Monday, April 29, 2013

LAGUNA DE POMACOCHAS (DEL BLOG DE PEPE RUIZ CARO)


Origenes de la laguna

Informativo "Kuelap" No. 83 -1987, I.N.C Amazonas)

Mama Cocha (madre laguna), parió dos hijas: una muy mala y rebelde, la de “ochenta”, llamada así por tener ochenta huecos; y otras menos mala, la del “tapial”: La primera encontró su sitio en una jalca,

situada entre San Carlos y Yurumarca; y la segunda se ubicó en la “Pampa del Tapial”, cerca de Chachapoyas. En el valle de Pomacochas (Laguna del Puma) progresaba un pequeño pueblo, cuyos habitantes eran muy orgullosos, pues poseían grandes riquezas extraídas de la mina de Chulquiyacu (Cullqui-plata, Yacu-agua). Jamás hacían una obra de caridad, ni menos daban posada a los transeúntes. Los ricos odiaban a los pobres y no adoraban al Dios verdadero, pues eran idólatras. El taita amito quiso castigar a esta mala gente, y convirtiéndose en un viejito harapiento, cubierto de sucias y asquerosas llagas, se presentó en el pueblo. Visitó varias casas mas los dueños le arrojaron puerta afuera, le tiraron piedras, y le hicieron morder con sus perros. El anciano sufrió estos ultrajes en silencio, y casi al atardecer llegó a la puerta de una casita muy pobre, donde vivía una mujer con muchos hijitos. Esta le recibió con mucho cariño y le ofreció algo de comer. El viejito no aceptó alimento alguno y solo pidió que le dejara descansar un momento y que le regalara una flor de azucena y otra de margarita. Luego dijo a la buena mujer: “He caminado todo el día buscando una persona caritativa, y la única que he encontrado eres tú. En premio a tu bondad te salvaré la vida, pero es preciso que dejes tu casa y vayas esta misma tarde, con tus hijos, al cerro de Puma Urco (cerro del puma), porque estoy resuelto a castigar el orgullo de esta gente. No vuelvas sino cuando veas el arco iris pintado en el cielo. Dicho esto, desapareció. Como la mujer era buena y generosa contó a sus vecinos lo que el anciano misterioso le había anunciado; pero éstos llenos de incredulidad, la llamaron loca. A la medianoche, una música muy hermosa se dejo escuchar en la lejanía, la cual se hizo más clara al aproximarse al pueblo. Los habitantes que además eran muy curiosos dejaron sus lechos y salieron a aguaitar. Grande fue la sorpresa de éstos, cuando sobre el cerro de Tranca Urco vieron una nueve blanca, que parecía una sábana, y que entendiéndose sobre la cuidad la envolvía por completo. Trataron de huir pero las aguas sepultó por completo toda la población, arrastrándose por la corriente, venía la madre de la laguna. Por último apareció el anciano, llevando en sus manos un gran plato lleno de manteca, con peces, plantas de totora, carricillo y cortadera, así como un huevo de pato, en el mismo instante en que lo arrojó al agua, cayó un rayo y partió al huevo, y salieron volando patos y gaviotas, los peces se multiplicaron y las plantas bordearon la laguna. Cuando amaneció, la señora y sus hijos vieron con asombro que el pueblo había desaparecido, y que en su lugar estaba una hermosa laguna de aguas azules y sobre ella se levantaba un deslumbrante arco iris, tal como lo anunciara el mendigo misterioso. Luego ese mismo día los habitantes de Chachapoyas notaron con asombro que la laguna del Tapial había desaparecido totalmente, quedanto en cambio una extensa llanura cubierta de yerba verde. Es creencia general que las almas de los que murieron a consecuencia de la inundación, se han convertido en sirenas, las cuales tienen por costumbre robar criaturas, para llevarlas a vivir a la ciudad encantada, bajo las aguas.Durante muchos años la laguna de Ponmacochas fue el terror de los nuevos pobladores, descendientes de la única familia sobreviviente y de otras que emigraron de los vecinos pueblos de Gualulo y Tiapollo, tales como los Chicama, Carpo y los Ocmata. Para calmar la furia de las aguas y de los seres que en ella habitaban, pidieron al cura-párroco que bendigera la alguna. El buen sacerdote aceptó gustoso, entrando en una balsa deramó agua bendita en los "OJOS" de la laguna. En ese momento se levantó una gran tempestad y apareció un enorme pez rojo, que mordiendo al cura el en brazo, intentó hundirlo, sus acompañantes lo salvaron, pero días después murió secándose como un palo. Después de este acontecimiento nadie se atrevía a navegar en la laguna, hasta que don Vidal Catpo, se decidió a desafiar el peligro y la vadeó en una canoa.

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