de Otuzco de segunda
nominación de apellido Pesantes, fué el caudillo de la reac-
ción en favor del Rey, y, como ya lo hemos expuesto antes,
uno de los fusilados.
Como no se hizo la proclamación de la Independencia
de un modo general y solemne, los hombres del pueblo que
eran tomados prisioneros después del combate, cuando e-
ran reconvenidos de haber traicionado á la Patria, contesta-
ban, que ellos no habían jurado nada, ó como si dijesen,
que no habían reconocido á la Patria, ni estaban ligados con
ningún compromiso. Todos estos pormenores se hallaban
en la correspondencia privada y oficial que dirijia de Otuzco
el Coronel Santa Cruz al Marqués de Torre-Tagle. El
levantamiento de dicha población, poniéndose en armas en
favor del Rey, fué en Marzo ó Abril del mismo año 1821.
En la capital de Huamachuco se hizo la proclamación
con prontitud, y no solo de un modo solemne, sino con el
mayor entusiasmo. Se hallaba en ella el Dr. Sánchez Ga-
-159-
rrión, ardiente y exaltado patriota; y luego explicaremos el
motivo por que se halló en su país natal.
El caudillo en primera línea en favor de la Patria, fué
el joven entonces Don Gaspar Calderón, que gozaba de la
mayor influencia en la población. Fueron colaboradores suyos
D. Rafael Galarreta, el eclesiástico D. Manuel José Rebaza,
de fácil palabra, y que fué el Tribuno del pueblo, como en
Otuzco lo fué Úrdapileta.
El Sr D. Manuel Bringas, tronco de la familia Bringas,
rivalizó en entusiasmo con Calderón, y prestó importantes
servicios. Tal es que el nombre de estos dos patriotas se
hallaban en el Álbum de Ayacucho que corre impreso, o-
bra que he visto en años atrás.
El Sr. D. Pedro Martinianode Cianeros, hijo de Hua-
machuco y que. fué el Alcalde de Españoles de primer voto
en el año 21, fué asi mismo decidido patriota; mas por su
carácter en extremo moderado, no fué hombre de acción,
ni se distinguió como los demás, limitándose á llenar los de-
beres de su puesto oficial.
El Alcalde de segundo voto D. Manuel Mifíano y Ara-
na, tío abuelo del que escnbe estos Anales, fué igualmen-
te entusiasta y decidido patriota, y el que publicó por ban-
do, como ya lo hemos dicho antes, el oficio que pasó el Sr.
Miguel Escalante al Ayuntamiento de Huamachuco; y to-
mándolo el Alcalde como un reto, ó amenaza de conquista
en favor del Rey, obligó á la población á ponerse en armas
en defensa de la Patria. El Sr. Cisneros era en extremo pa-
cífico, y dejó que obrase el Alcalde de segunda nominación.
El Sr. Calderón no tenía investidura oficial; mas pertene-
cía á una familia muy distintinguida, y por su liberalidad
era ,el más á propósito para haber sido el caudillo popu-
lar.
Fueron también patriotas, dignos de especial mención,
D. Gaspar Antonio de Valdivia, l3. Juan Francisco Vaca,
D. Lucas Palomino, tio de Sánchez Carrión, D. Pedro Pe-
fta y Gamboa, D. Luis Reyna, D. Basilio Antonio Larraon-
do,. l>. Juan José Villalba, D. Jacinto Joaquín Rebaza, D.
Manuel Santiago Rebaza, ascendiente del que escribe es-
tos Anales, el Escribano Público I>. Juan Ventura Rodrí-
guez del Campo, I). Pedro Luperdegui, D. José Mantilla,
— i6o —
D.Juan Rondo, D. Manuel Antonio Pacheco, y en ^ma
todo Huamachuco; pues no hubo uno solo de la clase media
ó del pueblo que no fuese ardiente y decidido patriota.
El Sr. Dr. D. Pedro José Soto y Velarde, Párroco de
Huamachuco y Vicario de la provincia, sirvió con su ilus-
tración y consejos á los patriotas; más con la mesura y re-
cato que eran propios de su estado. Fué amigo del Gene-
ral Bolívar, quien le dispensó la mayor estimación por sus
luces. El Libertador la primera vez que estuvo en Huama-
chuco el afto 23 fué alojado en la casa Parroquial, y coma
ya lo hemos dicho antes, gustaba entrar en discusiones filo-
sóficas con el Sr. Vicario. La alta estimación que hizo de
él, y como le propuso para ocupar una mitra, lo referiremos
guando nos contraigamos á la permanencia* del Libertador
en Huamachuco, el año 24.
Sensible nos es, no hacer mención de todos los patrio-
tas hijos de Huamachuco; más no debemos silenciar el nom-
bre de algunos hombres del pueblo, que fueron los más ac-
tivos brazos auxiliares del Sr, Calderón, y que con su acti-
vidad, pusieron al pueblo todo en armas en favor de la In-
dependencia, y para combatir á los realistas de Cajabainba.
Estos fueron D. Calixto Mudarra, D. Nicolás Valdivieso,
un Vergara, D. Narciso Caldos, D. Bernardo Calderón, pa-
riente del señor D. Gaspar, y puede decirse todo Huama-
chuco,
Hasta las seftorias se distinguieron por su patriotismo,
mereciendo que se les diese la banda que acordó el Gene-
ral San Martin, á las seftoras potriotas. Estas fueron las se-
ñoras i^gueda Calderón, hermana de D. Gaspar, Tomasa
Mendes de Bringas, esposa del Sr. D. Manuel Bringas, Do-
ña Estefanía Miñano, más tarde esposa del Sr. Calderón.
El Sr. D. Jacinto Rebaza, distinguido patriota, y que
más tarde hizo un papel importante, no se hallaba en Hua-
machuco el afto 21 cuando se juró la Independencia, sino
en Trujillo, prestando sus servicios en la Secretaría del Sr.
Marqués de Torre-Tagle, y como ya lo hemos dicho,
le llevaba su correspondencia privada; y en este puesto tu-
vo buen cuidado de que el Marqués en su corresponden-
cia oficial y privada al General San Martin, le representase
el patriotismo de Huamachuco,
— i6i —
De todo S€ organizó el respectivo expediente con el
que el Presidente Marqués dio cuenta al General San Mar-
tin, cuando se hallaba en la provincia de Ohancay, y allí es-
pidió el Supremo decreto de 12 de Junio de 1821, elevan-
do á Huamathucó al rango de ciudad con el honroso califi-
cativo de muy ilustre y fiel, decreto que confirmó el Con-
greso Constituyente por su resolución legislativa de 18 de
Diciembre de 1822?
El decreto del Supremo Protector, no solo confirió á
Huamachuco el título de ciudad, sino que ordenaba que en
su plaza se levantara una columna, en la cual debia poner-
se el título que se le conferia, diciendo al pié: *'Asi premia
la Patria el patriotismo de sus hijos.'* La Municipalidad de
Huamachuco recibió el título y el mote que debia poner-
se en la columna; más el Congreso Constituyente solo apro-
bó cFtítulo de ciudad con el renombre de muy ilustre y
fiel, desentendiéndose de la erección de la columna.
No podemos dejar de llamar la atención de los que
lean los Anales, hacia la consideración siguiente.
El Congreso Constituyente del 22, actor, podemos de-
cir, en los sacrificios que se hacian por la Independencia,
solo concedió dos títulos de honor á los pueblos de la anti-
gua Intendencia de Trujijlo — Huamachucoy Lambayeque,
llamando á la primera muy ilustre y fiel, y á la segunda, be-
nemérita y generosa, Y esto habla muy alto en favor de los
pueblos de Huamachuco y Lambayeque.
Se podia extrañar que de los señores Vera D. José y
D. Antonio, sobrinos carnales del Dr. Sánchez Carrión, y
que más tarde desempeñaron en su pais un papel impor-
tante, no hagamos mención: la razón es que eran muy jo-
vene?. El primero se hallaba educando en el Colegio de
San Carlos, y el segundo por su edad, no podia figurar en-
tre los que prestaban servicios á la Patria.
El Sub-Delegado de la provincia de Huamachuco, en
el año de 1820, don Manuel Fernando Llaguno, español,
apercibiéndose del movimiento que iba á hacer Huamachu-
co, y no teniendo fuerzas con que sostenerse, se retiró á Ca-
jabamba^ y allí recibió el parte oficial del pronunciamiento
de la capital. El bajo pueblo de Cajabamba se sublevó con-
tra el Sub-Delegado, acaudillado por una familia de sobre-
- 102 -
nombre Papa Locro^ é invadió la casa Municipal en que se
hallaba el Sub-Delegado. Los Papa Locro habían sido con-
denados por el Sub-Delegado, por los delitos de abigeato y
otros. El espaftol se defendió con la mayor serenidad, atra-
vesando en la puerta de la sala una mesa, colocándose al
lado opuesto con un esmeril en una mano y una espada en
la otra. Ante tan serena resolución, se detuvieron en ei pa-
tio los agresores, y no se atrevieron á querer forzar la sal^:
y en tal situación los señores Iparraguirre y el Sr. D. Pablo
Diéguez, que fué después Gobernador, ocurrieron en su au-
xilio, y deshicieron el tumulto. Esto me lo han referido tes-
tigos presenciales.
Con el pronunciamiento de Huamachuco recibió el
Presidente del Departamento Marqués de Torre- Tagle un
pronto auxilio pecuniario; pues como lo refiere el Sr. Dr.
Valdéz en sus Anotaciones, cuando se hizo el pronuncia-
miento en Trujillo por la Independencia en 29 de Diciem-
bre de 1820, solo tenía en las cajas un real y medio.
Los reales tributos se hallaban pues, en el mes de Di-
ciembre, en su mayor parte recaudados en Huamachuco, y
el dinero enzurronado para haberse remitido alas Cajas rea-
les; lo que no sucedió por el pronunciamiento de Trujillo.
El Sub Delegado Llaguno intentó poner en salvo el dine-
ro, ó fugar con él; más no se dio tiempo; pues el caudillo 8r.
Calderón se apoderó de todo, y sin tocar un peso, remitió
los zurrones al Marqués de Torre-Tagle. Existían en la Se-
cretaría de la Prefectura las contestaciones satisfactorias del
Marqués al Sr. Calderón, agradeciendo la remisión del di-
nero.
Hicieron más los patriotas de Huamachuco.
Habia una gran cantidad de barriles de pólvora que,
como uno de los ramos estancados, estaban bajo la admi-
nistración de un espaftol de apellido Rubio. El uso que
los patriotas hicieron de la pólvora, lo explicaremos más
adelante.
Réstanos para cerrar este cuadro y hablar de las otras
provincias, que manifestemos' el motivo por que el Dr. Sán-
chez Carrión se halló en esa época en su pais natal.
Se habia distinguido como Profesor en San Carlos por
- 163 -
sus ideas liberales, y era tenido por el Virey Pezuela como
uno de los más exaltadas insurgentes. Ordenó que se le
despidiese del Colegio; y como era tan competente, el Sr.
Dr. D. XaíifeÍQ.S-oátígue;? de^M^ndoza fu¿ á interesarse
con el Virey para que derogase su orden, manifestándole ..f
la competencia de Sánchez Oarrión, y la falta que haria en
el Colegio. La respuesta del Virey fué: "no solo sale del
Colegio, sino que tiene que dejar Lima; pues ese raozito
jne tiene revuelta la capital. Y hablemos claro señor Rec-
tor, hasta los ladrillos de San Carlos son insurgentes, v el
día que se me llenen las .medidas, enderezad contra él las
trompetas de Santa Catalina (los cañones,) y, no dejo ni
piedras en San Carlos." — El Rector se retiró sin que fuese
atendido su empeño, y Sánchez Cardón recibió la orden
de separarse de Lima lo menos á 50 leguas de ella; por lo
que resolvió venirse á su pais natal. Esto sucedió á fines
del año 18, permaneciendo en ella hasta el año 21 en que
San Martin ingresó á la capital. Después fué nombrado Di-
putado al Congreso Constituyente^ en unión del Sr. Vica-
rio Dr. Soto. Sánchez Carrión como Abogado de crédito y
de fácil palabra, tenia clientela aun en la antigua Audiencia.
El Sr. Iturregui que fué colegial en San Carlos y su
discípulo, me explicaba, que Sánchez Oarrión, como Maestro
de San Carlos, era precisamente el designado para las aren-
gas ante el Virey en los días clásicos en que debía hablar-
se, y qué se daba tales trasas y con tal sagacidad, que siem-
pre se encargaba de los principios liberales, y de la necesi-
dad de acordar á los Americanos los derechos á que eran
acreedores por la misma conveniencia de la Metrópoli. Y
el Virey al fin previno al Rector, que no se le encomen-
dasen más las arengas. Todos estos antecedentes habia,
pues, para este ilustre Huamachuquino.
No solo las personas principales y acomodadas de Hua-
machucó trabajaron con entusiasmo por la Independencia:
hasta en los más humildes se encontró tan noble sentimien-
to, como lo demuestra el hecho siguiente.
Los indígenas de las valiosas haciendas de Angasmar-
ca y Calipuy, de la familia Corral y después Porturas, ce-
dieron al Estado todos los jornales que les debían los bar
cendados, según sus respectivas cuentas. La razón que tu-
vieron para ^sto fué, que habiendo el PjoWCtor^^ ^f ^
San MÍrtin abolido ei tributo, PO!^"!f*° agradecim»^^
?o de i82i. querían mostrar a la patria J" Jj^^en ^^<=^^^
Aceptada la donación, se «^*'f .^"%'Í53ente Marqu-és de
Ss ?or una comisión que nombró el Jr^ . j^é ^odxiS^^^
Torre-Tagle, presidiéndola el espaflol ü- i ^fiani» <ifi
¿e gado, deddidp patriota y que era de la ^^^^^^^ ¿e
Marqués; P"« ^^ t'^Í° ^^^ ^'P**^ ^ .^.rfos
«aerificados los ajustamiento. -uU^rxíoS^ 1: en-
eran acreedores por la considerable suma ^ ^^^ «"*'^^^:
tos pesos, y se obligó á los bacendadoa a 4 circunstati-
ran con la prontitud q^^^í^^^V^^^t no obstante las po-
etas No tuvieron dinero disponible, no o viero»
SodidaSesl de que gozaba la casa Cojra^ ínedianteja
Éíi los mayores apuros, de ^<>^^^^¿^^l María ^^^'^'
infiuertciay diligencias del Sr. D. 3^^'"^° ^oya lo bemos
deudo dé la familia Corral, que ocupado comoy^^^^^^g^^^
dicho antes, en la Secretaría del Marqués o ^^ confianza
y gozando de su estimación por su apt^uu y privada.
Le en él tenía, encargándole su corresponcl«vc^^ibiese por
pudo alcanzar del Presidente Marqués, que ^^^.^.^ Corral O
8.0Ó0 pesos la magnífica casa que tenia w _^ ^^ ¿^ la
Porturas en TrujiUo, y que ha sido conocioa^^H^^ ^^ ^^^OO
antigua Tesorería; y en dinero se entrego c ^^^ ^^ pobre
y tantos pesos. ¡Qué tiempos esos en los 4"
ttabajador donaba sus jornales á la Patria. ,^ ^ gj¿o
La casa magnífica. Tesorería después,- no ^^ gg dio
-histórica por su origen, sino por que en sus s* . Gene-
por la Municipalidad de TrujiUo el suntuoso ^^V^ .^^^ Af
ral Bolívar, en 1824, siendo Alcalde el seftor ^ para di-
■ -chimbaud que era hombre de Corte, y á P'jopoi" ^ ^^]ji.
Tijir una fiesta corno la que se dio. Hallándose c^ ^^ ^
Sú, celebró fel Libertador la comodidad V^^l'^^Lst^- y u-
-<:asas de Trujíllo. como era en la que se ¿aba 1» J^^.^, 'qu«
TÍO de los concui-rentes, el Sr. JoséMatlaL«arzaDU .^h^
;vivía en la misma casa por seí administrador del
le explicó que pertenecía al ^^tado hablindole o® '* , „
«loa de los indígenas. SI ¿Sertadi^r le escuchó íon e «a
yor agrado, rcsponcíiéndol¿T- cuando aúnJosbombLesiS^
^
lij¿mncj^,^ hacen esto por la Patria, es ipil posible qi^e no. al-
can^zenios^la^Indepeodencia" — Me refirió estos pormenores
el Sr. Lizarzaburu.
La magnificencia de la fiesta, lo satisfecho que quedó
el Libertador de la sociedad de Trujillo, de las^gracias del
bello sexo, y el agrado con que recibió esta ovación, no
son para escribirse en estos Anales.
No solo los indígenas operarios de las haciendas de
**Angasmarca** y **Calipuy," hicieron donación de' sus sala-
rios al Estado, sino que también los de Huamachuco, San*
tiago y Cajabamba entregaron al Gobierno de la Patria las
haciendas de "Tulpo" y "Yamobamba" cuyo usufructo te*
ufan.
La razón fué, que habiéndoseles quitado el tributo por
el deereto ya citado de 27 de Agosto 1 821, expedido por
el Pirótector General San Martin, se desprendieron de las
haciendas que la seflora doña Florencia de Mora les dejó,
para que con sus productos se ayudasen en el pago de los
reales tributos.
Oportuno es dar, noticia, quien fué la señora doña Flo-
rencia, cuáles sus cuantiosos bienes, y la distribución que
hizo de ellos en beneficio público.
La señora Florencia fué natural de la ciudad de Hua-
machuco, hija del Capitán conquistador don Diego de Mo-
ra, oriundo de Ciudad Real en Espafla y el primer Go-
bernador que tuvo la ciudad de Trujillo en su fundación
(l>S34>) según el Correjidor Peyjóo de Sosa en su obra
''Relación descriptiva de la ciudad y provincia de Truji-
llo."-
El Capitán Mora vino con Pizarro, fué por tanto uno
de los conquistadores; y lo decimos con satisfacción, el que
mas se ehipeftó en salvar la vida al Inca Atáhualpa, según
nos lo refiere el mismo Correjidor Sosa.
Nuestra opinión que la señora Florencia debió serna-
turalde la ciudad de Huamachuco, la fundanK)s, en que el
precitado Capitán fué casado en Trujillo con doña Ana de
Válvei'de; y aún que tuvo hijos, no dejó ninguno por línea
recta^ sino por la trasversal, según la obra citada. Y la fun-
damos también en que la señora Florencia, recidió
en Huamachuco donde hemos visto los restos de su casa; y
-i66-
como natural de la provincia distribuyó sus bienes en bene-
ficio de los indígenas sus compatriotas.
Como los conquistadores no trajeron mujeres, tomaron
por esposas á las Princesas y demás nobles de la Dinastía
Incaica; y la señora Florencia provino del Gran Huama-
chuco, que fué un Príncipe independiente, cuyo señorío era
la antigua provincia de Huamachuco que comprendia has-
ta el pueblo de Simbal, siete leguas al N. E. de Trujillo.
El Gran Huamachuco fué sometido al imperio de los
Incas en tiempo del Emperador Pachacutec. El General su
hermano, con el Principe heredero Yupanqui, hicieron la
conquista del Norte, con cuarenta mil hombres de guerra,
según nos lo refieren Garcilazo, y otros historiadores.
El mismo General y Príncipe heredero, sometieron al
Gran Chimú, Señor del valle de Trujillo, cuyos Estados lin-
daban con el Principado de Huamachuco-
La señora Mora fué casada con don Juan de Sandoiral,
otro Capitán conquistador; no tuvo descendencia, sobrevi-
vió al marido; y distribuyó sus bienes en obras pías, y en
beneficiar á los indígenas de los siete pueblos de la provin-
cia de Huamachuco.
La hacienda de "CoUambay** ubicada en el distrito de
Simbal, que hoy perteneced la provincia de Trujillo, la des-
tinó para que se cultivase en ella algodón, y se hiciesen to-
cuyos eri los obrajes de su hacienda de "Sinsicap;" telas que
debían emplearse en camisas, para los indígenas pobres de
los siete pueblos.
La importante hacienda de "Sinsicap,'* y su ahijadero
de "Chuyuguar* con fuertes capitales de ganado lanar, la
destinó para que de sus productos se hiciese la inversión si-
guiente: Quinientos pesos de á, nueve reales al año, al sa-
cerdote que se destinase de Párroco de **Sinsicap,*' con la
obligación de enseñar á leer á los niños, casar á los adultos
y enterrar á todos gratis. Trescientos pesos, asi mismo al
año, distribuidos en igual proporción, entre el señor Obispo
de Trujillo, la dignidad mas antigua del Coro, y el Cura
Rector de la Parroquia de Trujillo, á quienes nombró de
Patronos para que cuidasen del cumplimiento de sus dispo-
siciones.
-167-
El párroco de "Sihsicap'* percibe puntualmente la
asignación de quinientos pesos; mas no sabemos que cum-
pla con las obligaciones que le impuso la^benefactora, ense-
ñar á los niños, casar y sepultar gratis.
Corriendo el tiempo, "Sinsicap" alcanzó á fines del si-
glo pasado, de la Real audiencia y del Virey que se le de-
clarase pueblo; así que desapareció el obraje que debía fa-
bricar las telas de algodón, y las demás obligaciones que en
beneficio de los indígenas impuso la señora.
La hacienda ^*Collambay" hace más de un siglo que
no pertenece á los bienes de la señora Mora; ignorando co-
mo pasó á ser propiedad del Monasterio de Santa Clara,
que la vendió en el eiglo pasado á censo á don Francisco Ja-
vier Céspedes, de Trujillo, y cuyos herederos la tienen has-
ta el día.
Quedó en pié solo el ahijadero deV'Chuyugual'* que és
una hacienda siete leguas al S. E. de Huamachuco, y qué
conserva aún el capital 'de ganado lanar, mas ó menos de
doce mil cabezas; y cuya finca la dá, ó debe dar en arrem
damiento la Junta de Patronos nombrada por la señora.
De la merced conductiva que en el día es de mil pesos,
salen los trecientos puntualmente para los tres Patronos, y
los quinientos para el Párroco de "3insicap."El resto no sa-
bemos qué inversión tenga; pues que, según la fundadora
debia emplearse en satisfacer las necesidades de los indíge-
nas pobres.
El citado Corregidor Feyjóode Sosa, en el capítulo III
de su obra explica, que debían ser vestidos los hombres,
mujeres, ¿hijos huérfanos.
¿Cumplen los Patronos con los deberes que les impuso
la señora Mora?; y si por su omisión han perdido, ó nó, el
Patronato, que es protección, celo y vigilancia, no es obje-
to de estos Anales.
Solo diremos, que en la época del Iltmo. señor Orueta,
fué la única en que se puso en pública subasta el arrenda-
miento de la finca, que subió de ochocientos pesos en que
estaba, hasta el de mil seiscientos. Uno de los licita dores
interpuso recurso de fuerza, ante el Superior Tribunal de
Justicia, por haberse abierto de nuevo el remate, con in-
fracción de la ley según se alegó. El que interpuso el re-
cursó, se desistió de él; y cuando lo legal era que quedase vi-
gente el arrendamiento por los mil seiscientos pesos al año,
volvió sin remate á bajar á mil, perdiendo los indígenas
beneficiados seiscientos en cada afto.
Tenemos respetos y consideraciones por los señores
Patronos; más habiéndonos propuesto escribir sobre la pro-
vincia de Huamachuco, hemos creído un deber como hijos
de ella, hacer estos recuerdos, para que se remedie e.l da-
ño por quienes convenga; pues la historia no solo es el re-
cuerdo de lo pasado, sitio una enseñanza para el porvenir.
Conviene explicar, por que habiendo. dejado la señora
Mora las haciendas de "Tulpo" y "Yamobamba ' en bene-
ficio de los indígenas de los siete pueblos, solo hayan que-
dado en provecho de los de Santiago, Cajabamba y Hua-
machuco.
La razón es la siguiente:
La señora Mora al legarles el usufructo de las dos ha-
ciendas, les impuso que debían ir á apacentar los ganados
y cultivar los campos.
Los de Simbal, Otuzco, Usquil, Compin, hoy Lucma,
rehusaban por la distancia ir á "Tulpo" y "Yamobamba,"
por lo que, hace como dos siglos, fueron privados de los
productos, que daban las fincas; lo que ha sido justo.
El señor Cura de Otuzco Dr. D. José Vicente Otinía-
no, en años atrás, fundándose en la disposición de la seño-
ra Mora, pretendió que á los indígenas sus feligreses, se les
diese parte de los productos de las dos haciendas; más per-
dió la instancia, por la razón antedicha.
Los indígenas de Santiago, Huamachuco y Cajabam-
ba, fueron los .únicos que quedaron con el usufructo, ofre-
ciendo llenar las obligaciones que impuso la fundadora. Y
la realidad es que hace más de un siglo, que los agraciados,
ni concurrían á apacentar los ganados, ni á cultivar los cam-
pos: y sin embargo han recibido lo que producían en arren-
damiento las dos fincas. Razón ha sido est^, por la que los
Congresos, y el Gobierno les han dado mejor aplicación.
La hacienda del "Hospital" ubicada en el distrito de
Santiago de Chuco, que según la soñara Mora, debía de sus
productos darse medicinas y alimentos á los indígenas de
Santiago, re^jiéndolos en un hospital, (lo que no se- hacia)
-169-
fué destinada por el Congreso del 31, para sostener un
hospital, que debía fundarse en Huamachuco, capital de. la
provincia; y como no llegó á efectuarse, el Congreso de Huan-
cayo en 1839, dispuso que, con los productos de esa ha-
cienda se establciesen las aulas de Gramática Latina y Fi-
losofía. Los Congresos del 53 y 58, á instancias y solici-
tud del que escribe estos Anales, que reprensentaba enton-
ces á la provincia de Huamachuco, elevaron las aulas al
rango de Colegio Nacional, al que se le dio el nombre de
S. Nicolás, aplicándole como rentas, entre otras, lo que se
diese por arrendamiento del "Hospital;*' y el Gobierno Su-
premo al expedir el reglamento del Colegio, en 29 de Abril
de 1863, le adjudicó á demás, la pención conductiva de las
haciendas **Tulpo'* y "Yamobamba/*
Posteriormente el Gobierno Supremo en 13 de Setiem-
bre de 1889, dispuso que el arrendamiento de dichas fin-
cas se dividiese en tres partes; una para dotación de las es-
cuelas de instrucción primaria en Santiago, otra para las de
Cajabamba, y la tercera quedase al Colegio. Disposición que
puede decirse lo ha destruido; pues si aún está en pié, es
debido á la alza notable que han tenido los arrendamien-
tos de "Tulpo," "Yamobamba" y,el "Hopítal/'
El señor General Cáceres que dictó tal disposición, al
haberle observado una persona, cuando no era ya ;Gobier-
no, que se habia hecho al Colegio de Huamachuco un in-
menso daño, contestó que ninguno le habia representado
sobre el particular; mientras que algunos Diputados que se
interesaban por la separación de las rentas, le habían mani-
festado la conveniencia de hacerlo.
El señor Presidente por sus graves atenciones, no re-
cordó sin duda, que la separación fué oportunamente obje-
tada, pues el Senador por este Departamento, señor doctor
Quevedo, pidió al Ministerio en una nota oficial, que se re-
considerase la resolución Suprema, que cedía en daftp del
Colegio.
Se hizo más, el Diputado doctor don José Porturas, con
nuevo acopio de datos y razones, solicitó se derogase ó se
suspendiesen los efectos de la susodicha resoluoión; y aun-
que vio personalmente al señor Ministro Seoaac encarccién-
-170-
dole, en obsequio á la instrucción públicA, la favorable re«>*
lución, su pedido fué también desechado por decreto de 13
de Marzo de 1893.
No ha sido pues, que no hubiese habido quienes repre-
sentasen en favor del Colegio.
Se ha hecho con la disposición gubernativa un ínnnen-
so daño, no solo á Huamachuco, sino á todas las provincias
trasandinas de este Departamento; y aún á las limítrofeá
de Ancachs que han mandado al Colegio de Huamachuco
su juventud, para que recibiese educación en él.
Entre otras consideraciones debió pesar en el ánimo
del Gobierno, que la juventud del interior no puede venir á
los Colegios de Trujillo, por el peligro que corren con las
fiebres que de continuo grasan en la costa, mientras qué
en Huaniachuco gozan de un clima sano, y es un lugar
abundante y barato.
No deseamos despertar suceptibilidades bajo ninguiv
aspecto; más como escribimos la historia del antiguo Depai>
tamento de la Libertad, no olvidamos lo que enseñaba Cr
tüerón — que el que no tenga valor para decir la verdad, np
debe atreverse á escribir historias.
La instrucción primaria á que se ha querido atender
en Santiago y Cajabamba con detrimento del Colegio, es
obligatoria de los Municipios, y deben atenderla con sus pe*
culiares rentas.
No ha sido pues justo, ni prudente, destruir el Colegio
que, por razones de alta conveniencia pública, establecieron
en Huamachuco los Congresos del 53 y 58, secundando las
filantrópicas miras del Constituyente de Huancayo, que
estableció Gimnacios de Latín y Filosofía, asignándoles las
respectivas rentas.
Hemos nacido en la histórica ciudad de Huamachuco,
baluarte en primera línea del Departamento de lá Liber-
tad, y nos duele que el beneficio que se alcanzó á costa de
tantos esfuerzos, se halla destruido— ¡Ojalá pueda reparar-
se el mal en adelante!
Pero, volviendo á las haciendas de Tulpo y Yamobam-
ba, que cedieron los indígenas al Estado llevados de Uh
arrebato de patriotismo, diremos que estuvieron en poder
del Gobierno hasta 1831. Las reclamaron en 1826 cuándo
— I/í— '
se C3tablcció de nuevo la contribución, exponiendo que
cuando hicieron la ceción de sus fincas, fué por que se les
había exonerado del tributo ó contribución personal; y
puesto que se les cobraba de nuevo, pedían en justicia la
devolución.
Las reiteradas peticiones fueron denegadas, dándose
por fundamento que la donación fué incondicional; más
tió se tuvo presente que según las disposiciones de la se-
ñora Mora, los indígenas que donáronlas fincas en 1821,
no tenían más que el usufructo temporal, mientras vivie-
sen, y no pudieron disponer de la propiedad, ni del usu-
fructo de las generaciones venideras.
El Congreso del 31, á solicitud del Representante por
Huamachuco, Sr. Dr. D. Patricio Iparraguirre, ordenó por
resolución legislativa, que se devolviesen á los indígenas
las haciendas: asi es que desde esa fecha volvieron á en-
trar en posesión de ellas, hasta que se adjudicaron en 1863
como rentas para el Colegio.
Nos hemos detenido más de lo necesario sobre el orí-
gen de las fincas, y las razones de la donación que hicieron
los indígenas de los fundos que les dejó la señora Mora.
Hemos querido pagar un tributo de reconocimiento á
la insigne matrona de Huamachuco que tan bien distribu-
y6 sus bienes; y que mediante su beneficencia, tiene aún
vida el colegio nacional que se estableció en su patria ¡ Oja-
lá esa vida no llegue á apagarse!
Un sabio peruano, el Sr. Vidaurre Dr. D. Manuel
Lorenzo, decia probándolo, que la historia de las Repúbli-
cas era la historia de las ingratitudes; y nosotros agrega^
mos, que también lo es, por lo general, la de los pueblos,
y aún de los hombres.
En Huamachuco casi se ha borrado, aún la memoria
de la señora Mora; pues ni los indígenas tan altamente be-
neficiados, sabían siquiera donde fué su morada.
Después de haber salido del Colegio y hecho algunos
estudios históricos, especialmente sobre la provincia de
-Huamachuco, tuvimos vivo interés en conocer cual fué la
casa de la señora Mora, para posternarnos en ella, y bende-
cir su memoria. Trabajo nos costó que pudiesen ense-
ñárnosla.
- 172^
No encontramos más que restos de pared de piedra
labrada, en el barrio de las cinco esquinas, que algunos
ancianos nos indicaron que en ese sitio fué la casa de la ex-
presada señora.
El tiempo lo destruye todo; y como nos hemos pro-
puesto que no se pierda la memoria de taft insigne bene-
factora, se nos perdonará que hubiésemos entrado en tan
larga digresión.
Aún nos resta decir algo mas.
La sefiora Mora, no solo benefició de uri modo tan no-
table á sus compatriotas los indígenas de la Provincia de
Huamachuco, sino que también dejó á los de la Provincia
de Conchucos su valiosa hacienda de Cocha-Conchucos,
con el inmenso capital de cuarenta mil cabezas de ganado
lanar. Fué como las de Tulpo y Yamobamba para que
con los productos se aliviasen en el pago de sus tribu-
tos.
El Gobierno Supremo dispuso de la hacienda, sin du-
da porque la cederían á él, siguiendo el ejemplo de los de
Huamachuco. Se pagó con ella á algunos militares, lo que
alcanzaron por sus reformas. El señor Coronel don Domin-
go Casanova fué el último á quien se le pagó; y vendió
los terrenos que quedaban de la hacienda á la comunidad
de algunos pueblos de la misma provincia.
Hizo más tan grande benefactora.
En Huamachuco edificó una iglesia, y para sosteni-
miento del culto dejó un capital de ganado lanar. La Igle-
sia está en el centro de la población y se conoce por la del
señor San José. Se halla en ruina: debía conservarse, al me-
nos, como un recuerdo históriqo que honfa á Huama-
chuco.
El terreno en que está edificada la ciudad, es entera^
mente llano, y no encontramos razón, para que scf hubiese
emprendido el aério trabajo de levantar como á doce me-
tros, en medio del piano, un anfiteatro sólido de piedra, cu-
ya parte superior tiene mas ó menos, quinientas varas cua-
dradas donde está la iglesia.
Para subir á ella hay tres estensas escalinatas de piedra,
de seis metros de ancho cada una.
-173-
Las sólidas graderías de piedra, cortadas las más, están
respecto al templo, al Sur, con vtsta á la plaza principal, al
Oriente, costado de la Iglesia, y al Occidente, que toma el
otro lado.
Recojiéndo datos y tradiciones, ¿porqué para edificar
una iglesia, se hubiese hecho sin necesidad un anfiteatro
costoso? pude saber que se levantó por el gran Huama-
chuco, cuando prestó pleito homenaje á los Incas del Cuz-
co; pues en él se colocó al príncipe heredero, y á su tío el
General que hicieron la conquista de Huamachuco y de-
más pueblos del Norte. El Emperador fué Pachacutec y
el Príncipe heredero se denominó Yupánqui.
La tradición era que al regresar á Huamachuco el Prín-
cipe Imperial y su tío el General, después de la conquista
de Cajamarca y demás pueblos del Norte, que, como nos
dice la historia, duró algún tiempo, el gran Huamachuco les
dio una expléndida fiesta, colocándolos en el anfiteatro á la
expectación pública.
Para solemnizar la fiesta se obligó al crecido número
de indígenas de tan vasta provincia, que concurrieran á la
capital Huamachuco.
Una vez en ella, y en el día seftalado, sentados en el
anfiteatro las autoridades Imperiales, el Gran Huamachuco
y sus nobles, subían los indígenas por la escala del Orien-
te, incaban una rodilla ante las autoridades, tomaban
un puñado de tierra, que volvían á soltar, lo que era demos-
tración de quedar basallos de los Incas, saliendo después de
tal ceremonia por la escala Occidente,
La del frente á la plaza sirvió solo para los Incas, el
Gran Huamachuco y nobleza. En obra tan sólida como el
anfiteatro, debió emplearse mucho tiempo y muchos bra-
zos: y solo asi puede explicarse que se hubiese emprendido
tan serio trabajo. Los indígenas ancianos veían con respe-
tuosa tradición el sitio en que se habian sentado los hijos
del Sol y el Gran Huamachuco.
La señora Mora, que debió fallecer en mil seiscientos
y tantos, puesto que fué hija del Capitán Conquistador
que fundó Trujillo en 1534, aprovechó del anfiteatro, para
edificar en él el templo.
-174-
En años* atrás leí en Huamachuco el instrumento ác
fundación, expresando en él la señcM'a Mora, que siendo viu-
da del capitán don Juan de Sandoval y por no tener desen-
dencia, distribuía sus bienes en obras pías.
Nos resta decir algo más sobre el histórico anfiteatro.
La historia del Imperio Incaico nos ha dicho que h,a-
llándose el Príncipe heredero en una fiesta real que se le
diera en una de las provincias del Norte del imperio, y es-
tando sentado con su explendida comitiva solemnizando
las fiestas, apareció por el aire una águila cruelmente mal-
tratada por un alcón, y cayó abatida á los pies del Principe
Imperial.
Tal suceso llamó la atención pública; se puso en cono-
cimiento del emperador en el Cuzco, consultó éste á los
Amautas*(sábios) y contestaron que la Águila abatida por
el Alcón y que cayó á los pies del heredero del TronOíSigní-
ficaba que vendría más tarde un poder que destruiría él Im-
perio. Afectado el Emperador con tal baticiñio mandó cor-
tar la cabeza á todos los Amautas.
Quizá sea equivocada nuestra opinión, que lo que aca-
bamos de referir haya sucedido en Huamachuco; más la
fundamos en que Garcilazo, Herrera, en sus décadas de In-
dias, no nos dicen al hablar de tal suceso, el punto preciso
en que ocurrió. Y como fué en tiempo de Pachacutec,
en Huamachuco, que se dieron las fiestas reales al Príncipe
heredero y á su tío el General, no es eventurado decir, que
en ella se tuvo el baticiñio según los sábioa del Cuzco, de la
destrucción del imperio Incaico,
Cuan histórico es pues, el sudo privilegiado de Hua-
machuco, desde la época de los Incas, sudo del cual dijo
el General Bolívar, ^íVrra clásica ¿üpatriotas^ al escribir des-
de Huamachuco el año 24 al General Santander Vice-Pre-
sidente de Colombia.
Garcilazo nos dice de Huamachuco, que fué muy en-
noblecida por el Inca, concediéndole entre otros privile-
gios, que pudiese tener convento de Vírgenes consagradas
al Sol; lo que se hacia con muy pocos pueblos. El convento,
ó casa de las Vírgenes se encuentra hasta hoy en las im-
portantes ruinas de la fortaleza de Marca- Huamachuco,
distante tres millas de lo que es hoy la ciudad* Y en esa
fortaleza según Prescot, se hall^ el Inca Atahualpa cuando
recibió la primera noticia que Pizarro habia desembarcado
en Tumbes.
Las fortalezas son tan importantes, que el General
Bolívar cuando estuvo en Huamachuco, las recorrió varias
veces con sus Ingenieros y Estado Mayor, pensando valer-
se de tan formidable fortificación, caso de que el ejército del
Rey emprendiese sobre él. Los temores no fueron infun-
dados, pues el General Español García Camba dice, que to-
do estaba expedito para abrir á principios del año 24, la
campaña sobre Bolívar, la que se frustró por la defección
del General Olafieta.
El General Bolívar con su Estado Mayor é Ingenie-
ros recorrió también las pampas de Yamobamba inmedia-
tas á Huamachuco, sus colinas y cerros contiguos, pensan*
do que en ella podría dar la batalla.
Hizo fortificar el puente de Tablachaca, río que diví'
de la provincia de Huamachuco con la de Conchucos y
forma el Santa. Fortificó también el paso del río, en un
punto de la hacienda Calipuy» Datos que me dio en afioa
atrás mi pariente el respetable hacendado de Angasmarqsi
Sr. D- Pablo Manuel Porturas.
Sino es pues por la defección de Olafteta en el llano
de Yamobamba, habría cosechado el ejército independien-
te los laureles que en Junin y Ayacucho. Por eso, todas
las fuerzas que iban llegando de Colombia, siendo una de
ellas la División del valiente General Córdova, las hacía
internar sin demora á la provincia de Huamachuco.
De estos pormenores nos encargaremos más adelante,
cuando hablemos de la permanencia del General Bolívar y
su ejército en Huamachuco.
Como lo que escribimos es más bien una crónica de to-
do lo que tuvo lugar en este Departamento en la guerra
de la Independencia, se nos perdonará que hallamos entra-
do en tantos pormenores. Conviene que la generación pre-
sente conozca hasta en sus últimos ápices los hechos de
sus mayores. ¡Ojalá pudieran imitarse en la época actual de
dificultades, por no decir otra cosa, para nuestra patria!
\
-176-
CAPÍTULO XVI.
*
SUMAR/O, — Pronunciamiento de la provincia de Lambaye-
que» — Inportantes servicios que prestó á la causa de. la
Independencia. — Premios que le concedió la Representa-
ción Nacional — El Alcalde de Españoles señor don Juan
Manuel Iturreguiy fué el caudillo de la trasformación
politica.^^Armamento que proporcionó para armar al
pueblo, — Un cuerpo de caballería que guarnecía Lamba-
yeque trató de impedir el pronunciamiento. — Se refieren
los episodios que tuvieron lugar en Lambayequey San Pe-
dro, — Se esplican algunos pormenores sobre la batalla de
Junin.
Nos hemos detenido más de lo necesario en el capitu-
lo anterior, contrayéndonos á la provincia de Huamachu-
co. Se nos debe disculpar: somo¿ hijos de ella, interesados
en que se conozcan los hechos de abnegación y patriotis-
mo que, por lo general, han sido ignorados.
El presente capítulo lo vamos á dedicar á la provincia
de Lambayeque, tan benemérita y generosa, como la ha lla-
mado el Congreso Constituyente del 22 que, en 18 de Di-
ciembre, confirmó el titulo provicional de ciudad, que le
confirió el Gobierno Provisorio en 15 de Junio del mismo
año.
Para honra y satisfacción de los beneméritos pueblos
que compucieron antes la antigua provincia de Lambaye-
que, trascribiremos el considerando de la ley que dice así:
'^Atendiendo á los auxilios que prestó al ejército libertador
antes y despu es de su ingreso á esta Capital, y al ejemplo
gue dio á los demás pueblos de aquel Departamento en la
proclamación de la independencia la población de Lamba-
yeque, partido de este nombre. Ha venido en decretar y de-
creta — que confirma el título provicional de ciudad á la po-
blación de Lambayeque, con el renombre de generosa y
benemérita que se le expidió en 15 de Junio de este año
por el Gobierno Provisorio.** La ley se halla autorizada por el
Presidente señor doctor don Juan Antonio Andueza y por
el Secretario señor doctor don José Sánchez Carrión: de
Chachapoyas el primero y de Huamachuco el segundo.
-177-
Estudiando lá historia, de la Constituyente del 22 y de-
más Congresos; cuan satisfactorio nos es que en época
atrás» los hijos del Departamento de la Libertad hayan fí-
Surado en priméis línea en las Asambleas Representativas
e nuestra patriaé
vAsí él señor dotítof dort Justo Fjgueí-ok y Estrada,
presidió en Setiembre del afío 23 el Congreso, cuatndo el
óeneral Bolívat se presentó en él y pronunció su Mensaje
verbal^ ofreciendo sus servicios, con tal elevación y elocuen-
ciaj que el hiséótiadot señor doctor Paí Soldán refiriendo
t^tÁ escena dice — qtié Bolívar cuando hablaba era cual un
torrente ^ue dniedída qué cféce aumenta su majestad. En ese
discursó Improvisado dijo: ''tíue contando con el valor del
ejército unido, con la buena té del Congreso, Poder Ejecu-
tivo y pueblo peruano, el Perú quedaría independiente y
dóbef ano, por todos los siglos de existencia que la Provi-
denda Divina le señale/* Ofreció que se haría la Indepen-
iAdi del Pera, ó que todas las huestes que comandaba morirían^
Diseurso qué en el acto fué contestado por el eeftor Fígue-
rola, con tal elevación y dignidad, que el mismo historiador
nos dice, que pareció inspirado*
Pefó volvamos á la provincia de Lambayeque.
De anotar es la coincidencia^ que en el mismo día qué
el Ctmgreso !á elevó á la .categoría de ciudad con el renom-
bre de benemérita y generosa (18 de Diciembre de 1822,)
eh la misma sesión^ hubiese premiado el patriotismo y ser-
vicios de H uamachucO) elevándola asi mismo, á la catego-^
ria de eiudad con el calificativo de muy ilustre y fiel. Ma»
no nos desViemoS4
La pitivincia de L^mbayeque, compuesta entonces de
las que hoy son las de Chiclayo y Pacasmayo, era un pais
t\09$ de V4s|;o y activo comercio, y sus hijos se distinguieron
por su patriotismo y desprendimiento.
Cc^i^taba ^n las Cajas Reales, ó sea después la Teso-
rería ^e U patria, el notable contingente de dinero que re-
mitió al General San Martin, cuando se hallaba en Ohan-
t».y\ ftiera de vituallas para el ejército en gran cantidad, ta-
baco$i restes, muías y caballos. Y lo que fué más aprecia-
ble para el Supremo Protector, el considerable número de
hombres á propósito para el arma de caballería. £1 señor
-178-
Coronel don Juan Manuel Iturregui fué el conductor de
tan importantes auxilios. Le acompañaron el señor don Pas-
cual Saco y otros lambayecanos que ya no recordamos.
Inmensa fué la satisfacción del General San Martin al
recibir los auxilios de Lambayeque; y pasando revista á la
gente de caballería exclamó: "¡con estos hombres y estos
auxilios se hará la Independencia del Perú!" Palabras tex-
tuales que me las repitieron algunas veces, los señores
Iturregui y Saco. Y cuando vio en París el prímero en el
año 46, al General San Martin; apreciando este los servi-
cios del Departamento de la Libertad, le dijo: "Si ustedes
no se pronucian por la Patria y me auxilian como lo hicie*
ron, me habría reembarcado para Chile. Tal era la situa-
ción en que me hallaba/'
Para que pueda estimarse los servicios á la Patria de
la provincia de Lambayeque, me referiré á la Memoria del
Sr. General Orbegoso, que uno de sus deudos acaba de
publicar. Dice que cuando mandó la provincia el año 23»
como autoridad política y militar, investido por el Gene-
ral Bolívar, pudo sacar quinientos mil pesos en dinero, te-
las, reses, caballos, muías y cuanto pudo proporcionar al
ejército. Y nótese que tan ingente cantidad, es á parte de
las erogaciones que hizo el 21, y de las que fueron conduc-
tores los señores Iturregui y Saco.
El General Orbegoso se refiere á lo que dio la provin-
cia de Lambayeque en la época de su administración; y
no comprendió, ni pudo comprender las erogaciones ante-
riores.
£1 año 21 y 22 fueron autoridades de Lambayeque los
señores Urquiza y General Casos, limeños ambos; y el últi-
mo pariente del Presidente del Departamento, Marqués de
Torre-Tagle.
Lo que ocurrió al señor Casos con el severo General
Arenales que sucedió en la Presidencia al Marqués, lo ex-
plicaremos posteriormente.
Por ahora conviene demos conocimiento, como se pro-
clamó la independencia en Lambayeque; queiri fué el cau-
dillo en esta santa trasformación, y todos ios incidentes que
ocurrieron.
-179-
El caudillo fué el seftor don Juan Manuel Iturregui,
Alcalde de Españoles el año 21, persona acaudalada, y que
pertenecía á una de las más notables familias del lugar. Fué
además Coronel de Reales Milicias de Ferreñafe. Sus pa-
dres fueron el seftor Iturregui, Español, (hemos olvidado su
nombre) y la señora Catalina Aguilarte, una de las princi-
pales matronas de Lambayeque, y de cuantiosos bienes.
Para hacer conocer mejor los servicios del Alcalde Itu-
rregui á la causa de la Independencia, necesitamos tomar
las cosas de un poco atrás.
El joven Iturregui fué remitido al Colegio de San Car-
los, para recibir en él educación; fué de la época del explen-
dor de ese plantel, y uno de los más queridos discípulos del
Huamachuquino y notable insurgente Dr. Sánchez Oarríón,
asi que á su discípulo Iturregui y á los demás, les inspiró
los más elevados sentimientos por la Patria. San Carlos
fué en esa época el foco de los trabajos por la Independen-
cia, al extremo de haber dicho el penúltimo Virey Pezuela,
que hasta las piedras de San Carlos eran insurgentes.
El colegial Iturregui estudió lo que se llamaba enton-
ces Artes, Latin, Filosofía Matemáticas é ingresó al curso
de Jurisprudencia, estudiando Derecho Natural y de Gen-
tes. Tuvo que contar los estudios del derecho y retirarse
á su pais natal, por lá enfermedad al pecho que contrajo.
La señora Agüitarte que administraba sus cuantiosos
bienes, por que ya habia fallecido el Español su esposo, se
propuso que el joven su hijo se dedicase al comercio, que
era la ocupación dominante y altamente lucrativa en los hi-
jos de Lambayeque.
Dispuso que hiciese su primer viaje á Jamaica, para
traer mercaderías, entregándole para comprarlas, una fuer-
te suma de dinero. Emprendió el viaje el novel comercian-
te, se puso en contacto en Panamá y Jamaica con muchos
patriotas de Colombia, se instruyó perfectamente de la
guerra que sostenía el General Bolivar y sus demás esfor-
zados compañeros; y en vez de emplear el dinero en mer-
caderías, compró un considerable número de armas y mu-
niciones; y para no despertar sospechas, compró algunos
efectos.
-i8o-
Regresó á Lambayeque con su carga, tomando «jil
precauciones para salvar el contrabando de guerra. La se<
flora Aguilarte se encontró pues, con que su hijo él mayor
y ej más querido, era un rematado insurgente, y qtie el di»
ñero lo habia empleado en armas. Todo c^ucdó en ía más
perfecta reserva; pues la señora era una excelente matrona.
El viaje á Jamica, las conferencias con los patriotas de
Colombia y demás incidentes, me las reñrié el seftor Iturre-
gui muchas veces, como que obtuve su íntima y plena con-
fianza. Y el señor su hijo don Juan Munuet Iturregui, me
aclaró en Lima el año pasado, algunos pormenores sobre la
compra de las armas. Me indicó que el señor su padr^^ ha-
bia sido tan exacto, que casi desde que aalió del Colegio,
llevó un diario en el que consignaba todo; y- en il encontró
el viaje á Jamaica y compra de armas. Esto tuvo lugar por
los años de jy ó i8,
El armamento sirvió en parte para armar al pueblo do
Lambayeque, cuando proclamó su Independencia» encaba
?ando el pronunciamiento el Alcalde Iturregui; La procla^
mación tuvo lugar en los primeros días de Enero del año 2z,
Y luego explicaremos por que hubo necesidad de s^rmar ,al
pueblo,
Ha sido punto de controversia entre los hijos de Lam-*
bayeque y Trujillo, qué población juró primero la Ind^pen-
dencia, sosteniendo los Lambayecanos, que fueron los prí*
meros, cuatro días antes de que se hiciese en Trujillo; es
decir el 25 de Diciembre de 1820; más esto no eg exacto,
el señor Iturregui me lo explicó todo. Lo que ocurrió fué
lo siguiente;
Como Alcalde presidía el Ayuntamiento, y ayudado
de los señores Leguia, Saco, Buenaño, Navarrete, ÍTe^nán-
tíez y otros muchos, bajo el pretesto de consultar la tran-
quilidad publica, y acordar bandos al efecto, se reunieron
una noche en la casa Consistorial, á ñnes de Diciembre, y
redactaron y firmaron el acta de Independencia; más ÍEuá
¡pn secreto, con el concurso solo de los conocidos como pa^
triotas,
Para dar publicidad á sus actos, tocaban con el grave
iñconviniente del Sub-Delegatjo señor Arelteno; y lo cjae
tra más, con la oposición de un fuerte cuerpo de cab^lteria,
"iSi -
que á las: órdenes del Caronel don Antonio Gutiérrez de la
Fuente y de otroB Jefes Españoles guarnecían Lambiye*
que. El General Camba historiador Espaftol, llama al prK
n^ro desertor del ejército Espaftol; más sea dicha la ver-
'dad, que el Jefe Tarapaqueño procedió con lealtad al Rey:
solo cedió al imperio de las eircunstancias; siendo más tar-
de, tino de Iqs más esclarecidos y beneméritos fundadores
de la Independencia.
La verdadera proclamación no se hizo pues en Lam-
bayeque, sino en los primeros días de Bnero del a|ko 21^
después del conocimiento oficial que tuvo de haberse pro-
damado TrujiUo. *"*
Hemos dicho antes que el Presidente Marqué$ de
Torre-Tagle, se dirijió á todos los Alcaldes de Espafiples
de l^s Capitales de Provincia, avisándoles la proclamación
de Trujillp. £1 pliego oficial tenía la prevención en la cu-*
bierts^ de que no se abriese sino estando reunido todo el
Ayuntamiento, y cuantos padres de familia se pudiese» 1^1
Alcalde Iturregui convocó pues á todos los del Cabildo, y
4 k mayoría de los vecinos notables, principalmente á los
que en los acuerdos secretos, ya estaban comprometidos
para jurar la Independencia.
En un informe que dio el señor Iturregui en Lima el
afta 51, sobre el patriotismo y servicios delseftor Coronel
don Pascual Saco, me instruí que la casa del seftor Itu^e*'
gilí, era el centro donde se reunía la juventud principal de
Lambi^eque, á leer los impresos de Buenos Aires y de Co*
lombia, que venciendo dificultades se podia conseguir. En
tales reuniones secretas se acordaba el pronunciamiento de
I^mbayeque, y los medios de que debían valerse.
£1 seftor Iturregui me refirió, que un sujeto respetable
^ue estaba en Lambayeque (ya no recuerdo su nombre) y
que habia sido oidor en la Real Audiencia de Buenos Ai.
res, le fa^bló de las sesiones secretáis que se celebraban, y
advirtió á la seftora Aguilarte y á su hijo, cuan peligrosa
era comprometerse, y que exponían, no solo sus cuantió*
eos bienes» sino su vida; advertencia que hacia por la esti^
mación qite les fNrofe^a; pues que las autoridíadef Espa»
flotes^ estaban sobre aviso de lo que ocurría.
La oficiosa advertencia, sirvió solo paira que d seftor
Iturregui y los demás patriotas, tomasen mayores precatt-
ciones, siendo una de las principales, ocultar en una finca
rural inmediata á Lambayeque (La Tina) el armamento y
municiones traídos de Jamaica.
Reunido el Ayuntamiento y vecinos principales, se
abrió el pliego con las formalidades prevenidas por el Mar-
qués Torre-Tagle, y se hizo la proclamación.
Una de las primeras medidas del insurgente Alcalde
fué armar á su numerosa servidumbre (tenia muchos escla-
vos y peones libres;) y á la cabeza de ellos se puso D. José
Ignacio Iturregui hermano de don Juan Manuel.
Inmenso fué el gentío que ocurrió al llamamiento del
Alcalde, y á su protección; pues el Rejimiento de caballe-
ría Realista, intentó tomar presos al Alcalde, Rejidores y
demás que tomaban parte en el movimiento. El pueblo que
ya estaba armado lo sostuvo, y considerándose la caballería
impotente para dominar la situación, se atrincheró en el
cniartel.
El movimiento popular de Lambayeque, fué auxilia-
do por un crecido número de gente de Ferreftafe que vino
en auxilio de los Patriotas. Me decía el señor Iturregui
que en ese día se trasladó, puede decirse, todo Ferreftafe á
Lambayeque. El Alcalde Iturregui á más de su ascendien-
te por razones de familia, era el Coronel de las Reales Mi-
licias de Ferrañefe, y este influjo le daba tal investí-
dura. Los que encabezaron el movimiento de Ferreftafe,
fueron los vecinos principales, distinguiéndose los. Salazar.
El cuartel de caballería hizo resistencia; más al fin fué
rendido, después de dos ó tres días, encabezando la fuerza
popular que lo rindió, el Sr. José Ignacio Iturregui.
La proclamación de la Independencia en Lambaye-
que fué pues posterior á la de Trujillo, que lo hizo el ^9
de Diciembre de 1820. Escribimos para la historia, y es ne-
cesario poner las cosas en su lugar; y demostrar por que
en el acta de Lambayeque, aparecía haberse hecho antes que
en Trujillo. Y de este error ha provenido el considerando
de la ley de 18 de Diciembre de 1822, que dice — haber da-
do el ejemplo d los detHds pueblos del Departamento alprocla-
fftar la Independencia.
. El haber armado á la muchedumbre en Lambayeque,
y sus inmediaciones, trajo más tarde graves inconvenientes.
Se levantaron partidas que atacaban la propiedad.
Las Qosas llegaron átal extremo que en 1823 el General
Bolívar, ordenó que se juzgasen militarmente á los delin-
cuentes, y que fuesen pasados por las armas. Y á este res*
pecto dice el señor General Orbegoso en su Memoria, que
al desempeñar la autoridad política y militar de la proviiv
cia de Lambayeque conferida por el General Bolivar, tuvo
la de imponer la pena capital. Debió explicarse que tal fa*
cuitad solo podía ejercerse, contra los ladrones y malhecho-
res condenados en Consejo de Guerra verbal. Y tan extraor-
dinario procedimiento subsistió, hasta que el Tribunal Su-
perior de Justicia, creado en esta capital por el mismo Ge-
neral Bolivar con el nombre de alta Cámara, 26 de Marzo
de 1824, reclamó de tan avanzado procedimiento, pidiendo
que se dejase expedita la administración de justicia para
juzgar á los criminales. Y asi se determinó. Se debió pues
á la Corte de Trujillo, que los delincuentes fuesen juzga-
dos por la justicia ordinaria, y con sujeción alas leyes
El Sr. Iturreguí me explicó que después de hecha la
proclamación de la Independencia, tuvo que hacer esfuer-
zos para salvar la propiedad, principalmente el dinero de
los Españoles que lo habían acaudalado, y de los hijos de
Lambayeque y Chiclayo tenidos por Realistas.
En Lambayeque residía un hombre natural de Chile,
ó de Buenos Aires nombrado Francisco de Paula Ruiz de
alguna instrucción, de ejercicio papelista qon influencia en
la plebe, y fue uno de los caudillos en el movimiento po-
pular. Era conocido con el apodo de Diablo Grande. Ayu*
dado de una parte no pequeña de la plebe, se propuso apo-
derarse de los caudales de los Españoles, y de los reputa*
dos por Realistas.
£1 señor Iturregui llamó al orden al Diablo Grande, y
á los que lo apoyaban les explicó que la Patria no era para
robar, ni atacar las propiedades; lo que era un crimen* £1
Diablo Grande no se dio por convencido y el señor Iturre-
gui para retraerlo de sus malos propósitos, tuvo que valer-
se de la servidumbre armada de que disponía. El blanco de
Diablo Grande, eran principalmente un acaudalado >espap>
-i84-
ñol de a{ieIlído Bstda, la familia de los Delgado^ r^tmtada
Realista por la influencia decisiva que ejercía sobre ella «1
I>árroco español Lázaro Villasante; y en Ckklajro un veci-
no pudiente apellidado Navarte.
Debió pues Lambayeque á la probidad y firmeza dd
Sr. Iturregui, que se hubiese respetado ías personas y la
propiedad. £1 biablo Grande contenido y contrariado por
^1 Sr. Iturregui, tuvo que dejar Latñbayeque.
El armanlento distribuido al jpueblo en su mayoi* par*
té se perdió; más como fué consicferable el que se trajo de
Jamaica, sirvió en parte para armar al batallón Tru jillo qué
de organizó en esta capital, y que marchó á cosechar laure-
les en Pichincha. Y conviene decir que el armamento y
municiones, se dio gratis por el Sr. Iturre^ui. i Qué tieiii-
pos esos, en que no solo los acaudalados, sino los simples
jornaleros como los de Augasmarca tenían tanto despren-
dimiento !
Y puesto que los sucesos nos han llevado á encargar*
nos del desprendimiento del caudillo de la revolución de
Lambayeque por la patria Sr. Iturregui, diremos algo más
sobre él.
Como obtuve su íntima y plena confianza, muchas ve«
ees que hablábamos de las fortunas improvisadas en ei
pais, y de las facilidades que para hacerlas tenían los que
ae acercaban á los Gobiernos, me decia— bien conozca que
este es el medio más fácil y seguro, el hacer contratos con
el Gobierno; más yo no he hecho uno solo, sin em-
bargo de haber dispuesto de capitales. Regresé de Eu-
4ropa el ¡z con el capital que llevé de Lambayeque el 26
y después de habernote proporcionado una vida cómoda.
Fui amigo del General Qamarra, me hizo mil ofrecimien-
tos; y algunos de su círculo me dieron á entender que me
levantarían como candidato á la Presidencia de la Repú-
hliea para suceder al General Gamarra. Daban sus razo-
iiea^-^que tenía yo una posición independiente, qué llega-
ba de Buropa después de una provechosa enseñanza, y que
^podría servir oon provecho al pais. Mi contestación fué
liempve ne|[attva^ y en cuanto á negocios y contratos con
4ri Gobiernono emprendí ni uno solo»
-i8s-
El General Orbegoso que más que amigo mío, era cot
mo hermano, sucedió al General Gamarra como Presidenta
Provisorio, y sin embargo de nuestra estrechez y confian-
za, no quize celebrar ni un solo negocio ó contrato de los
que reportase utilidad.
Los recuerdos que acabamos de hacer al escribir los A-
nales, no son impertinentes, ni inspirados por la gratitud en
homenaje á la amistad del sefto Iturregui. Referimos los he-
chos para que se conozca cual f ^é la altura y desprendimien-
to de los prohombres que trabajaron en el Departamento
por la Independencia. Las buenas acciones deben referirse,
para que sirvan de ejemplo á los que quieran imitarlas.
Diremos algo más sobre el desprendimiento de tan
alto .ciudadano.
En 1845 fyé nombrado por la administración del Gc-
Jieral Castilla Enviado Extraordinario y Ministro Plenipo-
tenciario cerca de la Corte de Inglaterra. En el siguiente
afto 1846 el Gobierno Español en protección del General
Flores, preparó una expedición al Ecuador con fuerzas es-
pañolas. Algunos Jefes Españoles que habían servido con
reputación en la guerra civil de D. Carlos, eran los Jefes su-
bordinados al General Flores, que obtuvo el título de Prín-
cipe de la Reconquista. El Ministro Sr. Iturregui dio par-
te oficial al Gobierno del Perú de todo, según las publicacio-
nes que se hicieron entonces. La prensa en Europa se en^
cargó también de la expedición, y las secciones de Améri-
ca se pusieron en alarma; pues se trataba de reconquista.
£1 Ministro Iturregui, trabajó con éxito en destruir
semejante expedición.— Empleó en gastos secretos no .poco
dinero. En Inglaterra se cruzó el enganche de hombres que
se principió á hacer en Irlanda valiéndose el Ministró Pe-
ruano de la prensa y otros medios.
£n Espafia parte de la prensa combatid la expedi-
ción, sin embargo de que era protejida por la Reyna.
Paxa estos trabajos fué necesario emplear dinero; y sa-
bido 63 como se hacen pagar tales servicios, los que din-
jen los periódicos.
Bl señor Iturregui mandó de Inglaterra á España emi-
sarios secretos, que se informasen de los trabajos, y siguic-
1
-186-
aen la huella de los expedicionarios con el mayor taterés.
Le» servicios no pudieron ser más importantes; pues la «x*
pedición fracasó— Y digno de referirse es que el Ministro
Iturregui al regresar al pais y dar cuenta de su misión, né
cobró al Tesoro Peruano un solo peso. Dijo que los gas-
tos emprendidos, tenia el gusto de haberlos hecho de su
bolsillo particular, en obsequio á su patria. Véase todo lo
Zue referimos en d folleto que se publicó entonces ''Misión
iplomátíca del Coronel IturreguL*'
Hemos considerado al seftor don Juan Manuel Iturre-
gui como caudillo principal en el pronunciamiento de la
provincia de Lambayeque; pues á más de ser antiguo p«b
mota como buen caroUno, en la época del pronuncia-
miento, tenia la investidura de Alcalde de primer voto^
y como tal presidia el Ayuntamiento. En la Sécretar
ría de la Prefectura se hallaba su correspondencia oficial se-
guida con el Presidente Marqués de Torre-Tagle, y las
contestaciones de éste, de las que aparecía como el Jefe del
movimiento de Lambayeque.
Hacemos esta aclaración, por que una persona respe-
table de Lambayeque nos ha escrito, que no debe gfuardar-
se silencio del seftor doctor don Mariano Quesada que fué
también principal colaborador.
No hemos pretendido desconocer el mérito de ningu-
no. El doctor Quesada fué Síndico del Ayuntamiento que
presidia el seftor Iturregui, y en su calidad de personero
del pueblo, dirigió un extenso Memorial al General San
Martin, manifestándole los servicios de la provincia, en mé-
rito de los que la elevó al rango de ciudad, con el renom-
bre de benemérita y eenerosa, decreto gubernativo que
quedó, confirmado por la ley de i8 de Diciembre^ de x8a2%
Tanto las grandes acciones como los servicios prestados 41a
Eatria, deben ocupar un lugar importante en la vida de la
umanidad, pero sin altenur los hechos ni modificar laf^
causas.
El seftor Iturregui era en extremó moderado, jamás
encareció sus servicios en Lambayeque, como principal
autor en el movimiento; y cuando se ofrecía recordar los su^
cesosy exponía sencillamente la parte que habia tenido ea
ellos* -
-187-
Hubo ciertas quejas ó recelos del Síndico Procurador
doctor Quesada con el Presidente Marqués de Torre-Ta-
f^le, por que no se le consideraba como debiera. Algo hubo
áeste respecto, y provino de lo siguiente:
El señor Quesada haciendo mérito del pronuncia--
miento de Lambayeque, y con remisión del acta en ctSpia,
se entendió directamente con el General San Martin, lo que
recibió mal el Marqués de Torre-Tagle que se hubiese
prescindido de su conducto. El Alcalde Iturregui no pro-
cedió asi; sino que el acta de pronunciamiento y cuanto se
hizo, fué remitido directamente al Marqués. Y para apa-
gar todo sentimiento, ó queja en el Presidente, le escribió
el General San Martin una carta de Huara con fecha 24 de
Enero de 1821, recomendándole al señor Quesada por sus
servicios á la causa de la Libertad; carta que me ha sido re«
mitida en copia de Lambayeque.
AI final de este artículo, publicaré la carta oficial del
General San Martin de fecha 24 de Enero, en la cual de un
modo expresivo' y elocuente, reconoce los servicios y mere*
círíiientos de Lambayeque.
Otro corresponsal de San Pedro, el señor José María
González que se há servido darme algunos datos, ha repa-
rado, que hayamos dado al señor La-Puente, el título de
Ooronel, cuando el pronunciamiento de Lambayeque, refi-
riéndonos que no era más que Sargento Mayor; pues elJc-
fc del cuerpo acantonado en dicha ciudad, fué un Tenien-
te Coronel de apellido Romero, famoso por sus actos de
4 trueldad.
Sin embarho que en nada puede variar la narración de
los hechos, la circunstancia de 3er el señor La-Fuente Sar*
gento Mayor, como se dice, y no Coronel, expresaré, que
para darle este último título, he seguido al historiador
General García Camba, que lo considera Ooronel desertor
del Ejército Real.
El señor Iturregui en las repetidas veces que habla-
mos, consideraba al Coronel La-Fuente como Jefe del Re-
?" miento acrantonado en Lambayeque en ese tiempo. El
ertientt Coronel Romero, habría dejado de serlo, ó no se
halló en Lambayeque, cuando el pronunciamiento.
«
CelchramoR que los contemporáneos, se dignen hacer
rectificaciones á lo que escribimos, para poderlas contestar.
Más por lo visto, hasta hoy, no hemos recibido sino dos/ y
estas no sobre lo sustancial, sino en incidenciais, que en na-
da varían la historia que no? hemos propuesto escribir.
Volveremos pues al tema de lo que ocurrió en Lam-
bayequc.
Rendido el cuartel de caballería, como ya lo hemos di-
cho, el sefior Coronel La-Fuente, algunos oficiales más, y
aun parte de la tropa que no quiso someterse, emprendie-
ron viaje á Trujillo.
Una señora de Lambayequc, relacionada por afinidad,
con el 8ef\or don José Andrés Rázuri hijo de San Pedro, le
avisó con expreso todo lo ocurrido allá, y la venida del Co-
ronel La-Fuente y comitiva. El seftor Rázuri insigne pa-
triota, como toda su familia y la mayoría de los notables de
San Pedro, arregló en el acto una partida armada, y salien-
do con ella á la cabeza, tomó en el camino, sin resistencia
al Coronel La-Puente y demás comitiva. *
Hemos tocado el histórico nombre de don José An-
drés Rázuri, y no debemos desperdiciar la ocasión de ha*
cer una memoria honrosa de él: pues nuestros Anales tie-
nen por objeto, que se reconozca el patriotismo de los hijos
del Departamento y se agradezca.
Se debió á e.ste buen patriota, el triunfo de Junin. Lo
explicaremos.
El señor Paz-Soldan en su historia, lo dice así; refi-
riéndose á la tradición comprobada. Y nosotros aclarare-
mos más.
El precitado Rázuri, no fué Comandante de Escuadrón
como lo dice el seftor Paz-Soldan; pues la clase que obtu-
vo fué la de Ayudante Mayor en el Regimiento de Cora-
zeros, hijos todos de este Departamento, y que por haber
dado el glorioso triunfo en la Pampa de Reyes, recibió del
General Bolivar el exclarecido renombre de Humares de
Junin. Como tal Ayudante, se hallaba en la batalla á las
órdenes del General MíUer, por haber tomado éste el man-
do de la caballería, á falta del General Necüchea, que cayó
herido y prisionero.
- i8g -
Como es sabido, en las primeras cargas que díó el Ge-
neral Canterac, que fuerron como, un torrente, por que sus
fuerzas á más de su esmerada disciplina, se hallaban perfecta-
mente montadas, arrolló á los primeros Escuadrones de la
Patria, que pudieron formar, como lo explica minuciosamen-
te el General Míller, en la extensa carta que con fecha 9 de
Agosto de 1824, dirijió de Tarma á un amigo suyo.
En los primeros momentos se consideró la batalla per-
. dida. El Regimiento Corazeros <{ue constaba de 300 pla-
zas, no pudiendo entrar en batalla por lo pantanoso del
. terreno, para evitarlo hizo un movimiento de circunvala-
ción, tras unas colinas ó morros, ocultándose á la vista del
. General Canterac
El General Míller considerando la batalla perdida, dio
orden al Ayudante Rázuri, que siguiendo el mismo camino
que llevó Corazeros, previniese al Comandante Suarez que
lo mandaba, que se replegase inmediatamente sobre la in-
fantería. Al dar la orden el Ayudante, llegó cuando ya Co-
razeros había logrado ponerse á retaguardia de la caballe-
ría de Canterac, que combatía á la Patriota, que se halla-
ba en grupos. Rázuri en vez de cumplir la orden de replie-
gue, dijo al Comandante Suarez (Argentino:) mi Comftn-
dante que bella oportunidad-, carguemos. La contestación del
Jefe de Corazeros, fue dar una formidable carga por reta-
guardia á la caballería realista, lo que facilitó que la del
ejército independiente, se rehiciese y volviera al combate,
dando el esfuerzo común el expléndido triunfo de Junin.
El historiador contemporáneo seftor Llórente (sino re-
cordamos mal, pues todos nuestros libros los robaron el
84,) dice: **á una orden equivocada del sanpedrano Rázu-
ri, se debió el triunfo de Junin." No fué orden equivoca-
da; sino que el Ayudante, viendo la situación de la caballe-
- ría realista, dio como un consejo suyo, al Comandante
Suares, que emprendiese la carga. — El sefior Rázuri era de
la.antigua escuela, y aventuró solo un consejo, tan acerta-
dt> como feliz.
Es tan grave faltar á la disciplina, que la historia nos
recuerda, que Fabio, General de la caballería á las órde-
nes del Cursor Papirio, en la batalla con los Samnitas, se
comprometió contra las órdenes del Cursor; y aunque ga-
~ rgo-
iié dos batallas ló mandó ejecutar, y se libró por te íñterce-
síón del pueblo Romano.
El General Canterac en el parte que dio al Virey de
la pérdida de la batalla con fecha 8 de Agosto de 1824,
desde Huayacachi, describiendo la* situación de la caballe-
ría independiente dice: que los Escuadrones de la Patria
que estaban en columna volvieron grupos y s6 desordena-
ron completamente; más los que estaban en batalla ataca-
dos de frente y flanco, recibieron la carga á pié firme; y
ya estaban en desorden cuando en este mismo instante \stn
podjpr imaginarse cual fué la causa^ volvió grupos nuestra car
ballería y se dio d una fuga vergonzosa^ dando d la enéfniga
una victoria que era nuestra. Y en el mismo parte agrega-
ba — " parecía imposible en lo humano, que una caballería
como la nuestra tan considerada, bien armada, equipada,
montada é instruida y desciplinada, [entra en otras consi-
deraciones] hubiese huido con tanta vergüenza de un ene-
migo sumamente inferior bajo todos aspectos y qué ya es-
taba casi batido/'
"" Explicando nosotros el parte del General Oanterac, re-
I>etirémos, que la derrota de su caballería provino de la for*
midable carga que á retaguardia dieron trescientos jinetes
hijos del Departamento de la Libertad, que á su valor se
agregaba que combatían por la libertad é independencia de
su patria, que como decia el cantor de Huayas, "lidiar con
valor y porr la Patria, es el más seguro presagio de la victo-
ria." Se debió pues la de Junin á los hijos del Departamen-
to de la Libertad, y al feliz consejo de un hijo de San
Pedro.
Lo que acabamos de referir sobre el movimiento de
Corazeros y demás incidencias, nos dijeron en años atrás,
el señor General Raygada que combatió de Sargento Ma-
yor en el Regimiento Húzares, los señores Ooronel Casa-
nova, General Pezet y el mismo señor Andrés Rázuri en
una contestación que nos dio de Píura el año 57» absolvien-
do las preguntas que le hicirrios sobre el particular; carta
que como todos los documentos qu€ teníamos colecciona-
dos, fueron robados de nuestra casa en Trujillo eñ 1884, co-
mo antes lo hemos expuesto.
I
iHUL
- igi -
SI Ge^^rajl Oanterac afectado con la dea^rota», procura
rebaja^ el mérito de la caballería independiente. Contra si|
testimonio citaremos otros que no podría tachar.
Su conipatripta el General García Camba, al rcfei^ir la
batalla de Junin, después de criticar que hubiese pasado,
''á los airesi violentos á desproporcionada distancia, (refiere)
que la carga se realizó con resolución," ^'aunqi^e qesorde^
nada un tanto U formación: 1^ derecha de nuestra IjijQjca
{dice) y la columna que la seguM se hallaron ^mbaraz^adas,
detenidas y confusas por el pantano: ios dos primeros Es*
cuadrones Colombianos con afihnirabU resolnctón esperaron
12^ carga en ha^la y 4 pié firme, empuñadas y enristrada^
sjus larguísimas lanzas» cuya novedad impuso visibl^^i^hte 4
aueslros jinetes."
Pero no solo hay este testimonio que es irrecusable^
por ser de un General Español.
El Capitán Francés Mr. Lafond, en su obra ^Viajes
al rededor qel mundo," al describir la batalla de Junin: refe-
riéndose ala parte que tuvo en el triunfo el Teniente Coro«
nelSuarez que mandaba los Escuadrones de Hüzares, ''dipe:
la caballería del Ejército Peruano era la mejor del mundo*
Los Lanceros^ los Gauchos y los Guazos, son verdaderos
centauros, y que se sirven de una lanza de X4 á 15 pies de
largo con la mayor facilidad."
Por lo que queda copiado, se conocerá cual es la jus-
ticia que se ha hecho en la historia á» la caballería del Ejér-
citp inclependiente; y al Departamento de la Libertad le
toca la honra especial, de que sus hijos hs^yan dado el ext
pléndido triunfo, como así lo reconoció el General Bolívar.
Un episodio n^s sobre Junin, que tiene relación con
los hijos del antiguo Departamento de la Libertad.
La tradición nos lo ha dicho; y si no recordamos mal^
se ha escrito una sobre este particular.
Antes de la batalla y á la vista de los combatientes, un
Teniente de Corazeros, natural de Piura, de s^ellldo C<h?>
tez,, y que pertenecía á. la distinguida familia de este nom*
bre, se avanzd solo, dirijiendo á^ la caballería realista el
siguiente reto: *' No hay un oficial Godo que quiera medir
su lanza con un oficial de la Patria," á cuyo, reto se^ des^
-192-
prendió de una de las alas del Ejército real, un Teniente
ó Capitán y salió al combate singular, en el cual desgracia^
damente quedó muerto el Teniente Cortéz.
Los dos cuerpos de caballería hicieron alto para pre-
senciar el combate singular.
Hemos escrito á Piura á algunas personas, para que
se sirvan darnos el nombre del Teniente Cortéz, más no lo
hemos obtenido. Pero referimos el hecho, que es histórico*
Un episodio ocurrió en San Pedro.
Se hallaba de guarnición en ese pueblo una fuerza de
infantería del batallón Numancia á las órdenes del Oapitátf
espaftol Salazar. Verificado el pronunciamiento en Truji-
Uo, el Marqués de Torre-Tagle, ordenó que el predicho Gi-
pitan fuese conducido preso á esta ciudad; y para cumplir
la orden remitió al Jefe de Milicias entonces Sr, D. José
Maria Lizarzaburu, que debía tomar en el valle de Ghíca-
ma milicianos, los que ayudados de los patriotas de San
Pedro, serian bastantes para cumplir exactamente lá comi-
sión. Él señor Lizarzaburu con la gente allegadiza de Chi-
cama, arribó á San Pedro sin ser esperado, y auxiliado del
seftor Rázuri y demás patriotas, desarmó á la fuerza espa-
ñola reduciendo á prisión á Salazar y dos oficiales más. En
este movimiento se distinguió entre otros, D. José Ceferi-
no Hurtado hijo de San Pedro y uno de los más recomen-
dables patriotas.
El señor Lizarzaburu tuvo la inadvertencia, de dejar á
Salazar y sus soldados, en el mismo cuartel, aunque les pu-
so guardia de la gente que llevó.
Considerando todo asegurado, se retiró á almorzar á la
casa del español Sr. Goyburu (padre del que fué Coronel
D. José Bernardo) que era amigo suyo.
En el cuartel hábia una litera, y pretextando Salazar
que no podía hacer la marcha por enfermo, sino ea ella,
indicó á las fuerzas de Lizarzaburu, que la sacasen de un
alto en que estaba, y que la acomodaran. Como era pesa-
da, los más acudieron á trasportarla, y apovechando el Ca-
pitán y oficiales españoles de esta circunstancia á una se-
ñal convenida, tomaron sus soldados las ^rmas, é hicieroü
una leacción poniendo presos á todos los milicianos.
-193-
En el acto salió una partida, con el objeto de aprender al
Comandante Lízarzaburu en la casa donde se hallaba almor^
zando. La orden fué de fusilarlo en el momento; más por feli-
cidad del Jefe independiente el oficial espaftol encargado de
ejecutarla, fué muy embriagado; y aunque sorprendió al Sr*
Lizarzaburu no pudo victimarlo; pues auxiliado por la ser-
vidumbre de la casa del Sr. Goyburu, salvó del inmente pe-
ligro.
Los patriotas de San Pedro acaudillados por el Sr. D.
Andrés Rázuri, se pusieron en armas, y debia librarse un
combate en las calles de San Pedro, más la guarnición es-
pañola considerándose impotente, por que al fin habría si-
do vencida concluidas sus municiones, tuvo á bien desocu-
par San Pedro y emprender viaje á Cajamarca por la vía
de Chepén, que aún estaba por el Gobierno Español..
El Sub-Delegado de Óajamarea que lo fué D. Anto-
nio Rodríguez de Méndozaj hermano del exclarecido patrio-
ta Dr. D. Toríbio Rodríguez Rector de San Carlos, ya se
habia pronunciado por la Patria, y con la noticia de la
aproxiniación de la fuerza Realista, salió á la cordillera del
Gumbe á esperarla, con multitud de gente de Cajamarca
y la canipiña, en tan considerable número que la guarni-
ción española se rindió sin combartir, y desarmada entró:
presa á Cajamarca.
El señor Rodríguez me refi rió todos los pormenores,
el año 43 en Lima donde tuve el gusto de conocerle la
primera vez que fui de Representante al Congreso. Habla-
mos largo sobre los sucesos de Cajamarca, y los servicios
del Departamento de Trujillo en la guerra de la Indepen-
dencia.
Y en 1841 que hizo el Prefecto Sr. Lizarzaburu un
viaje á Lambayeque, para contener los atentados de Motu-
pe, acompañándole yó como Secretario y alojándonos en
la casa del mismo señor Goyburu, tuve ocasión de oir la
interesante relación que hicieron de todo lo ocurrido en San
Pedro, del inminente peligro en que se halló y como salió
de él.
En otra publicación que hicimos pidiendo el restable-
cimiento de la Universidad de Trujillo, referimos co-
mo una de las incidencias en la provincia de Lambaye-
que, el auxilio pecuniario que hicieron los Realistas de é\h
al Virey, celosos de los cuantiosos donativos de los pa-
triotas.
El acaudalado espaftol vecino de Lambayeque, D. Pe-
dro Estela auxiliado por la familia Delgado según se sos-
pechó, hallándose el General San Martin en Chancay, re-
mitió al Vircy el contingente de dos mil onzas de oro se-
lladas, escondidas en cajetas de un magnífico dulce. El con-
ductor fué D. José Bringas hijo de Huamachuco, joven
muy expedito, dependiente de Estela, y de toda su confian-
za« Se hallaba casado Bringas con la señora doña Gregoria
Lazo hija de Lambayeque relacionada con la familia de Es-
tela; a8t que tuvo el espaftol, esta garantía más, para con-
fiar en 8u dependiente.
Hizo éste el viaje por tierra por ir no solo llevando el
cargamento de cajetas, sino también buen aguardiente en
piscos, del destilado en Lambayeque, y otras cosas más pa-
ra obsequiar al General San Martin. Llegó pues Bringas á
Chancay con su notable cargamento; y como el Supremo
Protector, había recibido tantos y tan generosos auxilios
de Lambayeque, estimó como uno de ellos el de Bringas,
que llevó cartas supuestas de algunos patriotas de recomen-
dación ^al General San Martin.
El joven huamachuquino, era vivísimo, muy expedito
y se desempeñó perfectamente- Se entendió con el Supre-
mo Protector, le obsequió lo que le convenía, é hizo lo mis-
mo con algunos de sus principales Jefes. Vendió no poco
numero de cajetas ala tropa, devorando los Chilenos el
magnífico dulce.
Habiendo desempeñado tan bien su comisión en Chan-
cay, pasó con el resto de cajetas á Lima y entregó al Virey las
que le i ban destinadas con el alma de las dos mil onzas. Ya se
supone el placer que experimentaría al recibir tan apreciable
dulce.
Bringas se constituyó después en Huamachuco, con al-
gún capital formado en Lambay.eque; y en el año 29 ó 30
me refirió con todos sus pormenores la comisión de su pa-
trón Estela.
El Sr. Iturreguí D. Juan Manuel llegó á conocer el
A\ixilio que Estela, y demás afectos ala causa Real habían
-195-
hecho al Virey; más ignoraba lo de las cajetas: yo se la re-
ferí, remitiéndome al testimonio de Bringas.
Indicamos antes narrar lo que ocurrió al Gobernador
de la provincia de Lambayeque (Sub-prefecto,) el año 22
^on el severo General* Arenales, que sucedió en la Presiden-
cia de éste Departamento al Marqués de Torre-Tagle.
Omitimos el nombre del Gobernador por que hay al-
go de deshonroso en la referencia.
Al encargarse el General Arenales del mando, recibid
un largo oficio de felicitación del expresado Gobernador,
haciendo resaltar las brillantes acciones militares del patrio^
i a por excelencia General Arenales, sus campañas en el Alto
Perú, su triunfo en Pasco &. &. Casi un pliego contenía la fe-
licitación. A media lectura se fastidió diciéndole al oficial
mayor Sn Jacinto María Rebaza que despachaba con él
''Cuando querrá acabar este caballero.*' Terminada la lectu-
ra interrogó al Oficial Mayor sobre todos los antecedentes
del Sr. Gobernador. Y la respuesta fué que em un caballero,
General del ejército patriota, que había prestado servicios
importantes en Lambayeque; siendo además pariente del
Sr. Marqués de Torre-Tagle encargado del mando Supremo
de la República**— **Bién puede ser todo eso, (repuso el Pre-
sidente,) rilas á mi no me agrada persona que busca, frases
para llenar un pliego entero, es causídico, charlon, patriota
de pulpito; yá lo veremos."
Prevenido asi el Presidente, recibió algún tiempo des-
pués un anónimo de Lambayeque en que le avisaban que
para proveer el Gobernador á la Escuadra del Gobierno de
víveres frescos, con cuyo objeto fué despachada ai puerto
de San José, habia hecho las compras á tales precios, ha-
ciéndose dar recibo á los vendedores por el doble. Explica-
ba minuciosamente el anónimo, las compras y las personas.
Sin más fundamento que éste, el Presidente dispuso
su viaje á Lambayeque, y salió? cuatro horas después de ha-
ber recibido el incado anónimo, llevándose al Oficial Mayor
Rebaza. Ordenó que fuera con él, una escolta de 25 hom-
bres de caballería, la que por mitad debía adelantarse desde
el pueblo de Santiago á todos los demás del tránsito, á fin de
no permitir que persona alguna pasase y pudiera dar en
Lambayeque la noticia del viaje del Presidente.
-196-
Llegó pues sin que nadie lo esperase. Fué una sorpre-
sa; y se alojó en la casa Municipal de Lambayeque. En el
acto el Gobernador de la provincia, y todas las personas no-
tables del lugar, concurrieron á felicitarlo, ofreciéndole sus
casas como más cómodo alojamiento; pues la consistorial
.estaba desmantelada. Reusó todo contestando que se ha-
llaba muy bien en la casa de Gobierno, que no necesitaba
de comodidades, ni de servicio de mesa, por que tenía su
asistente, acostumbrado á proporcionarle todo frugalmente.
El Oficial Mayor Rebaza, se alojó en la misma casa;
.y era el uuico comensal del Presidente, que se trataba como
si estuviese en campaña.
Pasados los cumplimientos que no permitió durasen ni
dos horas, hizo llamar de uno en uno, á todas las personas
que en el anónimo le decían haber vendido los víveres, y
otorgado recibo por doble cantidad. El primero que exa-
minó se le quizo escusar, no refiriendo la verdad en cuanto
al doble precio; más el Presidente que era sumamente se-
vero le impuso, apercibiéndole, que cuídase de no faltar á
la vardad. Con tal prevención, explicó que realmente ha-
bia vendido tantos quintales de manteca al señor Goberna-
dor por tal precio, y que le habia instado otorgase el re-
cibo por más cantidad, por que así convenía.
El mismo examen hizo con todos los demás que pro-
porcionaron jamones, aguardiente, carne salada, y cuanto
se compró.
Asegurado de que cuanto le habían escrito en el ánimo
era la verdad, expidió un decreto, para examinar los hechos,
que llamaremos cabeza de proceso. Y llamó por su orden,
á todos los vendedores de víveres, para que prestasen su de-
claración jurada que el mismo recibía. Su Oficial Mayor, le
servía de Secretario.
Cuando concluía cada declamación, quedándose solo
con su Secretario, le recordaba la larga nota laudatoria del
Gobernador, repitiendo "no le dije á U. que este caballero
patriota &. no era bueno; ya lo vé U. comprobado."
Terminada la información, expidió el severo Presiden-
te un decreto deshonroso para el Gobernador, expresados
los hechos que quedaban comprobados, deponiéndolo del
destino, encargando el mando accidentalmente á otra per-
-197-
sona. ¡Qué tiempos esos! ¡Cómo por el bíén del país vol-
viésemos á ellos! Y tengase en cuenta, que el tal Gober-
nador, fué un alto caballero, nada menos que General, y
pariente del Presidente de la República, Marqués de To-
rre-Tagle.
Ejecutado el acto de justicia administrativa regresó á
Trujillo el Presidente.
El Gobernador depuesto ocurrió al Supremo Gobier-
no quejándose del agravio que se le habia inferido & &. Y
como gozaba de favor, alcanzó un honroso decreto de res-
titución haciéndose mérito de sus importantes servicios á
la patria &, decreto que con su respectiva laudatoria, hizo
publicar en los periódicos de la Capital.
Después de lo que hemos escrito respecto de la bata-
lla de Junín, y al glorioso torneo del teniente Cortéz con el
oficial español; una persona de nuestra confianza el Sr. D.
José María González, untigüo Diputado por la provincia de
Pacasmayo, que tiene importantes apuntaciones sobre los
sucesos ocurridos en este Departamento en la guerra de la
Independencia, y en la civiles, y que nos ha trasmitido al-
gunos sobre San Pedro, que ya conociamos, nos ha obser-
vado haber incurrido en error, al decir que el combate sin-
gular del valiente oficial Cortéz, no fué en Junin, sino en
Ayacucho; y que en la carga que dieron por retaguardia
los Corazeros no entró todo el Regimiento, sino un Es-
cuadrón.
Funda lo primero en que en el Álbum de Ayacucho,
se hace relación del combate del teniente Cortéz: y que el
distinguido escritor Dr. D. Ricardo Palma, en una de sus
tradiciones publicadas en años atrás, hace mensión del tor-
neo refiriendo que él fué en la batalla de Ayacucho.
Sostenemos nuestra opinión, afirmando que los que di-
cerí que el combate singular tuvp lugar en Ayacucho, y no
en Junin, se hallan equivocados. Daremos las pruebas.
El Sr. General Raygada que combatió en Junin, en
la clase de Sargento Mayor en el Regimiento Corazeros; el
General Pezét, vencedor en Junin y Ayacucho, lo mismo
que el Sr. Coronel D. Domingo Casanóva, nos hablaron al-
gunas veces del expresado torneo, particularizando el Sr.
-igS-
General Raygada, como entró y recojió el cadáver del va-
liente oficial, que era su compatriota (piurano) y de los
honores que se le hicieron al sepultarlo.
Peroá más de tan respetables referencias» citaremos
los documentos oficiales de esa época.
En Aparte oficial que pasó con fecha 7 de Agosto del
cuartel general acantonado en Reyes, el Secretario de su
Excelencia el Libertador, D. Tomás Heres; alSr. Ministro
General de los Negocios del Perú, después de describir to-
dos los pormenares de la batalla, y enumerar los muertos
y heridos de la caballería patriota, dá por muertos entre
otros, al Capitán Urbina de Granaderos d caballo de Colom-
bia y al Teniente Cortéz del primer Regimiento de Caballé^
ría del Perú. Esto es decisivo y no admite réplica.
El error ha provenido sin duda, de que no es muy -co-
nocido el parte oficial del Secretario Sr. Heres, y de que 69
aftos estando de por medio desde la batalla de Junin, han
borrado en los contemporáneos casi los sucesos.
La nota oficial á que me refiero, no las registran nues-
tras colecciones oficiales arregladas, y puede verse en el to-
mo II de la obra del historiador español, General D. José
María Camba, entre los documentos oficiales bajo el N.^ 25.
Allí se halla también el Boletín Oficial de la propia fecha 7
de Agosto, bs jo la firma del General Jefe de Estado Mayor
D. Andrés Santa Cruz.
Otro documento oficial.
En el parte tan Circunstanciado que pasó de AyaCucho
el General Sucre con fecha 11 de Diciembre de 1824, al Sr.
Ministro de la Guerra dándole noticia del triunfo, al hacer
minuciosa relación de los Jefes y oficiales muertos y heri-
dos, según los Cuerpos y Divisiones á que pertenecían, no
se registra el nombre del Teniente Cortéz.
Queda pues comprobado que el error no es nuestro, al
hablar del torneo del Teniente Cortéz en Junin, y no en
Ayacucho como se supone.
Respecto á si la carga por retaguardia, no fué de todo
el Begimiento de Corazero>, sino de un Escuadrón,— que-
de la duda en pió; pues los documentos oficiales, no nos
convencen del error.
- t99-
Et parte del General Oanterac, nada dice; y el del Ge-
neral Heres Secretario del Libertador, no entra en porme*
ñores á este respecto. Refiere si, en una de sus cláusulas
rual fué el arrojo de la caballería independiente, empleando
estas notables fraces. "Nuestra caballería ha mostrado un
arrojo que mi pluma no me alcanza á expresar, y que solo
puede concebirse recordando los siglos heroicos" y como
según los contemporáneos y la historia, tan glorioso triua»
£o, se debió al Regimiento Húzares de Junin, hijos del De*
partamento de la Libertad, deseamos que tales palabras se
graven en el corazón y en la memoria de todos los hijos del
antiguo Departamento.
Títulos son estos de honra que no deben olvidarse.
Pondremos término al capítulo en que se ha relado ira-
do todo lo que tuvo lugar con el pronunciamieato de U
provincia de Lambayeque, publicando la carta oficial del
General San Martin, reconociendo de un modo tan csprer
sivo, conio elocuente el servicio que prestó á lá Patria.
Ya hemos hecho notar que el Síndico Procurador Dr,
D. Mariano Quesada, se diríjió directamente al Supremo
Protector que se hallaba en Chancay, escusando el conduc-
to del Presidente del Departamento, lo que trajo al Sn
Quesada algunos disgustos, al extremo que tubo que ir á
Chancay y recabar una carta de recomendación del Gene-
ral San Martin ál Marqués, de fecha 24 de Enero de 1821
datada en Huaura, muy espresiva por cierto, con la cual se
presentó el referido Dr. en Trujillo á fin de disipar recelos
y resentimientos.
He aquí el oficio de San Martin:
"He visto con la más pura y viva complacencia, el ac-
ta de la proclamación de la Independencia en Lambayeque
el 31 de Diciembre último.*'
"Este movimiento expohtáheó, esta augusta manífes-
tación de la voluntad de sus betteméritos habitantes, es la
prenda más segura de lo sublime de sus sentimientos, y el
garante de su felicidad futura. Los hijos de Lambayeque
no podian ser menos americanos que el resto de los habi-
tantes de este continente; y al levantar el grito, osados con-
tra la tiranía Peninsular, al proclamar dicididamentc su lu
•200-
bertad, manifestaron que eran dignos de obtenerla, qfle
sabían conservarla y que merecían ocupar un lugar entrq
los pueblos del globo, que solo obedecen asi mismos, obe-
deciendo las leyes que dicta la pluralids^d de los que for-
man un estado Independiente."
**Yq no puedo ser insencible á las muestras de berois-
mo, que los habitantes de Lambayeque dieron al mundo
el memorable día último del año, último de la esclavitud
del Perú; y me gloriaré de ser justo en la época, no muy
distante del establecimiento de un Gobierno general en es-
te pais, patentizando el mérito contraído por aquel ilustre
Pueblo, y recomendándole á la gratitud de los contempo-
ráneos, no menos que á la admiración de la posteridad/'
''Dios guarde á ustedes. — Cuartel General en Huau*
ra, Enero 24 de 1821. — José de San Martin."
''Sr. Dr. D. Mariano Quesada, y demás beneméritos
individuos que firmaron el acta de la proclamación de la
Independencia de Lambayeque.*'
Habiendo terminado nuestro trabajo sobre Lambaye-
que; en los capítulos siguientes nos encargaremos de las
provincias de Piura, Gajamarca, Huamachuco y demás;
aunque con respecto á ésta ya hemos escrito sobre su e:^-
pontáneo pronunciamiento por la Patria, y como contuvo
la reacción que se hizo en favor del Rey; y al volvernos á
ocupar de ella, será para narrar los sucesos del 23 y 24,
jírincipaimente, cuando el Libertador estuvo allí para arre-
glar el Ejército que abrió la campafta.
¡ Ojalá nuestra salud nos permita poner fin á lá labor
que hemos emprendido!
Suspendemos por unos pocos días, la publicación psix$.
darnos tiempo de examinar el archivo municipal, que el la-
borioso Sr. Akalde D. Enrique Cox, ha tenido la atención
de franquearnos.
- 201 ~
CAPÍTULO XVII.
SUM ARIO, '^Se comprueba la pérdida de los libros de la
Municipalidad que contenían el acta de proclamación de
la Independencia, — Se refiere cual fué la ultima que ce-
lebró el Cabildo en el régimen colonial^ bajo la presiden^
cia del Marqués de Torre- Tagle, — Se hace relación de
quienes fueron los Municipales en 1821. — 5^ dd noticia
que en Trujillo se juró y proclamé la constitución españo-
la en 1812 jy que la Plaza de armas de Trujillo se llamea
ba**Plazade la Constitución.'* — Se relaciona algunas ac-
ias económicas del Cabildo de Trujillo ^«1821, que manir
fiestan que un afto antes se habia jurado la Independen-
cia. — Se dd rastón délas cartas de naturaleza qu£ se ex*
pidieron d los españoles.
Volvemos á nuestra labor de escribir los Anales que
suspendimos desde el 27 del próximo pasado, para exami-
nar los libros y documentos del archivo Municipal que el
señor Alcalde ha puesto á nuestra disposición, á ñn de to«
mar de él las copias pertineníes.
Nuestras diligencias, aún personales han sido inútiles;
pues no hemos encontrado el libro de actas del Cabildo de
1820 á 21, que pudieran contener las actas de proclamación
de la Independencia, y los demás acontecimientos que vi-
nieron después. Se han perdido tales libros, como dijimos
en la carta que pasamos al señor Alcalde solicitando dichos
libros y documentos.
Solo hemos encontrado el libro de Elecciones de ofi-
cios concejiles que principió en i.° de Enero de 1823, y
acabó en Diciembre de 1838; y el nos proporciona la sa-
tisfacción de conocer quienes compusieron el cuerpo
municipal en 1821, época de gloriosos recuerdos para
Trujillo.
Bajo la presidencia del señor Marqués de Torre-Tagle,
brigadier de los ejércitos nacionales. Gobernador é Inten-
dente en Propiedad de la Paz, é interino de la Intendencia
-202-
de Trujillo, con fecha 17 de Diciembiré de 1820, los electo-
res de las parroquias del Sagrario y San Sebastian, elijie-
xon para componer el Ayuntamiento á las peráon^s Sb
guientes;
Alcalde de primer voto, el. Marqués de Bella- Vista D.
Manuel Cabero y Muftos, y de. segunda nominación D.
Juan Alejo Palacios. Regidores D. Nicolás Línch, D, Pran-
cUco kodriguez, D. Tadeo Efio, D, Modesta Vega, D.
f ermin Matos, D, José Clemente jf erino, D. José María
Lizarzaburu, D. Joaquin Castañeda. I para Síndicos {)rocu-
radoros D. José Luis Orbegpso y don G.eróxtimo de la
Torre, Son doce, cuyos nombres envueltos entre arreboles
dfi gloría, deben pasar á la posteridad recibiendo las bendi-
cioni^s de la gratitud nacional,
El acta se halla suscrita por el Marqués de Torre-Ta-
gle, que según se vé escribía correctamente, como debia
ser, pues siendo un alto caballero de la época, habia recibi-
do esmerada educación.
La circunstancia de Uamar&e Gobernador 6 Intenden-
te interino de Trujillo» queda estplicada con 16 que hemos
dichp antes, que al.regreisar de las Cortes de Cádiz el alio
-í 9, trajo el. nombramiento por Ja Regencia del reino, de
Gobernador Intendente en propiedad de la Pai, Bolivia;
más el Virey que Ip era entónges el General Pezuela, no
pudiendo "destinarlo en La Paz, por la insurrección en que
se Kallal)a el alto Perú, lo destinó á la Intendencia de Tru-
jílló; yá por su merecimiento personal, como por las reco-
thendaciohés que trajo de la Corte.
Hemos dicho también que el expresado Marqués,, si
bien en las Cortes de Cádiz no hizo gran papel poi; su ins-
trucción, ó dote^ oratorias» fué uno de los Representantes
íhás estimados de la América, por sus títulos de nobleza y
•por líi magnificencia con que sfe presentó en España. Él ex-
" presado Marqués sucedió en la Intendencia de Trujillo á ó-
tto alto caballero espaftol D. Vicente Gil de Taboada, so-
brino del Virey, Conde de LemtiSr caballero de Justicia en
la orden de San Juan de Jerusalén. Y hacemos estos re-
. cuerdos para que se conozca que los que han gobernado en
Trujillo, aunen las épocas del coloniage, han sido per^nas
de alta significación política, lo que acredita la estímacién
- 203 - .
que merecían ante el Gobierno peninsular, los pueblos que
componían la antigua Intendencia de Trujíllo.
Eñ la predicha acta de 17 de Diciembre de 1821, se ha*
ce mérito de que la elección para el Ayuntamiento de Tru-
}illo, se hacia de las doce personas, debiendo quedar los
cuatro del bienio de 1815 y 16, conforme el decreto de las
Cortes de 23 de Mayo de 1812; quiere decir que el Cabildd
6 Ayuntamiento de Trüjilio, se componía de 16 personas.
No consta en el acta cuales eran los cuatro regidores qtie
quedaban.
£1 acta que acabo de relacionar, es la última que se ce-
lebró bajo el Gobierno colonial; pues en seguida re^^istra
dicho libro, otra de 25 de Diciembre de 1821; quiere decir,
un s^fio después de haberse proclamado en Trujillo la Inde-
pendencia, cuyo objeto fué designar los electores que debían
nombrar la Municipalidad. El acta dice que la sesión tuVo
lugar en el local del Convento de San Francisco. Presidia
el Sr. Dr. D. Manuel Vásquez de Noboa, Teniente apeé-
sor y Jefe político, en ausencia del H. Sr. Presidetíte del
Departamento, que lo fué en esa época el Sr. General D.
Juan Antonio Alvares de Arenales.
Continuó la elección de electores en el mismo local de
San Francisco, bajo la presidencia del Alcalde Marqués d«
Bella-Vista, según acta del día posterior de 26 de Di-
ciembre.
Hallamos también otra acta de 30 de Diciembre del
mismo año 21, en que se dice, segundo de la Independencia^
que manifiesta que los electores de las parroquias del Sa-
grario y San Sebastian, .se reunieron en la Casa Gonsisto-
rial, á nombrar los Municipales, presidiendo como antes,
el Dr. Vásquez dé Nóboa, por ausencia del H. Sr. General
I>. Juan Antonio Alvares de Af enales. Y digna de reco-
mendarse es la circunstancia de que el accesor que presidía,
tomó juramento á todos los electores, "por Dios y una
señal de cruz;'* que para elejir no atenderían á empeños ni
compromisos de ninguna clase, y que se fijarían solo en los
ciudadanos más aptos y circunstanciados^ para desempcftar
los cargos Municipales.
No carece de interés para la Historia manifestar que
«n Trujillo, se publicó y juró la constitución liberal de Cá-
diz que entonces regia á la Monarquía española» en los días
7 y ¿ de Diciembre de 1812, según acta de 17 de Enero de
18 J 3 autorizada por el Gobernador Intendente Sr. Vicente
Gil de Taboada y demás electores. Parece que entonces,
por re olución del Cabildo de Trujillo, ó del Virey y Au-
dencia e»^ real acuerdo, como se llamaba entonces, se deno-
minó á la plaza principal de Trujillo— /Ya-sra de la Ctmstir
tución^ en memoria de haberse proclamado en ella la Cons-
titución española— En los actos oficiales que celebraba el
Ayuntamiento de Trujillo bajo la presidencia del Goberna-
dor é Intendente — se encabezaban las actas í"» /¿i Ctudcuidi
Ttujillo del Perú, Plaza de la Constitución,
En el libro de Cabildo de 181 5 y que acabó en el año
M, se halla una acta sobre asuntos económicos, ó sea para
tratar de las rentas Municipales, con fecha 22 de Enero de
1820, autorizada por el Alcalde de primer voto Dr. D. Ma-
nuel José de Castro, por el Regidor D. Mariano de Cáce-
da y el Procurador D. Tiburcio de Urquiaga y Aguirrc;
acta que fué la última bajo el Gobierno colonial, pues en
26 de Mayo de 1821, con la presidencia del Alcalde de' se-
gundo voto i>. Juan Alejo Palacios, se reunió la Junta
Económica para resolver lo conveniente, sobre los bienes
de propios, y en dicha acta se halla el encabezado— -£« la
Civdad de Trujillo del Perú Independiente SÍ.
Nos referimos á los documentos antiguos y auténti-
cos, para que quede suficientemente comprobado, que en
Trujillo se juró la Independencia, meses antes que en la
Capital de la República; en 29 de Diciembre de 1820, como
en el curso de los Anales lo hemos manifestado con re-
petición.
Sensible es que por la pérdida de los libros, destru-
cíón del archivo Municipal, y de la antigua Intendencia,
después Prefectura, no hayamos podido obtener los docu-
mentos auténticos á este respecto,
Suplirá de algún modo la carta oficial del General San-
Martin, datada en Huauraá 13 de Febrero de 1821 dirijida
á la Municipalidad de Trujillo., acusando recibo de la acta
de proclamación.
En otro libro de tomas de razón de cartas de naturale-
za, que se concedían á los españoles para poder residir en
d pdU, hallamos, que después de expedida la carta por la
Autoridad Suprema, se les obligaba á jurar ante la Munici-
palidad, que habían de sostener con su vida, honor y firo-
piedad, la Independencia del Perú de toda dominación ex-
tranjera. Lasc'rirtas fueron conferidas por el Supremo pro-
tector General San Martin, y por el Supremo delegado Mar-
qués de Torre-^-Tagle.
Hemos revisado las cartas que obtuvieron D. José Ba-
leríno, D. Juan José Pinillos, D. Juan Alejo Martínez de
Pinillos, D. Alfonzo González Saenz de Tejada, I>. José de
la Puente y Arco, D. José Ignacio de Chopitea y otros
muchos; y en las carta?» se expresaba si eran solteros, ó ca-
sados y con familia^ en el país.
Como los españoles que hemos indicado, han dejado
respetables familias en el lugar, no será indiferente á sus
deudos que hagamos mensión de ellos.
CAPÍTULO, xviir.
SÜMARIO.^Pfonunciamiento porta Patria de la Provine
cia de Piura^Quien fué el Alcalde que io encábese —
Guarnición española que kabia en ella al mando de Je^
jes españoles — Episodios que ocurrieron en la sesión que
se celebró en la Municipalidad — Las fuerzas no hiciexon
oposición, sino que se dispersaron contribuyendo d ello el
jefe y oficiales piuranos — Se reorganizó después, y fuéd
Batallón Piura, vencedor en la gloriosa Batalla de Pu
chincha — EL Capitán de Granaderos D,fosé Félix Cas*
tro dejóla carrera de las artnasy se dedicó al foro — Se
refiere lo que dijo al graduarse de Doctor en la Univet'
stdad de TrujiUo,
PROVINCIA DEPIURA.
Llega el turno que hablemos del pronunciamiento por
la Patria, de la importante y riquísima Provincia de Piura,
que en el día dividida en cinco, componen el Departamen-
to de^u nombre.
-206-
Los hijos de Piura, no fueron menos patriotas que los
deTnijiUo y Lambayeque. Educados en el Colegio deSam
Carlos los que pertenecían á las familias principales, con-
temporáneos unos, y discípulos otros de Sánchez Carridn,
ad regresar á su pais natal, eran otros tantos colaboradores
por la Libertad y la Independencia de la Patria. A esta,
clase pertenecieron los seftores Valdivieso, Tábara, Dr. D«
Juan Antonio, D. Santiago, D. Juan, Dr. Carrión, Dr. Cas-
tillo, Dr. García. Drs. Amátigui D. Manuel, y D. José Ma-
iría, Dr. Seminario Escudero, Dr. Carrasco y otros muchos,
que nos complaceríamos en relatar, ^i hubiésemos podido
conservar los apuntes que teníamos. £1 Marqués de Sali^
ñas fué también decidido patriota; asi como el 8r. Dr. O.
Tomás Diéguez, Párroco de Catacaos y después Obispo de
Trujülo.
Los hijos de Piura por su posición topográfica, esta*
ban en inmediato contacto por medio del Ismo de Panamá,
con los patriotas de Colombia y Venezuela, insurrecciona-
dos desde el año iSio contraía metrópoli. Los piuranosco*
mo los hijos de Lambayeyeque dedicados el Comercio, te-
nían facilidades para proveerse de las Gacetas de -Buenos
Aires y de Venezuela; y estaban al corriente de los progre-
^sos del General Bolivar y demás caudillos de la Inde-
pendencia.
, Piura por su mansísimo puerto, (Paita) y por los re-
Curso3 que podían sacarse de ella, era el punto más impor-
tante en U costa; por lo que jel Virey Pezuela, desde el año
19; que apareció en la costa del Perú, la expedición del Al-
iRÍrante Cocbrane, tuvo cuidado de ponerla á cubierto de
un golpe de .fioano de los insurgentes.
Mantenía el Virey de guarnición en Piura, un Batallón
de Infantería de 600 plazas, 4 piezas 4e artillería de mon-
taña, y alguna milicia de Caballería, arreglada de los dis-
tritos cercanos á Piura.
Tuvimos ocasión de ÍBfarmamQs..de que existieron ta-
les milicias de Caballería, en una foja de servicios que pre-
sentó D. Ignacio Sandoval, natural de la SuUana, antiguo
procurador de la Corte de Tru}iUo, después Abogado y
aón Fi3cal interino de él]a.
Las fuerzas del Bey se hallaban á las órdenes del Co*
-207-
mnndante tí^nerál dt ta ccK9ta D. Vicente González, del se*
gundó. Comandante Gene/al D. Joaquín Germsn, y D. Jo^
sé María Casariega, Comandante del J^tallón. Todos es-
pañolea. Era tercer Jefe de k Infantería an Sr. Seminorioi
y oficiales subalternos, f K Jodé Santos Vargas Machuot)
D. HfginíD Mati2^ padre del Coronel de este apellido, qué
murió en la Palma, un Sr. Arellana, hermano de JD. Joaé
láarla y cuyo nombre ya no recordamos.
Lo^ Generales Frius, Medina» Raygada, Ooloma, hijon
dél Departamento de Piura, y q^ue ban servido al país eoh
tanto provecho, desempeñando, atín km más altos puestois
de la Répiiblka» iniciaron su carrera después de prodama*
da ía Independencia, s^ndo algunos vencedores en PioÜn-
thá en k cíase de subalternos. Y nótese para evitar equi-
vocaciones, que solo hacemos referencia ae los Oficialeis en
ta Guerra de la Independencia, que es á lo que se contraen
nuestros '♦Anales*' del Departamento de ta Libertad.
Jurada pues, la independencia en la Capital de Tru-
jillo, en ¿9 dé Diciembre de i8bo> se dirijió el Maraes é^
Torre-Tagle, como ya antes lo hemos dicho, á tod«s les
Altaldes españoles de lasCapitaks de Provincia, manifes-
tándolas que secundasen la proclamación de Tru/illo. La
íiota no debia abrirse, sino reunido todo el Ayuntamknto
y cuantos vecinos principales se pudiese. La nota era muy
tocante y decía cuanto convenia sobre el particukr.
M Alcalde de Piura lo fué entonces, D. Gerónimo Se*
minarlo, rico propietario y que pertenecía á la distinguida
fátnik de este nombre. Abrió el pliego, casi á hurtadillas,
tomando conocimiento de él muy pocas personas délas de*
sign^edas como patriotas, ho pudiendo hacerse k apertura
én púbKco, y con tes solemnidades que prescribia el Mar-
qués, pbr ios pehgros-que se corrían con los jefes españo*
les que guarnecían Piura. Nos refirieron muchos pormena*
res sébre eétOj y "SObre el pronMhckmiento, nuestro inolvi-
dable amigo Sr. D. Santkgo Tábara y el Sr. D. Nicolás
Rodríguez en eivño 57 ^ue estu^kilbseiv Piura por me^i*
vbs de salud.
No obstante lías precauciones que tomó el seftor Alcal-
de, se hiza general en Ptórala recepción del ptie^o^Lós
jtfbs españolas ise^fAenditárbñ con el Akélde, aún tteconvi-
-ao8-
niéndolo; y no pudiendo negar que había recibido clpliego^
les indicó que por su parte no sabía la ront«stación que de^
bía darse, y que en un asunto de tanta importancia, se acor-
daría lo que conviniese por todo el Ayuntamiento, pudieh*
do concurrir á la sesión, los jefes españoles, para que cam-
biando ideas sobre el particular se procediese con más
acierto.
Se convocó pues, á todos los miembros del Cabildo á
la Casa Municipal, y á las personas notables, concurriendo
también, un inmenso pueblo preparado por los patriotas.
Esto tuvo lugar el 4 de Enero de ib2i.
Abierta la sesión bajo la pre^'idencia del Alcalde Su
Seminario, los jefes españoles fueron los más puntuales en
la asistencia, y puesto en discusión el punto sobre si se pro-
clanuirfa ó no la Independencia, como io exijíael Intenden-
te, Marqués de Torre-Tagle; la resolución fue unánime de
que se proclamara, á despecho de los españoles allí presen-
tes. Y el inmenso pueblo que inflamado por el fuego sacro*
santo del patriotismo, invadió los corredores y plaza princt-
pal« la pidió por aclamación.
El Ayuntamiento y demás notables, apoyados como
estaban por el pueblo, no se limitaron á que se jurara la
Independencia, sino que se exijió que los jefes españoles,
diesen en el acto orden para que se rindiesen los cuarteles,
poniéndose todas las fuerzas á órdenes del Alcalde; lasque
preparadas por sus jefes antes de concurrir á la sesión es-
taban sobre las armas.
El tercer Jefe de la Infantería, Seminario, no concurrió
al plebiscito, y quedó á cargo del B «t-illón.
El Comandante General de la costa, González, parece
que no estuvo en Piura; pues no se hacia relación de él en
el plebiscito. Solo Germán y Casariego, se hallaron en la
sesión.
A la exigencia de la orden para que se rindiesen Jos
cuarteles, accedió pronto el primero, expidicndola en el ac-
to en el mismo local; más Casariego, suin-imenteair<ido por
lo resuelto, y después de pronunuar algunal palabra-» en-
trecortadas, dejó el asiento y se retiraba de la Sala Consis-
torial, para ponerse al frente de las fuerzas, que se hallaban»
como hemos dicho, sobre las armas» Habia salvado ya el
-209-
SakSn, sin que los miembros del Ayuntamiento y demás
notables, hubiesen tomado una resolución para impedirlo;
más, felizmente, un hombre del pueblo, de apellido Guerra,
salvó la situación.
Al atravezar Casariego el corredor lo tomó del pecho,
y desenvainando un puñal le intimó, que si en el acto no
expedía la orden que se le exijía, le atra vezaba el corazón.
El robusto piurano se hizo obedecer. Ingresó de nuevo
Casariego á la Sala Municipal y extendió la orden entre-
gándosela al Alcalde, quedando el Jefe español en seguri-
dad, bajo la vigilancia de Guerra y otros valerosos patrio-
tas, también del pueblo.
Obtenida la orden, quedando el Ayuntamiento en se-
sión, se dirigió una comisión de notables á los cuartetes, pa-
ra que se diese cumplimiento. El Sr. D. Tomás Cortéz,
hermano del glorioso Teniente Cortéz del torneo de Junín,
aunque era ciego, fué á la cabeza del inmenso pueblo á
efectuar la rendición.
Las fuerzas que estaban sobre las armas, no obedecie-
ron, dando por razón que la orden habia sido expedida
por un Jefe coactado. Las muchedumbres arrebatadas por
los desbordes del entusiasmo amenazaban desarmar las tro-
pas, y éstas se preparaban para hacer fuego sobre el pue-
blo; entonces el Sr. Cortés y demás notables calmaron los
ánimos populares y persuadieron al Sr. Seminario que era
pariente del Alcalde y demás oficiales, á fin de evitar un
choque cuya resultante habría sido funesto.
Oontribuyeron mucho para este desenlace pacífico los
Oficiales subalternos piuranos, Matiz, Machuca, Aidlano y
la mayoría de las clases que eran también hijos de Piura.
No conviniendo en que las fuerzas se pusiesen á órde-
nes del Ayuntamiento, se adoptó el medio de que se di-
solviese, yéndose todos á sus casas; más el armamento y
municiones, quedaron á disposición de Ayuntamiento.
En el acto el Sr. Seminario, el ciego señor Cortés y
demás jefes principales del pronunciamiento, organizaron
alguna fuerza con los dispersos, suscribiéndose los vecinos
acomodados con la cantidad necesaria, para reunir fondos
con que poder mantener las fuerzas y hacer frente á los de-
mas gastos. [Que grandioso fué el proceder de nuestro*
-210-
mayores! Un ciego, si bien con la negación de la luz feh h
pupila, pero con los trasportes del sentimiento en el cora-
zón y la fulgurante centella del patriotismo en el cerebro,
acaudilla al pueblo, que en los deliquios de su adoración á
la causa de la libertad, se lanza vigoroso para arrancar las
armas de las manos de sus apresores y romper con ellas
las cadenas de la esclavitud; los que no pueden dar su con-
tingente de sangre, dan sus tesoros, que á manera de las
ofrendas antiguas, van á depositarse en los altares de la Pa-
tria; y finalmente un hombre del pueblo, cón su valor y
energía, suple el error ó la timidez del Ayuntamiento y
amenazando al orgulloso jefe atr^ezarle el corazón, consi-
gue la orden para la rendición de las tropas. Qué bellos
ejemplos de abnegación y valor encontramos en el testa-
mento histórico de nuestros antepasados, y la Patria que
nos legaron á costa de mil sacrificios y con el precio de su
sangre no hemos sabido conservarla; pues envueltos en el
torbellino de las pasiones mezquinas, alterando entre el vi-
cio y el servilismo, dejamos desmembrar nuestro territorio,
que la planta extranjera hollara las aras sacrosantas de nues-
tras libertades, y que el cóndor de la conquista desgarrara
la túnica inconsútil de la Patria!
¡ Sombras benditas de los proceres de nuestra indepen-
dencia! vuestros inmaculados restos ise extremecerfan en el
extrecho recinto de sus sepulcros cuando en 1880 este glo-
rioso Departamento fué invadido y humillado. ¿Y noso-
tros? — nosotros seres degenerados que no recibimos la he-
rencia viril de vuestras virtudes cívicas, no sentimos en la
mejilla el rubor de la vergüenza y nuestros pechos desfa-
llecidos por los primeros desastres, corolario de nuestra
imprevisión, no seguimos con las armas en la mano hasta
morir en los campos de batalla ó exterminar al enemigo; y
preferimos el vergonzoso tratado de Ancón y recibir en las
espaldas el ultrajante látigo del conquistador.
Más dejemos el sentimentalismo patriótico y sigamos
con la historia.
Proclamada la Independencia en la Provincia de Piura,
con los episodios que hemos referido, se dio parte de todo
lo realizado por el Ayuntamiento, al Presidente del Depar-
tamento Marqués de Torre-Tagle.
-211 -
El Marqués recibió con gran satisfacción el pronuncia-
miento de Piura; pues por las considerables fuerzas realis-
tas que la guarnecían, se temió un fracaso. Y muy más,
por que se recelaba que los realistas de Quito, desprendien-
do algunas fuerzas, y apoyándose en las que había en Piu-
ra, invadiesen el Departamento. Ya antes hemos dicho las
sospechas del General Aymeriche, y como se propuso de-
poner al Marqués de Torre-Tagle, poniendo en su lugar al
Coronel español Torla, remitido de Quito con tal fin, que
se halló en el pronunciamiento de Trujillo, salvando mila-
grosamente de ser preso, y algo más.
Después de felicitar á Piura el Presidente Marqués de
Torre-Tagle por su patriotismo, como lo merecía, ordenó
que con la mayor actividad recojiesen á los dispersos y se
organizasen las fuerzas como asi se hizo. El patriotismo
entonces lo podía todo.
El antiguo carolino Sr. D. José Félix Castro, que per-
tenecía á una de las más notables familias de Trujillo, y que
habia sido oficial en el ejército del Rey, fué remitido por
el Marqués, á reorganizar el cuerpo, y fué el Capitán de
la Compañía de Granaderos del Batallón Piura; cuerpo
que con el Batallón Trujillo de 600 á 700 plazas cada uno,
compusieron la división auxiliar del Perú, que se llenó de
gloria en las cimas del Pichincha, en el afto 22. Y el señor
Castro vencedor en Pichincha, lo fué también en Zepita,
Junin y Ayacucho.
Llega la oportunidad de que hagamos un afectuoso y
tierno recuerdo de este esclarecido Jefe, que más tarde,
después de haber abrazado la carrera del foro, fué nuestro
amigo y compañero en la Corte de Trujillo, y en cuyps ra-
tos de descanzo platicábamos mucho, sobre el pronuncia-
miento de Trujillo, el de Piura y los servicios tan importan-
tes que prestó este Departamento á la causa de la Inde-
pendencia.
En memoria del respetable amigo y compañero refe-
rimos un episodio.
Como habia sido antiguo carolino y recibido la ins-
trucción Media, que entonces se daba, retirado de la carre-
ra militar, mediante sus reformas, en 1832, se dedicó al es-
tudio del derecho, obteniendo en la Universidad de Lima
-212-
cl grado de Bachiller; más antes de recibirse' de Abogado,
quiso optar el grado de Doctor en la Universidad de Tru-
jillo, dedicando el acto al claustro de su Patria. * Fuimos u-
no de los que lo compusieron y nos emocionó vivamente su
discurso de dedicatoria. Refirió sus servicios ala Patria; ha-
ber combatido por ella en las gloriosas batallas que antes
hemos descrito; que al frente del enemigo y en fragor del
combate, no había conocido el miedo; más que sí lo tenia,
y muy profundo, al presentarse ante el cuerpo Universita-
rio de su Patria para obtener la borla de Doctor en Juris-
prudencia. Y fué tan tocante como lucida la función. Años
después fué Vocal y Presidente de la Corte.
La Provincia de Piura como todas las demás del anti-
guo Departamento de la Libertad, puso en aras de la Pa-
tria, sus caudales y la sangre de sus hijos, para alcanzar su
libertad é Independencia. Se halla en el día separada de
nosotros; más no de nuestra consideración y respeto; y al
escribir estos "Anales'* hemos creído justo hacer, aunque
someramente relación de su patriotismo y servicios.
CAPÍTULO XIX.
SUMARIO. — Pronunciamiento de Cajawarcapor la Inde-
pendencia,-- Quien fué el comisionado que llevó el pliego
del Marqués de Torre-Tagle al Alcalde de españoles, —
Por que retardif algo la proclamación, — El Alcalde lo fué
un español D. José Ramón Gorostiza. — Conducta pru-
dente de los españoles, por lo que no hubo sucesos que la-
mentar. — Quienes fueron los mds decididos patriotas en
Cajamarca, — Un descendiente de Aiahualpa apilándo-
se en la numerosa muchedumbre de las campiñas, hizo in-
dicaciones por el restablecimiento del imperio Incaico. —
Llegada del General Bolivar á Cajamarca,-^ Patriotismo
de una matrona, — El Libertador visitó el sepulcro de A ta~
hualpa y la pieza en que estuvo preso, — Recibió aüi plie-
gos interceptados d los españoles^ y medidas que dicté pa^
ra libra? días divisiones de Colombia que venian d desewr
barcQT d /a costa de Trujiüo, — Convite gue se le dié y lo
fue dijo.
-213-
*
» PROVINCIA DE CAJAMARCA.
Habiendo recorrido las tres provincias de la costa que
pertenecieron ala Intendencia de Trujillo, ó sea después al
Departamento de la Libertad, y cuyo patriotismo y abne-
gación hemos dejado comprobados, llega la vez que nos
encarguemos de las provincias trasandinas, en las que de-
ben ocupar el primer lugar la de Cajamarca, por sus recuer-
dos históricos, por su importancj^ política y demás razo-
nes que hacen á su capital, una ^át las ciudades más anti-
guas y de primer orden én el Perú.
Los ardientes deseos que por la sagrada causa de la
Independencia, se ajitaban en el corazón de los hijos de la
corte de Atahualpa; no fué menos que el de los hijos del
ChÍ0iú; y vamos á narrar algunos hechos principales.
Hablar de todo lo que hicieron en esa magnánima lu-
cha los pueblos del antiguo Departamento, sería necesario
escribir un libro; así que solo nos contraeremos á los pun-
tos más culminantes.
Ya hemos dicho antes que Cajamarca, como todas las
provincias que componían la antigua Intendencia, procla-
maron con entusiasmo y de corazón la libertad y la Inde-
pendencia de la Patria.
El comisionado que mandó el Marqués de Torre-Ta-
gle con el pliego al Alcalde en Cajamarca, para que se pro-
clamase la Independencia, fué el joven eclesiástico don Jo-
sé María Monzón, natural de Hualgayoc; y que llegó á ser
Canónigo en el Coro de Trujillo del que pasó por razones
,de salud, á ser párroco de Acóbamba en la arquidiócesís.
No siguió el Sr. Monzón el camino corriente á Caja-
marca por la vía de Oontumazá, sino que lo hizo por la de
Huamachuco, acompañando al señor don Domingo Casano-
va que fué el comisionado para esta provincia.
Repetimos que el pliego dirijido á los Alcaldes, tenía
la restricción de que no se abriese sino hallándose reunido
. todo el Ayuntamiento, y el mayor número de padres de
familia que pudieran asistir.
No podemos asegurar cola exactitud, quien fué en esa
época el Alcalde en Cajamarca; más si al evocar esos re-
cuerdos nuestra memoria no se equivoca, lo fué el espa-
ftol don José Ramón Gorostiza. — El Sub-Delcgadó lo era
don Antonio Rodríguez de Mendoza, hermano del Rector
de San Carlos Dr. D. Toribio Rodríguez, y decidido patrior
ta; asi que por parte de la autoridad política, no se toca-
ron con embarazos para la proclamación. Sí los hubo por
el Alcalde español, y por la influencia de los acaudalados
españoles, que tenían Su residencia en Cajamarca; pues los
grandes tesoros que produjeron laa boyas de Hualgayoc,
tendían á inclinar la balart^ hacia el lado de la tiranía; pe-
ro las grandes causas cuando son acariciadas por el soplo
vivificador de la libertad llevan un germen vigoroso que
les hace triunfar de todos los obstáculos que se interponen
en su camino; así pues, á pesar de los esfuerzos de la rica
familia de los Espinhac que figuraban en primera línea, del
Sr. D. Lorenzo Iglesias y Espinhac, recien venido de* Es-
paña que fué llamado por sus ricos tíos, de don Buenaven-
tura Espinhac y don Lorenzo Iglesias, cuyos dos últimos
caballeros vinieron á heredar los cuantiosos bienes de sus
acaudalados tíos que no tuvieron descendencia legítima; á
pesar de eso repetimos^ se proclamó la Independencia; si
bien es cierto que el Alcalde español y la influencia de las
peninsulares, retardaron algo en Cajamarca la proclama-
ción; más se sobrepuso el patriotismo de la mayoría de lo^^
hijos de Cajamarca, figurando en este patriótico esfuerzo,
las notables familias de Aristizabal, Egúsquiza, Gal vez,
Paz, don José; padre de los señores Gálvez, que han figu-
rado después, en grande escala en la República y servídola
con provecho; un hermano suyo del mismo apellido, que
siguiendo la carrera de las armas, murió de Capitán en la
batalla del Pórtete, Alegría, don José Félix, Castañeda,
Urrunaga, Barrantes; los jóvenes entonces D. Juan Puga,
D. Manuel Trinidad Bringas, fueron también decididos pa-
triotas, asi conio la familia Sarachaga. Y sensible nos es,
no poder hacer mensión de todos. Los señores Cabada que
^figuraron más tarde en el pais, estuvieron muy jóvenes, in-
capaces de tomar parte en la cosa pública; pues el Sr. D.
José Manuel permaneció en el colegio de esta ciudad hasta
el año 32.
íNos baste decir que el patriotismo fué un sentimiento
general, no solo en las familias notables, sino en toda la
-2IS-
thaza pt>ptilar, principalmente en la indígena, siendo esta
movida por un Astopilco que se decia descendiente de
Atahualpa.
Fué pues irrisistible el movimiento popular por la cau-
sa de la libertad, y se hizo la proclamación, con el mayor
entusiasmo. La inmensa muchedumbre en su mayoría de
indios que concurrió de la campifta (las pampas) influencia-
da por Astopilco, dejó entrever pretensiones de que se pro-
clamara, y al mismo tiempo que la Independencia y la au-
toridad Incaica. El tal Astopilco, ademas del despejo y vi-
veza natural de los hijos de Gajamarca, no dejaba de tener
alguna instrucción.
Sus indicaciones sobre el Imperio Incaico, no fueron
atendidas, por que en esta tierra de la libertad no puede
germmar el despotismo, asi pues se proclamó la Indepen-
dencia, lisa y llanamente, como se hizo en todo el Perú,
La pretensión de Astopilco, nos la refirió el Sr. Mon-
zón el año 51 que hablamos muy extensamente en Lima
sobre la proclamación de la Independencia en el Departa-
mento; y el Marqués de Torre-Tagle, también fué infor-
mado de ella, en la correspondencia particular.
Los españoles vecinos de Cajamarca, hecha la procla-
miación, observaron una conducta circunspecta, por lo que
no hubo persecuciones, m sucesos que lamentar.
Nos olvidábamos decir, que el comisionado Monzón,
en su tránsito de Huamachuco á Cajamarca, se entendió
en San Marcos con las familias influyentes Gómez y Llave^
haciéndolas patriotas, y que prestaron después importan-
tes servicios.
La carta oficial del Marqués de Torre-Tagle á los
Ayuntamientos, tenía la prevención de que, asociados á los
padres de familia, nombrasen la autoridad política, que de-
bía ser confirmada:por el Presidente, en reemplazo de los
Sub-Delegados, tomando lá denominación de Goberna-
dores.
El Sr. D. Antonio Rodríguez reconocido como patrio-
ta, fué pues, nombrado por el Ayuntamiento y notables.
Este Sr. Rodríguez saiió á la Cordillera del "Cumbe," con
un inmenso pueblo, como lo hemos dicho al hablar de los
-2l6-
sucesos de San Pedro, y desarmó á la guarnición espaftola
que entró presa á Cajamarca.
El Marqués de Torre-Tagle, recibió con inmensa sa-
tisfacción el pronunciamiento de Cajamarca, que fué el 6 ú
8 de Enero del año 21; y para estimar el servicio, no solo
tuvo en consideración la importancia política de Cajamarca,
sino por que se tenía que valer de ella para contener la in-
vasión ala Intendencia, de la guarnición española de Hoyo-
bamba; invasión que se efectuó meses después, y que fué
contenida en el combate de Higo-Surco (Chachapoyas)
como antes lo hemos dicho. La gnarnición de más- de 200
hombres, estaba perfectamente armada y con artillería de
montaña, la que quedó en Chachapoyas.
Adherida Cajamarca, al sistema de Independencia, si-
guió la provincia de Huambos, hoy Chota y Hualgayoc; así
que unificadas todas las provincias de la antigua Intenden-
cia deTrujillo; los trabajos del Presidente Marqués de To-
rie-Tagle, se contrajeron á proporcionar recursos al Gene-
ral San Martin, que se hallaba en Chancay y á formar un
ejército que sirviese más tarde á la Patria, y pusiese á cu-
bierto á su Intendencia de Trujillo, de la invasión del Pre-
sidente de Quito, de cuyos proyectos, en favor de la causa
del Rey, se informó en algo con la venida á^^ Trujillo del .
Coronel Torlá, para aprehenderlo y deponerlo á nombre del
Rey.
El Coronel D. Andrés Santa Cruz, que fué ascendido
á esta clase en Julio de 1821, por la pacificación de Otuzco,
pasó á Cajamarca, por la vía de Usquil y Cajabamba, y con
las baseí de las fuerzas arregladas, que llevó, de Trujillo,
organizó en Cajamarca, el batallón **Trujillo'' que se cubrió
de gloria en Pichincha.
El General Orbegoso, en sus memorias recientemente
publicadas, nos dice que el Coronel Santa Cruz en bu per-
manencia en Cajamarca, organizó el Batallón 'Trujillo;"
y en Piura el Batallón de este nombre.
El Sr. Valdéz en las anotaciones que hizo á la oda que
publicó en 1822 á Quito libertada, y que dedicó al Supre-
mo Delegado Marqués de Torre-Tagle, le atribuye exclusi-
vamente la organización de la división auxiliar de Quito, y
Otras más para la seguridad del Departamento.
ííosotros, según los documentos que muchas veces té*
gistramosen el archivo de la antigua Prefectura, afirmamos
que el Marqués de Torre-Tagle hizo mucho, en efecto: á él
se le debe la expedición á Otuzco, á Chachapoyas, que
íXMnbatió en Higo-Surcó y Ventanas, tomando por últi^
mo Moyobamba; más el que completó la organización de
las fuerzas, poniéndolas en un estado brillante, fué el Pre-
sidente del Departamento, Qeneral D. Juan Antonio Alva-
rez de Arenales, que sucedió en la Presidencia de Trujillo
al Marqués de Torre-Tagle. Era el Sr. Arenales un exce-
lente General, no solo como valeroso y estratéjico en los
campos de batalla, sino también como organizador y disci-
plinario. Registramos con repetición su correspondencia
oficial con el General San Martin va en Lima, en que le
hablaba de las fuerzas, y que á mas de la expedición sobre
Quito, tfenía disponibles 3,000 hombres, para los que solo
le faltaba armamento, que pedía con instancia, ¡Cuanto^
esfuerzos y sacrificios hicieron pues, los pueblos de la In-
tendencia de Trujillo por la Independencia de lá Patrial
El Batallón "Trujillo,** se organizó en Cajamarca, cort
las bases sacadas de Trujillo, como lo acabamos de decir, y
con el contingente de hombres que dieron las provincias
de Oajamarca y Chota; y habiendo regresado dicho cuerpo
á Trujillo, recibió de alta 150 hombres de Huamachuco,
remitidos por su patriota Gobernador el Sr. D. Manuel
Iparraguirre. Así pues, en la cima y faldas del Pichincha
los hijos de Cajamarca, Chota, Huamachuco, Trujillo, Lam-
bayeque y Piura, derramaron su sangre por la Patria y re-
cojíeron merecidos laureles*
Y aunque sea anticipar los sucesos, diremos que el
ejército peruano que combatió en Junin y Ayacucho, fué
exclusivamente formado del Departamento de la Libertad.
Esto, á parte de que la expedición á intermedios del Gene-
ral Santa Cruz, fué formada en su mayoría de los hijos del
Norte. Pero, dejando las digresiones, que no puede conte-
ner nuestra píuma, en el propósito de que sean bien cono-
cidos los hechos de nuestros mayores, nos contraeremos
con más precisión á los Anales.
El General Bolívar en Diciembre de 1823, pasó de
Huamuchuco á Cajamarca, y su permanencia en ella fué
I
I
corta. El objeto de su viaje fué hacerse cargo de las fuerzan
peruanas, que habiendo obedecido al Presidente Riva-
Agüero» se hallaban acantonadas en Oajamarca. Las exa^
minó y formó de ellas el más desfavorable concepto; pues
en el oficio que dirijió en 14 de Diciembre al Presidíente
Marqués de Torre-Tagle, le decía que estaban en un esta-
do el más lamentable por su poca fuerza y miserable condi-
ción. En dicha nota agregaba, que dentro de 6 días, esta-
ría en Trujillo para dictar las providencias necesarias, con-
forme á las miras del Congreso y del Gobierno. Así pues,
debió llegar á Trujillo á lo más en 20 ó 21 de Diciembre.
En otros oficios al Presidente Torre-Tagle, le mani-
festaba la urgencia de que el General La-Mar, viniese sin
demora, á encargarse como General en Jefe, del arreglo y
disciplina de las fuerzas peruanas. Lo hizo asi; poniéndo-
las en las provincias de Huamachuco en tan brillante esta-
do, que al vencer con ellas en Ayacucho, el General Sucre,
que era muy parco en sus recomendaciones y elogios, al
hacer mención del General La-Mar, en el parte que dio de
Ayacucho al Libertador, le decía: que lo recomendada an-
te la consideración del Libertador, d la gratitud del Perú y al
7 espeto de todos los valientes de la tierra, por la serenidad
con que rec/iazó los ataques y aprovechó del instante de deci^
dir la derrota. Es cuanto puede decirse en elogio del ven-
cedor. Y nótese que el General La-Mar, estuvo opuesto en
la batalla al muy notable General Valdéz y á su división
que se consideraba la mejor del ejército español.
Véase pues, cuanto pudieron hacer las fuerzas perua-
nas, de las que fofrmó tan triste concepto el General Bolí-
var. Todo lo hace la buena disciplina.
El General Bolívar en Oajamarca, quiso visitar el se-
pulcro de Atahuolpa; más no pudieron darle razón 'donde
se hallaba» La tradición era que podría estar en la Iglesia
de San Francisco, hoy á cargo de los respetables Misione-
ros Descalzos. Visitó también la piesa inmediata á la Cár-
cel de Cajamarca, que hoy es una Capilla, y que la tradi-
ción, es uniforme en sostener que allí estubo preso y fué
decapitado Atahualpa. En dicha pieza habia una señal en
la pared como á dos metros y medio, á la altura de un hom*
-219-
bre con el brazo levantado, y se decía que hasta allí ofreció
el Monarca, cubrir la pieza de oro y plata, para que lo pu-
siesen en libertad. La señal en la pieza que también reco-
nocimos el año 44 en Cajamarca, estaba ya casi impercep-
tible. Había también una piedra labrada con unas manchas
moradas, que se decía eran de la sangre de Atahualpa; y
qu^ aunque se habia lavado muchas veces no se pudo qui-
tar la mancha. A nuestro juicio, no es exacto que el color
como violacio de la piedra, sea de mancha de sangre huma-
na; y más bien son manchas naturales como las hay en
otras piedras; por lo que no ha podido limpiar la mano del
hombre, ni borrar la acción del tiempo.
Vamos á ocuparnos de una recomendable matrona de
Cajamarca, cuya abnegación y patriotismo encarecemos á
los que lean los Anales.
La seflora doña Josefa Castañeda, hija de español, y
viuda también de otro español, D. Benito Bonifás, natu-
ral del Reino de Asturias, tenía dos hijos legítimos de i8 á
21 años, llamados don Narciso y don Domingo Bonifás,
que pertenecían á las más notables familias de Cajamarca.
Ocupándose el General Bolivar en su corta permanencia en
ella, de organizar la fuerza peruana que encontró, para lo
cual exijíael debido contingente de hombres, la seflora viu-
da de Bonifás se presentó una mañana en su alojamiento,
acompañada de sus mencionados hijos; y tuvo lugar la ex-
cena siguiente:
"General, (dijo la señora) vemos que exije U. con ra-
zén hombres y recursos para organizar las fuerzas de la Pa-
tria. Yo he quedado viuda y pobre, y no tengo otra cosa
que ofrecer, que estos dos hijos míos que por su edad, ya
pueden tomar un fusil para la defensa de su Patria. Se los
presentó á V. E., para que tenga á bien destinarlos/*
El General Bolivar, conmovido, le preguntó desde
cuando habia quedado viuda, quien fué su esposo y todo lo
pertinente; y sabiendo por las respuestas, que era viuda de
un español, y que la habia dejado sin mayores bienes de
fortuna, aceptó con sumo agrado á los dos jóvenes Bonifás,
remitiéndolos en el acto con un Ayudante suyo en la cla-
Ác de dcstinguidosy á uno de loa batallones de infantería pe-
-sao-
ruana. LoR dos jóvenes presentados, eran de gallarda pre-
sencia y bien constituidos.
Terminada la escena, se encargó el General Bolívar,
en esé^día, de referir el hecho, con todos ^113 pormenores,
aplaudiendo el patriotismo de la matrona de Cajarnarca-
A los pocos días salieron los distinguidos D. Narciso
y D. Dommgo Bonifás de Cajamarca, incorporados en el
cuerpo en que se les dio de alta, y lo hicieron con fusil al
hombro y á pié, dirigiéndose á la provincia de Huanaachu-
co, donde debia concentrarse el ejército peruano, para reci-
bir del General La-Mar que venía de Cajabamba organiza-
ción y disciplina.
Abrieron pues los jóvenes Bonifás, la campaña en la
Guerra de la Independencia, y ascendieron en la carrera
militar. D. Domingo murió joven aún, con el grado de Te-
niente Coronel, y D. Narciso ascendió hasta Coronel efec-
tivo, se estableció en Arequipa, donde formó una respeta-
ble familia. Llegó hasta una edad avanzada, — D. Enrique
Bonifás, Coronel de Caballería y el Diplomático Dr. D.
Emilio que acaba de ser nombrado Ministro Plenipotencia-»
rio para el Ecuador, descienden del benemérito patriota
D, Narciso,
La ofrenda á la Patria en Cajamarca, de la señora
Castañeda, nos hace recordar otra también recomendable
de lina señora de la provincia de Patáz, en el año de 1821,
Ya no conservamos en la memoria, el apellido de tal Matro-.
na, que si no recordamos mal, era Morales, ascendiente de
los seftoreg Acosta, de la provincia de Huamachuco.
Hallándose el General San Martin en la Provincia de
Chancay, le remitió dos hijos suyos, para que fuesen dados
de alta en el ejército, mandándole con ellos, todo lo que
tenía de valor en sus alhajas. La carta de remisión decia,
que era la única ofrenda que podía dar á la sagrada causa
d<? la Independencia,
Este hecho notable de patriotismo, lo leímos en años
atrás en una obra extranjera, en que se hablaba del patrio^
tjsmo de los hijos de América. Por nuestros pocos años, tu^
vimos h indiscreción de no tomar el nombre de la Sra. de
Pata;?, que hubiera servido para enriquecer lo$ ^'Anales*'
-221-
cooio el déla viuda deCajamarca; más el hecho que rela-
tamos e8 histórico.
El Sr. Dr. D. Carlos Washburn, que es fuerte en His-
toria y Literatura, recuerda como nosotros, haber leido la
obra í que aludimos.
En el Departamento de la Libertad, no ha habido
pues, que estrañar el patriotismo y abnegación de los hi-
jos de Esparta.
Pero volvamos á contraernos á lo más que hizo el Ge-,
neral Bolivar en Cajamarca.
Llegó él 15 de Diciembre de 1823, por la tarde, casi
sin ser esperado, y en ese mismo día uno de sus Edecanes,
el Comandante D. Julián Santa María, le trajo de Lima,
poT la vía de Contumazá, una larga correspondencia inter^
ceptada á los españoles. Supo por ella que una flotilla de
guerra española compuesta de los bergantines -¿4 j^Ví j/ Aquu
¿es y una corbeta, acababan de entrar en el Pacíñco.
Las fuerzas que habia pedido el Libertador con urgen-
cia, estaban al salir de Guayaquil; y ya puede comprender-
se sus graves cuidados, por que fuesen sorprendidas por
las naves españolas y se perdiesen. El cuidado lo desveló
en la noche. Y al amanecer del día siguiente (16 de Di-
ciembre) estuvo en pié, y se puso á trabajar con luz artifi-
cial aún; hizo llamar al Ayudante López, al Capellán y á
Uii solo oficial que habia en la Secretaría, y pusiéronse to-
dos en labor. El Secretario del Libertador habia quedado
enfermo en el camino, como lo dijo en la carta que escri-
bió al Marqués de Tojre-Tagle. Estuvieron pues en labor
continua, hasta las 7 de la noche; disponiéndolo todo el
General Bolivar.
Una observación conviene hacer aquí. El Libertador
BO obstante sus marchas tan rápidas, llevaba siempre á su
Capellán que según nos lo dijo el Sr. Dr. D. Pedro José
Soto, Vicario de la Provincia de Huamachuco, fué un res-
petable eclesiástico, de apellido Torres, y muy ilustrado.
Después vimos que fué uno de los Obispos de Colombia^
Lo merecía.
' Expedita la correspondencia á las 7 de la noche, pre^-
vino al mismo Ayudante López que muy temprano del día
siguiente (17) debía ponerse eu marcha á Piuxa, á fin de
-^222-
Uegar sin demora á Guayaquil; pues conociendo la impor-
tancia de los pliegos que llevaba, era necesario que ni aún
durmiese en el tránsito. Le dio un pasaporte firmado por
su mano, para que las autoridades del tránsito le diesen en
el acto movilidad, con graves conminaciones en caso de no
hacerlo; concluyendo con la prevención al Ayudante, aun-
que en tono jocoso, que si se demoraba lo fusilaría.
Lo que referimos sobre correspondencia, puede verse
en la obra del Sr. Larrazaval — Vida del General Bolivar,
vol. IL p. 200. Y repetimos la narración del historiador por
ser hechos que han tenido lugar en el antiguo Departa-
mento de la Libertad.
Las autoridades de Guayaquil cumpliendo las preven-
ciones del Libertador, remitieron las dos divisiones, cuan-
do ya no habia peligro, y fueron las del General Córdova,
compuesta de 1,000 hombres, que desembarcó en Pacasma-
yo, en Mayo de 1824 y la del Coronel Miguel Antonio Fi-
gueredo, en Huanchaco con igual fuerza; internándose am-
bas sin pérdida de tiempo, por órdenes del Libertador á la
provincia de Huamachuco, por que como escribió al Mar-
qués de Torre-Tagle de Huamachuco, con fecha 10 de Di-
ciembre del 23, teniendo que hacer la campaña contra el
Virey en la sierra, era necesario aclimatar las tropas para
acostumbrarlas al frió y demás molestias de la cordillera.
El General La-Mar, se empleaba con el mejor éxito
en la disciplina y arreglo de las fuersas peruanas, estable-
ciéndose como hemos dicho, pata ello en Cajabamba.
Indicaremos algo más sobre la permanencia del Gene-
ral Bolivar en Cajamarca.
Fué alojado en la casa del Sr. D. Lorenzo Iglesias,
(Catalán) sobrino de los ricos españoles Espinhac D. Bue-
naventura, primo de D. Lorenzo, le dio un expléndido con-
vite al Libertador, y sentado á la mesa estrañó que el due-
ño déla casa don Lorenzo, no fuese uno de los concurren-
tes. Se habia excusado, temiendo ser recibido mal como
español. El General Bolivar, que era oportuno en todo,
preguntó por él, lo hizo comparecer y sentándolo á su la-
do, entró en pláticas diciendole entre otras cosdiS—^* Ojalé
que en el Perú y en la América^ hubiera el patriotismo que
tienen los Catalanes; pues con su somatén hicieron tanto en la
-223-
£uefrá Contra Napoleón^ defendiendo la Independencia Nacio^
nal'' Entró el Libertador en algunas consideraciones á es-
te respecto. Y en la larga conversación, inspirándole siem-
pre confianza, le dijo: Habrá U, oido decir que yó quiero
hacerme Rey en esta parte de la América. Necedades^ cuando
aqui no hay con que dar una cena d ten Rey,
El Sr. Iglesias D. Lorenzo, quien nos refirió todo esto
fué traido á Trujillo en 1838, por las autoridades de la res-
tauración, después de haber puesto en interdición sus bie-
nes, por las responsabilidades, que decían, pesaban sobre
él; pues siendo Sub-Prefecto de Cajamarca y uno de los
más activos sostenedores de la Confederación Perú-Boli-
viana, organizó un batallón de Guardias' Nacionales de más
de 500 plazas. El desafecto político por haber sido confe-
derado, quiso obligarlo para que entregase en las cajas del
Tesoro Público, todo cuanto se habia gastado en el bata-
llón, que ascendía á algunos miles.
El Coronel Iglesias del Batallón "Fieles," que así se
llamaba, descendió con su cuerpo á Trujillo, para servir de
guarnición en la Costa por que el General D. Domingo Nie*
to, que era Prefecto y Comandante General del Departa-
mento, marchó con una división, organizada en el Norte á
Lima, la que concluyó, con la batalla de ''GuiaJ*
Aparte de la prevención que habia contra el Sr. Igle-
sias, como confederado, se le inculpaba que siendo extran-
gero, no debió haber tomado parte en la política del pais.
Desempeñábamos entonces, la Secretaría de la Prefec-
tura del Departamento, siendo Prefecto el Sr, Coronel D,
José María Lizarzaburu, de quien merecimos verdadera es-
timación. Hicimos cuanto estuvo á nuestro alcance, para
libertar al Sr. Iglesias, de su confinamiento en Trujillo, y
de que se levantase la interdición de sus bienes. Tocamos
con grandes dificultades al principio; más el Sr. Lizarzabu-
ru, era de nobles sentimientos; y convencido con nuestras
súplicas y argumentos, se convirtió en protector del Sr,
Iglesias, obteniendo del Presidente, General Gamarra, que
se suspendiese, toda orden de hostilidad contra él.
Cuando nos hablaba el Sr. D. Lorenzo, de los cargos
que se le hacían, que como extrangero no ha debido mez-
clarse en la política del pais, nos decía con énfasis. "Tc«i-
L
-224-
go hijos peruanos, y Miguel ^uy joven entonces) mds
adelante podra servir á su Patria.**
No se equivocó el previsor Catalán, La heroica de-
fensa del Morro Solar, y la victoria de San Pablo, son he-
chos gloriosos que ni el trascurso del tiempo ni las pasio-
nes banderizas, podran borrar de la memoria de las gene-
raciones que se suceden.
CAPÍTULO XX.
SUMARIO. — Provincia de Chota. — Se proclamó y ¡uro tatn^
bien en ella la Independencia.-^El asiento mineral dé
Gualgayoc tenia un respetable vecindario que, excepto los
españoles, todos fueron decididos patriotas. — Se da ra-
zón cU los que lo fueron en otros Distritos. — Se explica
desde cuando se dividió el Vireynato del Perú en Inten-
dencias, cesando los Corregimientos.-^ El General D. Car-
los Lagomarcino, nieto de Carlos IV Rey de España^
fué Corregidor de dicha provincia d fines del siglo pasa^
do. — El General Vigil fué también hijo de la provincia
de Chota.
Terminada nuestra narración de cuanto pasó en la
provincia de Cajamarca; antes de hablar de la venida del
General Bolivar á Trujillo, consideramos oportuno referir
lo poco que sabemos de la inmediata provincia de Chota.
No conocemos los pormenores que ocurrieron en ella
para la proclamación y jura de la Independencia» y según
nuestra opinión se retardó más que en la de Cajamarca.
El mineral de Hualgayoc conservaba aún el afio 21
los restos de las boyas anteriores, y los acaudalados espa-
ñoles Espinhac y otros sujetos notables de diversas seccio-
nes de América, componían el vecindario del asiento mi-
neral. Los Espinhac emprendieron un enorme trabajo lla-
mado el "Socabón Real** para buscar el plan de las riquí-
simas vetas que habían dado las estupendas boyas ante-
rioreg. Murieron án ver el resultado.
- 22$ -
Fueron también vecinos respetables, un Sr. Bernal na-
tural del Ecuador, D. Félix María Rivarola de Buenos Ai-
res y de notable instrucción, los Zamora, D. Francisco Ca-
saus y otros que no podemos puntualizar; siendo todos de-
cididos patriotas. En Chota se distinguió como patriota la
familia Osores; y en Huambos D. Diego Manuel Orrego,
Jefe de la Guardia Nacional de Huambos con 1,058 pla-
zas, según el cuadro que antes hemos publicado de todas
las milicias arregladas en el antiguo Departamento de la
Libertad.
En Tayabamba se distinguió también por su patrio-
tismo, la familia Olano. En suma, excepcionando á los es-
pañoles, todos los vecinos notables de la provincia, fueron
abiertamente por la Patria.
En el alegato de méritos y servicios que presentó un
eclesiástico religioso secularizado, de apellido Correa Al-
cántara, en la oposición á curatos que hizo el año 40, el
Iltmo. Sr. Obispo Diéguez, leimos que abogaba haber pre-
dicado en una fiesta clásica de Hualgayoc, que era necesa-
rio decidirse por la Patria; pues encargándose de los goces
de la Patria Celestial,, descendió á explicar lo que era la
Patria terrenal; y cómo los hijos de ella estaban obligados
á su conservación y engrandecimiento. Y decía que habló
con tal entusiasmo que toda la inmensa concurrencia pro-
rrumpió en el templo en estrepitosos vivas á la Patria.
La antigua provincia de Huambos, denominada des-
pués Chota y dividida en el día en dos, con la de Hualga-
yoc, formaba el antiguo corregimiento de Cajamarca con la
de Huamachuco; hasta que por la demarcación territorial
que se hizo del Virreynato del Perú por real orden de 19
de Agosto de 1783, se establecieron las Intendencias ex-
tinguiéndose los corregimientos.
Llega la oportunidad de recordar á los hijos que com-
ponen la nueva provincia de Hualgayoc, que el que escri-
be estos Anales, presentó en las Cámaras el proyecto para
crearse dicha provincia. Nos hicieron el encargo D. Fran-
cisco Javier Odeaga (no Diputado entonces,) un Sr. Bcrnal
y otros que ya no recordamos, petición que acogimos y de-
fendimos con interés, por que era una medida de conve-
-226-
nlencia pública, lo que nos trajo graves molestias con el
Diputacfo entonces Br. Osores. Hacemos estos recuerdos
sin las puerilidades de la modestia, para que no olviden los
hijos de Hualgayoc, que al Diputado por HuamachuCo, y
á su tenaz empeño deben la existencia política que tienen.
Las reales ordenanzas de Intendentes que se dieron
para el nuevo Vireynato de Buenos Aires, se mandaron
apliqar al del Perú; y el Virey D. Teodoro de Croíx, con
fecha 7 de Julio de 1784 las puso en vigencia, dividiendo
el territorio del Vireynato en 7 Intendencias, que fueron
Lima, Trujillo, Tarma, Huamanga, Huancavelica, Cuzco
y Arequipa. La división se hizo por el Virey, de acuerdo
con el comisionado real D. Jorge Juan, demarcación que
fué aprobada por real orden de 6 de Febrero de 1787-
Sirva esta cita para conocer desde cuando se cred la
Intendencia de Trujillo, cuya división política se conservó
llamándose después Departamento de la Libertad.
Para que nuestra cita sea completa, diremos que la
provincia de Huamachuco, aún que componía con la de
Huambos el Corregimiento cié Cajamarca, fué separada en
1 761 por autoridad real, formando un Corregimiento apar-
te, á mérito de haberse organizado un prolijo expediente,
en el cual se acreditó la numerosa población de dicha pro-
vincia, su producción en los tres reinos, su industria, en la
que figuraban especialmente los obrajes y la ganadería.
El primer Corregidor fué el Sr. D. Martin de Aranda,
ascendiente del que escribe estos Anales, y uno de los más
ricos propietarios de la provincia de Huamachuco. Sus va-
liosas haciendas "Angasmarca" "Calipuy" y otros fundos,
recuerdan el nombre del antiguo Corregidor. Feijóo de
Sosa Corregidor de Trujillo, en su obra Descripción de Tru^
jilloy publicada en 1761, se ancarga en el capítulo VI de
la separación de la provincia de Huamachuco de la de Ca-
jamarca, para formar un corregimiento separado, y entran-
do en pormenores, dice: que el primer Corregidor fué el
citado Sr, Aranda.
Antes de dejar la provincia de Chota, ó sea la antigua
de Huambos, diremos que ella tiene en sus Anales haber
sido gobernada por el Sub- Delegado ó Corregidor D, Cár«
Lldb
J
-227-
los Lagamarsíno, hijo natural del Rey Carlos IV y herma-
no por tanto de Fernando VII; lo que tuvo lugar á fines
del siglo pasado.
El Sr. Lagomarsino vastago de la casa real de Espa-
fia, vino á Trujillo, según nos lo dijeron los señores Canó-
nigo Dr. D. Pedro Madalengoitia, José María Lizarzaburu,
E). Pedro La-Comba y otros, trayendo una real cédula pa-
ra que las cajas reales de Trujillo le diesen cuanto dinero
pidiera. Y nos referían que su moderación fué tal, que no
pidió sino una cantidad muy pequeña para pasar á su co-
rregimiento. Sostienen los hijos de Chota que el General
D, Carlos Lagomarsino, hijo del corregidor, nació en Cho-
ta; pues hablando de los militares importantes que ha da-
do dicha provincia, traen á cuenta al General Lagomarsino,
lo mismo que al General Vigíl. Y es indisputable que los
chotanos, aún los hijos del pueblo, son magníficos soldados.
No perderemos la oportunidad de decir que el Gene-
ral Lagomarsino, Coronel el año 36 en la batalla de Soca-
baya, mandando la Caballería del General Salaverry for-
mada en este Departamento, se distinguió por sus brillan-
tes cargas, al estremo de haber arrollado con 120 giitetes y
acuchillado al regimiento Villagra del General Santa Cruz
de 400 plazas. Y las cargas fueron tan impetuosas que rom-
piendo las masas de infantería, salió á retaguardia de ellas.
Estos pormenores nos lo refirió muchas veces lleno de ad-
miración, nuestro respetable compañero en la Corte el Sr,
Dr. D. Pío Vicente Rosell, que fué uno de los curiosos
que presenciaron la batalla.
Tienen pues razón los chotanos para recordar como un
timbre de honor, á sus compatriotas al General Lagomarsi-
no y General Vigil, Brigadier éste del ejército del Rey; y
de cuyo valor y pericia se encarga el historiador español
General García Camba, al hacer relación de las campañas
del ejército real en el Alto Perú.
El General Lagomarsino de que hablamos, há sido tío
abuelo del actual Prefecto de este Departamento, 8r. José
Sánchez Lagomarsino. Y es coincidencia que hagamos es-
tos recuerdos, cuando un nieto suyo está gobernando lo
que ha quedado del glorioso y antiguo Departamento de
la Libertad.
-228-
CAPÍTULO XXL
SUMARIO. — Viaje del General Bdivar de Cajamarcaá
Trujtllo. — Se le recibe con el mayor entusiasmo, — Rl Al-
calde Municipal Sr, Archimbaud lo felicita^ y contestar
ción que le dio, — Pasa el Libertador d Pativika de don-
de regresa pronto, — Establecimiento del Tribunal Supe-
rior de Justicia por el Ministro general Dr. Sdnckez
Carrión, — Se completa la biografía que hizo del Minis-
tro el historiador Sr. Paz-Soldan
El General Bolívar estuvo en Gajamarca muy pocos
días, sin pasar á Chota. Expidió las iriás apremiantes órde-
nes para que remitiese dicha provincia el contingente de
hombres que le seftaló, á fin de completar el ejercito perua-
no que debía arreglar y disciplinar el General La-Mar. —
Chota pues, con las provincias de Gajamarca Huamachuco
y aún la de Patáz, formaron la Infantería peruana que se
cubrió de gloria en Ayacucho, y de las provincias de la
costa Trujillo, Lambayeque y Piura se formó la Caballe-
ría, siendo el cuerpo principal el glorioso Regimiento "Hu-
zares de Junin.'*
En la carta que pasó el General Bolívar de Gajamarca,
con fecha 14 de Diciembre de 1823 al Presidente Marqués
de Torre-Tagle, le decía que dentro de seis días estaría en
Trujillo, y conocida su exactitud debió llegar á Trujillo el
20 á lo más.
Fué la primera vez que tocó en esta ciudad; pues á
Gajamarca vino de la provincia de Chancay, por Huama-
chuco, alojándose en ésta en la casa del respetable Párro-
co Sr. Dr. D. Pedro José Soto, á quien apreció tanto por
su ilustración y patriotismo.
En Trujillo fué recibido el Libertador con el mayor en-
tusiasmo, la Municipalidad fué la primera en felicitarlo. El
Alcalde lo era el Sr. D. Andrés Archimbaud natural de
Panamá, vecino de Trujillo, donde dejó una respetable fa-
milia.
- 229-
Es tradición, y nos lo dijeron los concurrentes, que el
Sr. Archimbaud pronunció al felicitar al Libertador, una
conceptuosa arenga, en que hablaba de su carrera política,
de sus gloriosas batallas en Colombia, y de las fundadas
esperanzas que tenía el Perú de alcanzar su Libertad é In-
dependencia, mediante los esfuerzos del Libertador.
Nos celebraron la arenga, que debió ser ciertamente
buena, por que el 8r. Archimbaud tenía talento y no care-
cía de instrucción. — Fué sí bastante criticado por haberse
excedido en los elogios; pues una de las cosas que dijo, fué:
"qué debíamos honrarnos de pertenecer á la especie huma-
na, por que el Sr. General Bolívar era hombre.**
El antiguo seflor Administrador del Tesoro D. Pedro
Lacomba, eT Sr. Lizarzaburu don José María y otros, nos
hablaron de lo exajerado del elogio. Era dispensable; el
Sr. Archimbaud, natural de Colombia, debía tener inmensa
satisfacción, al felicitar á un compatriota suyo que había
dado la libertad é independencia á su patria, y que venía
á hacer lo mismo en el Perú. Los arrebatos de entusiasmo,
no pueden algunas veces dominarse.
El Libertador recibió muy bien la felicitación, y con
la elocuencia con que sabía hacerlo, contestó en el acto en
términos apropiados, concluyendo por decir: ^^que sobre las
cenizas de Atahuélpa, cuyo sepulcro acababa de visitaren Ca-
jamarca, había jurado hacer la libertad del Perú\ y que lo o-
f recia asi al ciudadano que lo felicitaba d nombre de la ciu-
dad que fundó Pizarrón
Después haciendo sentar á su lado al Alcalde, y convi-
dando asiento á los demás municipales, entró en pláticas
sobre el esfuerzo que había hecho Colombia, para conse-
guir su independencia, y que se prometía que el Perú ob-
tendría también su libertad, mediante los que debían hacer
todos sus hijos, como esperaba que lo verificasen.
El Sr. Archimbaud no solo en su calidad de Alcalde,
prestó muy importantes servicios á la causa de la Indepen-
dencia, sino también en la clase de particular. Como Alcal-
de presidió la Junta de Notables que distribuyó el contin-
gente de guerra que exigió de Trujillo el Libertador. Com-
pusieron dicha Junta personas muy notables, siendo uña de
ellas, el Marqués de BeUa-Vista D. Manuel Oavero y Mufloz.
-230-
Segun Larrazaval, vida de Bolívar, volumen 2.^ pági-
na 245, de Trujillo y Huamachuco, sacó el Libertador pa-
ra abrir la campafta, una contribución de guerra de pesos
100,000, que se díó lo más en barras de plata, que se cam-
biaron en el comercio á soles 7 el marco.
Sensible es que hayan desaparecido los libros de la
antigua Tesorería, que nos darían datos sobre el particu-
lar; más en bu defecto, nos remitimos al historiador citado,
que ha escrito según los datos oficiales y memorias del Ge-
neral Bolívar.
Nos dice pues dicho historiador, que la contribución
de guerra fué de soles 400,000 que debían sacarse del De-
partamento de Trujillo, y parte del de Huánuco, hoy An-
cachs; más que la cantidad que se logró hacer efectiva de
pesos 100,000 fué de Trujillo y Huamachuco. Cuando
nos encarguemos de la permanencia del Libertador en
Huamachuco en Abril y Mayo para abrir la campaña, ha-
blaremos del empréstito, y como se realizó.
La permanencia del Libertador en Trujillo, fué de
muy pocos días; pues en 7 de Enero de 1824, escribía de
Pativilca al Presidente Marqués de Torre-Tagle, hablándo-
le de haber terminado la facción de Riva-Agüero en el Nor-
te; y al encargarse del ejército peruano que había en él, le de-
cía que los cuerpos eran tales que no valian un comino^ y que
todo lo tendría que hacer con las fuerzas de Colombia.
Se equivocó el Libertador; pues el triunfo de Junin
se debió exclusivamente al Regimiento Coraceros del Pe-
rú, formado en este Departamento, y que secundando su
heroísmo, contribuyó á los triunfos de Ayacucho. Y la In-
fantería al mando del General La-Mar, se portó en Aya-
cucho con tal bizarría, que recomendó el General Sucre de
una manera especial su brillante comportamiento. Todo
fué pues, debido á la buena disciplina, y organización que
le dio el General La-Mar.
En Pativilca, ó sea la provincia de Chancay, permane-
ció el Libertador menos de dos meses; pues tuvo que regre-
sar con precisión á Trujillo. Las traiciones del Sargento
Mollano en los castillos, las de los Escuadrones Granade-
ros de los Andes en la tablada de Lurin, las de los Escua-
drones Peruanos Lanceros del Perú y Lanceros de la
-231-
Giyirdla en Supe, pasándose todos al General Rodil, Go*
bernador de las fortalezas del Callao, como minuciosamen-
te lo hemos explicado en los capítulos 8.° y 2.® agravaron
tanto las cicurístancias, que debiendo ocuparse la Capital
de un día á otro por las fuerzas españolas al mando del Ge-
neral Monet, obligaron al Libertador á regresar al Depar-
tamento de la Libertad, que era lo único con que se con-
taba en favor de la Independencia. Así pues, en 15 de Mar-
zo ya estaba en Trujillo, expidiendo muy importantes de-
cretos, autorizándolo el Secretario interino Dr. D. José
Domingo Espinar.
Terribles eran los decretos, qual las circunstancias
apremiantes lo exijian. En 18 de Marzo expidió el que im-
ponía Idi pena capital á los empleados de hacienda que de-
fraudasen las rentas nacionales. Y con fecha 26 del mismo
Marzo, publicó el (fue declaraba á Trujillo Capital del Perú,
mientras la de Lima estuviese ocupada por los españoles.
Y en medio de tan graves cuidados, no deben olvidar
los pueblos del Norte, que el General Bolívar atendiese al
servicio público estableciendo la Corte Superior de Truji-
llo, por decreto de 26 de Marzo autorizado por el Secreta-
río Coronel D. José J. G. Pérez ¡Cuan grande era pues el
General Bolívar, que en medio de la guerra, cuando todo
parecía perdido por los repetidos triunfos de las armas es-
pañolas, y reducida la Patria al único Departamento de la
Libertad, se ocupaba de que hubiese en él administración
de justicia, como una necesidad social! Calkba la Dictadu-
ra, para que imperasen las leyes en el orden civil.
El Ministro General Dr. Sánchez Carrión, hijo del De-
partamento, estableció la Corte por antorización especial
del Libertador.
Como documento histórico, publicamos á continua-
ción el acta de instalación del Tribunal.
R. P.
Acta de la Instalación de la Corte de Justicia
DEL Norte.
En el nombre de Dios justiciero, dador y protector de
la libertad del hombre, en la ciudad de Trujillo del Perú,
-232-
á 3^1/^M^ ^^^ ^^<> d«l nacimiento del sefior de 1824,
5^6 . ^^ *? República, y cuarto de su gloriosa Indepen-
dencia, reunidos el cabildo eclesiástico y secular, prelados
d^ ^ f^*^8ioncs, profesores del foro, Colegio y gran con-
^^fSO ae ciudadanos que asistieron á la instalación de la
Cot^^^^P^rior de Justicia, establecida conforme á la cons-
titución, se presentó á autorizarla el Sr. Dr. D. José Sán-
che2 Camón, Ministro General de Estado y en consecuen-
cia d^ *^^ facultades concedidas por su Excelencia el Liber-
tada^ de Colombia, dictador del Perú, tomando en mano
la gaceta número 26 de Marzo del presente año, procedió
4 la lectura del decreto de su erección, la que concluida
dispuso que el Sr. Dr. D. Manuel Lorenzo de Vidaurre y
Encalada, Presidente del Tribunal prestase ante él, el jura-
mento en esta forma— ¿Juráis por Dios y por los Santos
Evangelios, guardar y hacer guardar la constitución políti-
ca de la República peruana, sancionada por el Congreso
Constituyente, y ser fieles al Gobierno, que la Nación ha
depositado en el Libertador Simón Bolivar? — Si juro. —
¿Juráis haberos bien y fielmente en el cargo que os ha con-
fiado? — Sí juro.— Si así lo hiciereis, Dios os premie; y sino
os lo demande, y la Nación os haga responsable conforme
á las leyes — En seguida el expresado señor Presidente,
después de haber tomado su asiento en señal de posesión,
recibió el mismo juramento á los señores Vocales Dr. D.
Gregorio Luna, Dr. D. Francisco Javier Mariátegui y Sr.
Fiscal Dr- D. Gerónimo Agüero, con lo que ocupando sus
respectivas sillas, pronunció el referido señor Ministro un
discurso propio del caso, á que contestó dicho Sr. Presi-
dente; y habiéndolo acompañado con los demás señores
Vocales, hasta el corredor del Tribunal, se dio fin á las ci-
tadas ceremonias notándose en los concurrentes, un vivo
placer, al ver erijido bajo los auspicios del Libertador de
Colombia, un baluarte de la del Perú, que asegurará sus
propiedades, honor y fama.— y<^^/ Sánchez Carrióny — Ma-
nuel de Vidaurre y — Gregorio Luna^ — Francisco J, Moridte^
guiy — Gerónimo Agüero.
Sin embargo de que el historiador contemporáneo Sr,
Dr. Paz-Soldan, ha hecho una lijera biografía del Dr. Sán-
chez Carrión en el primer tomo de su historia á la página
-233-
4* diciendo de él que pot su saber y talento, mereció ocu-
gar los puestos más distinguidos, hablando que nació en
[uamachuco en 1787, dice que fué hijo de padres honrados.
Nosotros completaremos la biografía, manifestando que
por su nacimiento, fué algo más. — Y lo hacemos pues aún
que en la República, no hay más títulos de merecimiento
que el saber y la virtud, entra en mucho, para apreciar el
mérito de las personas^ el pertenecerá una familia distin*
guidái
El Dr. José Faustino Sánchez Carrión, lío solo fué
nuestro compatriota, nacido en la ciudad de Huamachuco,
sino también nuestro deudo; y aún que sea con recelo de
que se nos tilde de indebidas pretenciones, explicaremos
que fué por su nacimiento, de lo que antiguamente se lla-
maba nobles.
La niadre del Dr. Carrión fué doña Perfecta Aranda,
hija del Corregidor de Huamachuco D. Martin de Aranda,
la que casó con D. Agustín Sánchez Carrión, de Loja, ó
jpiura, Y éste Sr. Carrión provenía de una noble familia de
España.
El Sr. Chantre que fué de este Coro Dr. Escudero na-
tural de Piura, que se educó en Roma, expresando que por
su familia era Carrión, personas bien informadas le expu-
sieron, que tal familia pertenecía á la nobleza de España, y
que por tanto debía considerarse noble, presentándole á
poco -tiempo los títulos de familia, que así lo acreditaban.
Este dato nos lo dio hace poco el Iltmo. Sr. Medina, ha-
blando de la familia Carrión, y de lo ocurrido con el Sr.
Presbítero Escudero. Así pues, por la línea materna, el Dr.
Carrión fué nieto del Corregidor D. Martin de Aranda, y
|>or la paterna hijo de D. Agustín Sánchez Carrión, perte-
neciente á la nobleza española.
Daremos nuestra relación de parentesco, con el citado
Dr. Sánchez Carrión, para que no se presuma, que en aten-
ción á los altos puestos que desempeñó en la República,
nos hemos aficionado á ser pariente suyo.
Nuestra bisabuela doña Rosa de Aranda fué también
hija del Corregidor D, Martin; y habiendo casado con el
Teniente D. José Vaca, tuvo por hija á doña Rosa Vaca
maáre de nuestro padre D. Manuel Santiago Rebaza,
-234-
De manera que nuestra bisabuela dofta Rosa Arandá,
fué tía carnal del Dr. Sánchez Carrión; dofia Rosa Vaca su
sahiina, y nuestro padre Sr. Rebaza, sobrino suyo en se-
gundo grado.
Nunca hemos hecho mérito de nuestro parentesco con
el Dr. Sánchez Carrión, contentándonos sólo con que el
Ministro General del Perú en la época de sacrificios y de
prueba en la sagrada lucha de la Independencia, hubiese
nacido en la histórica ciudad de Huamachuco.
Y nos hemos estimulado á decir algo sobre el naci-
miento del Dr. Sánchez Carrión, al leer que nuestro amigo
el Sr. Dr. Paz-Soldan, lo llamase solo hijo de padres ¡ion-
radoSy cuando pudo haberse extendido más, expresando
que provenía de una familia muy distinguida.
Queda pues completada la biografía del hijo ilustre
del Departamento, que como Ministro General de los ne-
gocios del Perú, tuvo la honra de establecer en esta Capi-
tal la primera Corte en la República, Corte que felizmente
existe hasta el día, con la reputación, que como interesados
no nos es permitido elogiar.
CAPÍTULO XXIL
SUMARIO. — Desagradable incidente en Trujillo, eTttre los
Húzares de Colombia y los Coraceros y las consecuencias
que esto trajo. — El Capitán Cajero del batallón Caracas
fué fusilado en Trujilh por orden del Libertador^ y en
Huamachuco otros por el General Lara. — Se hace méru
to de algunos actos de disciplina. — Tiempo que residió
el General Bolivar en Trujillo, declarándola. Capital
provicional de la República. — Decretos que expidió y
proclama abriendo la campaña.
Es tradición, y nos lo dijeron muchos ancianos, que al
regresar el General Bolivar de Lima á Trujillo, á mediados
de Marzo del 24, al dar vista con su Estado Mayor y de-
más comitiva del cerro de la garita de Moche á todo el
-235-
hermoso valle del Chimü y parte de Santa Catalina, ha-
llándose el horizonte despejado, dijo: "¿Han visto ustedes
un cielo tan hermoso y una cosa igual en todo á Colom-
bia?" y luego encargándose del clima de la costa, del de la
sierra, las ricas producciones en los tres reinos. & S:^ con-
cluyó, — "ciertamente esta tierra es privilegiada; más como
ha de ser. La fábula tiene también su enseñanza, ella nos
dice que no todo lo ha de dar Júpiter á una sola persona."
Hablaba de la falta de hombres públicos que le diesen di-
rección, no obstante ser tan favorecida por la naturaleza.
Como media hora estuvo haciendo éstas refleccíones, y
siguió el camino.
Nos olvidábamos de referir un desagradable aconteci-
miento en Trujillo, hallándose el Libertador en Pativilca,
lo que trajo graves disgustos y que quedase fuertemente
prevenido con el General La-Fuente, que era el Prefecto
del Departamento. Lo ocurrido fué lo siguiente.
En Trujillo estaba acantonado el famoso Regimiento
''Coraceros" después "Húzares de Junin," cuyo jefe
principal era el General La-Fuente, que lo habia formada
en este Departamento. Se recordará que cuando asumió la
Prefectura, después de la prisión de Ríva-Agüero, fué con-
servado en el mando del Begimiento. El arreglo y disci-
plina de éste era excelente. Se componía de tres Escua-
drones mandados por el Teniente Coronel D. Ramón Cas-
tilla 2.° Jefe del Regimiento, por el Teniente Coronel D.
Sebastian Fernandez— lambayecano, y el tercero por un
español D. Manuel Barriga que formó después una respe-
table familia en Trujillo; pues casó con la señorita doña Jo-
sefa Suarez— como Barriga conocía perfectamente el arma
de caballería, era el principal instructor del Regimiento.
Se hallaiía también en Trujillo, el Regimiento Colom-
biano Húzares de la Guardia del General Bolívar, y entre
los soldados habia emulación, y algunas veces rencillas. En
un día de fiesta, en el arrabal de la portada de hi sierra, es-
taban en diferentes tabernas tomando licor del pais, algu-
nos soldados de Húzares y de Coraceros en corto número.
Los Colombianos considerándose superiores á los Corace-
ros, invocando sus triunfos en las batallas de Colombia, los
miraban con desatención. De la disputa de palabras se
-2'^.6-
)
enardecieron más, y pasaron á los hechos; y estando arma-
dos algunos, se acometieron reciprocamente. Con la noti-
cia, los Hüzares de Colombia, ocurrieron armados en auxi-
lio de sus compañeros, haciendo lo mismo los Coraceros;
de manera que la riña que principió por algunos pocos sol-
dados, casi se hizo general entre ambos cuerpos y hubo
muertos y heridos, quedando el campo por los Coraceros.
Los de Colombia debieron á su modo, dar el parte de
lo ocurrido al General Bolívar en Pativilca, y montado en
colora, pasó su Secretario general terribles notas oficiales
al Prefecto General La-Fuente, diciendole entre otras co-
3as, que la alevosía de los peruanos asesinaba en las calles
á los soldados que habían venido á libertarlos. El Prefecto
contestó con dignidad y firmeza, explicando la verdad de
los hechos, y que por las rencillas de soldados tan frecuen-
tes, aun perteneciendo á una misma nación, no podía sos-
tenerse, que hubiese ingratitud, ni alevosía en los perua-
nos, que sabían estimar el servicio que se les venía á pres-
tar por los auxiliares de Colombia.
Las cosas no pasaron adelante; más el General Bolívar
tomó entre ojos al General La-Puente, y se previno con-
tra él.
En el archivo de la antigua Prefectura, existían las no^
tas oficiales del Secretario del Libertador, y las respuestas
del General La-Fuente que leimos algunas veces tomando
copias de ellas para cuando pudiésemos escribir los Anales,
Algunos ancianos de Trujillo, nos refirieron la pelea
de los Húzares y Coraceros; siendo el más minucioso en
sus relatos, D. Santos Villalobos que lo presenció todo.
El Marqués de Torre-Tagle en el manifiesta que dio
con fecha 6 de Marzo de 1824, de algunos sucesos notables
de su gobierno, se encarga de lo ocurrido entre los Húza-
res de Colombia y los Coraceros del Perú y explica que
afectado el General Bolívar, pidió la separación del Gene-
ral La-Fuente de la Prefectura, en la que no conviiio;. más
cuando desapareció la Presidencia del Marqués, y asumió
£or completo la dictadura el General Bolívar, el General
a-Fuente fué separado de la Prefectura del Departamen-
to, y nombrado en su lugar el Corone} Di José Cíabriel Pc-
re?, Secretario del Libertador,
-237-
Daremos. noticia de un trájico suceso que tuvo lugar
en Trujillo, cuando la permanencia en ella del Libertador.
Fué un acto á nuestro juicio de crueldad, que no quisiéra-
mos relatar.
El batallón "Caracas" se hallaba en Trujillo, y el Ca-
pitán Cajero era un joven distinguido que pertenecía á
una familia de Caracas; y aun se decía pariente del Liber-
tador, jugó la caja del cuerpo que no era gran cosa $ 700.
Tomó conocimiento el Libertador del hecho que fué com-
probado, y mandó fusilarlo.
Puesto en capilla, el Cabildo Eclesiástico, asocián-
dose á él muchas personas notables, fueron á interesarse
para que se le perdonase l»>vida — El General Bolivar se ne-
gó diciendoles entre otras cosas: ''Quién de ustedes puede
tener las razones que me asisten para sentir como yó la
ejecución del Capitán; más la severa disciplina y la morali-
dad del ejército, me obligan á tomar esta medida. Siento
no poder atender á la humanitaria súplica de ustedes.''
Despedidos los concurrentes, subió á los altos de la
Gasa de Gobierno que hoy es Prefectura, se encerró y pre-
vino á sus Edecanes que nadie lo viese. A los altos se le
llevó la comida, y solo abrió al día siguiente, cuando oyó á
las ocho de la mañana la detonación de los tiros con que
se hizo la ejecución en la plaza principal.
Fué pues ésta una innecesaria crueldad. — Bastaba ha:
ber hecho juzgar y depuesto del empleo al infortunado
Capitán. — Consideramos que el rigor de la disciplina, no
podía obligar á tanto.
Recordamos con este motivo, cual era la severidad que
había entonces.
El General Jacinto Lara, Comandante General de
una División de Colombia, hizo ejecutar en Huamachuco
en el afto 24, antes de la llegada del Libertador, á un sol-
dado del batallón "Rifles" por que hurtó una cuchara de
plata al Párroco Sr. Dr, D, Pedro José Soto.— En la casa
parroquial, estaba alojado el Coronel del cuerpo Sr. Artu^
ro Sandes, con cuyo motivo iba el soldado á la ca«a, y tu-
vo lugar el hurto. Puesto en capilla el soldado, se interes<!^
por su vida el Párroco y demás vecinos principíala, Más
na^a. consiguieron del severo General, y el soldado fué fu-
-238-
filado en la plaza principal á presencia de todo el ejército.
Se sostenía, entonces que sólo con el rigor de la discipli-
na, podía el ejército ponerse en aptitud de vencer á los es-
pañoles.
Otros soldados del ejército de Colombia y del Perú,,
fueron también fusilados en Huamachuco, hallándose ya
en la ciudad el Libertador; más fué por desertores. La eje-
cución no se hizo en la plaza ni en la ciudad, sino á cuadras
de distancia, en un sitio denominado "La Quinta/' Llamó
la atención por que no se les ejecutó en la plaza de la ciu-
dad, como sehabia hecho antes con el soldado del "Rifles''
y se dio por razón, que hallándose el Libertador presente,
era faltar á sus altos respetos, hacer el fusilamiento dentro
de la población.
Hemos anticipado estos episodios que tuvieron lugar
en Huamachuco, por la referencia del fusilamiento en Tru-
jillo del Capitán cajero.
Otro acto del General Bolívar en Trujillo, de severi-
dad en la disciplina:
Se habían dado órdenes á las autoridades, para la re-
quisa de caballos de los que tanto se necesitaban para re-
montar la caballería.
El Sr. D. Gerónimo La-Torre vecino respetable y a-
comodado en Trujillo, pasaba un día por lá plaza montado
en un magnífico caballo. Uno de los Jefes de Colombia lo
hizo desmontar quitándole el caballo, que mandó al cuar-
tel. — El Sr. La-Torre de la misma plaza, se dirigió á casa
del Libertador y le dio la queja. En el acto le hizo devol-
ver el caballo, reprendió severamente al Jefe; y aún se dice
que lo depuso del mando del cuerpo, reconviniéndole por
su proceder; pues aunque se había mandado tomar caba-
llos, debían hacerlo las autoridades políticas, y no los mili-
tares. Este hecho nos lo han referido algunos vecinos an-
tiguos de Trujillo, refiriéndose al mismo Sr. La-Torre.
Del suntuoso baile que le dio la Municipalidad de Tru-
jillo al General Bolívar en la casa del Estado, llamada Te-
sorería, ya hemos hablado antes, y como quedó muy satis-
fecho del bello sexo y de la sociedad escójida de Trujillo.
En ella sólo permaneció el Libertador, menos d« un
mes, desde 'el 15 de Marzo hasta el 11 de Abril; arreglan-
-239-
dolo todo pora abrir la campaña con su genio y extraordí'»
narí^ actividad.
Trujillo fué proclamada como lo hemos dicho Capital
de la República, por decreto de 26 de Marzo, mientras Li-
ma estuviese ocupada por los españoles.
Se expidió repetimos el decreto muy notable (18 de
Marzo) imponiendo la pena capital á los empleados de ha*
cienda que defraudasen las rentas nacionales. Las circuns-
tancias podian disculpar semejantes disposiciones. Y el úl-
timo decreto que expidió (11 de Abril) fué declarando que-
los bienes de los particulares ó de las comunidades que
existiesen bajo la denominación española, se tomase en usu-
fructo para la hacienda pública; y conforme á este decreto
la valiosa hacienda de Chusgon de los Agustinos de Lima,
fué retenida por las autoridades independientes, por que
Lima habia sido ocupada por el General Monet, como an-
tes lo hemos dicho. Y decimos que fué retenida, por que
desde el año 21, fué tomada por las autoridades indepen-
dientes aconsecuencia de que el religioso español Prior
Fray Pedro Pasos que la administraba, fué uno de los cau-
dillos que con don Miguel Escalante hicieron una reacción
en la provincia de Huamachuco á favor del Rey.
Cuando nos encarguemos de la permanencia del Li-
bertador en Huamachuco en Abril y Mayo, (1824) para
abrir la campaña, explicaremos que debido al respetable in-
flujo del Sr. Vicario de la provincia Dr. D. Pedro José So-
to, no perdió el convento la hacienda; pues estuvo en po-
der del Gobierno independiente, hasta el año 26 en que le
fué devuelta.
Antes de dejar el Libertador Trujillo para pasar á
Huamachuco, su Secretario General Dr. D. José Domingo
Espinar, pasó al Ministro de Colombia, con feclia 31 de
Marzo, una apremiante nota en que insistía que se le man-
dasen los auxilios que tenía pedidos desde Pativilca, con
fecha 25 de Febrero; y eran de 12 á 16 mil hombres per-
fectamente armados y equipados, y entre ellos mil hombres
de caballería de los Llaneros de Venezuela.
En la nota de Pativilca hizo la más penosa pintura
del Perú, por las traiciones que habian tenido lugar, y que
disponiendo el General Canterac de ocho á nueve mil hom-*
•
brcs en Jauja, presto seria reforzado con el Qeneral Val-
déz, con cuatro niH hombres más; de manera que los espa-
ñoles, emprenderían la campafta contra el ejército indepen-
diente, con una masa de catorce mil hombres, cuando el
Libertador no disponía sino de cuatro mil moldados de Co-
lombia; pues las fuerzas del Perú, decía, á más de no subir
á tres mil hombres, eran visofíos y con todos los vicios y
resabios de las facciones políticas á que habían pertenecido.
Esos auxilios tan urgentemente damandados, no pu-
dieron venir, sino en el escaso número de dos mil hom-
bres, que como antes lo hemos dicho, trajeron el General
Górdova y el Coronel Figueredo; de manera que la campa-
fta se abrió de Huamachuco, con seis mil Colombianos, y
tres mil Peruanos de lo que hablaremos más adelante.
El Sr. Larrazaval en la vida de Bolívar, nos dice que
se afectó fuertemente cuando supo en Trujillo que no po-
dían venir de Colombia las fuerzas exigidas, por que una
ley prohibió que no saliesen sin orden especial del Congre-
so, lo que atribuyó á manejos del Vice Presidente de Co-
lombia General Santander.
En el apremiante oficio de Trujillo, decía, que el Li-
bertador había sufrido la fnds melancólica impresión por
las infinitas dificultades y obstáculos que se oponían, y que
si llegaban á venir las fuerzas sería ya tarde.
Salió pues el Libertador de Trujillo para Huamachu-
co; y de Otuzco escribió con fecha 15 de Abril al Coronel
Heres, y al General Sucre, que se hallaba en Huaráz con
una división de Colombia, avanzada del campamento de
Huamachuco.
Al primero le decía que Abril y Mayo, lo emplearía en
marchar, y Junio en combatir. Y al segundo, que los espa-
ftoles abrirían la campaña con ocho mil hombres á lo más, y
que pudiéndoles poner otros tantos, el triunfo por la Pa-
tria era seguro.
Habría variado el Libertador de concepto para las
fuerzas espafíolas, con que debió haber sido atacado, por
que para esta fecha, ya pudo saber la defección del Gene-
ral Olaftetaen el Alto Perú; y que el General Valdéz, saUó
con cuatro mil hombres á reducirlo á la obediencia del Vi-
rey, cuya división se perdió en la batalla de la Lava.
El General Bolívar antes de abrir la campaña en Hua-
machuco, expidió en Trujillo la proclama (Marzo de t$24)
anunciándola. — En ella hizo la pintura más triste del Pe^
rú por las traiciones y per fidias de que era victima, Y como
se le habia inculpado que quería agregar el Perú á Colom-
bia, concluyíí con estas notables frases: ''Peruanos el cam-
po de batalla que sea testigo del valor de nuestros solda-
dos, del triunfo de vuestra libertad; ese campo afortunado
me verá arrojar de la mano la palma de la dictadura y de
allí me volveré á Colombia con mis hermanos de armas, sin
tomar un grano de arena del Perú, dejando la libertad."
El citado Sr. Larrazaval, no registra en su obra esta
proclama; más ella se hallaba en la Gaceta Oficial de Tru-
jillo en el archivo de la antigua Prefectura, y la inserta
también el Sr. Paz-Soldan en su historia del Perú Inde-
pendiente.
Y no hemos debido silenciar un documento tan impor-
tante, por que es necesario haya constancia, que en Tru-
jillo Capital provisoria del Perú, hizo el Libertador la pro-
mesa solemne de que se alcanzaría la libertad é indepen-
dencia de la Patria.
CAPÍTULO XXIII.
SUMARIO. — El General Bolívar avisa su viaje d Huamor
chuco. — El General Lar a previene d la Municipalidad
que se nombre d una persona para que felicite al ^Liber-
tador d nombre de la población^ y se nombró ciL Sr, Jacin-
to Maria Rebaza.-^ Solemne entrada que hizo. — Discur-
so de felicitación y demds incidencias.
Escribió el Secretario general del Libertador al Gene-
ral D. Jacinto Lara que se hallaba en Huamachuco con
las fuerzas de Colombia, designándole el día en que esta-
ría el Libertador en la capital de la provincia. El expresa-
dp Sr. General Lara era Comandante General de la pro-
-242-
vincia, y encargado de proporcionar cuanto se necesitaba
para el ejército acantonado en ella.
El General La-Mar con el ejército peruano estaba en
Oajabamba.
En todos los distritos de la provincia habia Coman-
dantas militares con dependencia del Comandante Gene-
ral; ya puede comprenderse cuales serian las medidas que
se eniplearian para sacar cuanto era menester.
El General Lara con el aviso que tuvo del día de la
llegada del Libertador, mandó á la Municipalidad de Hua-
machuco el siguiente recado: "Que el día tal, fué 17 ó 18
de Abril, debia llegar S. E. el Libertador, que por estima-
ción al pueblo haría su entrada solemne, recibiéndolo el
ejército de gran parada, y con todos los honores de orde-
nanza; que lo avisaba á los señores Municipales, para que
nombrasen una persona que á nombre del pueblo lo felici-
tase; más que entendiesen que el Libertador era muy leido^
[palabras textuales] y que no le aoradaban simples palan-
ganadas.*'— Los Alcaldes lo fueron D. Luis Reyna y D-
Juan José Víllalba.
Con semejante recadólos Mu- .cipales todos se dirigie-
ron al Sr. Vicario Dr. Soto, suplic ndole que se encarga-
se de la felicitación; pues á más de su alta capacidad, ya
conocía al Libertador, por haberlo tenido alojado antes en
su casa cuando pasó para Cajamarca en Diciembre del
año 23.
El Sr. Soto después de decirles que era muy oportuna
la felicitación, se escusó, por que se reservaba decir lo con-
veniente, en la misa solemne que debía celebrar antes de
que saliese á campaña el Libertador; que viesen al Sr. Ja-
cinto Slaría Rebaza hijo del lugar, que era buen estudiante
y que tenia dotes oratorias. El Sr. Rebaza tío del que escri-
be estos Anales, hermano de nuestro padre D. Manuel
Santiago Rebaza.
Los Municipales siguiendo el consejo del Sr. Vicario,
suplicaron al Sr. Rebaza que se encargase de la felicitación
la que aceptó con el mayor gusto, preparándose al efecto.
El Sr. Rebaza habia sido notable estudiante en el Se-
minario, sirvií^ como ya antes lo hemos dicho en la Secre-
taría del Presidente Marqués de Torre-Taglc, y se habla
-243-
trasladado á Huamachuco, por haber sido nombrado Ad-
ministrador de rentas de Huamachuco y Patáz.
Ya se comprenderá que la Municipalidad y el pueblo
todo de Huamachuco que era altamente patriota, se pre-
pararon para recibir al Libertador con toda lá magnificen-
cia que la población podia prestan Hubo arcos triunfales,
las calles por donde debia pasar fueron gustosamente
adornadas.
Eí alojamiento que se le destinó fué la casa del Dr.
Sánchez Carrión, situada en la plaza principal, y que hoy
es de la familia Bringas. Las mujeres del pueblo, no sodo re-
garon las calles de flores, sino que tendian sus mejores
pañolones ó mantas, para que sobre ellas pasara el Liberta-
dor. La familia que más se distinguió por su arco triunfal,
fué la de D. José Mantilla, cuya casa situada en las cinco
esquinas, era el preciso tránsito.
El vecino principal y acomodado de Huamachuco D.
Gaspar Antonio Valdivia, que tenía la hacienda de "Chu-
yugual," situada siete leguas al O. E. de Huamachuco, que
es pascana precisa, haciendo el camino de Huamachuco
por las haciendas, se preparó para recibir al Libertador,
con magnificencia. De Huamachuco se llevaron las mejo-
res dulceras para arreglar los postres, se proveyó de la fru-
ta más exquisita que podia conseguirse del Marañon y det
valle de Usquil;más los grandes preparativos del buen hua-
machuquino no pudieron ser aprovechados, por que el Ge-
neral Bolivar, en vez de hacer el camino por las haciendas,
lo hizo por la cordillera llegando á Huamachuco en dos
días.
Pasó la noche en toda la cordillera, en una hermosa'
cueva llamada **Callaucuyan** que está ocho leguas antes
de Huamachuco.
Muchas veces nos hemos alojado en nuestros viajes á'
Huamachuco, en la misma cueva, y conociendo el sitio
donde durmió el Libertador nos hemos inclinado con
respeto.
En la cueva, ni aún tuvo colchón en que dormir, por
que su lijefo equipaje se habia quedado atrás; pues de O-
tuzco á "Callaucuyan" es una jornada muy larga que sólo
-244-
pudo hacerla el Libertador, con los demás que lo acompa-
flaban bien montados. La cama fué arreglada por sus orde-
nanzas con un pellón y unas mantas. No era extraño el
General Bolívar á estas privaciones, si se recuerda, cuantas
campañas hizo durmiendo al razo, en las montañas y bos-
ques de Colombia.
De Otuzco salió tomando un lijero desayuno, llegando
como á las seis de la tarde á la cueva; por toda comida se
le dio gallina y pan de que se liabia provisto su mayordo-
mo. Sobre tan frugal alimento, tomó una gran dosis de
mate de yerba del Paraguay.
Todos estos pormenores los refirió en Lima el año 58
el Sr. Coronel Alvarez venezolano, edecán del Libertador
que hizo la marcha con |SI.
Tenía dicho Coronel la pretensión de que el Congreso
le señalase el sueldo en consideración á sus servicios; pues
era vencedor en Junin y Ayacucho; más como militó en
las fuerzas de Colombia, no podía ser considerado en el es-
calafón militar del Perú, y hubo dificultades para que se le
acordase el haber de su clase. Patrociné en el Congreso su
solicitud, y en recompensa recojí datos muy minuciosos,
sobre la permanencia del Libertador en Huamachuco, y en
otras partes.
Recordamos que la comisión militar á la cu^il pasó la
solicitud del Edecán del Libertador, le fué desfavorable en
su informe, dando por razón que habiendo militado en el
ejército de Colombia, y bajo su pabellón nacional, tales
servicios eran considerados de nación y no se podian apre-
ciar individualmente. Instruí al Coronel de los términos
del informe, y con dos palabras, y su acento venezolano lo
refutó. — "Dígales á los señores de la comisión, que si las
balas de los Godos en Ayacucho estuvieron distinguiendo
pabellones ó banderas.'' — Celebramos su respuesta, y ayu-
dados de nuestro muy estimado amigo el Sr. D. José An-
tonio Lavalle, pudimos vencer la dificultad que se oponía,
y el Coronel Alvarez, obtuvo una pensión no pequeña, con
él nombre de alimenticia.
Mirábamos con alto respeto al que había acompañado
al General Bolivar, no sólo en Huamachuco, sino en toda
la campaña de la Independencia*
- 245 -
El Coronel Alvarez era un caballero» pertenecía á una
familia distinguida en Caracas, tal es que casó en Lima con
una seftora de las Condesas Manrique de Lara. Con gusto
hacemos este recuerdo de él.
En el día designado llegó pues el Libertador á ^ua-
machuco con todo su acompañamiento, las salvas de arti-
llería, y las campanas echadas á vuelo avisaron su llegada.
En el arrabal llamado la otra banda, antes del puente,
echó pié á tierra con todos los altos Jefes que le acompa-
ñaban/ El ejército formó calles, desde la casa del Dr. Ca-
rrión, hasta el puente. Allí recibió á las señoras que vesti-
das de blanco con listones á la peruana, emblemas del pa-
bellón nacional^ salieron á recibirlo.
La Municipalidad y cuanto pueblo podia dar Huama-
chuco, estuvieron á su encuentro. Tomó del brazo á dos
señoritas las más jóvenes y hermosas, que lo fueron Toma-
sa Miranda y Bernardina Urquiaga, y llevándolas, recorrió
entre vítores y aplausos el trayecto (ocho cuadras,) desde
el puente á la casa del Dr. Carrión.
En las cinco esquinas, un hombre principal de Hua-
tnachuco, pero sencillo, á la cabeza de un inmenso pueblo,
lo paró para dirigirle su arenga de felicitación. Le habló
de los doce pares de Francia, del Rey Clarión; y se expre-
só con candor y entusiasmo, aunque su arenga no fué ati-
nada ni correcta — hecha por el mismo; más el Libertador
viendo su entusiasmo, hizo alto para oirle, y cuando con-
cluyó, celebrando, no su literatura sino su candor, le con-
testó con \ina sonrisa siguiendo adelante.
Fué general, y lo dijo así algunas veces el Dr. Sánchez
Car/ión, que el Libertador estuvo muy emocionado al ver el
entusiasmo y sencillez con que lo recibió el pueblo de
Huamachuco.
Una señora doña Josefa Colina que vivía en una de
las tiendas dé la plaza, derramó sobre el Libertador un po-
mo de agua rica (no se conocían antes los buenos olores)
que por lo pronto lo segó; más hizo lo posible por limpiar^
se la vista, sin manifestar desagrado por la imprudencia de
la seftora.
El Libertador vistió ese día con la mayor sencillez,
llevaba un péti de paño azul cerrado, pantalón de lo mis-
-246-
mo y una gorra de paño también azul con su visera, y ni
en ella, ni en el vestido, una sola franja.
El batallón vencedores en Boyacá, cuerpo de la predi-
lección del General Bolívar, por que á la cabeza de él coní-
batió en la batalla del mismo nombre, fué destinado para
hacerle la guardia de honor.
Llegó pues á su alojamiento, y después de una corta
pausa, el comisionado Sr. Jacinto María Rebaza, lé dirijió
la siguiente felicitación.
'/Exorno. Seftor: Ardua sería la empresa de encótriia-
ros, sino viese que el arte de decir verdades, más pide sett-
cillez que elocuencia.''
"Comisionado por la H. Municipalidad para dará VE.
á nombre del pueblo la bien venida, habría rehusado el
honroso encargo, conociendo mi pequenez; pues en oca-
sión tan solemne como esta, no debiera limitarme á una
simple felicitación, sino decir algo, aunque sea someramen-
te, sobre la carrera política, y las glorias militares del Li-
bertador de Colombia, que ha honrado á esta ciudad, ha-
ciendo en ella su entrada triunfal.**
"Para la historia política del Excmo. Sr. General Bolí-
var fundador y padre de la República de Colombia, y para
hablar de sus campañas y gloriosas batallas, eran necesa-
rias la profundidad y filosofía de Tásito, y la elocuencia de
Cicerón, ó de Mirabeau, en nuestros días. Pero siguiendo
mi propósito de sencillez, me limitaré sólo á referir los
hechos.'*
"Para el pueblo peruano, y para todos los que amen la
libertad; puede decidirse del egregio General Bolívar gtie
es más grande que Alejandro, que César y demás guerre-
ros de la antigüedad; y aún más que el gran Napoleón de
nuestros días.*'
"Alejandro, César engrandecieron su patria, extendien-
do su dominación, más fueron conquistadores, oprimiendo'
á sus semejantes.**
"César terminó á la guerra civil venciendo en Farsalíá;
más entronizó después la omnipotencia de los Césares, so-
bre las libertades del Senado y del pueblo Romano."
"Napoleón, hijo del pueblo, y de la revolución France-
sa, después de haber subyugado á la Europa con sus glo-"
-«47-
rías y talentos militares, concluyó con destruir la Repúbli-
ca 4e la cual saliera, y elevó qna dinastía imperial, y un
tropo para s¡, y sus sucesores. Más el héroe de Colombia que
^le escucha, perteneciendo por su nacimiento á la más alta
sociedad; después de haber recorrido la Buropa en prove-
chos^ enseñanza en favor de la libertad, regresó á la ciudad
de Caracas su pais natal, y poniendo en aras de la patria
sus cuantiosos bienes, y su propia vida, se lanzó á los c-am-
pos de batalla para alcanzar al travez de crudas guerras, la
Igualdad de sus compatriotas, y la Independencia de su
patria.*'
*'La suerte de las armas le fué varia en tan terrible
tuerra, que la necesidad de las represalias obligó á hacerla
muerte/'
"La «admirable constancia del General Bolívar lo venció
todo, destruyendo en mil y mil combates, aún la formida-
ble expedición de quince mil hombres que trajo de la Po-
ninzula el GeneralMorillo."
**Todo pues desapareció mediante las exclarecidas dotes
guerrei;as del Excmo. 8n General Bolívar. Las gloriosas
batallas de Boyacá, Carabobo y Bombona, sellaron la li-
citad é independencia de Colombia."
*' Y después de tales glorias y sacrificios ¿qué ha exi-
jído para sí tan egregio Libertador? Se ha contentado con
^1 modesto, pero significativo título de primer ciudadano
de Colombia.'*
"El héroe á quien me dirijo ha venido á la tierra clási-
ca de los incae, no á imponer el ominoso yugo de la con-
quista, oprimiendo á sus semejantes; sino á redimirlos,
djándoies la libertad: así que su misión altísima, puede der
cirse que es divina, por que es de verdadera redención."
"Vendita mil veces la hora en que la Representación
IjíapionaJ de nuestra Patria, instó y suplicó por medio de
s,us Delegados al eminente General Bolívar, para que vinie-
Sje al Perú á dirigir la campaña y á hacerse cargo del Poder
público. Y en la venida de VE. puede decirse, que algo
dp honra te cabe á la ciudad de Huamachuco, por que su
representante, hijo esclarecido de ella, Sr. Dr. Sánchez Oa-
rrión, fué uno de los comisionados, que alcanzaron viniese
al Perú el héroe de Colombia."
"Yc se han principiado á recojer los frutos de tan ele-
vada administración. Se ha puesto término por el Liberta^
dor, á la guerra civil que desgraciadamente dividía al
pueblo peruano; no como César venciendo en una batalla,
sino sólo con el influjo de su nombre" (hablaba el orador
de la guerra civil entre los Presidentes Torre-Taglc y Ri-
va- Agüero.)
"Unificada la opinión en la parte del Perú que procla-
ma y sostiene la Independencia, todos los recursos y la
sangre de sus hijos, puestas en aras de la Patria y bajo la
dirección de tan eminente guerra, darán la Libertad é Inde-
pendencia tan deseadas."
"No es del caso expresar los inmensos sacrificios que
han hecho los pueblos del Norte, levantando ejércitos unos
tras otros; y excepto las glorias del Pichincha, en las que
hemos tenido una parte no pequeña, todo ha sido fatal-
mente desgraciado. En el día no sucederá lo mismo, por
que el genio de Colombia nos proteje con él poderío de
sus glorias."
"La población en cuyo nombre saludo á VE., no care-
ce de títulos á vuestra consideración."
"El mismo Congreso Constituyente que os ha investi-
do, con todo el poder público, cual lo exigían las apremian-
tes circunstancias de la República, ha elevado también á
Huamachuco, en premio de su patriotismo, al rango de ciu-
dad, con el muy honroso calificativo de muy ilustre y fiel^
**Un pueblo tal. me ha encargado pues, felicitará VE.,
diciéndole que pide al cíelo os conceda sus bendiciones,
á fin de que en la próxima campaña, puedan obtenerse por
el esclarecido Sr. General Bolívar, nuevas victorias de las
alcanzadas en Colombia.*'
El Libertador contestó sustancialmente, que aprecia-
ba la felicitación que se le hacia á nombre del pueblo, reco-
nociendo atinada la elección de la persona para saludarlo.
Explicó que al hacerse cargo del mando Supremo del Perú,
lo había hecho en circunstancias muy difíciles; que ya te-
nía algún conocimiento de la historia de los pueblos, y que
el de Huamachuco había sildo en justicia honrado por la
Representación Nacional por su patriotismo; más que era
necesario mayores sacrificios, para llegar al término de la
249-
empresa en que se hallaba comprometido que era propia-
mente de los peruanos. Y concluyó "decid al pueblo que
me ha aclamado hoy con el título de Libertador, que no
lo llevaré en vano; pues con el favor del cielo que proteje
la Independencia de América, ofrezco hacerla de éste her-
moso pais. Garantías de mi ofrecimiento, la constancia en
la guerra de Colombia de que os habéis encargado, y los
veteranos hijos de ella de que me veis rodeado, cuyas ar-
mas han brillado en mil combates. Cuento también con las
luces y la cooperación del pueblo peruano."
CAPÍTULO XXIV.
SUMARIO. — Biografía del Sr. Jacinto María Rebaza que
felicitó al Libertador d nombre de Huamackuco. — Con-
cepto favorable que tuvo del patriotismo de dicha ciudad y
escribiéndolo así al General Santander, — Algunos por-
menores del Libertador después del discurso de felicita-
ción. — Lo que ocurrió con el Gobernador de Huama-
chuco.
C orno hemos hecho la biografía del hijo ilustre de
Huamachuco Dr. Sánchez Oarrión, se nos permitirá hacer-
la también de otro personaje que honró con su talento é
instrucción al lugar de su nacimiento.
Hablamos del Sr. Jacinto María Rebaza, que aunque
inmediato deudo nuestro (tío carnal,) merece le consagre-
mos algunas líneas, puesto que fué el comisionado de la
Municipalidad para el discurso de felicitación al Liberta-
dor.— Si se desempeñó bien, los que lean darán un voto de
aprobacM^n.
El Sr. Rebaza nació en la ciudad de Huamachuco, el
año 1779, así que cuando felicitó al Libertador tenía sólo
26 años por lo que preguntó — quien era el joven que le
arengaba.
Fueron sus padres el Sr. D. Jacinto Joaquín Rebaza y
Padilla, administrador en la época de la monarquía de las
Eeales rentas del partido de Cajamarquilla, hoy Patáz; y lo
fué en las tradicionales boyas de Patáz; y la seftóra Rosa
Vaca, nieta del corregidor D. Martin de Aranda.
El Sr. Rebaza Jacinto, fué dedicado desde muy tierno
al estudio de las letras. Bn Huannachuco hizo el de latín,
bajo la enseñanza del especialista en este idioma Presbíte-
ro p. Juan Landauro; así que cuando vino al Seminario de
Trujillo, ya conocía con alguna perfección los clásicos la-
tinos.
En el Seminario hizo todos los estudios que entonces
se enscflaban, excepto Teología.— Salió del Colegio porque
ao quiso cursarla, no obstante el empeño que tuvo el se-
ñor Rector Dr. Andueza, diciéndole que era llamado á lu-
cir el Oolegio.
Como el Sr. Andueza, según antes lo hemos dicho, era
uno de los amigos y consejeros del señor Intendente Mar-
qués de Torre-Tagle, le recomendó al joven Rebaza para
el servicio de su Secretaría, habiéndole ventajosamente de
su honorabilidad y aptitudes; así que el Marqués sin per-
juicio de las labores oficiales, lo destinó para que llevase
su correspondencia particular, por esto es que, estuvo per-
fectamente instruido en la del General San-Martin con el
Marqués, y de cuanto se hizo en Trujillo para que se pro-
clamara la Independencia, el 29 de Diciembre de 1820.
El año 17 que se hizo en Trujillo unas fiestas que po-
dremos llamarlas reales, con motivo de la profesión en el
Monasterio del Carmen de la hermosa y acaudalada señori-
ta Josefa Iturregui; el Sr. Rebaza muy joven todavía, es-
cribió una composición en verso, que llamó la atención pú-
blica. El literato Dr. D. Pedro José Soto, nos habló muchas
veces de las poesías, repitiéndolas con entusiasmo, cele-
brando su gallardía y sobre todo la gracia de una de sus es
trofas, donde hablaba de la señora Catalina Aguilarte, ma-
dre de la religiosa Iturregui.— Es de advertir que eil aquellos
tiempos se estimaba mucho en el lenguaje, el medio inge-
nioso de formar doble sentido con las palabras, ó apellidos.
Una de las estrofas decía así:
Del mundo y de su placer
Te levantas así al cielo
Y en cuyo rápido vuelo
De Aguijarte haf? menester.
-251-
La poesía fué tan celebrada, que el Acesor Dr. Córdo-
va, que entonces era el voto de consultas, tuvo interés en
conocerla y que le presentasen al autor. Lo felicitó encar-
gándole que no dejara de cultivar la literatura, pues mani-
festaba aptitudes para ello.
Se casó el año 19 la señora doña María Calderón de Ul
Barca, española, hija del Oficial Real (Tesorero) D. Pedro
Calderón, con el Jefe español D. Ángel Ros, cuyas fiestas
fueron también espléndidas, presididas por el Marqués de
Torre-Tagle que fué el padrino. Las poesías del joven Re-
baza, no se dejaron esperar.
No habia entonces imprenta, y más tarde pudimos ob-
tener un ejemplar manuscrito que conservamos junto con
las que dedicó al acto religioso de la señorita Iturregui, y
todas las demás poesías del Sr. Rebaza, para hacer máis
tarde una edición de ellas; más nos hemos privado de esta
satisfacción, por que el año 84 se perdieron todos los pape-
les que teniamos en nuestro estudio, como ya antes lo he-
mos dicho, coleccionados para escribir los Anales.
El literato Sr. Dr. Soto, algunas veces tuvo la galán*
tería de decirnos: *'E1 Sr. Jacinto María Rebaza, tuvo deu-
do, fué en eu época, el Ovidio de Trujillo.''
En el año 30 publicó un grueso folleto titulado "Ala-
bregue," moda dominante entonces. Se propuso criticar
las costumbres, como lo hizo en más de cien estrofas, cuya
obra fué muy popular en Trujillo.-El dio á luz el año 34
"Bl Colera Morbus/' y el 44 hallándose en Cajabamba "El
Despotismo.*'
Estando el año 39 ó 40 de vista en la Aduana de San
José, escribió un largo folleto en verso, describiendo las
costumbres de Lamb^yeque, y contrariando en parte á lo
que habia dicho Terralla, lo cual le trajo muchos disgus-
tos; pues como dice el proloquio, "las verdades amargan. *
Hallándose el año 51 de Administrador del Tesoro en
Huaráz, escribió también en verso "Los peligros.**
El año 52 fué presentado como candidato á Congre-
so, por sus Compatriotas de la ciudad de Huamachuco;
más por muy pocos votos no obtuvo la elección. Los párro-
cos de la antigua provincia, y otros altos personajes lo com-
-252-
batieron, tachándolo de liberal, de ideas exaltadas; pues
en Huamachiico objetó con ardor la Constitución Bolivia-
na que se presentó á los Colegios Electorales para su
adopción.
Pendida su candidatcira, se desquitó con hacer una
hermosa versada, picante, en forma de dialogo, hablando de
las elecciones, de los medios empleados para combatirlo, y
de los candidatos que hablan triunfado. El Sr. Dr. D. Car-
los Pedemonte, residente entonces en Trujillo, habiéndole
presentado el Dr. D. Juan Antonio Mejía, el extenso diálo-
go, preguntó con admiración; si había en Huamachuco
quien pudiese hacer tal cosa; y contestándole, que sí, que
era obra de D. Jacinto María Rebaza,— dijo-que me per-
done Huamachuco, y desde hoy tengo diverso concepto
de él.
Largo sería referir todas las producciones en verso del
Sr. Rebaza. Los ancianos de Trujillo, entre ellos un
maestro de sastrería de apellido Romero, con actual resi-
dencia en Lima, nos ha relatado entre ellas, una sátira co-
mo para todos los tiempos, hablando de las promesas que
hacen al pueblo en sus programas los candidatos á la Pre-
sidencia de la República, y luego que no cumplen cuando
están en el puesto.
En San Pedro es mu}^ popular, y nos ha recitado el
Sr. D. José María González, unas magníficas décimas escri-
tas en el frontis del local de la antigua Escuela. Su argu-
mento era el *'Dios de los peruanos;'' analisaba su teogo-
nia con profunda inteligencia y expresando sus deduccio-
nes en corta y galana frase, manifestaba que los peruanos
no adoraban propiamente al Sol, sino á un Dios trino y
uno.
En prosa ha dejado también algo escrito, recordando
por lo pronto un grueso folleto, cuyo tema era el "Contra-
bando,'* y el modo de evitarlo en las oficinas fiscales.
Cuando se graduó de Bachiller en Jurisprudencia en
lá Universidad de Trujillo el año 44, dedicó el grado al
claustro en una hermosa discertación en magnífico y ele-
gante latin, que llamó la atención de todos los Catedráticos
conocedores de este idioma.
-253-
Ya hemos dicho que saliendo del Colegio fué .emplea-
do de la Secretaría del Marqués de Torre-Tagle, conti-
nuando bajo el severo General Alvarez de Arenales, qtie
lo nombró con aprobación suprema, administrador de ren-
tas en 1822, de las provincias de Huamachuco y Patáz, en
cuyo puesto fué Comisario de Guerra de la '^División La-
ta,'* por todo el tiempo que permaneció acantonada en Hua-
machuco.
En la carrera de hacienda fué administrador de la
Aduana de Pacasmayo —Vista en las de San José y Huan-
chaco— Administrador Tesorero en Huaráz é Interventor
en la de Trujillo,-en cuyo puesto falleció el afto 55 á la
edad de 57 aftos, dejando á sus hijos, sólo la memoria de
su honradez, y el recuerdo de los servicios prestados á la
Patria, y de haber sido uno de los signatarios del acta de
29 de Diciembre de 1820 en que se proclamó la Inde
pendencia.
Perdónesenos que hayamos hecho un paréntesis en los
Anales; más por ser el Sr. Rebaza, tan inmediato deudo
nuestro, no debiamos tenerlo, en menos, que los estraftos,
de cuyas personas y servicios hemos hablado extensa
mente.
El ser deudo del que escribe, no es razón para olvidar
al que desde su juventud cultivó las letras, prestó impor-
tantes servicios á la Nación, y honró al lugar donde vio la
primera luz, con su talento y probidad.
Después de hecha la biografía del ilustre hijo de Hira-
machuco, encargado de felicitar al Libertador, volveremos
propiamente al curso de los Anales.
Es tradición que hallándose el Libertador en Huama-
chuco, escribió al General Santander Vice Presidente de
Colombia, en estos términos^ **Me hallo en Huamachuco
tierra clásica de patriotas, estoy alojado en la casa del Mi-
nistro Dr. Sánchez Carrión, y vivo en el mismo departa-
mento en que se meció su cuna."
El 8r. D. Francisco Galarreta hijo de Huamachuco,
y que fué empleado en la Secretarla del Libertador, por
tener üná excelente letra, y que por esta razón se le prefe
ría con frecuencia para que escribiese; nos dióestc'da-
-254-
to aftos después, por qu^ era honroso para el lugar en que
nació, y no había razón para guardar silencio.
El Sr. Dr, D. Norberto de Vega contemporáneo de
esa época, y antiguo vecino de Trujillo, en el discurso que
pronunció en esta Universidad, el afio 45 cuando obtuvo
el grado de doctor en Jurisprudencia D. Nicolás Rebaza,
haciendo el elogio del Dr. Sánchez Carrión, á quien dedicó
el. acto el graduando, se encargó de la alta estimación que
tenía el Libertador por el Ministro y repitió la comunica-
ción de Bolívar al General Santander.
£1 discurso del Sr. Vega se halla publicado en un fo-
lleto de ese año, que mandó imprimir con otros más que
se pronunciaron en elegió del Dr. Rebaza, el Sr. Or. D.
Benedicto Torres, Párroco de Marcabal entonces, y digní-
simo Obispo de Arequipa después.
Volvamos al GenerarBolivan— Concluida la función
de repibimiento en la que estuvieron los Generales y altos
Jefes del Ejército, quedándose sólo el Libertador con el
Sr. Vicario Dr. Soto, preguntóle, ¿quién es este joven de la
arenga? Le contestó, D. Jacinto María Rebaza, hijo del lu-
gar, alumno aprovechado del Seminario de Trujillo, y en la
actualidad Administrador de rentas de esta provincia y de
la de Patáz. Repuso el Libertador: Sí, lo veo que viste
uniforme de empleado de hacienda; y en cuanto á instruc-
ción ciertamente que no es atrasado.
El Sr. Dr. Soto era de una memoria privilegiada; y casi
tomó al pié de la letra toda la contestación del Libertador
al discurso de felicitación.
En el antiguo archivo Municipal de Huamachuco, es-
taba el discurso y la contestación.
La casa del Libertador fué invadida por un inmenso
pueblo que le dirigía los más entusiastas aplausos.
Luego que terminó la felicitación, se repitieron con
más entusiamo gritando que querían ver al Libertador.
La casa sin embargo de ser espaciosa, y las calles ad-
?racentes, estaban plenamente ocupadas; pues la Municipa-
idad habia prevenido que toda la gente de la campiña con-
curriese al pueblo para hacer más solemne el recibimiento;
á parte de que todos tenian interés en conocer al Li-
bertador.
Ya hemoá dicho que d batallón Vencedores en Boya^
Cá, hizo la guardia de honor; más ordenó retirarla para que
el pueblo pudiese estar con más libertad.
Como la multitud pedía con entusiasmo ver al Liber-
tador, uno ide sus Edecanes, avisó que iba á salir, como en
efecto lo hizo. Desde el corredor, y con la mayor benevo-
lencia descubriéndose, saludó con la gorra, á la inmensa
multitud que lo victoreaba. Hicieron señales los Edecanes
que iba á hablar su Excelencia, todos callaron; y dirigien-
do algunas palabras, les advirtió que ya habia contestado
lo conveniente á la persona que á nombre del pueblo lo ha-
bia felicitado; que al elegir Huamachuco para su residencia
temporal, la habiá hecho, entré otras razones, contando
con el patriotismo de su hijos para tanto como habia que
hacer.
Guando estaba hablando, una anciana de más de se-
tenta años, nombrada doña Petronila Galarreta, ardiente
patriota; pues en la época que Huamachuco se puso en ar-
mas contra los de Oajabamba, recorría todas las calles, ani-
mando y entusiasmando á todos, se desprendió del inmen-
.so grupo de gente, y corriendo se arrojó á los pies del Li-
.bertador, hincándose para besárselos. No se lo permitió, y
levantándola suavemente le dijo: "No madre mía, yo soy
hijo del pueblo, igual á ustedes.
Esta escena y cuanto he expuesto, me la refirió el Sr.
Coronel Alvarez, Edecán del Libertador de quien antes he
hablado; más no sabia el nombre de la señora, y trasmi-
tiendo lo ocurrido á los ancianos de Huamachuco, pregun-
tándoles, quien fué la señora que tal hizo, me dieron el
nombre, vivia et\ el barrio de las cinco esquinas, habláronme
de mil episodios de esta señora, como exaltada patriota.
Terminado todo, el General Bolivar con su notable ac-
tividad, salió del principal de la casa, á uno de los depar-
tamentos de la misma, en que tenía su despacho el Gober-
nador de la provincia (Sul^prefecto) que era un alto caba-
llero de Trujillo. Sin entrar á la sala preguntó por el Go-
bernador, viendo sólo, á cuatro ó cinco amanuences que es-
cribían sobre sus mesas. Presentándose todos con la aten-
ción que correspondía, le contestaron que no se hallaba
-256-
presente, y que había salido por asuntos del servicio. Vol-
vió la espalda pronunciando las siguientes palabras: "¡Cuan-
to covachuelista, come tinta! Yo quiero Gobernador ^uc
no sea de bufete, que monte á caballo, que recorra donde
está alojado el parque, cuide de los enfermos, donde han
de comer los caballos, muías, &." expresando algunas jpala-
bras más, de desagrado.
Es tradición que el Libertador desde que llegó á Hua-
machuco la segunda vez (Abril del año 24) estaba preveni-
do desfavorablemente contra el Gobernador. Nos lo dijo
así éste el año 51 en Lima, dándonos las quejas de nuestro
compatriota y pariente el Dr. Sánchez Carrión.
Según los datos que hemos podido recojer, el Ministro
no tenía concepto favorable del Gobernador, por que el
año 21 que tuvo lugar en Cajabamba una poblada que ata-
có la casa del Alcalde D. José Joaquín Ortecho. de su cu-
fiado el español Escusa, y de otros más conocidos por rea-
listas, fué instigada por el preindicado Gobernador y por
otros denominados patriotas, cuando debió reprimirla. El
Dr. Sánchez Carrión era severo y no podia tener á bien tal
procedimiento.
Se hallaba en esa fecha en Huamachuco, y estuvo
muy al corriente de todo. Sánchez Carrión fué obligado
como ya antes lo hemos dicho, á salir fuera de Lima el año
18, por el Virey Pezuela, y se vino á su pais natal.
La señora doña Escolástica Ortecho, esposa del espa-
ñol Escuza, nos refirió en Cajabamba el año 35, muchos
pormenores sobre el saqueo de su casa, la de su hermano
el Alcalde, y de otros reputados realistas.
Ocurrió con dicho Gobernador, á los diez ó doce días,
de la permanencia del Libertador en Huamachuco, lo
siguiente:
Haciéndolo comparecer tuvo lugar este diálogo.
(Libertador) — Ocho ó diez días antes de mi llegada, re-
cojió U, de la casa de Valdivia, el depósito de $ 3,000,
pertenecientes al Estado, provenientes de la venta de bu-
las, y no los ha entregado U. en la Comisaría del Ejército,
¿Qué se ha hecho esta cantidad? ¿y por qué se apuró U.
en sacarla antes que yo llegase? — ^(Gobernador) — Verdad es
Excelentísimo se&or que tomé la cantidad que indica VE;
lYiáá lia sido para emplearla en cosas necesarias para eí ser-
vicio publicó; ptiés ha sido urgente comprar mantas para
los enfermos, zuelas y cueros para la maestranza de tala*
trartería, fierro y acero para la de herrería, para las herra-
duras, y lanzas que con tanta urgencia se han mandado
construir por el Sf. General Lara; y para otras muchas co-
sas que han exigido; así que' los $ 3,000 están gastados,
habiéndome cargado de ellos, en tni cuenta, en la que hay
xiii saldo á mi favor. Suplico á VE. que se sirva tomar da-
tos sobre nii conducta y patriotismo, de las personas res-
petables de este lugar, que dirán á VE. los servicios que he
hecho á la Patria y como me he portado siempre. (Rece-
laba el Gobernador que el Ministro Dr. Sánchez Carrión
le hubiese informado mal al Libertador.) — Ya veo lo que U*
me dice, en menos de ocho días ha gastado U. $ 3,000, fue-
ra dte los ingresos naturales de la provincia; y lo particular
es, que se hubiese U. dado tanta prisa en tomar el depósi-
to con la noticia de mi venida. Me habla U. que están in-
vertidos, ségun sus cuentas, y que aún tiene un saido á su
favor. Tráigame las cuentas, quiero verlas, por que tam-
bién sé glosarlas.
(Gobernador.) — Con permiso de VB4 voy átraerlaSé —
(Libertador)-i-Está bien, más que sea pronto.
Se despidió, y á poco rato estuvo con la cuenta, y un
sirviente con un inmenso legajo de papeles, que eran- los
comprobantes^
El Libertador permanecía aún en su sala; hizo sentar
al Gobernador, poniendo los comprobantes á un lado, y
abriendo sobre su mesa la demostración ó la cuenta, le di-
jo: —Acerqúese Sr. Gobernador, examinemos lacuentaj — Re-
corrió ligeramente algunas partidas del Debe y del Haber;
y fijándose sólo en la comparación, vio que efectivamente
habia un saldo á favor del Gobernador de $ 900. — Ya veo
que tiene U. este saldo; más quiero ajustar la cuenta á
nii modo, y espero que conteste U. á los cargos que le ha-
ga; y son los siguientes: Cuando U. se hizo proclamar Go-
bernador ert Cajabamba, y en otros pueblos de esta provin-
cia, aprovechando la autorización que dio á los pueblos el
Presidente Marqués de Torre-Tagle, vino U. de Chacha.
-258-
poyas como comerciante quebrado. — Ha sido U. Goberna-
dor desde el año 21 á la fecha, menos de cuatro años; y en
todo este tiempo no ha debido tener más que 3,000 y tan-
tos pesos, por el tanto por ciento de las contribuciones re-
caudadas y otras entradas legales; más U. ha pagado parte
de sus deudas, ha arreglado U. una casa en Cajabamba, ha
comprado U. una pequeña finca rural inmediala á ella, y
ha tenido U. para vicios y virtudes: y dígame Sr. Goberna
dor — ¿todo esto ha podido hacer con sólo tres mil y tantos
pesos de su haber? ¿y todavía tiene U. novecientos pesos
para prestar al Estado? Y luego tomando un aspecto adus-
to, le dijo: **No sea bueno señor Gobernador, nosotros los
colombianos, somos de otro temple que los mandatarios
de su pais, llévese sus cuentas ó papeles, y le ordeno que
hasta mañana á lo más, entregará U. en la Cpmisaría, los
$ 3,000 del depósito de bulas, poniendo el certificado de
entero, en mano del Jefe de Estado Mayor; y si así no lo
hiciese U. cerrado el día, preséntese arrestado de mi orden,
en la prevención de "Vencedores de Boyacá/* No quiero pa-
sar á otra cosa, por que es U. la autoridad y conviene no
desprestijiarla."
Ya puede compréndese como saldría el Gobernador
después del arreglo de cuentas. Se vio en los mayores apu-
ros; más como tenía amigos en Huamachuco, recojió de
ellos los $ 3,000 y entregó á la Comisaría, presentando el
certificado ai Estado Mayor.
No obstante haber concluido de un modo tan especial
el juicio de cuentas, á los pocos días, separó el General Bo-
lívar del puesto al Gobernador, nombrando en su lugar á
un Coronel Monterola, y después al Sr. Dr. D. Tomás Por-
cada, que sirvió en el destino hasta después de la batalla
de Ayacucho.
Lo ocurrido con el Gobernador, y el ajuste de cuentas
se hizo provervial en Huamachuco. Y cuando querían ha-
blar de alguno decían, á este se le debe ajustar las cuentas
al uso del General Bolívar.
El Gobernador atribuía todo esto, á prevenciones y
malos informes del Dr. Carrión. Dejando las cosas en su
lugar, no daremos voto si hubo fundamento ó no. .
-259-
CAPÍTULO XXV. ^
SUMARIO, — Pasó el Libertador d Cajahamha, y no aceptó
el expléndido recibimiento que se preparó la población ha-
cerle; y por que procedió así. — Después de los arreglos
convenie7ites con el General La-Mar, regresó d Huama-
chuco donde con su extraordinaria actividad, lo prepa-
ra y arregla todo para la campaña. — Contribución de
guerra que se sacó de Huamachuco. — Hace levantar pla-
nos de todo el camino hasta cerca de Pasco, remitiejido
comisionados al efecto, — Consejo de guerra que celebró en
Huamachuco presidido por el Libertador, para abrir la
campaña; y opinión del General Sucre que llegó des-
pués del consejo. — Uu Jefe natural de Chile fué remiti-
do por los enemigos d Huamachuco, para asesinar al Li-
bertador. — Opinión negativa del que suscribe los AtuxUs.
Como á los quince días pasó el Libertador á Cajabam-
ba, donde estaba acantonado el Ejército Peruano. — Con la
noticia de su viaje, Cajabamba que tenía un vecindario es-
cojido, y por emulación con Huamachuco, se preparó para
recibirlo con más suntuosidad. Muchos arcos con inmen-
sos rótulos al egregio General Bolívar; las señoras todas
vestidas á la peruana como en Huamachuco, salieron á en-
contrarlo á una distancia competente. La Municipalidad y
los notables del pueblo fueron los primeros. D. Pedro Pa-
lacios hijo de Oajabamba, y estudiante en el Seminario de
Trujillo, fué el designado para el discurso de felicitación
como el Sr. Rebaza en Huamachuco. Los Cajabambinos,
se propusieron pues dejar atrás á Huamachuco, en la mag-
nificencia de su fiesta de recepción.
El General La-Mar acantonado en Cajabamba, Gene-
ral en Jefe del ejército peruano, el General Gamarra su Je-
fe de Estado Mayor, el General Miller y demás altos Jefes
peruanos, salierot) á recibir al Libertador á mayor distan-
cia, que la Municipalidad y señoras. Venía conversando
con ellos, cuando cerca de Cajabamba, divisó el grupo de
señoras, municipales y pueblo. Y por una de aquellas ex^
travagancias, tan comunes en el General Bolívar, al que-
- 26o-
rerle hablar el Alcalde Municipal, no le prestó atención,
arrebató el caballo (era muy buen ginete) y abriéndose al
escape, diju: — **sícíame quien quiera seAalarnie la casa don-
de debo alojarme.'* En su carrera no atendió á señoras ní
á ninguno, y llegando á la casa del Párroco Dr. José Perea,
que fué la designada, previno á sus ayudantes, que no que-
ría que nadie lo viese, que para algún acto del servicio, se
entendiesen con el Jefe de Estado Mayor.
La brusca entrada del Libertador á Cajabamba, y to-
dos los pormenores, incluso que el Sr. Palacios, se quedó
con el discurso aprendido, se supo minuciosamente en
Huamachuco.
Dias después, su Ministro Dr. Sánchez Carrión le dijo
en Huamachuco con sagacidad — que los Oajabambinos, ha-
bían extrañado el modo como entró, cuando en Huama-
chuco lo había hecho con las atenciones, que antes ya lo
hemos descrito.
**E1 Libertador, contestó. han estraftado be. Godos."
Recordarán los lectores de los Anales, que antes he-
inos dicho que en Cajabamba el año 21, su vecindario
principal, excepto pocas personas, hicieron con D, Miguel
Escalante, una reacción en favor del Rey; y como el co-
mandante General Escalante, encabezaba sus notas oficia-
les ^-División extirpadora de la vil infame Independencia.'*—»
De todo esto debió estar bien informado el Libertador por
el Ministro Dr. Sánchez Carrión; asi que, con estos actos
de desatención quiso castigar la poca simpatía que inspi-
raba á los hijos de Cajabamba la causa de la Libertad.
He dicho también que el español Rico, Gacetero del
Virey en el Cuzco, aplaudiendo en sus versos, el afecto de
los de Cajabamba á la causa del Rey, celebraba en ellos
que llamasen á la Independencia vil é infame.
Recuérdese, que hablando de la entrada del General
Bolívar á Arequipa, dijimos lo hizo bruscamente al escape,
sin prestar atención al Presidente de la Corte 8r. Cuadros,
que quiso arengarle. — La tradición de los contemporáneos
era que se portó así, para castigar el profundo afectq de los
Arequipeños á la causa del Rey; y el modo hostil como
trataron al General Sucre, cuando se acercaban contra é}
las fiierzas del Virey.
Reflecclonábamos con el Sr. Dr. I>. Pío Vicente Ro-
^elli cuando nos refería la entrada del Libertador á Arequi-
pa, y recordándole que hizo lo mismo en Cajabamba, y la
respuesta que dio al Dr. Sánchez Carrión; que este era el
castigo, que imponía á los pueblos, que estimaba por
Godos.
En Cajabamba estuvo el Libertador muy pocos días,
los muy precisos, para revistar al Ejército Peruano, y arre^
glar lo conveniente con el General en Jefe, General Lar-
Mar.
La seftora daña Tomasa Moreno, esposa del muy res-
petable vecino D. Agustín Línch, corrió con asistir al Li-
bertador en la casa parroquial; pues, siendo tan amiga del
Párroco D. José Perea, se prestó á este servicio. El Gene-
ral Bolívar que conocía el mérito de las personas, estimó
mucho la asistencia de la seftora Moreno.
. Terminados los arreglos necesarios en Cajabamba, á
fin de que el ejército peruano acantonado en ella, estuviese
listo para hacer la campaña, regresó á Huamachuco donde
era su Cuartel General, para disponerlo todo, con una cons-
tancia y actividad extraordinarias.
Larrazaval en la vida de Bolívar, volumen 2.° en la pá-
gina 245, haciendo mención de las difíciles circunstancias
en que se halló el General Bolívar y de los esfuerzos des-
plegados para vencer todos los obstáculos, dice lo que si-
gue; "No es dable pintar la situación en aquella época me-
morable, y la imaginación más rica se hallaría débil para
trasmitir á la historia los pormenores 'de todos los aconte-
cimientos. — Bolívar estaba sólo para crearlo todo, y lo creó
admirablemente. Hubo vestuarios, lanzas, monturas, herra-
duras, astas, fusiles, víveres, caballos, hombres !! y
pasma pensar en los medios que el Libertador tuvo en su
mano, para tantas y tan grandes cosas.*' Y luego relacio-
na que de Trujillo y Huamachuco sacó una contribución
de guerra de cien mil ptsos, que la más se pagó en barras
de plata, que se vendieron en el comercio á siete pesos el
marco.
Nosotros aclararemos, lo que expone el citado His-
toriador,
-202-
Verdad es que cuanto se hizo en la provincia de Hua-
machuco, y en todo el Departamento de la Libertad, debió
ser por disposiciones del Libertador, más tuvo eficaces co-
laboradores. En la provincia de Huamachuco lo fué el Ge-
neral D. Jacinto Lara que lo proporcionó todo, y á cuyo
corgo estaban todas las maestranzas.
Lara era un adusto llanero, de los que en Colombia
habian hecho la guerra á muerte, y para obtener cuanto se
necesitaba, no habia expedientes ni papeles, sino que las
peticiones eran perentorias y eficaces. Así, de todos los o-
brajes de la provincia, que los habían muchos, se sacaron
telas para hacer ropa de abrigo, y capotes á todo el ejérci-
to, estableciéndose al efecto una maestranza de sastrería,
otra de talabarteros para la reposición y reparo de las mon-
turas. La de herrería para hacer lanzas, herraduras y cuan-
to se necesitase de fierro.
A todas las haciendas rivereñas al Maraflon, se les
obligó á más de proporcionar como los demás hacendados,
carne y granos para el ejército, que entregasen un núme-
ro determinado de astas para lanza, que las hubo magníficas
de palo de Ada, ó sea Huaranya.
Todo pues se hizo con extraordinaria actividad. ¡Y
hay de los que no cumpliesen las ordenes!
El General Lara con sus Ayudantes, vigilaba y visita-
ba todos los días las maestranzas.
El empréstito, ó contribución de guerra de que habla
el Sr. Larrazaval, fué de treinta y un mil pesos sacado de,
sólo Huamachuco, hallándose ya el Libertador en ella, se
hizo efectivo del modo siguiente:
Nuestro padre D. Manuel Santiago Rebaza, que era
el Síndico Procurador Municipal, fué llamado por el Liber-
tador, y entregándole la razón de prestamistas le dijo: "Se-
gún esta lista, está U. obligado á enterar en la Comisaría
treinta y un mil pesos. Hoy mismo va U. á ver á todos
los prestamistas, previniéndoles que el día de maftana de-
ben entregarle sus respectivas cuotas; y alo más puede U.
darles de plazo otro día. Si vencidos los tres no le entre-
gasen el dinero, lleva U. al prestamista arrestado á la pre-
vención de "Vencedores de Boyacá,*' cuyo Jefe ya tiene la
orden de dar á U. la fuerza que le pida. Queda U. sufi-
-263-
cícntemente prevenido en lo que debe hacer; y no me traí*
ga papeles, ni escusas, ni me vea U. sino para instruirme
con los certificados de la Comisaría, de haberse entregado
el dinero. Los soldados no comen papeles, ni la guerra se
hace con expedientes. Vaya U. y desempeñe la comisión
puntualmente."
El comisionado notificó el mismo día, á todos los pres-
tamistas de la cantidad que debian darle.
Hubo súplicas, alegatos; más el Síndico se negó á to-
do, dándoles por respuesta la prevención del Libertador,
de entrega.rse el dinero, ó ir á la prevención del "Boyacá."
Con semejante apremio, el empréstito quedó realizado en
los tres días, y el comisionado se presentó ante el Liberta-
dor, para manifestarle que quedaba cumplida exactamente
la comisión; cuyo servicio le agradó, marcando al Síndico
para darle otra comisión, de la que más adelante ha-
blaremos.
Bl General Lara Comandante General de la provincia
de Huamachuco, que lo exijió todo para el ejército, pasó
en el mes de Mayo de 1824 al dejar Ja provincia, un cua-
dro muy minucioso al Sr. Pre/ecto del Departamento, con
una nota, en que recomendaba de una manera especial á
la consideración de la Patria, los servicios que habia pres-
tado tan benemérita provincia, pidiéndole se publicase el
kuadro en la**Gaceta Oficial," como así se hizo*
Han desaparecido de la antigua Prefectura, la "Gace-
ta Oficial," y los documentos originales á que nos remiti-
mos, en la época de la ocupación por las fuerzas extrange-
ras de este Departamento; lo mismo que los inmensos le-
gajos que componían el antiguo archivo, que venia desde
los Corregidores é Intendentes; y de todos los que tenían
relación con los Anales que nos propusimos escribir, toma-
mos las respectivas copias y notas que también se perdie-
ron el año 84 de nuestro estudio, cuando la invación de Tru-
jillo, y allanamiento de nuestra casa por las montoneras ó
guerrillas, que á pretesto de defender la integridad nacio-
nal, no hicieron más que males innecesarios, á" la propie-
dad, y á la persona.
Las letras sagradas enseñan, que cuando falta la justi-
cia de los hombres, viene la del cielo. Los que tanto mal
-264-
hicieron han desaparecido todos, deborándose cromo loa hi-
jos de Edipo.
Pero volviendo á los documentos que el General Lara
mandó publicar, y que son un timbre de honor para la
provincia de Huamachuco, y muy especialmente para sxi
Capital, no han desaparecido, por que en el aOo 53 los hi-
cimos publicar en "El Comercio'' de Lima, cuya colección
debe conservarlos.
El objeto de nuestra publicación, fué impedir que se
gravase al Tesoro público con los expedientes fabulosos^
que gente de fuera, vino á levantar en la provincia de Hua-
machuco para la consolidación.
Publicamos también la nota oficial que pasamos al Mi-
nisterio de Hacienda de entonces, pidiéndole que cuatido
se presentaran tales expedientes, se tuviese en considera-
ción el cuadro auténtico pasado por el General Lara. Y
más de un disgusto nos ocasionó la publicación en la qxre
pedimos debia cerrarse la consolidación. Nos remitimos al
periódico *'E1 Comercio" de esa época.
Y tuvimos tal procedimiento, no obstante haber sido
invitados, para arreglar un buen expediente, con las facili-
dades que teníamos, como naturales de la provincia de
Huamachuco, ralacionados en ella; y con la investidura de
su Representante. Hasta se nos trasmitieron algunos datos,
que existían en el Ministerio de la Guerra.
No pusimos pues, las manos en la Consolidación, ni
en la Conversión; y el modesto nombre del Representante
por Huamachuco, no apareció en los datos más secretos y
minuciosos del Sr. General Echenique, que una infidencia,
hizo publicar para justificar la revolución.
Decíamos antes que el Libertador quedó favorable-
mente prevenido, para nuestro padre el Síndico Municipal
Sr. Manuel Santiago Rebaza, por haber desempeñado bien
la comisión del empréstito en Huamachuco; así pues que
lo tuvo presente para darle otra de mayor importancia, que
fué la que pasamos á referir.
Haciéndole comparecer, R dijo: que habia quedado
satisfecho del modo como cumplió la comisión del emprés^
tito, y que le iba á dar otra, esperando que la desempeña*'
ría bien.
- 265 -
Le ordenó que saliera con un pliego para el General
Sucre que se hallaba en Huaráz, seis jornadas al Sur de
Muamachuco-^que dicho General — le instruiría 'en todo lo
que debía hacer; y que guardase el más profundo secreto,
recalcándole la prevención.
Recibido el pliego se puso en marcha á Huaráz, facien-
do el viaje lo más precipitadamente que le fué posible; sin
ningún contratiempo en el camino, llegó al lugar de su des-
tino, presentándose inmediatamente al General Sucre, el
que, impuesto del pliego, le ordenó que al día siguiente de-
bia salir al Sur, hasta tocc^r casi en Pasco, con el ejército es-
pañol, en compañía de un Ingeniero; siendo el importante
trabajo de ambos,. explicar minuciosamente todos los des-
filaderos, y particularidades de los caminos, de los que de-
bía levantar planos el Ingeniero. Éste, cambió de nombre,
hasta de vestido; pues tomó uno por el estilo de los veci-
nos de Huaráz. El Sr. Rebaza, debía sostener, que el via-
je era para vender una gran partida de muías, que se decía
tener en Huamachuco; para lo cual debía ponerse en con-
tacto con unos señores García, vecinos de Llameilín. El In-
geniero y nuestro padre desempeñaron la comisión perfec-
tamente, entregando á su regreso de Huaráz al General Su-
cre, los planos y las explicaciones que se habián exijido. —
Y dicho General mandó todo con el mismo Sr. Rebaza, al
Libertador á Huamachuco.
El General Bolívar quedó por segunda vez, muy satisfe-
cho del comisionado; y los planos le sirvieron para abrir la
campaña.
De estos y otros servicios que prestó nuestro señor pa-
dre, se hizo mérito por la Sociedad ''Fundadores de la In-
dependencia" el año 51 cuando tuvo á bien su Presidente,
el Sr. General Vidal, hacer una moción, para que se nos in-
corporase en ella, en mérito á los servicios paternos á la
Patria, según lo permitía el Beglamento.
Tuvimos la honra de tomar un asiento en tan respeta-
ble Sociedad; agradeciendo en un discurso, la distinción
que se nos dispensaba. El Sr. Presidente en contestación,
se encargo del patriotismo de los hijos de Huamachuco.
Tenemos en nuestro poder la credencial, de haberse-
-266-
nos incorporado en la Sociedad ^'Fundadores de la Inde-
pendencia."
Antes de terminar nuestro escrito, sobre los sacrificios
que hizo Huamachuco en la guerra de la Independencia,
se nos permitirá entrar en una consideración.
Ese pueblo histórico, asiento del Libertador de Co-
lombia, y al que quiso premiar por sus servicios, dejándole
un beneficio, como recuerdo de su administración; más tar-
de, pudo alcanzar de la Representación Nacional, el 537 el
58, que pudiese tener un Colegio para la instrucción de su
juventud, y de las provincias trasandinas de este Departa-
mento; beneficio que ha desaparecido, ó que muy pronto
desaparecerá clausurándose el Colegio; por que las rentas
se han mandado distribuir para la instrucción primaria de
Cajabamba y Santiago, (i)
Entendemos que no es propio de una buena adminis-
tración, destruir un bien, para hacer otros.
La instrucción primaria está garantida por la ley fun-
damental del estado, y deben costearla las respectivas ren-
tas locales. Y puesto que el que escribe estos Anales, no
puede hacer otra cosa; que reciba al menos el lugar en que
nació, el reparo que hace de la impolítica, con que se ha
procedido.
Dejemos las drigresiones que no puede contener nues-
tra pluma, y sigamos con la historia.
Rabiamos dicho que el General Bolívar, antes de
abrir la campaña, celebró en Huamachuco un Consejo de
Guerra, de oficiales Generales, asistiendo también los pri-
meros Jefes de cuerpo. El objeto fué, discutir y resolver
el modo de hacerse la campaña. El General Sucre no pudo
llegar á tiempo de Huaráz, y lo hizo dos días después.
El General Bolivar manifestádole su sentimiento, por
no haber llegado oportunamente, le instruyó de lo resuel-
to en el consejo; y era que abriéndose la campaña de Hua-
machuco, bajase el ejército de Huaráz á Lima, pusiese el
más riguroso sitio á las fortalezas del Callao, que se halla-
(i) El Colegio subsiste á pesar- de la escasés de sus
rentas.
-267-
ban en poder del General Rodil por la traición de Moya
no; y que una vez tomadas, se aprovechase de todo el ma-
terial de guerra que había en ellas, y de los soldados pri-
sioneros; dándose campo para que pudiesen recibir los últi-
mos auxilios de Colombia. Y que después se emprendiese
la campaña sobre el Virey.
Informado de todo el General Sucre, le preguntó el |j
Libertador ¿que cual habría sido su opinión en el Con-
sejo? y le contestó: — que era adversa á lo resuelto, y fundó
su contradicción en las siguientes razones:
Que era desasertado bajar á Lima, por que teniendo
que combatir al Virey en la Sierra, había sido necesario
sacar las fuerzas de Colombia, que era lo principal, á la Sie-
rra para aclimatarlas; que rendir las fortalezas no era tan
sencillo, debiendo emplearse dos ó tres meses, en el caso
más favorable: que en este tiempo el ejército bajando á la
Costa, y al clima de Lima, habría perdido todo lo ganado
en la Sierra; de modo que, al abrir la campaña nuevamen-
te, se haría con desventaja. — Le indicó el peligro que se
corría con la demora en Lima, que el General Ólañeta, in-
subordinado del Virey, pudiese arreglar con él, presentán-
dose entonces el ejército español con una masa imponen-
te; ya para recibirlos en Jauja, ó para tomar la ofensiva. Que
opinaba. — que sin pérdida de tiempo, se siguiese por la Sie-
rra, hasta encontrarse con las fuerzas del Virey, y batirlas.
El General Bolívar contestó. — que meditaría sobre la
opinión que le daba. Lo hizo así; y al día siguiente,^ advir-
tió al General Sucre, que seguía su opinión, y no la del
Consejo, haciéndole regresar en el acto á Huaráz, para que
lo arreglase todo para mejor éxito de la campaña.
Cuanto referimos sobre el Consejo de Guerra y demás
pormenores, nos lo refirió en Lima el año 51, el Sr. Gene-
ral Moran, que como Comandante del batallón "Vargas,**
fué uno de los Vocales del Consejo, y estuvo al corriente de
todo.
El historiador Sr. Larrazaval, en su obrar **Vida de
Bolívar.** — volumen 2.° página 247, nos dá á conocer un
incidente ocurrido en Huamachuco.
Dice que un Sargento Mayor, de nacionalidad chile-
na, cuyo nombre no recuerda, había sido enviado á Hua-
-268-
machuco por los cspaflolcs, con el objeto de asesinar al Li-
bertador, recibiendo en recompensa de tan abominable
crimen, una gran cantidad de dinero. — Dice también que
el Libertador recibió el aviso; y au ique no se le daba el
nombre del Jefe, se le acompañaba una ñliación exacta
de él. El Libertador sólo en su cuarto, repasando las seña-
les de la filiación, trató de conocer al Jefe de tan infamé
comisión. En Iluainachuco había multitud de Jefes; más
con aquel golpe de vista propio del Libertador, dio con el
Jefe chileno, que días antes había llegado á ofrecer sus Ser-
vicios, y que lo destinó á la maestranza de herrería. — ^Lo
hizo llamar, y tratándole con bondad y dtdzura, lo hizo sen-
tar, entrando con él en conversación para tener más tiempo
de estudiar su fisonomía y comparar su filiación. Después
de un largo ra'to, le dijo que los Jefes y Oficiales que se
unian con él, y correspondían á sus esperanzas, siempre
eran colocados dignamente, — que estaba mal en la maes-
tranza, y que sería destinado de Comandante de Ar-
mas en un pueblo, y que ocurriese luego á recibir órdenes
al Estado Mayor. — El Jefe chileno salió muy satisfecho;
más luego que desocupó la sala, dijo el Libertador á su
Ayudante Teniente Coronel López: **Pocas veces he visto
un asesino tan bien retratado." ¿No le parece á U. q.ue es-
ta es la filiación de ese hombre que acaba de salir? (ense-
ñándole el papel que la contenía.) El Jefe chileno salió á
su Comandancia Militar, alejándolo así el Libertador de su
persona, y que el Comandante López pasó á hacerse car-
go deJa maestranza.
Hasta aquí el historiador; más nosotros daremos nues-
tra opinión.
No dudamos que la relación sea exacta; más puede
ser muy bien que la persona que remitió la filiación al Li-
bertador, haya recibido falsos informes; pues se nos hace
duro creer, que la hidalguía de los jefes españoles, ni me-
nos del Virey, hubiesen ocurrido á un medio tan infame.
Tenemos presente lo que antes hemos dicho respecto
al General Valdéz, que en Arequipa el año 23 fusiló á un
zambo del pueblo, por que en el movimiento popular en
favor de la causa real, dio una pedrada al General Sucre.
¿Y si este ejemplo de moralidad tuvo lugar tratándose del
- 2.69 -
que ofendió al General subalterno del Libertador, no es
admitible, que el Virey ó sus Generales, que eran los úni-
cos que podían haber tomado tan avanzada resolución, hu-
biesen comprometido á un asesino para que diese muerta
al Libertador?
Recordamos que en la guerra á muerte en Colombia,
hubieron actos de crueldad salvaje; más recordamos tam-
bién que regularizada la guerra, el General Morillo, en San-
ta Ana, se abrazó con el Libertador; comieron juntos, tra-
tílndose con respeto y esquisita galantería. Lo mismo hi-
cieron los Jefes de ambos ejércitos.
Se nos viene así mismo á la memoria, que la víspera
de la batalla de Ayacucho, el valiente General Córdova, es-
tuvo en pláticas amistosas con el General español Monet,
y otros Jefes españoles; y que antes de la batalla los dos
Generales tuvieron una conferencia. Esto nos dice también
el y^ citado historiador, señor Larrazaval.
En la guerra de la Independencia, las campañas y bar
tajlas entre nuestros padres los españoles y americanos,
fueron por lo general, á la usanza de la antigua caballería.
Los primeros caudillos, tanto los que defendían la causa
de la Independencia como la del Rey, buscaban con ince-
sante afán la gloria en los campos de honor, sin descender
jamás al asesinato, recurriendo al puñal ó al veneno par
ra privar de la vida á sus enemigos; y si entre los Jefes su-
balternos hubieron seres degenerados que cometieron ac-
tos de crueldad y salvajismo, esto sucede constantemente,
pues no todos los hombres tienen un corazón generoso y
valiente que se estrénese á los impulsos de la dignicfad.
Hacemos este reparo de justicia, á la hidalguía cas-
tellana y al brillo de las armas americanas.
-270-
CAPÍTULO XXVI.
SUMARIO. — Algunos porynenores del Libertador con los
dueños de ^^ A ngasmarcdy' y Justificación con que procede^
desechando las denuncias que tejiia contra ellos, — Pidió
su opinión al respetable eclesiástico Dr. Soto, para cono-
cer la verdad de los hechos. — Por la orden general se de-
claró el ejército en campaña.-^ Misa solemne que se cele-
bró en Huamachuco con asistencia del Libertador^ y sus
Generales. --Discurso del Sr. Vicario Dr. Soto. — Man-
da establecer la Universidad de Trujillo^ y le propone el
Ministro la fundación de un hospital para Huamachtuo.
Consideramos oportuno mencionar algunos actos de-
justificación del General Bolívar, en su permanencia en
Huamachuco.
La respetable familia Corral, dueña de las valiosas ha-
ciendas de "Angasmarca" y "Oalipuy'* y de otros fun-
dos en la provincia, era reputada como afecta á la causa
del Rey. Las razones entre otras, que la señora doña Jua-
na del Corral, madre de los señores Porturas, fué casada
con el español D. Pablo Manuel de Porturas Landazuri,
Oficial real de las Cajas reales de Lima, ó sea Tesorería.
Y se ha dicho de paso, que era muy competente en el ra-
mo de hacienda; pues han llegado á nuestro poder, muy
importantes anotaciones suyas, sobre las ordenanzas de In-
tendentes, y demás resoluciones en el ramo de hacienda,
tan complicado en el sistema colonial.
La señora Corral no fué á Lima á residir con su espo-
so, sino que él venía en épocas determinadas á "Angas-
marca." Todos los de la familia hacían oposición para que
saliera del hogar paterno; y según nos lo dijeron algunas
veces los ancianos de Trujillo, llegó el caso de que en real
acuerdo la Audiencia y el Virey, expidiesen una real cédu-
la para que el Intendente de Trujillo y Corregidor de Hua-
machuco, cuidasen que no se impidiese á la señora Corral
por sus deudos pasase á Lima á residir con su esposo; lo
que no tuvo cumplimiento. El Sr. Canónigo Dr, D. Pedro
^j^
-271-
Madalengoitia, nos refirió la real cédula y muchos porme-
nores á este respecto.
A las consideraciones de que la familia Corral era rea-
lista, como entonces se decía, se agregó que los indígenas
de "Angasmarca*' como ya lo hemos dicho, hicieron cesión
al Estado en el año 21, de los algances que tenían contra
los hacendados por cuenta de sus jornales; y ajustadas las
cuentas de un modo oficial, resultó que eran acreedores por
doce mil pesos, los que se mandaron entregar á los hacen-
dados en el Tesoro público, sin la menor dilación.
Los indígenas y algunos que los movían, haciendo va-
ler esta donación, se consideraban autorizados para hosti-
lizar á sus patrones, que en el concepto público, eran teni-
dos por realistas.
Algunas veces se sublevaron contra la seftora doña
Juana del Corral, que por fallecimiento de sus padres, repre-
sentaba la casa. Las cosas llegaron al extremo que el señor
Gobernador de la Provincia (Sub-prefecto,) mandó fuerzas
de la Guardia Nacional dé Huamachuco, para hacer respe-
tar á los hacendados, y llamar al orden á los indígenas. Leí
en Huamachuco en años atrás, el expediente organizado al
efecto.
Entre los habitantes de "Angasmarca" habían unos
mestizos de casta, de apellido Mendoza, de oficio músicos,
que sabían leer y escribir; y según los datos recojidos en-
tonces, eran los que de continuo dirigían representaciones
aunque anónimas al General Lara, Comandante General de
la Provincia, denunciando el menor paso que daban los ha-
cendados, que consideraban contrario al sistema de inde-
pendencia.
El objeto de las representaciones era que se declarase
"Angasmarca'^ pueblo; que el Estado tomase todos los ca-
pitales para el ejército; y que las tierras se distribuyesen en-
tre los indígenas que tenían el mérito de haber hecho al
Estado una donación de 12,000 pesos.
En las representaciones; aunque anónimas, se referían
hechos y porrnenores para acreditar el realismo de la fami-
lia Corral; el adusto General Lara, estaba fuertemente
prevenido contra ella; más no procedía según se solicitaba,,
por respeto al General Bolívar, á quien se decía consultaba.
-272-
Estando el Libertador en Huamachuco, recibió igua-
les representaciones á las que se habían dirijido al General
Lara, denunciando en ellas que la señora Corral estaba en
secretas inteligencias con el Virey, y que en el valle de
Coptos (de la hacienda de "Calipuy^^) tenía cantidades con-
siderables de dinero, para entregarlas á la autoridad real, y
gran número de reses invernándose, para que sirviesen al
ejército español que debía venir sobre Huamachuco, según
la creencia general. El viaje, ó campaña de las fuerzas rea-
les sobre el General Bolívar, no carecía de fuudamento;
pues el historiador español General García Camba, nos di-
ce que la campaña en el año 23, no se abrió por el Norte
contra las fuerzas de la independencia, por la insubordina-
ción del General Olañeta; no obstante estar todo preparado.
El General Bolívar con estos antecedentes, prestó al-
guna' atención á las representaciones anónimas adversas á
la familia Corral, y mandó instruir un sumario, comisionan-
do para levantarlo al Comisario de Guerra, ó sea Adminis-
trador de rentas, Sr. Jacinto María Rebaza; á quien entre-
gándole los memoriales anónimos, le hizo en persona, las
prevenciones convenientes, sobre la sagacidad con que de-
bía proceder para el esclarecimiento de los hechos. Fueron
sus últimas palabras: *Troceda U. con toda sagacidad y
diligencia que el caso requiere; y aunque esta familia (Co-
rral) está tachada de sumamente realista, yo no me pro-
pongo sino que se descubra la verdad. Me he fijado en U.
por su competencia, y salga U. en el día á desempeñar la
comisión.'*
Salió pues el comisionado á instruir en "Angasmarca"
y "Calipuy'' el sumario, con la mayor escrupolosidad. Re-
corrió er valle de Coptos, inspeccionólas casas de hacienda
de "Angasmarca'' y **Calipuy;'' de todo lo que puso la res-
pectiva constancia, sin omitir las declaraciones de los colo-
nos ó indígenas.
Terminado el sumario, debía emitir un informe sobre
el mérito de él, según prevenciones del Libertador. Lo hi-
zo así; y del sumario resultaban ser falsos y exagerados los
hechos denunciados; pues si bien en Coptos, tenía la seño-
ra Corral algún dinero en plata pina y moneda sellada, con-
sideraba esto un'á medida prudente, por que siendo "Angas-
-VI-
marca'*el paso obligado y frecuente de todas las tropas; es-
pecialmente las 5e Riva-Agüero que bajaron de Huaráz,
perseguidas por las de Colombia, como en derrota; era pru-
dente retirar á Coptos esos valores. Que en cuanto á rescs
las había encontrado en número que no podían llamar la
atención; . y como estaban en los otros lugares de la ha-
cienda dónde se apacentaban los ganados.
Leído el informe por el Comisario Sr. Rebaza, ante el
Libertador, sacó éste otra extensa representación anónima
contra la familia Corral, que le habían dirijido inculpando-
la siempre con hechos y pormenores; é inculpando al Co-
misario, que por ser pariente de la señora Corral, no habla
querido esclarecer la verdad de los hechos^.
El Libertador preguntó al Comisario: "¿Qué contesta
U. á los cargos que se le hacen en este memorial?*' Repu-
so: Es falso y exagerado cuanto se dice en él; pues las de-
claraciones juradas que he recibido, son exactas, no he po-
dido cambiarlas; la inspección ucular auténtica; pues se ha-
lla autorizada por los respectivos testigos; habiendo proce-
dido en ellas, con la mayor escrupulosidad; teniendo pre-
sente las prevenciones de Vuesencia, que si bien convenía
proceder con toda sagacidad, no se debía faltar á la ver-
dad, que era la que deseaba conocer. En cuanto á ser pa-
riente de la señora Corral, lo advertí á Vuesencia, cuando
me dio la comisión; y sin admitir mi excusa, me dijo que
antes que los parientes era la Patria.
El Libertador se quedó con el sumario, despidiendo
al Comisario, con estas palabras: Retírese U., consideraré
ÉSto después^
Volvemos á tomar la narración de la campaña.
A fines de Mayo salió el General Bolívar de Huama-
chuco, con su Ministro General y Estado Mayor; pues el lo
de Mayo expidió el decreto estableciendo la Universidad
de Trujillo, como ya lo hemos dicho.
El ejército sahó por divisiones de Huamachuco á Hua-
ráz, siendo el último que hizo la marcha el Libertador.
Antes de su salida, expidió en Huamachuco la orden
general, declarando al ejército en campaña. Contenía varios
artículos, imponiendo la pena capital por el delito de deser-
-274-
ción, prohibiendo todo reclutamiento, y que las fuerzas na
tomasen por sí, acémilas ni lo más que necesitaren; pues
todo debía pedirse á las autoridades locales, por los respec-
tivos Jefes de Estado Mayor divisionarios. Teníamos co-
pia de la orden general, que nos la dio el Coronel D. Do-
mingo Casanova, que en esa fecha fué Ayudante Mayor
del batallón **Legión Peruana;" y como tal sacó la orden,
cuya copia que conservaba, tuvo la atención de dárnosla.
Se ha perdido como todos los demás documentos.
Días antes de ponerse el ejército en marcha, dieron los
Generales y Jefes un gran baile de despedida, que tuvo lu-
gar en la casa de la señora doña Antonia Rubio, madre
de las señoritas Miranda, al que concurrió también lo más
distinguido del sexo femenil de Huamachuco.
La fiesta fué expléndida; no asistió el Libertador, y el
que presidió fué D. Jacinto Lara como el General más an-
tiguo. Es tradición que el General Córdova, fué uno de los
más entusiastas en el baile, y el que puso la primera con-
tradanza, que era entonces el baile oficial.
Se recuerda también, que á los Jefes de color que ha-
bían muchos, no se les permitió bailar. Esta acción nos re-
bela que laa ideas de igualdad, no estaban muy desarrolla-
das en aquellos tiempos, pues la verdadera democracia, no
distingue el color, sino el talento y las virtudes ciudadanas.
La música que se empleó fué la del batallón "Rifles ' que
era exelente, y se componía como de cincuenta músicos.
El Jefe del cuerpo. Coronel Arturo Sándes, fué otro de lo»
más entusiastas en el baile.
Se abrió pues la campaña de Huamachuco con nueve
mil hombres; seis mil Colombianos y tres mil Peruanos.
El General Sucre se hallaba avanzado en Huaráz con
una división de Colombia.
Al dejar la provincia de Huamachuco el ejército, llevó
un número competente de reses para racionarlo, y suficien-
te número de caballos y muías de repuesto. Los Capita-
nes de la Guardia Nacional, D. José Mantilla y D. Toribio
Salvatierra, fueron los conductores.
Para que puedan apreciar los sacrificios que hizo el De-
partamento de la Libertad, en esa sagrada lucha por la In-
dependencia, copiamos lo que dicen los historiadores.
-275-
El Sr. Paz-Saldan en el tomo 2.° á la página 2$o de
su obra, se expresa así; "Del Departamento de Trujillo,
donde parecía que no había nada, salió, puede' explicarse
así, la resurrección de la Patria."
El más explicito es un historiador enemigo (Torrente)
que con admiración dice lo que sigue: '^Inconcebible pare-
ce, como en tan poco tiempo hubieran logrado los insur-
gentes, poner en campafta una fuerza tan numerosa, y ba-
jo un pié tan respetable de arreglo y buena dirección.
Abundaban las provisiones de guerra y boca, el armamen-
to, vestuario, medios de trasporte, y cuantos elementos mi-
litares se necesitaban para abrir una importante campafta.'*
En la pluma de un enemigo, es el mejor elogio que puede
hacerse del mérito del Departamento de la Libertad, con-
traído para con la Patria.
Todo pues lo dio; y ya hemos repetido en otras veces,
la justicia que le hizo el General Bolívar en un Mensaje es-
pecial al Congreso Constituyente del año 25, diciendo:
"Es necesario seftores, tener presente, que el Departamen-
to de la Libertad, ha dado la libertad al Perú.''
Reunido todo el ejército en Huaráz, marchó sobre el .
Departamento de Junin; y aunque sea fuera de los Anales,
diremos que el 22 de Agosto de 1824, pasó el Libertador
revista general á su ejército en la llanura de Sacr^ Familia,
y le dirigió la siguiente proclama:
Soldados! Los enemigos que vais á destruir, se jactan
de catorce años de triunfos', ellos pues, serán dignos de medir
sus armas con las vuestras, que han brillado en mil com-
bates.
Soldados! El Perú y la América toda aguarda de vo-
sotros la paz, hija de la victoria; y aún la Europa libéralos
contempla con encanto, por que la libertad del nuevo mun-
do, es la esperanza del Universo»¿La burlareis? ¡ No! nó. Vo-
sotros sois invencibles.
Bolívar.
La historia nos dice que recorrió todas las filas entre
las más vivas aclamaciones; que de trecho en trecho, aren-
gaba á los soldados, con aquella elocuencia y ardor que los
inflamaba; que recordó á los Colombianos el'/ de Agosto
- 276 -
en Boyncá, señalándoles con el dedo las pampas de Junin
que se divisaban, y les designó como lugar del triunfo.
Todos los demás pormenores de la campaña; las victo-
rias de Junin y Ayacu .ho no son objeto de los Anales, que
los hemos limitado sólo al antiguo Departamento de la Li-
bertad.
La historia contemporánea ya ha dicho de ellos lo
conveniente.
Referiremos los hechos que tuvieron lugar al abrirse
la campaña.
Declarada ésta, lo que se hizo por la orden general ex-
pedida por el Libertador, en el mes de Mayo, en Huama-
chuco; el antedicho Vicario Dr. Soto, pidió al Libertador,
que se sirviese aceptar una misa solemne que celebraría, pa-
ra que el Dios de las batallas, le concediese la palma de la
victoria. El Libertador aceptó, y en el día señalado, que
fué festivo, concurrió al templo con sus Generales, el Esta-
do Mayor, y todos los Jefes de los cuerpos. Y tradicional
es que oyeron la misa con el mayor rocojimiento. A la
vez, en el atrio del templo, se levantó un altar portátil y se
dijg misa para todo el ejército, que en columna cerrada, la
oyá en la extensa plaza de Huamachuco.
Concluida la misa, que fué muy solemne; pues el Sr.
' Vicario se preparó como correspondía, haciendo venir todo
el clero de las parroquias inmediatas, pronunció una her-
mosa alocución, cuyo argumento fué, la justicia con que la
América solicitaba su independencia de la metrópoli espa-
ñola. Se encargó de que los esfuerzos anteriores no habían
correspondido á los sacrificios, por haber sido desgraciadas
las batallas libradas con el ejército español; y luego expli-
cando que tales sacrificios tendrían término, por que la di-
rección de la guerra la tenía el egregio General Bolívar; y
hablando de sus cualidades dijo: **valeroso como Alejan-
dro, prudente como César, sagaz como Ciro, (y dirigiéndo-
se á los Generales y altos Jefes) terminó — con semejante
caudillo, la empresa es nuestra.'*
El Libertador quedó muy complacido, con la soleihne
función; y al despedirlo el Sr. Vicario con su clero hasta
la puerta del templo, oyeron que dirigiéndose al General
-277-
La- Mar que fué uno de los concurrentes, le dijo: "Gene
ral, en la América no necesitamos de los españoles; pues en
ella tenemos eclesiásticos que dignamente pueden ocupar
una mitra eomo el Sr. Vicario." Contestó así la galantería
de la alocución.
Al día siguiente, el Ministró Sr, Sánchez Oarrión, ofre-
ció al Sr. Dr. Soto, la silla magistral en el Coro de Truji-
11o que se hallaba vacante, y que el agraciado no aceptó.
Más después el mismo Libertador, aún estando en campa-
ña, le mandó el diploma de Canónigo magistral, con una
nota hermosísima, daclarándo que era "sin necesidad de
oposición, en virtud de las altas facultades con que se ha-
llaba investido; y por conocer intima y personalmente^ la
ilustración y demás recomendables dotes del párroco de
Huamachuco/' En esta vez, aceptó la canongía, tomando
colación de ella. Después fué presentado como candidato
para las diócesis de Ayacucho y Chachapoyas, que no
acept<5.
¡Qué tiempos esos, en que los párrocos en las provin-
cias del interior, merecían una mitra!
Otras veces lo hemos dicho; y repetiremos, que el Ge-
neral Bolívar, antes de dejar el Departamento, quiso darle
la Universidad de Trujillo, adjudicándole el local que fué
de los jesuítas; y por rentas todas sus temporalidades; lo
que hizo, para recompensar de algún modo la fidelidad del
Departamento, d la causa de lá Independencia, y sus multi-
plicados é importantes servicios al ejército del Libertador, en
las circunstancias mds apuradas de la República. Palabras
textuales del supremo decreto dictatorial, de lo de Mayo
de 1894, expedido en Huamachuco; y autorizado por el hi-
jo de ella, Ministro Dr. José Sánchez Carrión.
Es tradición que dijo á su Ministro, que antes de de-
jar el Departamento se proponía dejar también^ un recuer-
do benéfico de su administración; y un bien particular pa-
ra Huamachuco donde había residido, y que tan impor-
tantes servicios tenía prestados; que el Ministro, conocien-
do el propósito del Libertador, y conferenciando con el Sr,
Dr. Soto, y con el Sr. Jacinto María Rebaza, le presentó los
proyectos, Universidad de Trujillo, y un Hospital para
Huamachuco, cediendo el Ministro gratis, su hermosa casa
-278-
cn Huamachuco para dicho Hospital. El Libertador firmó
el de la Universidad; más rehusó el del Hospital, por que
debiendo ser las rentas la hacienda de "Chusgon," que es-
taba en poder del Gobierno; el Sr. Soto se había anticipa-
do á suplicarle, que no era propio de su magnanimidad
quitase á los religiosos agustinos, la finca que era lo más
saneado con que contaba el convento. Le tocó la fibra más
delicada, los sentimientos generosos; así que cuando rehu-
só firmar, le dijo: **¡ Pobres frailes! el clero de Lima ha sido
muy patriota, no le privemos á los religiosos de la subsis-
tencia. Veremos después, lo que pueda hacerse en favor de
Huamachuco."
El Sr. Dr. Soto nos refirió cuanto relatamos. El pro-
yecto del Ministro contenía en sus disposiciones, que es-
tando la finca en poder del Estado, se tasase para recono-
cer sobre el tesoro público su valor, terminada que fuese
la campaña.
Llega la oportunidad de que vendiquemos, ante los
hijos de Huamachuco, la memoria de nuestro compatriota
el Ministro, que generalmente se le inculpaba de que no
obstante la altura á que llegó, nada hizo en bien del lugar
de su nacimiento.
Se propuso que tuviera un Hospital, cediendo la casa
de su propiedad; más si tan importante beneficio no se al-
canzó; no fué por omisión del Ministro, sino por que en la
vida pública, no basta en los que mandan la buena volun-
tad para hacer el bien. Hay que atender á las circunstan-
cias económicas y políticas.
Nuestros compatriotas de Huamachuco, no deben ol-
vidar, que si el hijo de ella Dr. Sánchez Cardón, por su
temprana muerte, no pudo hacerle bienes materiales, levan-
tó muy alto el nombre del lugar donde nació; pues repre-
sentando la provincia en el Congreso Constituyente del
aflo 22, le alcanzó en mérito de sus servicios^ el honorífico
título de "muy ilustre y fiel ciudad" que hasta hoy conser-
va. Los timbres de honor son muchas veces preferibles á
los bienes materiales.
-279-
CAPÍTULO XXVII.
SUMARIO. — Hallándose el Libertador en Huamackuco, Itf
garon el Dr. Monteagudo y doña Manuela Saens. — Pia^
labras del General Lar a sobre ésto»^Sale él Libertador
de Hímmachuco con su Estado Mafor, — Lo que ocurre
en el camino al Dr. Monteagudo y disputa con el Dr. Sán-
chez Carrión,-- Según los datos tomados j ninguna preven-
ción había entre éste y eí Dr, Monteagudo. — Fundamenr
tos para considerar al Dr, Car r ion eseento de complici-
dad en el asesinato de Monteagudo que fué ocasional; y
se dan los datos á este respecto, — Baile de despedida que
dieron los Geneaales en Huamackuco. — Opinión de los
historiadores sobre el ejército independiente ^organizado en
el Departamento de la Libertad,-- Proclama del Liberta-
dor al ejército en la llanura del Sacramento y él diezmo.
Estando el Libertador en Huamachuco llegaron (en
Abril de 1824) el Dr. Monteagudo y dofta Manuela Saens
con procedencia de Quito. — El General Lara, que fuerade
los actos oficiales, trataba al General Bolívar con suma con-
fianza, á la mañana siguiente se le presentó, estando aún
€n cama, y en tono jocoso le dijo: **General, estamos para
salir á sablear á los godos y está U. cargando mujeres; pues
la señora Saens ha llegado ayer tarde, y también el Dr.
Monteagudo de Quito. — Seguirán la campaña, corriendo
los peligros de ella. — Más debo indicale que al Dr, Montea-
gudo se lo van á matar en Lima, entre las manos como á
Gallo, por que es muy aborrecido en ella."
Esta escena me la refirió en el año 60 en Lima, tal y
cual la relató el Sr. Coronel Alvarez — Edecán del Liberta-
dor, de cuyo Jefe ya antes he hablado.
El Libertador contestó en tono jocoso sobre la señora
Saensj más respecto al Dr. Monteagudo (decía el Coronel
Alvarez,) que tomando un aspecto grave se vistió, y paseán-
dose ajitadamente en el cuarto, entre otras cosas dijo: ¡Hay
de aquel que le tocase un pelo! Habló en seguida de la
hal>ilidad del Dr. Monteagudo, y de sus servicios al Perú,
como Ministro del General San-Martín.
Preguntamos con interés al Coronel Alvarez, si obser-
vó que entre el Dr. Sánchez Carrión y el Dr. Monteagudo
hubiese enemistad, ó desagrado. Nos dijo que nó, que era
sí frecuente que el General Bolívar después de la comida,
ó sea de sobre-mesa, le gustaba carearlos (palabras del Co-
ronel venezolano,) proponiéndoles cuestiones principal-
mente sobre religión, en las que tomaba parte el Liberta-
dor; que del Dr. Monteagudo se decía era ateo; que el Dr.
Garrión, sostenía con calor las cuestiones sobre religión; que
el Dr. Monteagudo, no tenía la menor ingerencia en el des-
pacho oficial, pues que lo hacía el Ministro; más el General
Bolívar tenía estimación por el Dr. Monteagudo, y que pa-
seaba con él frecuentemente por las afueras de Huamachu-
co. Y al respecto de careos, nos dijo lo que sigue: que á fi-
nes de Mayo salieron de Huamachuco para "Angasmarca,*'
haciendo la jornada que es de doce leguas en un sólo día;
que en un mal paso, se desbarrancó la muía en que iba el
Dr. Monteagudo, y en el peligro gritó, "poderoso Dios fa-
voréseme;" que no se hizo daño alguno, pues la bestia pu-
do contenerse; que el Libertador repitiendo la exclamación
del Dr. Monteagudo, dijo al Dr. Carrión, dígale U. algo al
Dr. Monteagudo, que en el peligro acaba de hacer la invo-
cación que le hemos oído; que el Sr. Carrión entró en ar-
gumentos con el Sr. Monteagudo, y que el careo duró has-
ta llegar á "Angasmarca,'* que estaba algo distante.
Preguntamos también con interés al Coronel Alvarez,
si cuando tuvo lugar el asesinato del Dr. Monteagudo en
Lima, el Libertador pudo tener algunos datos contra el
Ministro Dr. Oarrióu. — Nos dijo que nó, que al día siguien-
te del asesinato, el Libertador tuvo á puerta cerrada una
larga conferencia con su Ministro; más que nada pudo tras-
lucirse de ella — que á los dos ó tres días el Sr. Coronel
Hóres, estando de sobre-mesa con el Libertador y demás,
dijo: que se inculpaba al Ministro de la muerte; y que el
Libertador con un tono de gravedad contestó, "bulgarida-
des, nada hay que lo compruebe."
En años atrás escribimos un folleto, vindicando á nues-
tro compatriota el Dr. Sánchez Carrión. Dimos todas las
pruebas pertinentes, remitiéndonos también al estractp del
proceso judicial, que publicó el laborioso Sr. Dr. Paz-Sol-
dan. De él aparecía que el moreno Candelario Espinoza
que fué el asesino, no tuvo ningún contacto, ni conoQÍa al
Dr. Cardón. Que el asesinato no fué premeditado; pues ha-
llándose Espinoza confabulado con un esclavo del Sr. Mo-
reira, para robar á una señora encomendera de azúcar, que
vivía en la plazoleta de San Juan de Dios, esperaban qae
saliesen unas visitas que habían en la casa, (eran las siete
de la noche) para ejecutar el robo; que en ésas circunstan-
cias divisaron los ladrones al Dr. Monteagudo que venía
por la calle; y que el esclavo indicó á Espinoza que lo asal-
tase, pues que por su aspecto debía tener plata.
Se ha hecho la observación, de que si hubiese sido el
asesinato por robar, no hubiesen encontrado al Dr. Mon-
teagudo ya muerto de la feroz puñalada, con el reloj y al-
gún dinero en el bolsillo; más debe recordarse que el asesi-
nato fué violento; que loe que pasaban por la calle aperci-
bidos de él, se reunieron, y que el asesino horrorizado con
el crimen, sólo tuvo tiempo para fugar.
Según las declaraciones, que son las que valen, ante la
moral y la justicia; el asesino ni aún conoció que su vícti-
ma había sido el Dr. Monteagudo, de lo que se informó
dos ó tres horas después, en una taberna distante de la ca;
lie donde se cometió el crimen, y que llegó á pedir que le
fiasen media botella de aguardiente.
Hemos observado en nuestro folleto, que si el asesino
Espinoza, hubiese cometido el crimen comprometiéndole
alguno, habría sido por dinero, y que no era natural para
un hombre avisado como él; pues había sido hasta sargen-
to de caballería de las fuerzas del Rey, que se lanzase al
crimen con las manos limpias; y que para cometerlo, no se
hubiese provisto de algún dinero para el caso de fuga, y
persecución.
Largo sería reproducir el mérito del proceso judicial,
y las razones que dimos entonces, vindicando la memoria
de un esclarecido compatriota nuestro. Y para cerrar esta
digreción, sólo haremos un argumento.
Un atroz crimen, como fué el asesinato, no se comete
sino mediando un gran interés político.
Bl Dr. Sánchez Carrión no sacaba ningún provecho de
la muerte, de Monteagudo. Su calidad de extrangero, ao le
-282-
permitía rivalizar con el Ministro, que gozaba de toda la
confían;za y estimación del Libertador. Y, en su carrera pú-
blica, había llegado á ser Decano del Supremo Tribunal de
Justicia. ¿Qué algo más podía ser, ó solicitar, y que le sir-
viese de estorvo al Dr. Monteagudo? Las pretenciones de
éste, según los contemporáneos, estaban reducidas á una
Legación en el extrangero, á que no se oponía Sánchez
Carrión, ni había el menor embarazo.
Ningún interés político, ni privado, había pues en el
Ministro, para mandar ejecutar el asesinato. Bra de senti-
mientos benévolos, altamente cristianos, y el que profesa y
respeta la religión Católica, no se lanza á cometer críme-
nes sin un motivo especial, aún que sea deprabado.
Perdónesenos esta larga digreción en que hemos entra-
do, por que al escribir los Anales, y hablar del mereci-
miento de un hijo del Departamento, conviene pongamos
á cubierto su nombre de toda imputación calumniosa.
CAPÍTULO XXVIIL
SUMARIO, — Contestación del General San-Martin al A^
juntamiento de Trujillo que le remitió el acta del pro-
nunciamiento.— Juicio favorable sobre el Presidente Mar-
qués de Torre-Tagley vindicándole de lo que se ka escri-
to contra //, considerándolo como traidor d la Patria.. — Se
citan los documentos y pruebas en contrario. — Manumi-
sión de esclavos en Trujillo en el año 45 ^ ^2.^ Sublevar
ción de todos los del Valle de Chicama que invaden la
ciudad, — No toman parte en la insurrección los esclavos
de la hacienda Nepén del Dr, Gonzales,-^ El movimiento
de los esclavos se intenta convertirlo en político. — Se des-
bordan éstos: quieren atacar la propiedad, — Se unen los ve-
cinos para la defensa comun^ terminando asila sublevación.
Ofrecimos antes, publicar la carta oficial del General
Sart-'Martín á la Municipalidad de Trujillo, acusando reci-
bo del acta de pronunciamiento de 29 de Diciembre de
1820. Hé aquí la contestación:
•283-
*'Muy grato son para mi corazón, los generosos senti-
mientos de ese virtuoso pueblo, explicados felizmente por
el órgano de VS. en oficio de i6 de Enero y en la acta, cu-
ya copia me acompaña. Al jurar su independencia ese pue-
Wo heroico, que se ha manifestado tan digno de ser libre,
no ha hecho más que consagrar la inmortalidad de sus vir-
tudes en los fastos de la historia de nuestra santa insurrec-
ción. En ésta ocupará VS. un lugar distinguido, á la par
de su benemérito Gobernador Intendente, que con tanto
pulso, como energía, ha sabido llenar sus deberes para con
la Patria."
"Los homenajes que VS. tiene la bondad de ofrecer-
me, son para mí otros estímulos que me obligarán para
merecerlos, á consagrarme con cuantas facultades estén á
mi alcance, á la protección y defensa de ese Departamen-
to, por cuya prosperidad tomo el mayor interés. Yo velaré
cuidadosamente sobre ella, hasta que, libre todo el Perú,
pueda asumir la suprema autoridad un Gobierno estable-
cido, por el voto general de sus habitantes.*'
"Entre tanto, me lisonjeo de que esa ilustre Municipa-
lidad cooperará eficazmente, á la consolidación del orden,
sin el cual la libertad no es, sino licencia, y la Patria un
teatro de horrores.*'
"Dios guarde á VS. muchos años, cuartel general en
Huaura— Febrerot 13 de 1821."
José de San-Martín.
Al muy Ilustre Ayuntamiento de la Ciudad de Trujillo.
Sala Capitular de Trujillo, Febrero 23 de 1821.
Por recibida. Cúmplase lo acordado en acta de esta
fecha.
Cuatro rúbricas— Ante mí — Nuñez,
- • Como en el documento trascrito, se habla del benemé-
rito Gobernador é Intendente Marqués de Torre -Tagle, y
de los importantes servicios que prestó, consideramos opor-
tuno encargarnos de nuevo de vindicar su memoria.
-284-
Como lo hemos dicho antes, el Marqués de Torre-Ta-
gle, fué Gobernador Intendente de Trujillo, nombrado por
la autoridad real, sucediendo al Sr. D. Vicente Gil de Ta-
boada; más en 2g de Diciembre de 1820 que proclamó la
Independencia, tomó la de Presidente del Departamento,
conforme ^ la demarcación dd territorio libre que hizo el
General San -Martín por su decreto de I2 de Febrero de
1 821, d^Uado en Huaura.
Como Gobernante de la Patria permaneció en el De-
partamento el Marqués — 7 meses, 20 días; pues en 7 de
Agosto de 182 1, dejó el mando para pasar á la Capital. —
Le sucedió el General D. Juan Antonio Alvarez de Arena-
les, que gobernó la Presidencia 8 meses 20 días — entre-
gándola al General argentino D. Enrique Martinez, en 21
de Mayo de 1822.
En el Liberal que redactamos en 1841, siendo Secreta-
rio de la Prefectura, publicamos en el número 49, la cróni-
ca de los President^es y Prefectos, desde el Marqués de To-
rre-^Tagle, hasta el 26 de Enero de 1839 — y fueron 41. En-
tre ellos, á más de los ya mencionados, están los Generales
La-Fuente, Orbegoso, Lizarzaburu y tantos otros bene-
méritos patriotas.
Ya hemos dicho en el capitulo i.** lo conveniente, so-
bre la vindicación del Marquós, y que ha sido tratado en
nuestra historia con dureza; acaso con injusticia, con'side-
rándolo traidor á la Patria.
Todo lo que se ha escrito sobre traición, no está debi-
damente comprobado. Sólo se ha sostenido que en la mi-
sión que llevó su Ministro Berinduaga Conde deSandonas,
para entenderse con el Virey, cumpliendo las prevenciones
del General Bolívar para que celebrase un armisticio, se
entendió por su cuenta coi^ los españoles, proponiéndoles
que reconociesen la Independencia del Perú, sosteniéndola
con sus armas.
Hemos dicho también que tal procedimiento, no ha
podido calificarse de traición á la Patria; por que aún el
General San-Martín, que en política era más competente
que el Marqués de Torre-Tagle, mandó al Sr. García del
Río, en misión especial á Europa, para que solicitase un
Príncipe de las casas reinantes que se trasladase al Perú,
-285-
para gobernar como Rey Constitucional, Hecho que se
halla suficientemente comprobado.
Si la Independencia del Perú, era sólo el objeto prin-
cipal de los hombres de Estado de entonces, y no la forma
de Gobierno, ¿por qué en el Marqués de Torre-Tagle, se
ha de calificar de traición, lo que en San-Martín fué un
procedimiento lícito, que ninguno ha llamadp traición?
El cargo más ostensible que se hace al Marqués, es lo
que escribió proclamando á los peruanos para que se unie-
sen á las fuerzas del Rey; y su manifiesto de 6 de Marzo
de 1824, más deben tenerse en consideración las circunstan-
cia notables, que tales escritos y manifiestos, fueron bajo
la coación de las fuerzas españolos unos, y en las fortalezas
del Callao otros. Comprueban esta verdad las actuaciones
judiciales y auténticas, que á continuación se expresan.
En el juicio que se siguió al General Berinduaga, Con-
de de Sandonas Ministro de Guerra, por orden del Dicta-
dor General Bolívar, en las instructivas que presentó ante
el juez fiscal Dr. D. Ignacio Ortíz de Zevallos, con fecha 15
de Diciembre de 1825 en Bella- Vista, y 18 de Octubre del
mismo afto en Lima, no aparecen comprobados los de-
litos de traición á la Patria por el precitado Marqués de
Torre-Tagle; pues en cuanto á entregar á los españoles la
Capital, dice: que el 3 de Febrero tuvo idea de la trama in-
faffie en que se quería enredar d Tagle; que rio podía caber
traición, ni infamia, ofreciéndoles la entrada á la Capital
para que la ocupasen, cuando derrotado el ejército de San-
ta Cruz, y retirado ál Norte el de Colombia, la Capital ha-
bía quedado indefensa y sin poder resistir la menor inva^
Gión. Y en cuanto á las publicaciones hechas en el Callao,
espresa que le obligaron los generales españoles á escribir
contra el Libertador, cuyos impresos debían salir á nombre
del finado D. José Bernardo Tagle, como constaba de do-
cumentos originales que el declarante conservaba en su po-
der. Que el manifiesto dado por el Marqués de Torre-Ta-
gle, lo hizo el exponente (Berinduaga) por mandato expre-
sa de Monet, y García Camba; y que los últimos párrafos
de dicho manifiesto, fueron á mérito de una carta que le
presentaron los susodichos generales del Sr. Torre-Tagle;
-286-
carta porsupuesto arrancada cuando se hallaba asilado eñ
el Callao; esto es bajo presión de los españoles.
Las instructivas á que nos referimos, pueden verse en
el tomo 2.° de la Historia del Perú Independiente, del Sr.
Dr. D. Mariano Felipe Paz-Soldan.
Juzguemos ahora, según el más desapasionado crite»
rio judiciíil. ••
El Marqués de Torre-Tagle, no podía ser responsable
moral, ni legalmente, por las publicaciones que se hiciesen
á su nombre. Y aún cuando él mismo las hubiese escrito,
ó autorizado, no tendrían ningún valor legal, por que fue-
ron bajo la fuerza y coacción. La ley que es espresión de
la justicia, exime en estos casos de responsabilidad.
Cuando entraron las fuerzas españolas á la Capi-
tal, el Presidente Tagle, se presentó como prisionero
al General Monet, según su nota oficial de 4 de Marzo de
1824, y en ella se encuentran estas notables frases: "Si las
autoridades españolas, como espero, están dispuestas d re-
conocer la IndepeíidendUy yo secundaré sus ideas, bajo es-
ta base de la que j'anids me he apartado para negociación
alguna,^'
Ya hemos dicho que el Marqués debió ser fusilado por
órdenes del Dictador, expedidas de Pativilca, sacándosele á
las afueras de Lima. Tal comisión fué conferida al Tenien-
te Coronel Medina, Ayudante del Libertador, que llevó pa-
ra cumplirla, veinticinco Húzares de Colombia.
El Sr. Lavalle en su galería de retratos de los gober-
nantes del Perú Independiente; libro publicado en 1892,
nos dice que el General Necochea amigo del Sr. Tagle, le
avisó del peligro que corría, por medio de D. Juan José
Zarra tea.
El Marqués de Torre-Tagle tenía listos su equipaje y
bestias, para emigrar de Lima al acercarse las fuerzas espa-
ñolas en Febrero, al mando del General Monet.
Después de tan grave aviso, no pudiéndo salir al • ex-
trangero, se presentó al General español en calidad de pri-
sionero, en la que no quiso recibirlo, sino como General
de Brigada del ejército español, invocando un decreto de
amnistía q ue se había dado por la autoridad real. Y nótese
-287-
r
que el General español, instó al Sr. Tagle, para que se en-
cargase del mando de la Capital, lo que rehusó.
Se asiló después en los Castillos del Callao al amparo de
Rodil, que era lo único que podía hacer para salvar la vi-
da, muriendo en ellos el 26 de Setiembre de 1825, víctima
del escorbuto, como lo consigna la Historia.
Hemos escrito las precedentes líneas, en vindicación
del primer Presidente que tuvo el Departamento, (Prefec-
to) bajo el gobierno de la Patria, Y sus servicios, y cuanto
hizo por ella, los hemos relatado minuciosamente en el cur-
so de los Anales.
No debemos olvidar que cuando se proclamó la Inde-
pendencia, 29 de Diciembre de 1820; despojándose del
mando ante el Ayuntamiento, pidió que se le diese pasa-
porte para pasar al ejército, y derramar su sangre por la
Patria.
Es verdad que incurrió en faltas. — ¿Pero quien no las
tiene? Era hombre, y como tal, sujeto á las debilidades de
la naturaleza, y á los errores de la inteligencia. La vida
política es un escabroso sendero, donde el más lijero extra-
vío puede ser de fatales consecuencias; por eso para juzgar
á los hombres públicos, se debe rasgar el denso velo de las
pasiones para que ilumine el criterio de la imparcialidad.
Toca pues el escritor independiente, compulsar los he-
chos buenos y malos, avalorar los méritos y servicios, y cri-
ticar las faltas; para que después — en la balanza comproba-
toria — las generaciones futuras puedan inclinarla hacia el la-
do de la justicia.
Tener en cuenta los errores en los hombres públicos, y
00 el bien que han hecho con sus servicios, es un proceder
injusto digno de almas pequeñas y de corazones innobles.
En la historia de todos los grandes hombres, encon-
tramos, que en el límpido horizonte de su grandeza, se le-
vantan muy á menudo los nubarrones de sus faltas. Napo-
león el genio del siglo XIX ha tenido muchos errores y no
pequeñas faltas; Bolívar, el primer político y capitán de la
América del Sur, también las ha tenido y muy graves pero
ia Historia justipreciando tanto lo grande como lo peque-
ño, ha disipado las sombras de la duda y las exajeraciones
del vulgo.
-288-
No podemos resistir el deseo de trascribir al hablar del
Presidente Marqués de Torre-Tagle, lo que dijo de él, ti
sabio Proto-Médico Dr. Valdez en la Oda que dedicó en
1822, á Quito libertada.
Decía así (hablando del Marqués.) **Te honran más
tus grandes sacrificios por la Patria, que la nobleza y rique-
zas heredadas de tus ilustres projenitores. Espero que mis
versos celebrando tus heroicos hechos, harán más que aqué-
llos, gloriosa y eterna tu memoria."
Ojalá que nuestro pobre razonamiento, pueda hacer
variar el concepto desfavorable que se ha tenido del Mar-
qués de Torre-Tagle, primer mandatario del Departamen-
to en el Gobierno independiente .
No somos de esta época; pero como ha dicho un gran
escritor contomporáneo "la Historia debe ser présvita y
no meope;" hemos estudiado después, á todos nuestros
hombres públicos; y aún que nada hay completo, el Mar-
qués de Torre-Tagle, es digno de la grata memoria de
los hijos del antiguo Departamento; recuerdo que en justi-
cia le tributamos.
Para completar el cuadro de los servicios que prestó
el Departamento de la Libertad en la guerra de la Inde-
pendencia, diremos que aún después de formado en él, él
ejército peruano con que abrió la campaña el General Bolí-
var continuó con su preciosa contribución de sangre; pues
el i.° de Noviembre de 1824, estando el Libertador de re-
greso de Huamanga en Chancay, recibió doscientos hom-
bres excelentes para caballería, que remitió el Prefecto de
Trujillo, según lo avisó al General Sucre, el Secretario' co-
ronel Tamas Heres, en nota de 9 de Noviembre del mismo
afto; y en ella le decía que se habían pedido cuatro mil re-
clutas más, — oficio que registra el Sr. Paz-Soldan en el to-
mo I.** de su obra á la. página 271.
Véase pues cuantos, y cuan inmensos sacrificios, hicie-
ron los pueblos del Norte de la República, para que pu-
diera obtenerse la Independencia.
Habiendo concluido los cuadros políticos, se nos per-
mitirá referir que en Trujillo, Capital del Departamento,
han tenido su ogígen las grandes y generosas acciones; y
aunque no tengan relación inmediata con la Independen-
- 28g -
cía, la han tenido con la libertad de nuestros semejantes.
Vamos á referirlas pagando un tributo de respeto, á las
personas que las han ejecutado.
8e nos permitrá hablar en algunas consideraciones con
respecto á la esclavitud, cuya institución mirada bajo el
punto de vista histórico-sociológico, es tan antigua como
la humanidad; ó más bien dicho, se deriva, desde que el
hombre, con tendencias á engrandecerse, quiso aprovechar
del trabajo ajeno, no contento con alimentarse de los frutos
que la tierra expontáneamente le brindaba para subsistir.
El egoísmo y el deseo de enriquecerse, despertó en el
hombre la idea de ^meter á sus semejantes, apl'ovechando
el trabajo del débil en beneficio propio; por consiguiente
puede decirse, que en aquellos tiempos donde apenas se
vislumbraban los primeros bocetos de la civilización, la es-
clavitud fué engendrada al calor de la industria embriona-
ria y de la producción.
Sólo bajo este punto de vista, puede considerarse la
esclavitud como el primer paso dado por la humanidad, para
apartarse de la barbarie.
Más hoy esa maldecida institución cuyo sólo nombre
nos causa horror, ha desaparecido en la mayor parte del
mundo, y si bien se encuentra todavía libertades concul-
cadas y derechos ultrajados, ya no se vé en el seno de las
nacionalidades modernas, llorar á la humanidad arrastrando
la cadena del esclavo.
La Ciencia madre generosa de toda las grandes ac-
ciones, evolucionando lentamente en armonía con el pro-
greso, llevó la luz á los cerebros; y la máquina sustituyen-
do.al hombre, engendró el espíritu de libertad.
No vamos á hacer la apología de la esclavitud, y sólo
nos ocuparemos de ella en los tiempos modernos y concre-
tados á la América, en donde tuvo tintes de barbarie.
Con el descubrimiento del Nuevo Mundo, se habriéron
anchurosos horizontes á la industria y al comercio; necesi-
tándose brazos para darles impulso, se sometió prime-
ramente á los naturales á las rudas lobores del trabajo
forzado, pero con tal crueldad, que en poco tiempo dismi-
nuyó la población indígena diezmada por el exeso.— Para
sustituir estas unidades de trabajo, hubo necesidad de re-
-290-
currir á las costas africanas, pues los trabajadores europeos
no se aclimataban en las ardientes regiones tropicales; de
aquí vino lo que se conoce con el nombre de trata, formán-
dose compañías en las costas del Mediterráneo que trafica-
ban con la humanidad.
Gomo al tesoro español le producía una buena renta
este género de negocios-<-mosnopolizó el privilegio — adju-
dicándoselo al mejor postor. Fué tanto el incremento qué
le dieron á la esclavitud, que durante el reinado de Felipe
II ingresaban anualmente cuatro mil y tantos negros á las
colonias. n'
£1 Perú por la feracidad de su suelo y la riqueza de
sus minas, fué uno de los paises que tuvo más esclavos, y
el precio de éstos constituía una fortuna; por eso vamos á
relatar lo que á continuación se expresa, tanto por él
desprendimiento de quienes lo ejecutaron, cuanto por que
manifiesta relevantes cualidades y altos sentimientos dé
humanidad.
En el afto de 1844 ó 4$, el Sr. Dr. D. Hipólito Bra-
camonte, Marqués de Herrera, habiéndole correspondi-
do la mitad de los bienes vinculados al Mayorazgo, dio
la libertad en su disposición testamentaria á todos los es-
clavos de la hacienda de **Chiclin," que no eran en corto
número, recibiendo así la bendición de los manumisos, y el
aplauso de todos los que inspirados en la libertad y la jus-
ticia, sabían apreciar tales hechos.
En 1851 ó 52, el Sr. Dr. D. Alfonzo González Pinillos,
Vocal en esta Iltma. Corte Superior de Justicia, dio la li-
bertad igualmente á 139 esclavos de sus haciendas de "Ca-
janleque* y "Nepén,'' otorgando la escritura de manumi-
sión que aceptó el Síndico Procurador de Trujillo en repre-
sentación de los esclavos. El Sr, González pertenecía á una
familia rica; y aunque perjudicó á sus descendientes, hizo
este gran bien á la humanidad.
No fué esta una inspiración ocasional en el Dr. Gonzá-
lez; puós siendo nuestro profesor de Defecho en el Colegio
Seminario, del 34 al 38, cuando nos daba lecciones en De-
recho Natural sóbrela igualdad de los hombres, y en el De-
recho de Gentes; si era justa ó no, la esclavitud, se expli-
caba de un modo muy sentido sobre el abuso de tener á
- 291 -
nuestros semejentes por esclavos. Varias veces le oímos
decir, no podemos conformarnos, con que los hombres que
tienen razón para apreciar el abuso, puedan estar libres de
remordimiento, teniendo esclavos.
Cuando lo felicitamos por la libertad que dio á todos
los esclavos; aunque fué nuestro profesor en el Seminario;
ya en esta época, 1852, ocupábamos ambos un asiento en
la Corte de Justicia — nos contestó: **Conoce U. desde ei
Colegio mi modo de pensar á este respecto, y no ha debí'
do U. entrañar el paso que he dado; mis escrúpulos sobre
no deber tener esclavos, se avivaban cuando cada quince
días, tenia que hacer el pago de todos los trabajadores en los
fundos, y era una mortificación para mí, cuando veía que
los peones libres recibían contentos su jornal, y no podían
tener igual satisfacción los esclavos; procuraba sin embar-
go hacer llevadera su penosa cotidición, obsequiándoles lo
que me era posible, hasta que refleccionando seriamente,
me decidí á otorgarles la libertad sin dar noticia alguna á
mi padre y deudos, por que sin duda me hubieran repro-
chado; después de una noche de serias reflecciones á este
respecto, me dirijí al ofiqio del escribano público. Vives,
para que otorgase el instrumento, llevándome al Síndico
Procurador, para que aceptase la donación, encargándole
reserva antes de que se fírmase la escritura. Consumada la
manumisión, tuve que retraerme de mis parientes, para no
oir desaprobaciones, y me retraje de la comunicación en
Trujillo con los amigos y caballeros dueños de numerosos
esclavos, que reprobaron mi procedimiento, estimándolo
como un funesíto precedente de desmoralización para ios
esclavos.'*
Debe recordarse que en 185 1, todos los numerosos es-
cla.vos de las haciendas del valle de Chicama, se subleva-
ron pidiendo la libertad, y en masa atacaron Trujillo, sim-
patizando con ellos los esclavos de la ciudad. Los de la ha-
cienda de "Nepén" fueron invitados por todos los demás es-
clavos del valle para invadir Trujillo; y se negaron, contes-
tándoles que ellos estaban bien. Esta conducta avivó el
proposito del seftor González, de darles la libertad, como
lo hizo.
- 1
292 -
Habiendo salido el Prefecto de Trujillo, que lo fué^cl
Sr. Coronel D. Manuel Frcyre y el Intendente de policía:
los esclavos que dominaban la ciudad hacia días, principia-
ron á rom})er las juertas de algunos establecimientos de
comercio en la calle de la Merced, y manifestar propósitos
hostiles á lüb olrincos. El peligro hizo reunir al vecindario y
armándose, ocuparon los techos de las casas que dominaban
la plaza, é hicieron fuego al aire para infundir temor á los es-
clavos. Viendo la actitud resuelta del vecindario, fugaron en
diversas direcciones, trasladándose muchos á la provincia
de Santa.
No se siguió juicio sino á los dos cabecillas, y los es-
clavos, presos unos y por su voluntad otros, se restituyeron
á las haciendas.
El Gran Mariscal Castilla, que era Presidente de la
República, con la noticia oficial del levantamiento, remitió
una columna de tropas y aún con artillería, para restable-
cer el orden, nombrando Prefecto del Departamento en
remplazo del Sr. Freyre al Sr. General La -Fuente; más lle-
gó á Trujillo cuando el orden estaba por completo resta-
blecido. El Sr. General D. José María Lizarzaburu, se pu-
so á la cabeza del vecindario para la reacción.
Muchas inculpaciones: y aún satíricas, se hicieron en-
tonces al Sr. Freyre; más «nosotros que lo presenciamos to-
do, le haremos juscicia.
No pudo dominar la situación.
Con el parte oficial de los Gobernadores del valle de
Chica ma, de la sublevación general de todos los esclavos
de las haciendas, y de los peligros que se corrían, remitió
al mando del Teniente Coronel D. Juan de Dios Díaz, to-
da la fuerza de policía que en la plaza estaba dispo-
nible, la que tomó la vía de Santiago de Cao. Los esclavos
reunidos en Chocope ó Chicama en considerable número,
vinieron á Trujillo, por el camino que hoy recorre la línea
férrea, evitando el encuentro con el Comandante Díaz
Al acercarse á la ciudad, se cerraron las portadas, y el
Prefecto con los muy pocos soldados de policía que queda-
ron, salió á la portada de Mirafiorcs con el propósito de
contener la invasión. Los esclavos de la ciudad, y alguna
gente del pueblo, simpatizando con los invasores, les abrie-
4
\
\
-293-
ron la portada/ é impusieron á la escasa policía para que
no hiciese resistencia. El Prefecto viéndose sólo, se retiró
á la Prefectura, para salir después, como lo hizo, en solici-
tud de la fuerza que tenía en el valle el Comandante Díaz.
La casa de Gobierno se hallaba frente al Monasterio
del Carmen.
Se ocupaba el Sr. Freyre en trasladar á su esposa y
niftos á dicho convento, como prudente precaución; pues
no se sabía hasta donde podían llegar los excesos de la es-
clavatura sublevada.
En los momentos precisos en que estuvo el Sr. Freyre
en el locutorio del convento, arreglando con la madre Prio-
ra, el ingreso de la familia é indicándole que no había tiem-
po para presentarle la licencia de la autoridad eclesiástica,
los esclavos armados los más con puñales y dagas, venían
dando espantosos gritos en solicitud del Prefecto. Los mo-
mentos fueron de la mayor augustia. Por lo pronto se ce-
rró la puerta del Monasterio, quedando el Sr. Freyre en el
locutorio, saliendo como quince minutos después, viendo
que los esclavos ocupando la casa de Gobierno exigían su
presencia. Se presentó ante ellos, oyó las quejas que á su
modo daban, sobre como se les trataba en las haciendas y
que pedían que se les diera la libertad.
El Sr. Freyre les hizo las explicaciones convenien-
tes; que se pondría r.emedio; pues las leyes prohibían la
crueldad con los esclavos; mandó darles una cantidad
de dinero, ochocientos ó mil pesos, que los proporcionó la
casa del Sr. Alfonso Gonzales, por que la Tesorería, aten-
dida la situación se hallaba cerrada, poniéndose el Tesore-
ro en salvo. Presentes estuvimos en tales pláticas; pues
éramos amigos del Sr. Freyre, y concurrimos á ver en que
podíamos ayudarle, dada tan grave situación.
De lo ocurrido con la familia del Prefecto, y su lijera
estadía en el locutorio para hablar con la Priora, resultaron
las aluciones picantes, por no decir injuriosas, que se hicie-
ron entonces, de que el Sr. Prefecto se encerró en el Mo-
nasterio. Cuanto hemos relatado, es la verdad de los he-
chos, tales y como pasaron.
Por lo pronto, los esclavos quedaron algo apaciguados,
con las promesas de que la justicia atendería sus denmn-
-294-
das, y con el dinero que se les di6; más embriagándose ¿tsr
pues no pocos, se propusieron ocupar de nuevo la Prefec-
tura, y apoderarse del Prefecto. Este con la noticia que re-
cibió, salió precipitadamente de la ciudad, dirigiéndose al
puerto de Huanchaco, donde hizo desembarcar doce hom-
bres que tenia una goleta nacional anclada en el puerto.
Gomo era insuficiente, se esperaba se incorporase el Co-
mandante Díaz con la gendarmería que se hallaba en
Chicama.
En tales circunstancias, se hizo el movimiento en Tru*
jillo por el vecindario, contra los esclavos, y quedaron tei^
minados los episodios de la sublevación, sobre la cual se
hÍQÍéron entonces tantos comentarios.
Los esclavos tuvieron por cabecillas á un hombre de
casta mestizo, de apellido Vaca, de uno de los pueblos del
valle de Chicama, y á un mulato-hijo de Trujillo, nombra-
do Olaya, sastre. Los dos fugaron para la provincia de San-
ta; más fueron presos en ella, por interés que tomaron los
dueños de esclavos en dicha provincia. Remitidos á Tru-
jillo al Prefecto general La-Fuente, se les abrió juicio,
más no llegó á su término. Si nuestra memoria no nos es
infiel, el Congreso del 51, les concedió amnistía, y fueron
puestos en libertad.
CAPÍTULO XXIX.
SUMAR/O. — Se manifiesta el número de mñicias arreglar
das que pudo poner sobre las drntus, la ciudad de Hua-
machuco, — Cual su organización y armdmento,-^ Quien
fué el principal caudillo en Huamachuco^ y cual la coope-
ración de los Capitanes de los cuerpos déla Guardia Na-
cional, que se puso en campaña contra la agresión que se
temió de los realistas de Cajabamba, —Se da noticia del
estratégico é histórico cerro de Sazón^ y de la batalla que
en él Uano se libró por la autoridad del Inca-Sica^ con-
tra las fuerzas del Conquistador D, Francisco Fizar-
^^ — terminación de los Anales ^ y razón que ha habido
í^ra escribirlos.
-295-
Para completar el cuadro de cuanto ocurrió en Hua-
machuco el año 21, cuando se puso en armas contra los rea-
listas de Cajabamba, repetiremos lo ya dicho en el capítu-
lo 14 — que pudo arreglar una fuerza de 2,260 hombres.
Conociendo que la población de Huamachuco sólo es
de 15,000 habitantes, se podría poner en duda, como pudo
ariregiar tan crecido número dé fuerza; más satisfaremos á
los que tuviesen tales dudas con las observaciones si-
guientes:
£1 cuadro de las milicias cívicas -arregladas en el De-
partamento de la Libertad, y en el que tiene Huamachuco
2,260 hombres, es oficial y auténtico y lo publica el Sr. Dr.
Paz-Soldán en el i.* tomo de su obra á la página 327. Cua-
dro conforme al que existía en el Ministerio de la guerra,
de donde lo tomó.
Los Distritos de Marcabal y Sartimbamba, inmediatos
á la Capital, se unieron á ella con laudable patriotismo, y
no siguieron á los otros pueblos de la provincia en la desa-
sertada reacción que hicieron en favor del Rey, promovida
y sostenida por los caudillos de Cajabamba; de manera que
Huamachuco y dos pequeftos distritos, fueron fíeles á la
causa de la Independencia, y pudieron organizar la fuerza,
antes indicada.
En Marcabal, pueblo pequeño; pero muy patriota, fue-
ron los caudillos D. Pedro Pascacio Avila, y su hermano D.
Juan Manuel, los que en la clase de capitanes de la guar-
dia nacional, allegaron cuanta gente les fué posible, trasla-
dándose con ella á Huamachuco.
£n Sartimbamba fué patriota decidido, el Sr. D. José
Antonio Acosta dueño de las valiosos haciendas de ''Jucus-
bamba'' é "Iracapamba,"' que hoy son de sus nietos los SS.
Acosta. £1 Sf. D. José Antonio era también capitán de la
guardia nacional, é hizo soldados á todos los colonos de
sus fundos; así que, pudo presentarse en Huamachuco con
cuatrocientos á quinientos hombres, é hizo su entrada triun-
fal. La ciudad, de gala, los recibió con el mayor entusias-
mo, puesto qué venía en auxilio de ella. ¡Qué tiempos esos
en que para la defensa de la patria, se hacían soldados des-
de el dueño del fundo, hasta el último trabajador! y todos
líenos de contento y entusiasmo.
-296-
nudcf ^V ^ u^^P^^*^**" "^^ "Marcabar'y "Sartimbamba,'
nía H ^f ""^"^^chuco poner tan respetable fuerza. Las ar-
mas ae fuego que pudieron conseguirse fueron las muy esca-
sas escopetas y esmeriles. La mayor parte tenía lanzas, y algu-
nas compañías principalmente de los indígenas, con hondas,
fc-n uno de los días del mes de Abril de 1821, corrió
la voz de que los realistas de Cajabamba, acaudiUados por
el Comandante General D. Miguel Escalante, venían á ocu-
P^^ jJ^**?"^achuco, subyugarla y pasar luego en auxilio de
los de Otuzco. La fuerza del Sr. Escalante, como antes lo
hemos dicho, era de quinientos á seiscientos hombres regu-
larmente organizados, siendo la principal un Escuadrón de
caballería, con ciento veinte plazas, arreglado por el coro-
nel español D. José Torlá, el que después de la pacifica-
ción de Otuzco, se fué por las provincias de Chota y Jaén
á Quito; y fué el que mandó la caballería realista en el
combate de Riobamba, el año 22.
Con la noticia de la venida á Huamachuco de los rea-
listas de Cajabamba, se puso en armas, no sólo las fuerzas
de milicias arregladas, sino puede decirse toda la población;
pues hombres, mujeres y hasta los niños salieron á esperar*
los, acantonándose en el histórico cerro de Sazón, que es el
camino de Cajabamba. Se levantaron parapetos y trinche-
ras; se colocó convenientemente la artillería, que la había
numerosa. Diremos de que fueron los cañones; y en los
puntos más adecuados del camino, se enterraron barriles
de pólvora á la manera de torpedos, con sus respectivas me-
chas, para prenderlas á la hora precisa.
Todas las fuerzas arregladas de más de dos mil, y la
inmensa gente que salió de la población, eran comandadas
por un sargento que había sido del Real Fijo de Lima, de
apellido Sánchez, oriundo de Santiago de Chuco. Era pues
el único que tenía conocimientos militares.
Llégala oportunidad de que, por un acto de justicia,
hagamos una mención honrosísima del Sr. D. Garpar Cal-
derón, hijo de Huamachuco, joven entonces, que fué el cau-
dillo popular, y que lo arregló y dispuso todo.
El Sr. Calderón era de comodidades, y pertenecía á
una respetable familia. Sus trabajos fueron con el mayor
desinterés, como se prestaban entonces; más el Supremo
-297-
Gobierno, le nombró años después, como premio de su pa-
triotismo, coronel de ejército, ad honoren, en cuya clase,
murió el 57 ó 58, •
La celebridad del patriotismo de Huamachuco fué tai,
que el General San-Martín primero, y el Congreso del 22,
después, la reconocieron por ciudad, con los epítetos de
muy ilustre y fiel, dictado del que hasta hoy hace uso, en
todos sus documentos oficiales.
Pero volvamos al campamento de "Sazón.'*
El combate no tuvo lugar, por que las fuerzas realis-
tas de Cajabamba no llegaron á venir. Se dijo entonces
que regresaron del camino, ó que los partes fueron equivo-
cados; más el movimiento de Huamachuco, fué tan impor-
tante, que impidió la unión de los de Cajabamba con los de*
Otuzco. Y las milicias arregladas de Huamachuco, sirvie-
ron para la pacificación de la provincia, como lo dicen los
considerandos de la ley del Constituyente, al elevarla al
rango de ciudad.
La artillería de que hemos hablado, y que tuvieron los
patriotas en Huamachuco en crecido número, no fué de
bronce ni de fierro, sino de maguey, ó méjico, cuya corte-
za que es dura, fué asegurada á modo de cohete, con hilos
\ de cabuya, muy bien encerados; se les puso un forrp, ó cu-
'. bierta, de cuero de res, fresco, qué secándose daba solidez
al caftón. La recámara de tales cañones, fué de un barro
especial que hay en Huamachuco llamado mito; y una vez
seco, se pone tan duro como una piedra. Y los milicianos
entonces dijeron, que ensayados los cañones, podrían ha-
cer con metralla, hasta tres disparos, sin reventar. Pólvora
había en abundancia; pues, al pronunciarse Huamachuco
por la Patria, se apoderó de un número considerable de ba-
rriles, que tenía el gobierno del Rey, como uno de. los ra-
mos estancados.
Tan fuerte era la cantidad que el real estanco de Hua-
machuco expedía, para elaborar las minas de dicha provin-
cia y las de Patáz, que fué necesario que los sub-delega-
dos, hiciesen á más de una milla de Huamachuco, una casa
para el depósito de la pólvora, cuyos escombros son cono-
cidos hasta hoy con esta denominación.
-298-
No debe admirarse que los sencillos patriotas de Hua-
machuco, hubiesen hecho su formidable artillería de made-
ra; pues en los primitivos tiempos, aún las naciones uiáá
adelantadas, tuvieron tales cañones. En el museo de armas
de París, se ven los cañones de madera, con sinchos de fie-
rro, que usaron los primeros moradores. Y nótese que las
Galias, ó Francia, ha sido desde su origen, esencialmente
guerrera.
Habiendo tocado el histórico cerro de "Sazón," permí-
tasenos hacer un recuerdo de su celebridad.
Su posición estratégica, es magnífica, pues domina ha-
cía el S. la ciudad de Huamachuco, y desde él se 'ven sus
calles y plaza, pudiéndosele defender con ventaja. Hacia el
N. sirve de barrera, ó antemural, en el camino de Caja-
marca y Cajabamba, coronando un inmenso llano, que en
el día lleva el nombre de "Viracochapampa,'* Explicaremos
que este no fué el que debía tener en la época Incaica; si-
no que se le dio después; por que antes de la yenida de los
cspaíioles, no se conocía en el idioma la frase Viracocha,
que quiere decir en el lenguaje índico, hombre venido por
el mar, ó por la laguna.
Ejecutado Atahualpa por los españoles, en Cajamarca,
como circunstanciadamente nos lo ha explicado la Historia;
Tito Atauchi, hermano menor de Atahualpa, levantó para
vengar la muerte de su hermano, un ejército considerable
en el Norte del Imperio; y con él emprendió la campaña
sobre Pizarro, considerándolo todavía gon sus huestes, en
Cajamarca.
Ya había salido de ella, en viaje al Sur, y siguiendo en
su persecución, le dio alcance en el llano al Norte de **Sa-
zón," y á dos millas de Huamachuco, en la vía de Cajamarca.
Se trabó la batalla declarándose la victoria por Tito
Atauchi. Y el jesuíta padre Oliva, que ha escrito la histo-
ria del Perú, no se explica, por que el Inca no obtuvo un
triunfo decisivo; sino que se limitó á capitular con los es-
pañoles, retirándose hacia el Norte, y dejando que siguie-
sen su camino al Sur.
La razón la podríamos dar de un modo verosímil, por
qute conocemos perfectamente la localidad.
-299-
Batido Pizarro en el'llano con su diminuto ejército,
que no pasaba de quinientos hombres; debió, para evitar su
completa destrucción, tomar posiciones en el ''Sazón," cuyo
ascenso á más de los inconvenientes naturales que tiene, se
halla cortado por multitud de paredes de piedra, y la cús-
pide*defendida por fuertes*murallas.
"Sazón" ha sido desde los tiempos prehistóricos, un
castillo ó fuerte para defender Huamachuco. Y se halla con-
trapuesto á otra gran fortaleza, llamada "Marca Huama-
chuco," dando vista ésta á la ciudad, de la que dista 3 mi-
llas. Y es tan importante "Marca Huamachuco,'* que los
viajeros que la han visitado, por su posición topográfica, y
por las obras de arte, la comparan con las más notables del
Cuzco. Es inaccesible por todas partes.
El General Bolívar, como lo hemos .dicho antes, la re-
corrió' y examinó tres veces con su Estado Mayor, pensan-
do valerse de ella, caso de ser atacado por las fuerzas espa-
ftolas,fantes de haber-acabado la organización de su ejérci-
to para abrir la campaña, y recibido los últimos auxilios,
que debía mandarle Colombia.
El histórico "Sazón,** debió ser pues el baluarte para
que pudiera salvarse Pixarro con su diminuto ejército, y
proseguir la conquista.
Como nos dice la Historia: la antigüíi provincia de
Huamachuco, era un Señorío del Gran Huamachuco; y es-
tando en continuas guerras con sus vecinos los Huaylas y
con los de Cajamarca (Pampas de hielo) debió haber em-
prendido estas fortificaciones, para la defensa de su capital.
Véase pues, cuan antigua é histórica es la importan-
cia de la población de Huamachuco, que se halla en un lia-
no, protegida por el Norte, por el "Sazón," por el Occiden-
te, por Tushcán (cerro también fortificado,) por el Ñor- Éste,
por el "Marca Huamachuco," por el Sur-Este, por el Caca-
fian, (cerro muy elevado,) y por el Sur, por el cerro negro
ó Huaylillas, donde hizo alto con su ejército el señor ge-
neral Cáceres, en Julio de 1883. — Los chilenos que se ha-
llaban en la ciudad, al tomar el ejército peruano el cerro
**NegrQ,'* y el "Santa Bárbara," ocuparon la posición con-
trapuesta del "Sazón;"— De manera que la celebridad de es-
te íuerte, viene desde la conquista, hasta nuestros días, en
-300-
que, por desgracia, sirvió para que se salvase el ejército in-
vasor, haciendo estériles, el valor y sacrificios del ejército
nacionaJ, que defendía nuestra autonomía é integridad.
i,oKrr.?.?^f'^"^ *^° *^ labor que hace dos años nos ócu-
Po nuef e rJr ^'"P'-^ndido. llevados del propósito de que
" que iiSéro ""^ '''''''^°' ^°^ sacrificios de todo géne-
f*^ a.itirrfia 1.?*^ ^?*^ ^^ Patria, los pucblos que compusieron
^^cfón Nadon "Í'h "'''^ ^^ Trujillo. á los que la"» Represen-
'^^Znsisen íí ^ ^ ^^25, concedió la alta honra de que se
Í\^Zimero en^^DrnH™^"*^ ^^ '^ Libertad, por haber sido
^^/^patriotas en H '?-^'' ^ Independencia.'y el \refugio . de
\*^ ri de Marz í?°^ diversas ocasiones— palabras de la Ley
ó^ Pero no sr.r.^^Í,^_^5
tugar prom ^ estos sus merecimientos,'para ocupar
t^ ^ia- niiíSc -^^^^'^^^ 61^ la Historia de nuestra Indepen-
ono
)ron
2-^^^' ^¿itacr^ -"^istoriade la Revolución Americana** (
^ /^it'^ ^^c K-.4.- j^^^^^^O se admira como la causa de los indepen-
^f^Ji*^.t:r.*^^'^s sus eiército
^>^ í;ia; pues ^'^^^ en la Historia de nuestra Indepen-
AC^ por los e^^^ Standes servicios, han sido reconocidos
ü^^í-iila, en s u^^.^^*' Torrente, cronista de la Corona de
^a^^ ^aoíf^^ ^ *Historiade la Revolución Americana** (va lo
v.í^ji''^j^ ^ sus ejércitos en todas partes, faltos de to-
AQ^ ^'fo nu Pedido presentar en tan corto tiempo, un
^.^jr^^ ^i'oso, perfectamente arreglado, abastecido de
A^^ t ^ haber vencido á las armas españolas, man-
^A á^^ 1 v,^^ acreditados y expertos generales. Respbnde-
f Xi^^A *^.^^^^nador español: El amor á la Libertad é In-
A oe^^ u ^^ ^^^ hijos del Norte, ejecutó estos milagros,
dev qq^q henios dicho en el discurso'preliminar, la Histo-
. ¿el l^^P^'^tamento de la Libertad, puede decirse ha si-
^o icrtí^^^ *.P^^s nuestro historiador nacional Sr. Dr. Paz-
ftoldá^» dicho muy poco, encargándose sólo á grandes
assos» ^^ algunos hechos; y ora necesario llenar el vacío,
^^ j^Q0ienaje á los pueblos, que no sólo fueron los primeros
en proclaniar la Independencia; sino que, levantaron ejér-
citos unos tras otros, cuando todo el Alto Perú, (hoy Boli-
vía) y el Bajo, estaban dominados por las armas españolas,
formando en ellos numerosos ejércitos, sacando toda clase
de recursos; y la Independencia no contaba más que con el
Norte.
- 301 -
«
Nótese pues bien; que los hijos de esta zona, con su
sangre generosa, con sus caudales, como lo hemos demos-
trado en el curso de esta obra, fundaron esta Patria, de cu-
ya Libertad é Independencia, no hemos sabido aprove-
char, como correspondía. Las razones laá podríamos dar;
más esto es ajeno á los Anales. ¡Quizá después emprenda-
mos este segundo trabajo!
Por ahora, al haber terminado nuestra obra, deseamos
sólo, que la generación presente, al recorrer lo que hicie-
ron nuestros mayores, se proponga imitarlos, en esta épo-
ca de las más difíciles que ha atravezado nuestra Patria. Si
así fuese, habríamos recojido la más grata recompensa de
un trabajo, que desde el afto 38, en que entramos á la vida
pública, lo principiamos, recogiendo con asiduidad, datos y
documentos, para escribir la Historia del Departamento,
que en expresión del General Bolívar, did la libertad al
Perú.
Podría culpársenos de demasiado minuciosos, escri-
biendo aún, cosas superfinas, como el baile de despedida
que dieron en Huamachuco los generales del ejército inde-
pendiente, al abrirse la campaña, y otros hechos semejan-
tes; más nada es inoportuno; pues el baile, por ejemplo, ser-
virá para que se conozca la importancia de la sociedad de
Huamachuco, y la alta estimación que se hizo de su bello
sexo.
El Gei>eral Bolívar en su entrada triunfal, (Abril de
1824,) llevó del brazo, desde la? afueras de la ciudad, á dos
de sus señoritas, Tomasa Miranda y Bernardina Urquiaga,
como en su lugar lo hemos relatado. •
No desconocemos lo que dice Voltaire, que escribir
la Histosia no es referir cuentos; más la que nosotros he-
mos emprendido, es más bien, como lo hemos indicado al
principio, la crónica de cuanto tuvo lugar en el Departa-
mento, en esa época de sacrificios y de gloriosos recuerdos,
¡Ojalá en abnegación y patriotismo volviéramos á e]la, á
fin de que las nuevas generaciones, no encontrasen, como
nosotros, á esta patria, tan fuertemente sacudida por el
egoísmo de sus hijos!
APÉNDICE
Aún los acontecimientos que parecen más imprevistos,
cuentan con larga preparación y notables precursores.
Los hechos que acabamos de describir realizados en
el departamento de la Libertad, fermentaron al calor de
las ideas del siglo; y el grito de Independencia lanzado en
el cabildo de Trujillo, parece un eco de lá Marselleza con-
ducido en alas de la revolución.
Los pueblos como los individuos, para llegar á la ple-
nitud de su desarrollo, tienen que pasar por lentas evolu-
ciones; y lo que parece un violento cambio, político, social
ó religioso, no es sino la resultante de una larga pre-
paración.
La mayor parte de los hombres que han figurado en
la guerra de la independencia Sud-Americana, tuvieron co-
nocimiento de las doctrinas proclamadas por los filósofos
del siglo XVIII y recibieron al mismo tiempo las gigan-
tezcas ideas de la Francia Bepublicana y el soplo de su
gran revolución.
En este apéndice^ no vamos á entrar en apreciaciones
que se omitieron en el cuerpo de la obra según lo hemos
manifestado; y sólo vamos á insertar algunos episodios y
documentos históricos de importancia que hemos consegui-
do después de haber escrito los Anales.
-304-
DUCUMENTO HISTÓRICO.
Proclama que el Gran Libertador don Antonio José de Su-
cre dirig.ió al ejército unido de argentinos y peruanos,
que tomaron parte en los gloriosos hechos de armas
con que se selló la Independencia de nuestra hermana
la República de Colombia.
Este documento que á continuación copiamos y
que no figura en los Anales del ilustre Libertador,
pone de manifiesto los estrechos vínculos de amistad, que
desde muy atrás han unido á peruanos y argentinos.
£1 Comandante General á la DíTisión Libertadora
Soldados! Vuestras armas conducen la libertad y el
reposo á pueblos oprimidos y desgraciados. Los tiranos
huyen al ver los soldados de la justicia. Vuestra presencia
ha cubierto al enemigo de confusión y de oprobio.
Argentinos: Vuestra sangre derramada sobre la tie-
rra de Colombia, es un monumento que señalará siempre
en la República vuestra bravura heroica y vuestras virtu-
des militares.
Peruanos: Vuestros sacrificios exitan cada vez nues-
tra gratitud; ellos van á enjugar el llanto de una parte de
la familia colombiana, que ha fiado su existencia á vuestro
valor y á vuestra generosidad.
Colombianos: Vosotros sois los escojidos de la for-
tuna para terminar la libertad de la Patria, y completar á
la Repúplica los bienes de la paz y de la independencia.
Ningún esfuerzo bastará alienar esta elección con que el
cielo os ha favorecido.
Peruanos, Argentinos, Colombianos: La victoria
os espera sobre el Ecuador; allí vais á escribir vuestros
nombres gloriosos, para recordarlos con orgullo en las más
remotas generaciones.
Soldados: Vuestras privaciones infinitas van á conc4uír-
se; los trabajos de la campaña serán recompensados debi-
damente por el reconocimiento de la República.
Cuartel general en Ripbamba, á 22 de Abril de 1822.
Antonio José de Sucre.
- 30S -
CARTA DE BOLÍVAR.
Pativilca, Enero 19 de 1824.
Al Sr. Simón Rodríguez.
Bogotá.
¡Oh mi maestro! ¡Oh mi amigo! ¡Oh mi Robinson! U.
en Colombia, U. en j^ogotá, y nada me ha dicho, nada mé
ha escrito. Sin duda es U. el hombre más extraordinario
del mundo; podría U. merecer otros epítetos, pero no quie-
ro darlos, por no ser descortés. — Saludo á un huésped que
viene del viejo mundo á visitar al nuevo: sí, á visitar su pa-
tria, que ya no conoce, que tenía olvidada, no en su cora-
zón, sino en su memoria. Nadie más que yó sabe lo que
U. quiere á nuestra adorada Colombia Se acuerda U. cuan-
do fuimos juntos al Monte Sacro en Roma á jurar sobre
aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente
no habrá U. olvidado aquel día de eterna gloria para noso-
tros: día en que anticipó, por decirlo así, un juramento
profético á la misma esperanza que habíamos concebido.
U. maestro mío. ¡Cuánto debe haberme contemplado
de cerca, aunque colocado á tan remota distancia! Con que
avidez habría U. seguido mis pasos, dirijidos muy antici-
padamente por U. mismo; U. formó mi corazón para la li-
bertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo
he seguido el sendero que U. me señaló. U. fué mi piloto,
aunque sentado sobre una de las playas de Europa. No
puede U. figurarse cuan hondamente se han grabado en
mi corazón las lecciones que U. me ha dado; no he podido
jamás borrar siquiera una coma, de las grandes sentencias
que U. me ha regalado. Siempre presentes á mis ojos in-
telectuales, las he seguido como guías infalibles. En fin U.
ha visto mi conducta; U. ha visto mis pensamientos escri-
tos, mi alma pintada en el papel, y U. no habrá dejado de
decirse: todo e^to es mío: obra robusta, fuerte; hé aquí sus
\»
,\ .\
^ <>.*,' r j.nne en el jarZíri que
^ •:, SUS brazos amig:-»?, por
. . • - y privativo á todo."
^.a con nosotros. ¡Mil veces
o as playas de Colombia! Un
. i .rente de la erguida cabeza
■. jK-TO por saber qué designios,
j todo, mi impaciencia es mor-
i le en mis brazos: ya que no pue-
v-^alo hacia mí: no perderá U. nada:
c mto la innfiensa patria que tiene la-
'c^potismo el buril victorioso de los
'viiiuinos de U. Nó: no se saciará la
lo los cuadros, dé los colosos, de los
^ lus, de los prodigios que encierra y a-
^ : ('Olombia. Venga U. al Chimborazo:
. I llanta atrevida la escala de los titanes,
.\ I a, la almena inespugnable del mundo
n alto, tenderá ü. la vista; y al observar el
i tuniirando el pasmo de la creación terrena,
• »s eternidades me contemplan: la pasada y
\ v.sie trono de la naturaleza, idéntico á su
::i duradero, indestructible y eterrto como el
■ 'lacrso.
^>nde podrá U. decir otro tanto tan erguida-
:: ;o de la naturaleza; venga U. á preguntarle su
' i y su esencia primitiva. U. no ha visto en ese
- co, n)ás que las reliquias y Ips derechos de la
ulrc, allá está encorvada con el peso de los años,
'■ lud^des y del hábito pestífero de los hombres;
' iicclla, inmaculada, hermosa, adornada por la
1 i ilel Creador. Nó: el tacto profano del hom-
\ i no ha marchitado sus divinos atractivos, sus
'! ivillüsas, sus virtudes inéditas. Amigo, si tan
encantos no impulsan á U. á un vuelo rápido
' uiriré á uíi epíteto más fuerte. Por último, in-
'O U. esta carta al Vice-Presidente, pídale U.
partt-, y venga U. á encontrarme,
B OLÍ BAR.
- 307 -
Conseguido con posterioridad al fallecimiento del inol-
vidable Sr. Dr. D. Nicolás Rebaza, el discurso pronuncia-
do en la Catedral de Trujillo, por el Vicario Capitular del
Obispado Sr. Dr. D. Carlos Pedemonte, en celebración de
las glorias conquistadas por el ejército de la Patria en los
campos de Junín, y del cual se hace alusión en los Anales,
cábenos la satisfacción de insertar en este Apéndice tan
valioso documento.
DISCURSO que en la misa de acción de gracias celebrada
en la iglesia Catedral de Trujillo por la gloriosa marcha
del ejército de la Patria victorioso en Junin, y aniversa-
rio de la entrada en Lima de S, E. el Libertador Simón
Bolívar^ pronunció en \,^ de Setiembre de 1824, ^l L)r. D,
Cdrlos Pedemonte^ Dignidad de Arcedeano, Gobernador
Eclesiástico^ Provisor y Vicario Capitular del Obispado.
Ut audivit populas sermones istos oonvenii eooele*
BÍa magna ci»gitari quid faceret fratribus suis qni in tribii<
latione erani dixitque Simoni: elige tibí yirosetvade
et libera frates tuos et abiit Simón et commisit praBlia:
et oontrítae sunt gentes á facie ejus, et persecutus est eos.
Machab, 1. 1, c, 6.
Luego que el pueblo 07o este mensaje se juntó el gran
Congreso para discurrir que consuelo prestarían á sus her-
manos afligidos; y dijo á Simón: toma contigo hombres es-
cojidos, marcha y liberta á tus hermanos: y fué Simón, en-
tró en combate con las gentes enemigas, las destrozó aJ pri-
mer encuentro y en su fuga continuó persiguiéndolas.
Lib. l,^ de los Macabeos, cap. 5/*
Señores:
¿Es acaso la historia de los grandes acontecimientos
qu? motivan esta solemnidad la que nos refieren los libros
santos en las palabras de mi tema? ¿Qué pueblo generoso es
éste que se contrista al oír la tribulación de sus hermanos
y resuelve en su gran consejo que vaya Simón con tropas
escojidas para libertarles? ¿Y quién es este brazo invencible
que obediente á la voz de su Nación marcha al frente de
los bravos que elije, se presenta en el país añígidOi busca,
-3o8-
derrota y persigue infatigable al acobardado enemigo?
¡Buen Dios! ¡cómo no habíamos de triunfar después de tri-
bulaciones tan amargas; cuando desde siglos tan remotos,
parece que trazó vuestra diestra y escribió con sus mismos
nombren el plan de los sucesos, que debían algún día ali-
viar nuestra suerte! Sí señores: el pueblo colombiano repre-
sentado en su Congreso, oye el clamor que los peruanos le
dirijen en su angustia; y otro Simón tan esforzado como el
Macabeo, ciego venerador de los decretos de su patria,
vuela á su mandato rodeado de escogidos guerreros y hu-
milla con su espada el feroz orgullo de nuestros opresores,
destrozándolos y persiguiéndolos hasta donde vayan lle-
vando el temerario designio de volver á esclavizarnos. Et
abiit Simón et cotmnisit pr celia et contrita sunt gentes d fa-
cié ejus et persecutus est eos,
¡O día primero de Setiembre en que apareció sobre el
melancólico horizonte del Perú este astro luminoso: tú serás
eternamente memorable en los fastos de nuestra indepen-
cia! ¡Y quién había de decirme que elegido yó entonces
para felicitar al Genio Libertador á nombre de los repre-
sentantes de mi pueblo; lo había de ser también cumplido
un año, para entonar sus triunfos, y presentar al ser Eterno
los votos de nuestra gratitud por las victorias con que des-
de aquel momento nos lisonjeó nuestra esperanza! Nó: no
era posible que el cielo burlase después de tantas lágrimas
las expresiones incontenibles del regocijo público, ni esa
pompa magnífica con que á pesar de la sorpresa recibió la
Capital del Perú al que con sólo su presencia le traía reuni-
dos tantos bienes. ¡Ni cómo habían* de hacernos traición
los corazones, que en fuertes pero dulces latidos parecían
decirnos aquel día al compás de las aclamaciones y los vi-
vas, ahora si seréis libres: éste, éste es el elejido para rom-
per de una vez vuestras cadenas! Así lo concebimos, y así
vemos que se vá realizando con un encadenamiento prcHÜ-
gioso de circunstancias, en que sólo el impío podrá deseo-
nocer la mano superior que nos proteje. ¡Cuántas contra-
dicciones se concilian! ¡cuántas dificultades se superan!
cuántos recursos se proporcionan! ¡Qué actividad! qué pre-
visión! qué orden! que todo! para llegar al objeto que la
Providencia misma parece haberle encomendado! .
-309-
"Marcha, se le dice con hombres escojidos y liberta á
tus hermanos" Vá, destroza al enemigo, lo aterra, lo
persigue. Esto se le ordena, y sin que nada turbe su desig-*
nío, esto ejecuta. Tal es, señores, el carácter de las eleccio-
nes que el mismo Dios se digna hacer de ciertos hombres
para la ejecución de sus decretos: Elige tibi viros, vade et
libera fratrés tuos: et abiit Simón, et commisit prcelia et ceñ-
ir itcB sunt gentes d facie ejus et persecutus est eos.
¿Y puede haber, señores, un título más justo para des-
hacernos en demostraciones de reconocimiento al soberano
autor de tantos bienes? Los que hemos presenciado esa
serie de acontecimientos tan raros, que han ido preparando
el glorioso suceso que hoi nos enajena de gozo ¿podremos
desconocer una providencia especial en la prosperidad de
nuestra causa? ¡Buen Dios! Este humilde y religioso con-
vencimimiento, es el único móvil que hoi nos pone en vues-
tra presencia, y el sentimiento único que nos anima
en esta devota ceremonia. Un corazón, que herido tierna-
mente de vuestras misericordias viene á bendecirlas al pié
de los altares, es un trofeo más digno de voz y de vuestro
templo que las banderas desgarradas y teñidas tal vez con
la sangre de nuestros hermanos. ¡Haced, os ruego, que re-
corriendo en este breve rato sin las trabas del arte las se-
ñales visibles de vuestra bondad sobre el afligido Perú en
los días de su atribulación más amarga, logre excitar en mis
oyentes, tales afectos de gratitud cristiana, que hagan fruc-
tuosos para el alma los beneficios temporales, que vuestra
misericordia nos dispensa! Válganos, ¡O Señor! para esta
gracia la tierna é irresistible mediación de vuestra madre.
Ave María.
DISCURSO.
Si hai cristianos que viven de la fé, y que adoran sumi-
sos en el orden común de los acontecimientos una mano
invisible que los produce ó los arregla, también hai hom-
bres carnales, y son por desgracia los más, que habituados
á las impresiones exteriores casi siempre uniformes de a-
quel curso regular que llevan en el mundo todos los suce-
sosy jamás elevan su espíritu sobre ellos para admirar la sa-
biduría que los encadena: y esa inv<)ríable pero libre y sa-
bia constancia, á que en obsequio del hombre mismo ha
querido ligarse el Ser Supremo en casi todas sus obras, la
confunden fácilmente con la monotonía necesaria del mo-
vimiento de las máquinas. De aquí es, que si Dios no se
deja sentir en sus operaciones, ni despierta ese letargo de los
sentidos, ó con una absoluta suspensión de sus leyes ordina-
rias, ó cuando menos, con algunas circunstancias partícula'»
res, poco ó nada frecuentes en sus obras comunes; el hom-
bre sensual no medita jamás en la mano oculta que le fa*
vorece ó le ejercita. ¡Cuántas escenas se representan todos
los días en el universo, funestas ó benéficas al hombre, sin
que se advierta la sabiduría que las dispone, porque el Se-
flor no se hace conocer en ellas de un modo extraordinario!
¡Dichoso el hombre, csclamaba con razón el profeta, á quién
tú mismo ¡oh Señor! te dignas instruir y de quién en la pros-
peridad ó la desgracia te dejas conocer! Beatus quem tu e-
rudieris,
¿Y nó debe decirse, señores, que tal ha sido nuestra
suerte? ¿Puede el Señor hacerse sentir más de cerca que lo
que hemos experimentado en nuestro beneficio? Yóbién sé
que la historia de las revoluciones es en todas partes el pa-
drón ignominioso de las debilidades humanas, y que cual-
quiera que sea la justicia con qué se promueven ó se con-
tradicen, las pasiones vienen á ocupar mui pronto el lu-
gar de la razón; y en el calor de los partidos, se multiplican
á porfía los errores, las imprudencias, las venganzas. Más
los pueblos autigüos y modernos no presentarán en sus
transformaciones políticas acaso ni una sola, que haya lle-
vado un curso tan extraordinario en sus acontecimientos,
para abortar al fin el gran suceso que hoi nos ocupa, con
que se van á rep*arar los males de tres años y á enmendarse
gloriosamente tres años de extravíos.
El Perú, llamado naturalmente, como las demás sec-
ciones de América, al establecimiento de su independencia,
tubo que luchar con embarazos terribles que las otras no
sintieron, por los intereses encontrados de las diversas cla-
ses que lo componían y sin cuya extrecha combinación era
imposible hacer frente á las armas opresoras. Los pueblos
vecinos^ libres ya de ese yugo ominoso, conocen bien éstas
-311-
complicadas circunstancias, penetran el tamaño y rigor de
sus angustias, y por comunidad de intereses, creen igual-
mente de obligación común el auxiliarle. La Argentina, Chi-
le, Colombia misma, cuyos hijos eran los bravos de Numan-
cia, entran en esa liga formidable, que haciendo estremecer
al gobierno español en su misma capital, le obliga, sin ve-
nir á las manos, á dejarla, y proporcionarle sin ejemplo el
modo más tranquilo de proclamar su independencia. Casi
puede decirse que se cayeron de sus manos las cadenas sin
el trabajo de romperlas. Más ¡qué poco correspondieron á
unos principios tan gloriosos los progresos de esta grande
empresa! Es el caso: que el nombre de Simón resonaba,
como en otro tiempo el del invencible Macabeo, por todo
el continente, y aún se pronunciaba con admiración al otro
lado del Océano. No faltaron entonces un otro José y un
Azarías, que agitados por el deseo de inmortalizar su me-
moria, resolvieron combinar sus esfuerzos para luchar con
los enemigos de Israel y lisonjearse con la gloria de haber-
le libertado. Et dixit Josephus et Azarias. . . .facciamus et
ipsi nobis nonten et eamus pugnare adver sus gentes, ¡Vano
empeño, señores, de los más esforzados capitanes, cuando
no están escritos por el dedo de Dios en el número de los
libertadores!
No es propio del ministerio que ejerzo, ni del lugar
santo que ocupo, hacer ahora observaciones políticas sobre
los accidentes ó desaciertos que privaron de este honor á
nuestros primeros defensores. La dulzura y mansedumbre
del evangelio no permite remover pasiones y ordena cerrar
resignadamente el labio á toda queja, elevándonos sólo á
contemplar en la primera causa, de quién los hombres to-
dos apenas son unos instrumentos miserables. El Perú no
quedó libre á pesar de los esfuerzos de aquellos guerreros
ilustres, por la misma^azón que José y Azarías no merecieron
Jiriunfar de los gentiles: sus nombres no estaban inscriptos
porla Providencia en la serie de los libertadores: ipsi autem
non érant de semine virorum illorum per quos salus facta est
in Israel. Nuestras desgracias se multiplican cada día y para
repararlas se estudia, se combina, se calcula; nada se omite
de cuanto pudieron sujerir según las circunstancias, ó la
prudencia, ó las pasiones. Bolívar empezaba á ser desde en-
-312-
tónces el objeto de los votos de unos y del temor de otros;
por que el hombre en sus necesidades todo lo desea, pero sus
desengaños hacen que lo tema todo. En este flujo y reflujo
de encontrados dictámenes el bajel del estado jamás camina
con seguro rumbo, y el suspirado puerto más y más se le ale-
ja. Escusémos todo comento odioso sobre los sucesos de a-
quel tiempo, y digamos con la verdad que demanda este
lugar sagrado, que todos trabajan, todos se fatigan, nadie
cede al otro ni en el interés ni en la constancia, pero el ba-
jel naufraga y nadie lo liberta: ¿Por qué, señores? Por que
no habían recibido de Dioa la especial misión de hacer li-
bres los pueblos: Ipsi autem non érani de semine virortim
ülorumper quos sdus facta est in Israel,
Lleno el Perú por todas partea de recursos, abundante
en tropas, rodeado de auxiliares, al frente de las armas bue-
nos jefes, hombres de talento y de luz en sus consejos, ma-
nos honradas en la administración de sus tesoros — [porque
es indudable que alguna vez todo ésto hemos tenido] —
¿Qué nos falta? ,¿Qué espíritu débil há derramado el Señor
en los cerebros para que nadie acierte? Todos se descami-
nan, todos yerran, todos se inutilizan ¿quién vendrá de
Sión á dar la salvación á Israel? Omnes declinaverunt^ sintul
inútiles facti sunt, non est ^uifaciat bonum, non est usque
ad unum ¿quis dabid ex ^ion sdlutare Israel? Quién ha de
ser, sino aquél único que el Señor haya elegido para que-
brantar las cadenas de sus semejantes, y en quién haya
grabado caracteres particulares para esta grande empresa,
que no es dado realizar ni al valor heroico, ni ?X talento
sublime, ni á la prudencia consumada, sino á todo esto re-
unido y además, aún no se, que de grande, de extraordina-
rio, de asombroso, que hace conocer bien los esmeros visibles
de la providencia en la formación de ciertos hombres, y la
estudiada misión que de ellos . hace para ciertos objetos.
La fama universal, el voto público, el reclamo eficaz de*
muchos patriotas beneméritos, el orden mismo de los acon-
tecimientos eslavonados por la Providencia, todo empeña-
ba al angustiado Perú á clavar sus ojos moribundos en el
pueblo primogénito de Colón, y á implorar, para surgir de su
abatimiento, ese brazo invencible, que ha sabido colocar su
patria en tal rango de gloria, que le merece yá, como lo ve-
\
-313"
mos, el honor y amistad de las nacioneis cultas. Él penetra
nuestra aflicción y quisiera volar á consolarla; pero el dis-
tintivo más brillante de su heroísmo y la lección más ver-
gonzosa para los déspotas, es nivelar siempre por la voz de
la autoridad nacional el ejercicio de un poder que él sabe
bien que en sus manos es irresistible. Nó, Bolívar no ha
dado la libertad á su patria para esclavizarla á sus capri-
chos. Como primer magistrado de la República no ha
podido ignorar que él es también el primer ciudadadano;
pero sabe igualmente, que el primer ciudadano de un esta-
do libre, sólo se llama aquel que se distingue más en el res-
peto y obediencia á las leyes. Más Colombia ¿podrá repu-
tarse feliz en el goce de su libertad contemplando á sus ve-
cinos cargados de cadenas? ¿El pueblo que una vez ha lo-
grado romperlas puede ser indiferente á la aflicción del que
todavia las arrastra? ¡Nación heroica, pueblo venturoso, tus
hermanos gimen cuando ya tú te regocijas! El genio ex-
traordinario á quién debes tu dicha, está como desairado en
el descanso, cuando hai esclavos que imploran su socorro.
¡Representantes augustos del pueblo Colombiano, los del
afligido Perú reclaman vuestra justicia, más bien que la
compasión hacia su causa: libertador necesitan, y el que lo
ha sido vuestro, lleva este nombre público con que vosotros
mismos habéis querido distinguirle, por que sepa sin excep-
ción todo oprimido, que en buscando libertad, el brazo de
Bolívar no se puede negar á concederla! Y cuando mejor
que en la tribulación actual de tantos enemigos que nos
cercan — venga á salvarnos de sus manos, por que los extra-
ños y los nuestros, los de adentro y los de fuera sólo estu-
dian nuestra aniquilación y nuestra ruina! CongregatiZ sunt
adversus nos gentes per circuitum. . . veniet eripe nos de ma-
nibus eorum repleta est omnis Galikza alienigenis ut nos
consuntant,
Colombia, señores, escucha nuestros votos y no retar-
da un momento sus consuelos: marcha, dice, al invencible
Simón, toma Qontigo tropas escogidas y dá la libertad á
tus hermanos. "Simón vuela y el día menos esperado se
presenta entre nosotros: ¿y qué es lo que hemos visto? ¡Ah,
señores! Hemos visto un hombre de otra especie de li-
nage que los que hasta ahora tuvieron á su frente las revo-
-314-
luciones. Nada concibe que no haga, nada calcula que no
acierte, nada manda que no se ejecute. Ver una dificultad
y superarla, formar un plan y realizarlo, necesitar recursos y
tenerlos, todo es en él un acto indivisible. Hombres, ves-
tuarios, armamentos, víveres, dinero, todo parece haber sa-
lido en pocos días de la nada, por que al calor que le devo-
ra por libertar los pueblos nada se resiste. El nombre de
Libertador con que ya el antiguo y nuevo mundo le cono-
cen forma en él una segunda conciencia, á cuya voz inte-
rior, su descanso, su salud, su vida, su fortuna, todo lo sacrifi-
ca. Esta marca sagrada que sólo llevan consigo los hom-
bres elegidos de Dios, fija al fin su opinión aún entre aque-
llos que más habían tardado en admirarle. Desde entonces
los buenos le aman, los malvados le temen, todos le obede-
cen; y no hai patriota verdadero que no quiera bajo de su
mando consagrar sus servicios á la Patria, ni militar honrado
que no anhele por derramar la sangre en su defensa. La a*
narquía desaparece, las divisiones cesan, los celos se extin-
guen, los resentimientos se perdonan; y á las vocesde Patria,
Libertad y Bolívar todos se reúnen. "¡Españoles temblad!
nuestras discordias han costeado hasta ahora vuestros triun-
fos; más ¡cuando las tropas mercenarias del servilismo han
podido resistir un patriotismo entusiasmado! Venid ahora
8Í 80iv<9 tan esforzados: un sólo hombre os espera, pero un
hombre que maneja de un golpe diez mil brazos que an-
tes perecerán que abandonarle."
Con tan felices auspicios se abrió, señores, la campaña; y
cuando estaban según le habéis visto, decididas por la victoria
de nuestras armas todas las probabilidades humanas, el reli*
gioso caudillo de aquel ejército invencible, quiso enseñar á sua
valientes que todo es falible entre los hombres: que el cielo
se complace en humillar el orgullo de los bravos cuando no
han contado para triunfar con sus auxilios; y no satisfecho
con las preces públicas que se hacían al Señor en todas las*
«emanas, pide se multipliquen con especial fervor en loa
nueve días del peligro. Así lo hicimos y el Señor nos oyó;
porqué ¡cuando ha burlado á los que de buena fé ponen en
él sólo su esperanza! ¡Campos de Junín! vosotros presen-
ciasteis todos los esfuerzos de que es capaz el brazo débil
de un mortal cuando el Señor le robustece. La sangre ilus-
-Bis-
tre de nuestros defensores ha esmaltad) vuestro plateado
suelo á la par de la de nuesti*os enemigos, y el más noble é
intrépido argentino, ha'sabido lavar con la suya el negro
borrón que unos hijos espúreos acaban de echar sobre las
banderas de su patria! ¡Moles inmensas que abrigáis en
vuestro seno los codiciados tesoros del Perú, elevaos haista
el cielo para servir de eternos monumentos de su justicia,
castigando la avaricia española sobre los mismos atractivos,
por que nos dieron en Cambio sus cadenas! Así fué, seño-
res: la hora terrible de las venganzas suena: el oprimido a-
mericano se agita enfurecido á la vista de sus crueles tira-
nos: los escuadrones de una y otra parte se mezclan y con-
funden en la ceguedad de sus iras: al golpe de las lanzas se
cubre el suelo de sangre y de cadáveres: un pavor mortal ...
¡Apartemos, señores, la vista de ese teatro de horror en
que por instantes parece vacilan nuestros triunfos. . . .! Un
enemigo feroz y encarnizado: poseedor tranquilo por 3 años
de ventajosas posiciones: envanecido con el número y la
fortaleza de sus caballos: orgulloso con el valor y la intre-
pidez de sus caballeros: afamado por su actividad, por su
corage, por su táctica. . . . ¡Quién no se extremece! ¡Ay
que entre nosotros, no todos los jefes son Necocheas ó Car-
bajales,'ni todos los escuadrones son de coraceros! . . . Más
no importa. . . . Bolívar se arroja al centro del peligro, di-
gámoslo mejor; el rayo de la guerra serpenteando entre to-
dos los cuerpos, todo lo inflama, todo lo electriza: al trueno
de su voz, los ánimos caidos recobran el aliento: una mezcla
mortífera de furor y venganza parece que envenena los a-
ceros; y cuando ufano el enemigo con un accidente desgra-
ciado redobla su ferocidad en el ataque, el ángel de la vic-
toria cubre con sus alas las nuestras, y pronuncia desde el
cielo contra el español acobardado aquella sentencia de
Isaías: "¡ Ay de aquellos que descienden á auxiliar á Egipto
poniendo su esperanza en los caballos y en la fortaleza de
sus caballeros, y no han confiado en el santo de Israel ni
invocado al Señor en sus conflictos/* "/ Vea qui descendurd
in Aegiptum ad auxilium in equis sperantes et super equitú
bus quia prcevalidiy sunt et non sunt confissi super sanctum Is"
raél et Dominum non requisierunt^
¡Bien haya el religioso Macabeo, que apoyado en la
diestra del Altísimo, cuyo auxilio imploramos rendidos én stt
nombre, ha visto desvanecerse como el polvo uíios escua-
drones formidables, huyendo sus restos á ocultar au ignomí^
nia en las nevadas sierras á donde infatigable les persigue!
A ésto fué destinado por la elección de Dios y la voz de su
pueblo, y ésto es lo que le hemos visto cumplir de un modo
prodigioso: dixitque Simoni: elige tibi vitos et vade te libera
fratres tuos et abiit Simoni et commisit prcelia et contfita
sunt gentes d facie ej'us et persecutus est eos.
Congratulemos, señoreií, al pueblo colombiano, por ha-
ber merecido en sólo un hombre poseer tantos tesoros: con-
gratulémonos á nosotros mismos de haber logrado el
apoyo su invencible brazo: pero bendigamos sobre todo al
Ser omnipotente que de un modo tan visible proteje nues-
tra causa desde el cielo. Sí: en los decretos de su justicia es-
taba escrito que de allí mismo nos viniese el remedio, de
donde partieron nuestros males; y que de ese primer suelo
que infestaron con su planta los autores de nuestro cautive-
rio, brotasen también las manos fuertes que debían algún
día quebrantarlo: No: ya no apartáramos nuestra vfeta del
Aquilón, puerta ominosa por donde entró Pizarro: de allá
también vino Bolívar; y ésta circunstancia feliz la ennoblece
nííás para nosotros, que lo que pudo envilecerla el que por
ella vino sólo á esclavizarnos. ¡Lleno sea de las bendiciones
del cielo el hombre escogido para reparar tantos males, en-
jugar tanta» lágrimas y destrozar tantas cadenas! Las plu-
mas encargadas de trasmitir á la posteridad su memoria, lo
{)resentarán unas veces como á Ciro conducido en todo de
a mano de Dios, humillando á los soberbios de la tierra^
rompiendo puertas y cerrojos de fierro y dando libertad ^
los pueblos sin interés,, sin obsequio, sin robos, sin saqueos;
Non inpretio necin muneribus: otrdi% le pintarán como á Ne-
hemías construyendo el edificio social con una mano por
medio de órdenes y reglamentos sabios; y descargando con
la otra su irresistible espada sobre los obstinados enemigos
de las instituciones liberales: una sua manu faciebat opus^ et
Mera tenebat gladium. Se le admirará filósofo, guerrero, le-
gislador, estadista y todo á un mijímo tiempo; haciendo los
preparativos de la campaña, y erijiendo templos á la justi-
cia y á las ciencias: en el mismo fragor de los combates; c¿-
\
-317-
lando el explendor de la religión y la honestidad de las cos-
tumbres: en el pleno ejercicio de la Dictadura; haciendo
gustar á loa pueblos con la elección de sus magistrados la
primera y más sagrada de sus libertades. . . . ¡qué más ha de-
bido hacer por la causa de los pueblos, ni que otro que Bo-
livar ha llevado á este punto su heroísmo! Amplíen los ge-
nios elocuentes este argumento delicioso y sublime, y logren
triunfar con la» razones y los hechos de tantos ilusos mise-
rables, que renunciando á su propio juicio, se han impuesto
la vergonzosa obligación de ser los ecos de algunos resenti-
dos, repitiendo sin dicernimiento que el Libertador es un
tirano. Mis funciones por hoi sólo han debido reducirse, á
bendecir la protección del cielo en la adquisición que hizo
eL Perú de este hombre extraordinario, y en la marcha glo-
riosa que bajo la dirección de tal caudillo ha concedido á
nuestros bravos, triunfando desde el primer encuentro del
obstinado furor de nuestros opresores. Su brazo infatigable
los persigue y la diestra del Altísimo, que visiblemente le»
proteje, coronará bien pronto sus esfuerzos, consolidando
la suspirada libertad á que hemos consagrado tantos sacrifi-
cios.
Los de nuestros corazones humillados son, Señor, los
que hoy os presentamos, y los únicos que vos aceptáis en re-
tribución de vuestras bondades. Clamamos por un Liberta-
dor; y nos le disteis: imploramos vuestra asistencia en sus
combates; y le habéis concedido la victorria: imsiíítímos, en
fin, en que siga su marcha á vuestra sombra; y vos habéis
hecho que los enemigos aterrados le vayan allanando los ca-
minos. ¿Porqué méritos nuestros pudimos prometernos qué
tantos clamores juntos fuesen escuchados? ¿En el seno mismo
de la tribulación hemos dejado de ofenderos? ¿En los días
íTiismos destinados á las sagradas preces por nuestros peli-
gro^ He han interrumpido acaso los entretenimientos profa-
nos? ¿La misma celebridad de nuestros triunfos habrá ca-
recido tal vez de ésas licencias que ofenden vuestros ojos?
Y á pesar de tantos deméritos, vos Señor, habéis estado
siempre accesible á nuestros ruegos y secundado cíumpli-
damente nuestros votos. Rectificad, por tanto, aceptando
benigno, los que ahora os dirijimos de nuevo á favof de
ese capitán, vuestro escogido, y de los valientes guerreros
-318-
que marchan á su voz, llevando en su valor é intrepidez
nuestra esperanza: hacadles sentir én el ardor de los com-
bates, que de vos reciben ese fuego irresistible que les obli-
ga á despreciar la muerte; y cuando victoriosos de todos
los peligros logren verá sus enemigos humillados, refieran
sólo á vos todos sus triunfos, y que en sus obras y palabras
advierta todo el mundo la religiosa gratitud que les anima.
No tengan la desgracia .de marchitar sus glorias excitando
contra sí las mismas quejas que nos expresáis por Isaías:
*'yó soi quién los he amaestrado para la guerra: yó fortalecí
sus brazos y loá sostuve en el combate, y ellos ingratos han
maquinado contra mí todo género de malicia:'* Ego erudivi
eos ct confortavi brcehia, eorum et in me cogitaverunt mali-
íiam. Sea todo vuestro el fruto de nuestras victorias, como
creemos que loes el esforzado valor con que se alcanzan.
Vos Señor, que escudriñáis los corazones, sabéis muí
bien, que no queremos la libertad para convertirla contra
vos en escandalosa licencia; sino para que libres de opresio-
nes y violencias, habitadores tranquilos de nuestros hoga-
res, y sin la cruel necesidad de ventilar nuestros derechos en
regiones lejanas, que rara vez están á nuestro alcance, tra-
bajemos unidos en afirmar entre nosotros la justicia y la
paz, único bien sólido que debe buscarse con la guerra, co-
mo fuentes únicas de la verdadera prosperidad é indepen-
dencia de los pueblos. Justicia y paz, que han ido á com-
prarnos con su sangre nuestros bravos guerreros: que sa-
brán sostener y dispensar con firmeza nuestros respetables
magistrados; y que procurarán conservar con sus virtudes
los ciudadanos todos; si vos ¡Señor! tenéis á bien no retirar
de nosotros vuestro brazo, hasta que triunfantes sobre la
tierra de los enemigos de la carne y del espíritu, nos haga-
mos dignos de cantar eternamente vuestras misericordias
en el cielo. Amén.
-319-
Pareciéndonos igualmente oportuno, dan(ios cabida al
siguiente documento:
EL BAUTISMO DE BOLÍVAR.
Episodio histórico. — La profecía del canónigo.
Corría el año de 1783, presagios de tiempos tempestuo-
sos que debían marcar el corrompido siglo XVIII con una
seftal indeleble puesta por los pueblos en la frente de los
reyes.
Pero en las colonias Cfípaftolas reinaba una paz octavia-
na, y la vida se deslizaba sin afanes en medio de la paz do-
méstica y el cuidado de la hacienda.
En la tranquila capital de la Capitanía general de Ve-
nezuela había en la plaza de San Jacinto una casa maciza,
de pesada y solidísima arquitectura^ cuya serie de balcones
cruzados por sendos y circulares barrotes de hierro, daban
indicios de que nuestros padres se curaban mucho de la se-
guridad individual.
En esa casa vá á pasar una escena que tendremos el
gusto de hacer conocer á los bondadosos lectores, asegu-
rándoles que, á falta de otro nftérito, lo que hemos de refe-
rir es de la más estricta verdad.
En la casa que hemos mencionado de la plaza de San
Jacinto en Caracas, hai una extraña animación; es el 30 de
julio de 1783, y los criados van y vienen afanados trayen-
do y llevando sendas fuentes de confituras y botellas de lo
puro.
Todo índica que hay en la casa de San Jacmto uno de
esos sucesos que forman época en los anales de las familias.
-320-
Pcnetrémos en el interior y pronto nos impondrénru»
de la causa que tal animación produce.
En un salón casi cuadrado, cujeas paredes ostentaban
ricas colgaduras de damasco, estaban reunidas hasta i2 per-
sonas, á ciial más grave y ceremoniosa.
En frente del salón y arrellenado en una poltrona de
terciopelo carmesí, coronadas por armas doradas, com-
plicadísimas y capaces de hacer estudiar dos horas de se-
guida al más cumplido heraldista, estaba sentado un hidal-
go cuya franca y severa fisonomía apenas manifestaba 40
años, aunque es cierto que frisaba ya en los 50.
Sus ojos azules, su nariz aguileña y dibujada con pure-
za, sus labios delgados y ligeramente arqueados en el ex-
tremo, su peluca empolvada y rizada con exquisito esmero,
manifestaban el tipo caballeresco y digno del hidalgo espa-
ñol en su último siglo.
Era este personaje D. Juan Vicente Bolívar y Ponte,
marqués de Aragüa, Vizconde de Toro, Sr. de Aroa, coro-
nel de las milicias de Aragüa, caballero cruzado, caballero
de Santiago, perpetuo y opulentísimo propietario de Vene-
zuela.
A su lado estaba su digna esposa D.* Concepción Pa-
lacios de Soto y Areisteigueta, departiendo en reposada
plática con su primo el Dr. D. Juan Félix de Areisteigueta,
Canónigo doctoral de la santa iglesia metropolitana, y dis-
creto Provisor del Arzcíbispado; frente al marqués estaba el
honrado y digno peninsular D. Francisco de Iturbe, y otros
no menos notables personajes completaban la escena de fa-
milia.
La marquesa, pálida y débil, demostraba haber salido
de una penosa enfermedad, Ja cual era juntamente la mate-
ria de la conversación.
En efecto, el 24 de Julio de ese año, la marquesa aca-
baba de dar á luz un niño, que era el tercero de la familia,
y como fuese varón, y como la señora hubiese tenido un
embarazo penosísimo, la feliz llegada del nuevo hijo había
sido recibida con general júbilo y satiiffacción.
El día en que hemos traido al lector á esta reunión de
familia, era el señalado para el bautismo del niño, y coino
* -
321-
ya estuviesen listos los convidados, el marqués se dirigió S
un criado de librea que estaba á la puerta, diciéndole:
—Haz que pongan el coche.
— Ee inútil, Juan, contestó un caballero, bajo de cuer-
po, de serena y bella fisonomía; he hecho traer el mío, y lo
haz de aceptar.
—Bien, mui bien Manuel; no envano he dicho siempre
que en la Corte aprendiste á ser un discretísimo cortesano:
acepto, y vamonos, porque Juan Félix ya está viejo y no
ha de esperar mucho la colación.
Estas palabras eran dirigidas al conde Tovar.
— rEl Sr. Canónigo es fuerte, 8r. marqués, y tratándo-
se de esas cosas de familia no se ha de impacientar porque
una hora más tarde se le sirva su chocolate.
Tales palabras dijo el joven marqués de Toro, que 30
años más tarde débia figurar en la guerra de la indepen-
dencia.
El viejo Canónigo se dirigió á Bolívar, y con la eterna
sonrisa de su fisonomía angelical, le dijo:
—No te apures por la comida, pues no es la gula, el
pecado que me ha de llevar al infierno.
— Sí, como que apenas pruebas bocado, y veinte veces
yá te hemos dicho, que has de caer en cama con tantas pri-
vaciones: observó la marquesa estrechando amigablemente
la mano de su primo el Canónigo.
— No en balde el señor Provisor es considerado como
el sacerdote más virtuoso de la Capitanía, dijo D. Francisco
de Iturbe con profunda convicción
Iba á contestar el Canónigo, pero en el momento mis-
mo, media docena de negras emperejiladas como ángeles de
altar de Corpus entraron trayendo al niño que debía recibir
la bendición en el bautismo.
" Salió la comitiva conduciendo un niño á la capilla dé-
la Santísima Trinidad, propiedad de la familia Bolívar, don-
de se le había de echar el agua bautismal.
El marqués entregó un papel al Canónigo Areisteigue-
ta, donde estaba escrito el nombre del recién nacido, el
cual debía ser Pedro José Antonio de la Santísima Trinidad.
Quedaron solos los esposos conversando sobre la suer^
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